E18 El privilegio (1)
¡Bienvenidas y bienvenidos a un nuevo episodio de Spanish Language Coach! Un podcast pensado para que los estudiantes de español de nivel intermedio puedan escuchar la lengua de Cervantes de una forma natural. Si es la primera vez que nos escuchas, te damos la bienvenida a la comunidad. Cada semana hablamos de un tema relacionado con la actualidad, con España, con el mundo hispano o simplemente hablamos de un tema entretenido e interesante. Porque no hay nada más motivador que aprender español con contenido que nos gusta y nos parece atractivo. Puedes leer la transcripción de todos los episodios en www.spanishlanguagecoach.com
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Y ahora sí empezamos el nuevo episodio de esta semana donde hablamos del privilegio.
Hace unos días fui al cine a ver Parásitos; la famosa película surcoreana que tuvo un gran éxito en los últimos premios Oscar de la Academia del Cine estadounidense. Como sabéis, Parásitos ganó el premio a la mejor película del año, entre muchos otros. Aparentemente el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no está contento con la elección de una película surcoreana como ganadora. Recientemente ha afirmado que no entiende cómo ha podido ganar una película extranjera este premio, teniendo en cuenta que hay tantas buenas películas americanas. Y menos todavía considerando los problemas que tienen ambos países en relación al comercio. Independientemente de los conflictos políticos, yo le recomendaría a todo el mundo que fuera al cine a verla porque es una gran película, es un peliculón. Parásitos se define como una comedia negra de suspense. Y es cierto, durante las dos horas y doce minutos de duración la película mantiene tu atención en todo momento. Para las personas que no hayáis visto la película y estéis planeando hacerlo, tranquilos, no voy a hacer “spoilers” (acento español). Sí, en español durante los últimos años hemos empezado a usar la palabra inglesa “spoiler” para hacer referencia a la situación donde alguien nos cuenta demasiados detalles de una serie de televisión , película o libro. Lo pronunciamos de una forma muy española, con una “e” delante de la “s”, “espoiler”. La forma correcta de decirlo en español, si no queremos usar el anglicismo, sería usar el verbo “destripar”, destripar el argumento de una película por ejemplo. Las tripas son básicamente los intestinos de las personas y animales, y la acción de destripar a alguien es, sacar las tripas. Sí, no es un verbo demasiado agradable y quizás por eso hemos empezado a decir “no me hagas spoilers de la película” en lugar de “no me destripes la película”.
Bueno, uno de los temas centrales de esta película es el privilegio. Se muestran las diferencias substanciales de las dos familias protagonistas; una familia de clase alta y muy rica y otra de clase baja y muy pobre. En la película ambas familias interactuan y muestran diferentes perspectivas de la vida.
Si soy honesto con vosotros, el término privilegio me hacía sentir algo incómodo. Tenía muchos sentimientos encontrados y tras ver la película todavía más. Por eso he decidido leer acerca del privilegio y hablar de ello en el episodio de esta semana.
El privilegio es un concepto que cada vez está más presente en nuestras vidas, pero, ¿a qué nos referimos exactamente?, ¿qué es el privilegio?
Pues es un concepto sociológico que estudia cómo algunos grupos de personas tienen ventajas comparados con otros grupos. Por ejemplo, podemos hablar del privilegio blanco, donde el grupo personas blancas no sufre la misma discriminación racial que las personas no blancas. El término privilegio se usa especialmente en el contexto de desigualdad social, particularmente cuando hablamos de raza, género, edad, orientación sexual, discapacidad y clase social.
El privilegio se presenta en forma de factores fijos, es decir, permanentes, como el color de nuestra piel, nuestro género o la familia donde hemos nacido y crecido y también de factores variables como la edad o la belleza y el aspecto físico. Una persona joven y atractiva puede favorecerse de estas cualidades ahora pero en ambos casos son privilegios no permanentes.
