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Narraciones inquietantes, La Dama de Picas - Alexander Pushkin - 06

La Dama de Picas - Alexander Pushkin - 06

El carruaje fue acercándose y por fin se detuvo. Oyó que bajaban el estribo. La casa se animó. Corrieron los criados, se oyeron voces y se iluminaron las habitaciones. En la alcoba entraron tres criadas viejas y la condesa, apenas viva, entró a su vez y se dejó caer sobre un sillón Voltaire. Hermann miró por un agujero. Isabel Ivanovna pasó por delante de él. Hermann oyó sus apresurados pasos por la escalera y sintió en el corazón algo así como un remordimiento que se desvaneció al punto. Se hizo de piedra.

La condesa empezó a desnudarse delante del espejo. Le quitaron la capota adornada de rosas. Desprendieron de su pelado cráneo la empolvada peluca. Los alfileres cayeron en forma de lluvia alrededor de ella.

Su vestido amarillo bordado en plata cayó a sus hinchados pies.

Hermann fue testigo de los repugnantes secretos de su tocado. Por último, la condesa quedó en chambra y con gorra de dormir, y en este traje más apropiado a su edad resultaba menos terrible y más natural. Como todos los viejos, la condesa padecía de insomnio. Después de desnudarse, tomó asiento junto a la ventana en el sillón Voltaire y despidió a sus doncellas.

Lleváronse las luces y la habitación quedó alumbrada por la lámpara únicamente. Amarillenta, agitando los caídos labios y moviendo la cabeza de derecha a izquierda, yacía la condesa en su sillón. En sus turbios ojos se reflejó la completa ausencia de pensamientos. Mirándola, podía creerse que los movimientos de la anciana procedían no de su voluntad, sino de la acción de un secreto galvanismo.

De repente, este rostro moribundo se descompuso horriblemente. Los labios quedaron inmóviles. Se animaron los ojos. Delante de la condesa estaba un desconocido.

—No se asuste usted, por el amor de Dios, no se asuste —dijo éste en voz baja y clara. —No voy a hacerle ningún daño. He venido a hacerle una súplica.

La anciana le miró en silencio como si no le oyera. Hermann creyó que era sorda, e inclinándose hacia ella, le repitió sus palabras al oído. La anciana tampoco le contestó.

—Puede usted, prosiguió Hermann, —darme la felicidad sin que nada le cueste. Sé que le es dado a usted adivinar tres cartas seguidas.

Hermann se detuvo. Al parecer, la condesa había comprendido lo que le pedían. Parecía como si quisiera buscar palabras para contestar.

—Eso es una broma —dijo por último. —Le juro a usted que es una broma…

—No hay tal —le interrumpió Hermann encolerizado. —Recuerde a Chaplitzky, a quien ayudó usted a desquitarse.

La condesa se turbó visiblemente. Su rostro reflejó una gran agitación moral, pero al cabo de un instante, tornó a la anterior inconsciencia.

—¿Puede usted decirme qué tres cartas son esas? —preguntó Hermann.

La condesa no contestó. Hermann prosiguió.

—¿A qué conduce tanto misterio? ¿Lo guarda usted para sus nietos? Son ya bastante ricos sin eso y ni siquiera conocen el valor del dinero. A un dilapilador de nada le sirven esas cartas. El que no sabe conservar la herencia paterna muere en la miseria a pesar de todos los esfuerzos del demonio. —Yo no soy un disipador. Yo sé lo que vale el dinero. Sus tres cartas no me perderán… Bueno, qué…

Se detuvo tembloroso esperando la respuesta. Hermann se arrodilló:

—Si su corazón sintió alguna vez amor hacia alguien, si recuerda sus delicias, si alguna vez sonrió feliz junto a la cuna de un hijo, si en su pecho latió alguna vez un sentimiento humano, yo invoco esos sentimientos de esposa, de amante, de madre. Yo invoco todo lo que es santo en la vida y le suplico que no me niegue lo que deseo, que me descubra su secreto…¿Qué interés tiene en no hacerlo? Quizá vaya unido a un pecado horrible, a la pérdida de la eterna bienaventuranza, a un pacto diabólico. Piénselo bien. Usted es vieja. Poco le queda ya de vida… Yo tomo sobre mí todos vuestros pecados. Descúbrame el misterio. Piense que la felicidad de un hombre se halla en sus manos, que no sólo yo, sino mis hijos y mis nietos bendecirán su memoria y la adorarán como a una santa.

