Laurinha quiere jugar (1)
Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. La historia de hoy comienza en junio del año pasado, durante el Mundial de Fútbol Femenino 2019.
Fue un mundial que marcó un antes y después en el fútbol femenino, especialmente en Brasil. Hubo más publicidad que nunca y también ocurrió algo que no es muy frecuente en ese país: la gente se reunió en los bares para ver los partidos con sus amigos. Es algo común para el mundial masculino, obviamente. Pero ese nivel de entusiasmo por la copa de las mujeres, eso no había pasado antes, al menos no de una manera tan masiva.
Hasta los vendedores ambulantes empezaron a vender la camiseta de Marta Vieira da Silva la capitana de la selección. Era la primera vez que su camiseta estaba a la venta al lado de las superestrellas del fútbol masculino, camisetas como las de Neymar y Dani Alves o Pelé, por ejemplo.
Una de las reporteras de esta historia —la periodista brasileña Cláudia Jardim— se acercó a un vendedor ambulante de São Paulo. Quería medir el entusiasmo por el mundial y le pareció que una buena manera de hacerlo era a través de las ventas de los Panini, los clásicos álbumes de calcomanías de jugadores profesionales, pero en esta ocasión quería saber cómo le había ido a las jugadoras de la selección nacional.
CLÁUDIA JARDIM: Oi, tudo bem? Tem álbum de figurinha da seleção feminina?
ALARCÓN: Y lo que encontró la dejó sorprendida.
VENDEDOR: Chegou, chegou, vendeu bem, ai esses dia a Panini recolheu tudo.
JARDIM: Mas como é que foi, assim? Quantas figurinhas você vendia por dia?
VENDEDOR: Uma média de cem figurinhas por dia.
ALARCÓN: El vendedor le dijo que las ventas fueron buenas, alrededor de 100 paquetes de calcomanías al día.
VENDEDOR: Foi uma média boa para ser futebol feminino.
ALARCÓN: Pero no pudo evitar añadir que es un buen promedio, si se tiene en cuenta que se trata de la selección femenina.
Y entonces Cláudia le preguntó cuál Panini vendía más, el del equipo masculino, que estaba jugando la Copa América, o el de la selección femenina. Ambos torneos estaban pasando al mismo tiempo.
VENDEDOR: Então... as duas tava (sic) meio empatada, mas tinha as vezes que a feminina ganhava. Vendia mais no dia do que a Copa América.
ALARCÓN: El vendedor le dijo que hubo días que vendió más Paninis de la selección femenina que de la masculina.
VENDEDOR: Ah, me surpreendi né? Por ser futebol feminino a gente acha que é uma coisa assim que ninguém liga, mas...
ALARCÓN: El propio vendedor se sorprendió cuando hizo los cálculos. El álbum de las jugadoras fue un éxito de ventas a pesar de que la selección brasileña no llegó tan lejos. Perdió el partido de octavos contra Francia, el país anfitrión del Mundial.
Brasil nunca ha ganado un Mundial femenino. Y la gran ilusión de Marta, la capitana y figura principal del equipo, era que esta vez finalmente lo lograrían. Luego del partido con Francia, ya eliminadas las brasileñas, los periodistas y las cámaras de televisión se le acercaron. Se le veía muy afectada.
MARTA VIEIRA DA SILVA: É, lógico que emociona, o momento é muito emocionante. Eu queria estar sorrindo aqui ou até chorando de alegria.
ALARCÓN: Marta no pudo contener las lágrimas. Dijo que hubiera preferido estar sonriendo o llorando de alegría. Y la entrevista se convirtió en un desahogo.
VIEIRA DA SILVA: E o futebol feminino depende de vocês para sobreviver. Então pense nisso, valorize mais. Chore no começo para sorrir no fim.
ALARCÓN: Marta le pidió a las nuevas generaciones de jugadoras brasileñas que luchen más, que ella está llegando al fin de su carrera y que el futuro del fútbol de mujeres depende de ellas.
Este clip se hizo viral y se comentó mucho en las redes sociales porque habla de algo que es muy importante: los problemas que enfrentan las mujeres que quieren jugar fútbol.