Había escuchado la palabra privilegio en los últimos años, especialmente en el contexto del racismo y el privilegio blanco o la nueva ola de feminismo y el privilegio masculino. A pesar de escucharlo de forma frecuente en medios de comunicación nunca había pensado demasiado sobre ello. Pensaba que era cierto que yo no tenía las mismas dificultades que una mujer de mi edad o una persona no blanca en las mismas circunstancias pero no le daba más importancia.
Además, yo nací y crecí en una familia trabajadora en España. Mi familia es muy grande, mi madre tiene 8 hermanos, tengo más de 15 primos y yo fui el primero en ir a la universidad. Siempre he pensado que no he tenido demasiados privilegios porque mi familia no tenía mucho dinero. Por tanto pensaba que las cosas que estaba consiguiendo en mi vida como mi educación y mi desarrollo profesional dependían principalmente de mí y de mi esfuerzo, pensaba que me había hecho a mi mismo. Y es que recibimos este mensaje constantemente; el trabajo duro es la clave, es el modo, para conseguir tus objetivos en la vida. El problema es que hay personas que no tienen la opción de trabajar duro, porque no tienen las circunstancias favorables en sus vidas para al menos intentarlo.
Cuando vivía en Valencia, mi ciudad en España estudiaba en la universidad y trabajaba en una tienda o de camarero durante varias temporadas. Al mismo tiempo veía como muchos jóvenes de mi barrio, el área de la ciudad donde vivía, no hacían nada con sus vidas, eran ninis. Un nini es un término relativamente nuevo y despectivo que describe a una persona que ni trabaja, ni estudia. De alguna forma, tengo que reconocer que a veces miraba a estos jóvenes por encima del hombro. El hombro es la parte superior de la espalda y mirar a alguien por encima del hombro es mirarlo con sentimiento de superioridad. Los miraba por encima del hombro, desde mi inexperiencia, porque no entendía cómo no hacían nada con sus vidas mientras otras personas trabajábamos y estudiábamos. Pensaba que eran vagos, que no tenían intereses o motivaciones y que preferían estar jugando a videojuegos con la Play Station. Y seguramente, algunas de estar personas eran vagas y preferían dormir hasta tarde y no hacer nada. Sin embargo, ahora, con una perspectiva más madura, tengo otra visión. Aunque este de grupo de jóvenes y yo compartimos el mismo momento social, político e incluso geográfico porque vivíamos en el mismo barrio, yo disfrutaba de un gran privilegio del que ellos no pudieron disfrutar. Os explico, en este barrio donde crecí y viví había muchas familias con problemas; padres con comportamientos disfuncionales o con problemas con la justicia. Yo tuve la gran suerte, y privilegio, de haber nacido en una familia trabajadora pero funcional, donde me sentía seguro y además en la que el valor de la educación y la formación era importante. Desde que era pequeño, mi madre me llevaba a librerías a comprar libros, me hacía leer y ponía atención a mis resultados académicos. Otros niños no tuvieron ese privilegio, porque sus padres o cuidadores no estaban en condiciones de cuidarles correctamente por las razones que he mencionado antes. Estos niños pasaban mucho tiempo en la calle y tuvieron más dificultad para encontrar un camino correcto. No había nadie que les empujara, que les diera un pequeño empujón hacía el lado correcto.