La anciana no contestó.

Hermann se levantó.

—¡Bruja del demonio! —exclamó rechinando los dientes. Yo te obligaré a contestar.

Así diciendo sacó una pistola. La condesa, al ver el arma, debió experimentar profunda impresión. Movió la cabeza y levantó el brazo como si quisiera evitar el disparo. Después se dejó caer y quedó inmóvil.

—¡Déjese de niñerías! —prosiguió Hermann, cogiéndole la mano. —Por última vez le pregunto si quiere o no indicarme las tres cartas…

La condesa no contestó. Hermann vio entonces que estaba muerta.

La Dama de Picas - Alexander Pushkin - 06 Die Pique Dame - Alexander Puschkin - 06 The Queen of Spades - Alexander Pushkin - 06 La Dame de Pique - Alexandre Pouchkine - 06 A Dama de Espadas - Alexander Pushkin - 06

El carruaje fue acercándose y por fin se detuvo. The carriage approached and finally stopped. Oyó que bajaban el estribo. He heard them dismounting. Il entend l'étrier s'abaisser. La casa se animó. The house came to life. Corrieron los criados, se oyeron voces y se iluminaron las habitaciones. The servants hurried, voices were heard, and the rooms were illuminated. En la alcoba entraron tres criadas viejas y la condesa, apenas viva, entró a su vez y se dejó caer sobre un sillón Voltaire. Three old maids and the barely alive countess entered the bedroom, and she in turn collapsed onto a Voltaire armchair. Trois vieilles filles entrent dans l'alcôve, la comtesse, à peine vivante, entre à son tour et se laisse tomber dans un fauteuil Voltaire. Hermann miró por un agujero. Hermann peeked through a hole. Isabel Ivanovna pasó por delante de él. Isabel Ivanovna walked past him. Hermann oyó sus apresurados pasos por la escalera y sintió en el corazón algo así como un remordimiento que se desvaneció al punto. Hermann heard her hurried steps on the stairs and felt something like a fleeting remorse in his heart. Hermann entendit ses pas pressés dans l'escalier et sentit dans son cœur une sorte de remords qui s'évanouit aussitôt. Se hizo de piedra. He turned to stone. Il était fait de pierre.

La condesa empezó a desnudarse delante del espejo. The countess began to undress in front of the mirror. Le quitaron la capota adornada de rosas. They removed her cap adorned with roses. Le bonnet orné de roses a été enlevé. Desprendieron de su pelado cráneo la empolvada peluca. They took off the powdered wig from her bald skull. La perruque poudrée a été retirée de son crâne chauve. Los alfileres cayeron en forma de lluvia alrededor de ella. The pins fell in a rain around her. Les épingles pleuvent autour d'elle.

Su vestido amarillo bordado en plata cayó a sus hinchados pies. Her yellow dress embroidered with silver fell to her swollen feet. Sa robe jaune brodée d'argent tombe sur ses pieds enflés.

Hermann fue testigo de los repugnantes secretos de su tocado. Hermann witnessed the repugnant secrets of her headgear. Hermann est témoin des secrets dégoûtants de sa coiffe. Por último, la condesa quedó en chambra y con gorra de dormir, y en este traje más apropiado a su edad resultaba menos terrible y más natural. Finally, the countess was left in her nightgown and sleeping cap, and in this attire more fitting for her age, she seemed less terrible and more natural. Enfin, la comtesse a été laissée en chambra et en bonnet de nuit, et dans ce costume plus adapté à son âge, elle était moins terrible et plus naturelle. Como todos los viejos, la condesa padecía de insomnio. Like all elderly people, the countess suffered from insomnia. Después de desnudarse, tomó asiento junto a la ventana en el sillón Voltaire y despidió a sus doncellas. After undressing, she sat by the window on the Voltaire armchair and dismissed her maidens. Après s'être déshabillé, il s'installe près de la fenêtre dans le fauteuil Voltaire et congédie ses domestiques.

