Episode 8: El secuestro (2)
Luis von Ahn: Vi que Juan estaba muy nervioso. Era probable que iba a sentirse responsable por la muerte de Marta. Nadie pudo dormir esa noche. En la mañana, todos saltamos cuando sonó el teléfono.
Martina Castro: Juan had been waiting near the phone and picked up quickly. But it was just a distant cousin asking if there was any news about Marta.
Luis von Ahn: Al día siguiente, el Tío Sam no llamó. Muchos familiares se fueron de la casa.
Martina Castro: After the third day without word from the kidnappers, members of the family who had been camped out at Marta's house started to pack up their things and head home. Luis took this as a sign that they had lost hope of Marta returning alive.
Luis von Ahn: Yo empecé a sentir pánico. ¿Y si mi tía nunca regresa? Pero unas horas más tarde, el Tío Sam llamó.
Martina Castro: El Tío Sam sounded even more agitated and angry than the last time he called.
Luis von Ahn: Juan le preguntó si mi tía estaba viva, y el Tío Sam dijo que sí. Juan le dijo que solo teníamos 50,000 dólares.
Martina Castro: Surprisingly, Tio Sam said that was fine. He asked them to put the money in a suitcase and to leave it in a trashcan in a mall a few kilometers from the house. But first…
Luis von Ahn: Juan le dijo que antes de pagar, necesitábamos otra prueba de vida. Una hora después, el Tío Sam llamó con la respuesta correcta a otra pregunta para mi tía.
Martina Castro: Tio Sam then asked that the ransom money be taken to the mall immediately. He warned that he would be watching the area, so they better leave it there within the hour. Marta's family put the cash in a small suitcase and handed it to Juan to make the drop.
Luis von Ahn: Cuando Juan regresó a la casa, dijo que no vio nada raro en el centro comercial, y que había dejado el dinero donde pidieron. Las próximas horas fueron muy largas. Pasamos otra noche casi sin dormir.
Martina Castro: Hours passed, but they received no news from Marta, nor calls from the kidnappers confirming the receipt of the money.
Luis von Ahn: Pensaba en mi tía, quien era como una segunda madre para mí. Me preguntaba si la volvería a ver.
Martina Castro: Then early the next morning… The doorbell rang…
Luis von Ahn: Era mi tía. Estaba viva y bien, pero muy nerviosa.
Martina Castro: Marta stood in the living room, while everyone sat around, eyes fixed on Marta. The 65-year-old woman trembled as she told them what happened the days she was kept captive.
Luis von Ahn: Nos dijo que estuvo en una habitación pequeña y oscura, y que no podía ver porque sus ojos estaban cubiertos. Dijo que los secuestradores le habían dado de comer, pero que tuvo mucho miedo.
Martina Castro: Days after being placed in that room, she was able to make out the face of someone familiar through her blindfold. She recognized one of the army generals who had worked with her ex-husband. For fear of retribution, she never denounced him for his crime.
Luis von Ahn: Después del secuestro, mi vida cambió. Cada día me preguntaba si alguien más iba a ser secuestrado. ¿Sería yo, mi mamá, uno de mis amigos? Meses después, me fui a Estados Unidos a estudiar en la universidad, en parte por la inseguridad de Guatemala.
Martina Castro: And he never moved back. Just months later, in December of 1996, the decades-long war in Guatemala officially ended. Luis says, today, the country is much safer. But people walk around with ghosts from that time — loved ones they lost, regrets and fears that they were never able to shake. For Luis, his ghost is Marta's kidnapping…
Luis von Ahn: Todavía puedo sentir la ansiedad de esos días del secuestro de mi tía.