Hay miles de niñas en Brasil que quieren ser la próxima Marta y muchas se enfrentan a los mismos obstáculos que ella encontró cuando empezó a jugar profesionalmente, hace 20 años.
En el episodio de hoy vamos a seguir a una de esas jugadoras. Irene Caselli y Cláudia Jardim son las reporteras que nos traen la historia. Desde el estado de São Paulo, esta es Cláudia.
JARDIM: A primera vista, la habitación de Laura Pigatin se parece a la de muchas niñas de 16 años en Brasil. Sobre su cama, un oso de peluche con un corazón rojo en el pecho. En las paredes de color rosado se ve un afiche de Cristiano Ronaldo.
En una esquina está el escritorio, muy organizado, y sobre el escritorio...
LAURA PIGATIN: Aqui tenho as minhas medalhas...
JARDIM: En una repisa muy cuidada...
LAURA PIGATIN: ...têm várias que são especiais para mim, mas têm algumas que são muito especiais...
JARDIM: Esta es Laura y nos está mostrando las docenas de medallas y trofeos que ha ganado en torneos locales de fútbol. Dice que son muy especiales para ella.
Laura vive con su familia en São Carlos, una ciudad de más de 250.000 habitantes que queda a tres horas de São Paulo.
São Carlos está a medio camino entre el campo y la ciudad, y gira en torno a la Universidad Federal que tiene su sede allí. Hay muchos estudiantes, vienen de todo Brasil y de otras partes del mundo.
La vida social se limita a los centros comerciales y a pesar de ser una ciudad llena de jóvenes, hay una sensación de que allí no pasa nada.
ANDREA PIGATIN: Moramos numa cidade pacata.
JARDIM: Esta es Andrea, la mamá de Laura.
A. PIGATIN: Na qual não tem, não tem muita diversão, não tem muita coisa para se fazer, nos finais de semana a gente se encontra com os amigos. Nos reunimos, ora....
JARDIM: Describe São Carlos como una ciudad tranquila, donde no hay muchas opciones de entretenimiento aparte de juntarse con los amigos.
A. PIGATIN: E atrás do futebol da Laura, né? que é uma grande...
JARDIM: Excepto por el fútbol. El fútbol que juega Laura se vuelve en una gran diversión para toda la familia, dice Andrea. Además, el fútbol es el pretexto para reunir a las familias, a los amigos. Se encuentran todos en casa de gente conocida para ver algún partido en la tele o van en grupo a ver jugar a los equipos locales.
Para los Pigatin, esa es la gran rutina familiar. A Lauro, el papá, siempre le ha gustado el fútbol y Laura creció viendo partidos en la tele con él y con su hermano mayor.
De pequeñita, Laura se quedaba algunas horas en la casa de sus abuelos maternos y allí también estaba rodeada por el fútbol. Su abuelo le regalaba camisetas, gorras y todo lo que tuviera el símbolo de São Paulo, su equipo favorito. Para ese entonces, Laura decía que era hincha del equipo de su abuelo, hasta que...
LAURA PIGATIN: Daí, estava jogando acho que o São Paulo e o Santos e o Santos goleou o São Paulo, né? Era época do Neymar, do Robinho, do Ganso...
JARDIM: Laura recuerda el día en que Santos, el equipo de su papá y de su hermano, le metió una goleada al São Paulo, el equipo del abuelo y el suyo hasta ese momento.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
LOCUTOR: Contraataque do Santos. Robinho! De letra!
JARDIM: En la cancha estaban estrellas como Neymar y Robinho jugando. Y no fue fácil aceptar su primera decepción en el fútbol.
LAURA PIGATIN: Eu estava assistindo o jogo, sentada no sofá, e o Santos começou, ganhou o jogo e eu fiquei brava, né, triste, e acho que até chorei me lembro...
JARDIM: Laura se acuerda que estaba viendo el partido en el sofá y que se puso muy brava porque Santos derrotó a su equipo. Lloró, decepcionada, y tiró a la basura la ropa del club de São Paulo que su abuelo le había regalado. El Santos pasó a ser su nueva pasión.