Lleváronse las luces y la habitación quedó alumbrada por la lámpara únicamente. The lights were taken away, and the room was illuminated only by the lamp. Les lumières ont été enlevées et la pièce n'est plus éclairée que par la lampe. Amarillenta, agitando los caídos labios y moviendo la cabeza de derecha a izquierda, yacía la condesa en su sillón. Yellowing, shaking her fallen lips and moving her head from right to left, the countess lay in her armchair. Jaunâtre, agitant ses lèvres tombantes et secouant la tête de droite à gauche, la comtesse est allongée dans son fauteuil. En sus turbios ojos se reflejó la completa ausencia de pensamientos. In her cloudy eyes reflected the complete absence of thoughts. Ses yeux troubles reflètent une absence totale de pensée. Mirándola, podía creerse que los movimientos de la anciana procedían no de su voluntad, sino de la acción de un secreto galvanismo. Looking at her, one could believe that the movements of the old woman did not stem from her will, but from the action of a secret galvanism. En la regardant, on pourrait croire que les mouvements de la vieille femme ne proviennent pas de sa propre volonté, mais de l'action d'un galvanisme secret.

De repente, este rostro moribundo se descompuso horriblemente. Suddenly, this dying face contorted horribly. Soudain, ce visage mourant s'est décomposé. Los labios quedaron inmóviles. Her lips became motionless. Se animaron los ojos. Her eyes brightened. Les yeux s'écarquillent. Delante de la condesa estaba un desconocido. In front of the countess stood a stranger.

—No se asuste usted, por el amor de Dios, no se asuste —dijo éste en voz baja y clara. "Don't be afraid, for the love of God, don't be afraid," he said in a low, clear voice. —No voy a hacerle ningún daño. "I'm not going to harm you. He venido a hacerle una súplica. I have come to make a plea to you.

La anciana le miró en silencio como si no le oyera. The old woman looked at him in silence, as if she didn’t hear him. Hermann creyó que era sorda, e inclinándose hacia ella, le repitió sus palabras al oído. Hermann thought she might be deaf, and leaning towards her, he repeated his words in her ear. La anciana tampoco le contestó. The old woman still didn't reply.

—Puede usted, prosiguió Hermann, —darme la felicidad sin que nada le cueste. "You can, Hermann continued, give me happiness without it costing you anything. Sé que le es dado a usted adivinar tres cartas seguidas. I know that you can guess the cards three times in a row. Je sais qu'il vous est donné de deviner trois cartes à la suite.

Hermann se detuvo. Hermann paused. Al parecer, la condesa había comprendido lo que le pedían. Apparently, the countess had understood what he was asking for. Parecía como si quisiera buscar palabras para contestar. It seemed as if she was trying to find words to reply.

—Eso es una broma —dijo por último. "That's a joke," she finally said. —Le juro a usted que es una broma… "I swear to you it's a joke...

—No hay tal —le interrumpió Hermann encolerizado. —There is no such thing," Hermann interrupted angrily. -Cela n'existe pas", l'interrompt Hermann avec colère. —Recuerde a Chaplitzky, a quien ayudó usted a desquitarse. "Remember Chaplitzky, whom you helped get revenge on." Souvenez-vous de Chaplitzky, que vous avez aidé à se venger.

La condesa se turbó visiblemente. The countess was visibly flustered. La comtesse est visiblement troublée. Su rostro reflejó una gran agitación moral, pero al cabo de un instante, tornó a la anterior inconsciencia. Her face reflected great moral agitation, but after a moment, she returned to her previous unconcern.

—¿Puede usted decirme qué tres cartas son esas? "Can you tell me what those three cards are?" Hermann asked. —preguntó Hermann. The countess did not respond.

La condesa no contestó. Hermann continued. Hermann prosiguió.

