Percebes y percebeiros
Hola amigos, bienvenidos a A mi aire. Hoy, 20 de octubre, nos vamos de pesca. Ya sé que estamos en pleno otoño, que no es época de pesca para nosotros; sin embargo, nos gusta comer pescado, ¿no? Seguimos comiendo marisco [1]. Yo el otro día estuve en la piscina Utoquai comiendo mejillones con patatas. ¡Qué rico! Fue un lujo eso de estar comiendo mejillones en el lago de Zúrich. Bueno, pues os voy a hablar de marisco. En concreto de percebes [2] y de las personas que los cogen, de los percebeiros [3]. ¡Ya veréis qué oficio tan especial!
* “Cada día, lo primero que hago cuando vuelvo, es llamar a mi madre”. Os preguntaréis por qué llamará este chico a su madre cada día. La madre está completamente sana. La siguiente pregunta será: ¿cuándo vuelve de qué? Hay cosas que nosotros no podemos entender viviendo en el interior: el poder del mar, su fuerza. No somos conscientes, o muy poco, de los peligros que tienen sus corrientes [4], de lo bravo que puede ser el mar.
“Cada día, lo primero que hago cuando vuelvo, es llamar a mi madre”. Antón es percebeiro, como su hermano. Su padre es pescador. El padre tuvo hace unos años un accidente con la barca de pesca y perdió un brazo. Ahora el único dinero que entra en la casa es el que ganan los chicos con su percebe; pero el oficio de percebeiro es duro, muy duro. El percebe es un marisco que se encuentra pegado a las rocas. El percebe se encuentra en sitios difíciles, en rocas metidas en el mar donde las olas rompen y el agua te empuja con fuerza. Es peligroso coger percebes, más peligroso de lo que nosotros nos podemos imaginar. Por eso Antón llama a su madre en cuanto llega al pueblo.
La familia vive en Corme, en la Costa da Morte. Hace unos años Antón tuvo un accidente en Faro Roncudo. Era un día que parecía bueno. El sol brillaba en el cielo. Los hermanos se pusieron su traje de neopreno y cogieron su red y su cavadoira. La cavadoira es un palo largo que tiene una punta de hierro, con este instrumento arrancan [5] los percebes de las rocas. Bueno, pues ese día anduvieron por la costa hasta llegar a un sitio ideal para los percebes. Los chicos se metieron en el agua y fueron de roca a roca cogiendo el marisco. Mientras tanto el tiempo cambió. El mar empezó a tener más fuerza, las olas cada vez eran más grandes. Es muy importante tener oído y vista mientras se coge el percebe. Además nunca hay que ir solo. Es un trabajo de dos y tiene que haber buen feeling, buen rollo [6], muy buena onda entre los dos, porque la vida de uno depende de la del otro. Normalmente se atan con cuerdas para bajar por las rocas hasta el mar. Hay que ser ágil [7]. Pero ese día el hermano de Antón no pudo ayudar. Las olas empujaron a Antón con fuerza sobre las rocas y el hombre se rompió dos costillas [8]. Tuvo suerte. Otros percebeiros han muerto por lo mismo, él se salvó. Tuvo suerte. Pero los hermanos no pueden vivir sin mar. El mar les da de comer. Antón dice: “si tienes miedo, no vas nunca”.
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Cuando digo que el oficio de percebeiro es duro, lo digo por dos cosas. Primero por los peligros que se corren [9] al separar el marisco de la roca y segundo porque el percebe se vende en la lonja [10] o en el mercado; pero si no coges percebe, no vendes. Si no vendes, no tienes dinero. Si no tienes dinero, no comes. Antes, si no podías salir al mar porque el tiempo era malo, podías vivir dos días con lo que habías vendido el día anterior. Hoy en día no es posible, ya no es posible… Uno no encuentra ni coge tanto percebe como antes; por eso es obligación salir al mar todos los días, con buen o mal tiempo… Los percebeiros cogen un máximo de 6 kilos por día, en Navidad pueden coger 8 kilos. Los fines de semana deben descansar.