También me considero un privilegiado por el momento histórico y económico en el que nací. Si hubiera nacido 20 años antes, habría tenido que soportar la España franquista y todos los aspectos negativos que una dictadura política implica. En cuanto al aspecto económico, también fue privilegiado. Os daré un ejemplo muy claro. Mi Erasmus. El programa Erasmus es un programa de intercambio entre estudiantes universitarios de los diferentes países de la Unión Europea. Este programa ofrece una beca, es decir una ayuda económica para pagar la vivienda durante tu estancia en otro país. Esta beca está financiada parte por la Unión Europea y parte por el Gobierno de España. Pues bien, si miro atrás, esta beca Erasmus se convirtió en una de las grandes oportunidades que he tenido. No solo me hizo crecer personalmente sino que también mejoró mi empleabilidad, es decir, cuando terminé mis estudios, las empresas valoraban positivamente mi experiencia educativa en otro país y tenía más opciones de conseguir un empleo o trabajo. Este privilegio que obtuve con mi beca Erasmus, en solo 10 años ha desaparecido para muchos estudiantes españoles. La razón es que la inversión en estas becas por parte del Gobierno Español se ha reducido a la mitad. Es decir la situación de los estudiantes españoles ahora mismo es considerablemente peor que hace 10 años. Tuve el privilegio de beneficiarme de un momento económico positivo y que el gobierno me ayudara. Esto no significa que las nuevas generaciones no puedan conseguir las mismas cosas, pero es evidente, que desde el punto de vista económico es más complicado para ellas.
Entonces, la pregunta ahora es ¿tengo que sentirme mal por los privilegios que he disfrutado a lo largo de mi vida? ¿debo sentirme mal o sentir vergüenza por los privilegios que tengo ahora o tendré en el futuro? En mi opinión la respuesta es no. No somos malas personas por tener privilegios que otros no tienen, entre otras cosas porque hablo de privilegios no elegidos. No deberíamos sentirnos mal por los privilegios que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. No creo que los multimillonarios deban sentirse mal por tener mucho dinero en sus cuentas bancarias, ya que en la mayoría de países existe un sistema de impuestos progresivo y los que más dinero tienen, más contribuyen a la sociedad económicamente, lo que ayuda a los menos privilegiados.
Sentirse mal o avergonzarse de nuestros privilegios nos lleva a la inacción, a no hacer nada. Sin embargo, reconocerlos, nos puede ayudar a ver el mundo con otra perspectiva y entender que hay personas más y menos privilegiadas que nosotros. Entender que la justicia es un concepto subjetivo y nunca vamos a llegar a una situación ideal donde todo el mundo disfrute de todos los privilegios. Sin embargo, aceptando y reconociendo el privilegio podremos buscar formas de alcanzar sociedades más justas.
De la misma forma que sentirse mal por el privilegio nos lleva a la inacción, negar nuestro privilegio también lo hace. La negación del privilegio es peligrosa. Pensar que todo lo que hemos conseguido es gracias a nuestro trabajo, esfuerzo y dedicación es considerar solamente una parte de la historia. Negar el privilegio también nos lleva a la inacción y por tanto no haremos nada para evitar que esos privilegios sigan apareciendo en la vida de futuras generaciones.
También quiero dejar claro que el privilegio no impide poder trabajar duro e incluso ser reconocido por nuestros méritos. Alguien puede tener muchos privilegios como haber nacido en un país democrático y ser multimillonario. Esos privilegios no impiden a la persona ser reconocida por su trabajo y su esfuerzo. De hecho, desde mi punto de vista, uno de los puntos negativos de analizar el privilegio es que puede hacernos caer en el victimismo si no tenemos los mismos privilegios que otras personas. Pensar que no debemos intentar algo porque otros tienen más recursos que nosotros es caer en el victimismo y de nuevo, caer en la falta de acción. Como hablamos en el episodio número 5 de este podcast, la constancia muchas veces es clave en el camino para conseguir lo que queremos. Decíamos por ejemplo que el talento innato, puede ser un privilegio pero no sirve de nada si no se cultiva. Y la constancia y el esfuerzo en muchos casos ganan al talento.
Los privilegios siempre han existido, existen y existirán. Y aunque la situación no es perfecta, creo que podemos ser optimistas. Creo que la diferencia es que ahora estamos hablando de ello. Hay más conversaciones sobre el tema y eso ayuda a crear más oportunidades para personas que en otros momentos de la historia han estado siempre excluidas del sistema. Esto es simplemente mi opinión personal. Os animo a escribir en los comentarios del episodio vuestras opiniones también, me encantaría conocerlas.