—¿A qué conduce tanto misterio? "Where does all this mystery lead to? Are you saving it for your grandchildren?" -À quoi mène tout ce mystère ? ¿Lo guarda usted para sus nietos? Son ya bastante ricos sin eso y ni siquiera conocen el valor del dinero. A un dilapilador de nada le sirven esas cartas. El que no sabe conservar la herencia paterna muere en la miseria a pesar de todos los esfuerzos del demonio. He who does not know how to preserve the paternal inheritance dies in misery in spite of all the efforts of the devil. Celui qui ne sait pas préserver l'héritage de son père meurt dans la misère malgré tous les efforts du diable. —Yo no soy un disipador. "I am not a spender. I know the value of money. Yo sé lo que vale el dinero. Your three cards will not make me lose... Well, what..." Sus tres cartas no me perderán… Bueno, qué…

Se detuvo tembloroso esperando la respuesta. He stopped trembling, waiting for a response. Hermann se arrodilló: Hermann knelt down.

—Si su corazón sintió alguna vez amor hacia alguien, si recuerda sus delicias, si alguna vez sonrió feliz junto a la cuna de un hijo, si en su pecho latió alguna vez un sentimiento humano, yo invoco esos sentimientos de esposa, de amante, de madre. "If your heart has ever felt love for someone, if you remember its delights, if you have ever smiled happily beside a child's cradle, if a human feeling has ever beaten in your chest, I invoke those feelings of a wife, a lover, a mother. I invoke everything that is sacred in life and beg you not to deny me what I desire, to reveal your secret to me... What interest do you have in not doing so?" -Si son cœur a déjà ressenti de l'amour pour quelqu'un, si elle se souvient de ses délices, si elle a déjà souri avec bonheur au berceau d'un enfant, si dans sa poitrine un sentiment humain a jamais battu, j'invoque ces sentiments d'une épouse, d'une amante, d'une mère. Yo invoco todo lo que es santo en la vida y le suplico que no me niegue lo que deseo, que me descubra su secreto…¿Qué interés tiene en no hacerlo? J'invoque tout ce qu'il y a de plus saint dans la vie et je le supplie de ne pas me refuser ce que je désire, de me révéler son secret... Quel intérêt a-t-il à ne pas le faire ? Quizá vaya unido a un pecado horrible, a la pérdida de la eterna bienaventuranza, a un pacto diabólico. Perhaps it is linked to a horrible sin, the loss of eternal bliss, a diabolical pact. Elle peut être liée à un horrible péché, à la perte de la félicité éternelle, à une alliance diabolique. Piénselo bien. Think it over. Usted es vieja. You are old. Poco le queda ya de vida… Yo tomo sobre mí todos vuestros pecados. You have little life left... I take upon myself all your sins. Descúbrame el misterio. Reveal the mystery to me. Piense que la felicidad de un hombre se halla en sus manos, que no sólo yo, sino mis hijos y mis nietos bendecirán su memoria y la adorarán como a una santa. Think that a man's happiness is in your hands, that not only I, but my children and grandchildren will bless your memory and worship you as a saint.

La anciana no contestó. The old woman did not reply.

Hermann se levantó. Hermann stood up.

—¡Bruja del demonio! "Witch of the demon!" he exclaimed through gritted teeth. —exclamó rechinando los dientes. I will make you answer. s'exclame-t-il en grinçant des dents. Yo te obligaré a contestar. Saying this, he pulled out a pistol.

Así diciendo sacó una pistola. Upon seeing the weapon, the countess must have felt a deep impression. La condesa, al ver el arma, debió experimentar profunda impresión. She shook her head and raised her arm as if to prevent the shot. Movió la cabeza y levantó el brazo como si quisiera evitar el disparo. Then she slumped and became motionless. Después se dejó caer y quedó inmóvil.

—¡Déjese de niñerías! "Stop acting like a child!" -Arrêtez d'être puérils ! —prosiguió Hermann, cogiéndole la mano. Hermann continued, grasping her hand. —Por última vez le pregunto si quiere o no indicarme las tres cartas… "For the last time I ask you whether you will or will not tell me the three cards..."

La condesa no contestó. The countess did not reply. Hermann vio entonces que estaba muerta. Hermann then realized that she was dead.