Uniformes: Un hábito muy latino
¡Aquí todo el mundo puede venir a trabajar como le da la gana!" Esta fue una de las primeras impresiones que tuvo María Carolina al llegar a EE.UU. a realizar sus estudios superiores. ¿Y por qué? Porque le llamó la atención que casi nadie, a excepción de policías, bomberos y militares, tuviese que usar un uniforme para ir al trabajo o a la escuela. En cambio, en Panamá, y muchos países de América Latina, los uniformes son muy comunes. Lo utilizan desde las microempresas hasta el propio gabinete presidencial de la República. Desde que era pequeña, escuché hablar de trajes, corbatas, telas, botones, cremalleras, hilos e insignias. Fue lo más natural. Mi padre era propietario de una fábrica de uniformes y nos contaba habitualmente sobre su vida laboral. Para mi papá, seguir su vocación profesional de diseñador y modelista fue parte de su deseo de continuar el negocio familiar. A principios del siglo XX, en Panamá mucha gente aún mandaba a hacer su ropa a la medida con sastres y modistas. Los pocos almacenes que vendían ropa prefabricada la importaban desde EE.UU. Pero en 1931, mi abuelo paterno abrió con éxito la primera fábrica de ropa prêt-à-porter que distribuyó prendas confeccionadas localmente para vender en las tiendas del país.
¿Pero de dónde viene este éxito de los uniformes en Panamá? Dos hechos importantes de la historia del siglo pasado contribuyeron a cambiar la percepción de los uniformes. El primero de ellos fue la integración masiva de mujeres en la fuerza laboral. El segundo hecho, y el más decisivo, fue el comienzo de la Era Espacial.
Según me cuenta mi padre, estas nuevas tendencias inspiradas en la tecnología y en la ciencia-ficción influenciaron el espíritu de la gente y su forma de vestir. En todos lados las personas querían uniformarse y ser parte de esta gran "revolución futurista".
Las aerolíneas fueron las primeras en usar este nuevo estilo. Cambiaron las sencillas vestimentas de tipo naval por uniformes de diseñador. Pronto fueron adaptados por compañías alrededor del mundo para sus empleados. En muchas partes fue una moda pasajera, pero no en Panamá. El negocio de los uniformes se convirtió en un trabajo muy rentable.
De acuerdo a lo que dice mi padre, el éxito de los uniformes en Panamá se debe también a características como el clima. "En nuestro país no tenemos estaciones. Esto permite a las empresas entregar a sus empleados una vestimenta que puedan utilizar todo el año", dice. "Además la temperatura cálida hace posible que la ropa se lave y se seque rápidamente. Ninguna empresa da un uniforme para cada día de la semana", agrega.
Por ejemplo, Massiel, quien está a cargo de una de las divisiones de una importante firma de arquitectura, optó por darle al personal de su oficina tres trajes y cinco camisas. Para ella la decisión estuvo basada en un tema de imagen: "Envié muchos avisos a los empleados que tratan con clientes sobre la forma en que debían vestirse. Pero no hubo mejoría alguna; así que desde ahora la empresa les va a dar uniformes".
¿Te gusta o no?
Pero el hecho de entregar uniformes no significa que los empleados sean personas mal vestidas o de mal gusto. En Panamá, si la gente no tiene un "código de vestuario", automáticamente escogerá prendas frescas y ligeras, ideales para soportar el calor tropical. Pero no son adecuadas para un ambiente serio y profesional.
"Los uniformes crean un sentido de pertenencia", asegura mi papá. "Mejoran las condiciones del empleado puesto que no tiene que perder tiempo pensando en qué ponerse. Además, puede invertir su salario en cosas más importantes que comprar ropa de trabajo".
Muchas personas que utilizan uniformes piensan que es práctico y realmente les simplifica el proceso de prepararse para ir a trabajar. Pero a otras no les gusta la idea de tener que usar uniformes. "Nunca entendí la razón de que una persona que hace un trabajo creativo tenga que ponerse un uniforme", declara. Eduardo, quien era productor de un canal de TV. "Eso te encasilla en un estilo y no te permite expresar tu individualidad".
Para algunas personas también es difícil el uso de uniformes. Para aquéllos con condiciones físicas especiales como sobrepeso o estatura fuera del promedio, también es difícil el uso de uniformes. A pesar de tener un físico normal, Liz tiene otras razones para traerle a mi papá sus uniformes: sus tatuajes. "Mucha gente no se siente cómoda tratando con personas tatuadas, tienen prejuicios, sobre todo en Latinoamérica. Las mangas de mis blusas de trabajo son un poco cortas, así que trato de hacerles algunos ajustes para que no se vean".
En la actualidad, camisetas sencillas con logos son la forma más popular de uniformes en Panamá. Representan el estado más simple y casual del uniforme. Muchas empresas, especialmente bancos e instituciones estatales, utilizan aún uniformes formales de varias piezas. Sin embargo, es una tendencia que va en disminución, ya que el negocio de la costura, que en su tiempo fue un próspero sector, también va decayendo.
Pero aunque haya disminuido el uso de uniformes formales, aún es un fenómeno notable, y que captó mucho la atención de Rebecca de Suiza. "En mi país los uniformes son cosa específica de algunas profesiones, como doctores, enfermeras o militares. También tienen algunos usos ceremoniales. Es interesante ver que aquí en Panamá, los hay para todo", concluye.