La primera vez que comí percebe fue en agosto, fue este año en Galicia. En Madrid este marisco es carísimo. El percebe tiene un aspecto muy raro, es como la patita de un animal pequeño con una uña, es muy feo… ¡Y hay que saber comerlo!, no es tan fácil. Pero cuando lo abres y lo pruebas, es la gloria… sabe a mar totalmente, ¡es tan rico! ¿Vosotros habéis comido percebes alguna vez? ¿os gustan? La próxima vez que los comáis hacedlo pensando en que gente valiente los cogió para nosotros. Pensad que si el percebe es caro es porque lo merece, porque es arriesgado y peligroso cogerlo. Para mí es un tesoro culinario del océano atlántico; pero… no sé, ¿les merecerá la pena a los percebeiros arriesgar su vida por el percebe? Seguramente no tienen o no conocen otra forma de ganarse la vida [11]. Este oficio suele [12] ser generacional: el abuelo, el padre y el hijo suelen ser percebeiros. En fin, ahora entendéis mejor esta frase de Antón: “Cada día, lo primero que hago cuando vuelvo, es llamar a mi madre.”
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Os quiero contar una cosa curiosa. Cuando el percebe se empezó a comercializar, se quiso poner veda [13] a la pesca. Es decir, se quiso controlar la pesca, que no se pescara siempre. Así que se decidió que sólo se podía coger percebe en los meses que tuvieran una “R”. Es decir, septiembre, octubre, noviembre, diciembre… Sin embargo, desde mayo hasta agosto estaba prohibido. Hoy en día está permitido coger percebe todo el año.
En España se come marisco sobre todo en las zonas de mar, como Galicia. Pero pescado se come en todas partes. El pescado entra dentro de nuestra dieta habitual. Nosotros somos el cuarto país que más alimentos de origen marino consume, el cuarto tras Japón, Noruega y Portugal. Para nosotros un pescadito a la plancha, asado o frito para cenar es lo más normal. Por eso me sorprendió un poco la dieta suiza. Me extrañó el poco pescado que se come aquí. Al llegar a Zúrich yo buscaba pescaderías y en el Migros de la ciudad encontré una estupenda. El pescadero era gallego. Un hombre súper simpático con el que yo siempre podía cruzar unas palabras [14]. En aquella época yo no hablaba alemán y siempre recordaré esos buenos ratos en la pescadería del Migros City con el señor Rodríguez.
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Bueno amigos, esto es todo por hoy. El próximo día seguiremos en el océano Atlántico, pero esta vez os hablaré de Lisboa. Es que me voy unos días a la capital portuguesa a ver azulejos [15], escuchar fados y comer bacalao [16]. Mientras tanto podéis aprender las palabras nuevas de este podcast con el entrenador de vocabulario que encontráis en nuestra aplicación y también podéis ver fotos en Instagram con #amiaire y #podclubalicia. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien
Glossaire: A mi aire [1] (el) marisco: animal invertebrado del mar que se come; son crustáceos y moluscos comestibles
[2] (el) percebe: es un crustáceo, un animal que está pegado en las rocas del mar; es marisco y se come
[3] (el) percebeiro: la persona que coge los percebes. Es un oficio
[4] (la) corriente: el movimiento continuado del mar; la corriente puede ser muy fuerte
[5] arrancar: separar algo con fuerza
[6] buen rollo: cuando dos personas se entienden bien, tienen entre ellas buen rollo, buena onda, buen feeling
[7] ágil: que se mueve rápido, fácilmente, con soltura
[8] (la) costilla: son los huesos que protegen a nuestros pulmones; son huesos largos y encorvados que van hacia el pecho
[9] correr peligro: estar expuesto a que pase algo malo; en estar en situación peligrosa
[10] (la) lonja: el primer lugar donde se vende el pescado y el marisco después de la pesca
[11] ganarse la vida: obtener dinero para vivir
[12] soler: ser frecuente, normalmente ser
[13] poner veda: prohibir la pesca continua
[14] cruzar unas palabras: hablar un poco, charlar
[15] (el) azulejo: baldosa, piedra plana de colores que se pone para decorar paredes o suelos
[16] (el) bacalao: un tipo de pescado de mar