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Los Desposeidos (The Dispossessed) Ursula K Le Guin, Los desposeídos (60)

Los desposeídos (60)

Habían apagado las luces, y sólo las estrellas lo iluminaban. El aire era muy frío. El capullo de una flor nocturna traída de un mundo inimaginable acababa de abrirse en medio del follaje oscuro y esparcía su perfume con una dulzura paciente, inútil, como si quisiera atraer a una mariposa inimaginable a trillones de millas de distancia, desde el jardín de un mundo que giraba alrededor de otra estrella. Los soles irradian todos una luz diferente, pero hay una sola oscuridad. Shevek, de pie junto a la alta escotilla, contemplaba la fase nocturna de Anarres, una curva oscura que cubría la mitad de las estrellas. Se preguntaba si Takver estaría allí, en el Puerto. La última vez que había hablado con Bedap, ella no había llegado aún de Paz-y-Abundancia, y Shevek le había encargado a Bedap que discutiera y resolviera con ella si sería o no prudente que fuese al Puerto. «No supondrás que podré impedirle que vaya aunque no sea prudente» había observado Bedap. También se preguntaba por qué medio habría viajado desde la costa del Sorruba; esperaba que en un dirigible, si traía a las niñas. Las travesías en tren eran duras para los niños pequeños. Aún recordaba los contratiempos del viaje de Chakar a Abbenay en el 68, cuando Sadik había estado mareada durante tres días mortales.

Se abrió la puerta y en la sala-jardín iluminada por el tenue resplandor de las estrellas, hubo más luz. El comandante del Davenant asomó la cabeza y lo llamó; Shevek respondió; el comandante entró seguido de Ketho.

—Hemos recibido desde Anarres las instrucciones para el descenso —dijo el comandante. Era un terrano bajo, de un color ferroso, frío y formal—. Si está usted listo, iniciaremos las maniobras de lanzamiento.

—Sí.

El comandante asintió con un movimiento de cabeza y se marchó. Ketho se acercó hasta detenerse junto a Shevek en la escotilla.

—¿Está seguro de que quiere atravesar el muro conmigo, Ketho? Usted sabe que para mí es fácil. Suceda lo que suceda, para mí es el retorno. Para usted, en cambio, es la partida. «El verdadero viaje es el retorno...»

—Espero retornar—dijo Ketho con su voz tranquila—. A su debido tiempo.

—¿Cuándo pasaremos a la nave de aterrizaje?

—Dentro de unos veinte minutos.

—Estoy listo. No tengo nada que empacar. —Shevek se rió con una risa límpida, de pura felicidad. El otro hombre lo miró con aire grave como si no supiera muy bien qué era la felicidad, y sin embargo la reconociera o quizá la recordara, de un pasado remoto. Seguía de pie junto a Shevek como si quisiera preguntarle algo. Pero no preguntó.

—Estará amaneciendo en el Puerto de Anarres —dijo por último, y se alejó a recoger sus cosas; luego se reuniría con Shevek en la escotilla de lanzamiento.

Cuando se quedó solo, Shevek volvió a la escotilla. En aquel momento asomaba sobre el Terras la curva deslumbrante del sol naciente.

—Me acostaré a dormir en Anarres esta noche —se dijo—. Al lado de Takver. Me gustaría haber traído la postal, el corderito, para Pilun.

Pero no había traído nada. Como siempre, tenía las manos vacías.


Los desposeídos (60) The dispossessed (60)

Habían apagado las luces, y sólo las estrellas lo iluminaban. The lights had been turned off, and only the stars illuminated him. El aire era muy frío. El capullo de una flor nocturna traída de un mundo inimaginable acababa de abrirse en medio del follaje oscuro y esparcía su perfume con una dulzura paciente, inútil, como si quisiera atraer a una mariposa inimaginable a trillones de millas de distancia, desde el jardín de un mundo que giraba alrededor de otra estrella. The bud of a nocturnal flower brought from an unimaginable world had just opened amid the dark foliage and spread its perfume with a patient, useless sweetness, as if it wanted to attract an unimaginable butterfly trillions of miles away, from the garden of a world revolving around another star. Los soles irradian todos una luz diferente, pero hay una sola oscuridad. Shevek, de pie junto a la alta escotilla, contemplaba la fase nocturna de Anarres, una curva oscura que cubría la mitad de las estrellas. Se preguntaba si Takver estaría allí, en el Puerto. La última vez que había hablado con Bedap, ella no había llegado aún de Paz-y-Abundancia, y Shevek le había encargado a Bedap que discutiera y resolviera con ella si sería o no prudente que fuese al Puerto. «No supondrás que podré impedirle que vaya aunque no sea prudente» había observado Bedap. También se preguntaba por qué medio habría viajado desde la costa del Sorruba; esperaba que en un dirigible, si traía a las niñas. Las travesías en tren eran duras para los niños pequeños. Aún recordaba los contratiempos del viaje de Chakar a Abbenay en el 68, cuando Sadik había estado mareada durante tres días mortales.

Se abrió la puerta y en la sala-jardín iluminada por el tenue resplandor de las estrellas, hubo más luz. El comandante del Davenant asomó la cabeza y lo llamó; Shevek respondió; el comandante entró seguido de Ketho.

—Hemos recibido desde Anarres las instrucciones para el descenso —dijo el comandante. Era un terrano bajo, de un color ferroso, frío y formal—. He was a low Terran, iron-colored, cool and formal. Si está usted listo, iniciaremos las maniobras de lanzamiento. If you're ready, we'll start the launch maneuvers.

—Sí.

El comandante asintió con un movimiento de cabeza y se marchó. Ketho se acercó hasta detenerse junto a Shevek en la escotilla.

—¿Está seguro de que quiere atravesar el muro conmigo, Ketho? Usted sabe que para mí es fácil. Suceda lo que suceda, para mí es el retorno. Para usted, en cambio, es la partida. For you, on the other hand, it is the game. «El verdadero viaje es el retorno...»

—Espero retornar—dijo Ketho con su voz tranquila—. A su debido tiempo. In time.

—¿Cuándo pasaremos a la nave de aterrizaje? "When do we get to the landing ship?"

—Dentro de unos veinte minutos.

—Estoy listo. No tengo nada que empacar. —Shevek se rió con una risa límpida, de pura felicidad. Shevek laughed a limpid laugh of pure happiness. El otro hombre lo miró con aire grave como si no supiera muy bien qué era la felicidad, y sin embargo la reconociera o quizá la recordara, de un pasado remoto. The other man looked at him gravely as if he didn't quite know what happiness was, and yet he recognized it, or perhaps remembered it, from a distant past. Seguía de pie junto a Shevek como si quisiera preguntarle algo. Pero no preguntó.

—Estará amaneciendo en el Puerto de Anarres —dijo por último, y se alejó a recoger sus cosas; luego se reuniría con Shevek en la escotilla de lanzamiento. "It will be dawn in the Port of Anarres," he said finally, and went away to collect his things; he would then join Shevek at the launch hatch.

Cuando se quedó solo, Shevek volvió a la escotilla. When he was alone, Shevek went back to the hatch. En aquel momento asomaba sobre el Terras la curva deslumbrante del sol naciente.

—Me acostaré a dormir en Anarres esta noche —se dijo—. Al lado de Takver. Me gustaría haber traído la postal, el corderito, para Pilun. I would like to have brought the postcard, the little lamb, for Pilun.

Pero no había traído nada. Como siempre, tenía las manos vacías.