LAURA PIGATIN: Daí meu pai comprou roupa do Santos pra mim e eu virei santista, sou santista até hoje.
JARDIM: Su papá corrió a comprarle una camiseta de su nuevo equipo favorito, algo indispensable para convertirse en un verdadero hincha de un club. Desde entonces, Laura es hincha del Santos, el equipo de Pelé.
La verdadera iniciación al fútbol llegó cuando Laura tenía cinco años. Un día, su papá fue a buscarla al preescolar y la maestra le contó que Laura era la única niña en su salón que había elegido tomar clases de fútbol en vez de ballet.
LAURA PIGATIN: Era futebol para os meninos e ballet para as meninas, só que eu não queria fazer ballet, eu sempre quis fazer futebol, né, sempre gostei de futebol.
JARDIM: Lo “normal”, entre comillas, era fútbol para los niños y ballet para las niñas.
LAURO PIGATIN: A gente achou estranho e riu né? A gente acabou rindo, a gente achou engraçado, não estranho, a gente achou engraçado. E vamos ver o que qué vai dar isso.
JARDIM: Este es Lauro, su papá. Dice que la decisión le pareció divertida, pero no le extrañó.
En cierto sentido, Laura siempre había sido así. Pedía que le regalaran juguetes asociados, normalmente, con lo que le gusta a los niños, como un disfraz de Superman o tractores de juguete.
Y la familia la complacía con los regalos que pedía. Andrea dice que nunca fue una de esas madres que piensa que las niñas solo deben jugar con muñecas, aunque también tenía algunas.
A. PIGATIN: Às vezes eu penso na Laura, que ela não tem boneca, mas aí eu lembro que também nunca tive boneca, né? E meu negócio era brincar na rua, jogar bola, qualquer tipo de esporte.
JARDIM: Cuando piensa que Laura no tiene muchas muñecas, Andrea dice que ella tampoco las tuvo, y recuerda que de pequeña se la pasaba jugando en la calle, al fútbol, y haciendo todo tipo de deportes.
Y a ellos nos les importaba. Es más, les parecía bien que jugara fútbol. Y Andrea...
A. PIGATIN: Apoiei desde o começo.
JARDIM: La apoyó desde el comienzo.
A. PIGATIN: Eu achei normal ela ir, era muito bonitinha ela montava na van, toda vestidinha lá de futebol no meio dos meninos.
JARDIM: Le parecía normal la decisión de Laura y se le hacía gracioso —bonitinho— verla meterse, con el uniforme de fútbol a la van que la llevaba a ella y a sus compañeros a las prácticas.
Era el 2009, cuando Laura comenzó a tomar clases de fútbol en la escuela y como ese no era el juego favorito de las niñas de su edad, Laura fue acostumbrándose a tener niños como compañeros de juego.
LAURA PIGATIN: Me sentia supertranquila, sim, me divertia, meus melhores amigos sempre foram os meninos mesmo.
JARDIM: Y le gustaba que sus mejores amigos fueran niños.
Siempre le ha fascinado todo lo que tiene que ver con el fútbol. Jugaba mucho en el patio de su casa, después de la escuela...
LAURA PIGATIN: Brincava de futebol aqui no gramado aqui de casa. Então, acho que eu sempre fui ganhando essa a paixão já pelo futebol, desde pequena mesma. A gente brincava de bonequinhos, sabe, de futebol, jogava videogame de futebol.
JARDIM: Le gustaba simular partidos de fútbol con muñequitos de plástico o jugar videojuegos... de fútbol, claro.
Cuando Laura tenía siete años, en 2011, luego de tomar sus primeras clases en la escuela, un amigo de la familia empezó a organizar partidos de futsal — o sea fútbol sala—, que se juega con cinco jugadores por equipo, en interiores, en una cancha más pequeña, en un estilo de juego más rápido.
Laura era parte de este equipo y seguía siendo la única niña. Y por ser la excepción, llamaba la atención del público. La mayoría eran padres de otros niños, pero también venían vecinos de otras ciudades del estado de São Paulo donde se organizaban partidos amistosos.