Spanish Language Coach Podcast - E27 ¿Cómo nos relacionamos con la tecnología?
Episodio 27: ¿Cómo nos relacionamos con la tecnología?
Te habla César, profesor de español. Te doy la bienvenida a Spanish Language Coach, un podcast para estudiantes de español de nivel intermedio. Vas a escuchar un tema diferente cada semana con contenido comprensible e interesante. El objetivo es mejorar tu compresión para poder expresarte mejor en español. Aparte del audio, tienes disponible la transcripción gratuita de todos los episodios en www.spanishlanguagecoach.com
Espero que estés bien. Sé que muchos miembros de esta comunidad estáis poniéndoos las pilas con el español durante la cuarentena. Así me lo hacéis saber a través de correos electrónicos o mensajes por Instagram. Por cierto, ponerse las pilas significa empezar a trabajar más intensamente en algo. Las pilas son las baterías de un aparato electrónico. Por ejemplo la radio analógica funciona con pilas. En todo caso, me alegro de que que podáis usar este tiempo en casa para poneros las pilas con el español. Y si no es así, espero que podáis aprovechar el tiempo en casa para cocinar más, pasar más tiempo en familia, leer, ver pelis o simplemente descansar.
Hoy te voy a contar una historia que quizás te suena, te es familiar. Quedas con un amigo para tomar un café, hace tiempo que no os veis y seguro que tenéis muchas cosas de las que hablar. Tenéis que poneros al día. Ponerse al día es actualizarse con algo, en este caso con la vida de nuestro amigo.
Pero en esa cafetería del centro de la ciudad donde habéis quedado no estáis solos. Y no, no hablo de la camarera que os ha traído los cafés con leche a la mesa. Tampoco hablo del resto de clientes que hay sentados en la cafetería. Me refiero a todas las personas que os están interrumpiendo a través de vuestros teléfonos de forma constante. La notificación de Instagram que te avisa de que alguien ha comentado tu última foto. O quizás un nuevo mensaje de Tinder en el móvil de tu amigo, donde una chica desconocida le pregunta por su profesión. También recibís al menos un par de mensajes de grupos de WhatsApp y avisos de tu aplicación de noticias actualizándote con las noticias de última hora.
Quizás tú eres una de esas personas que ha desactivado todas las notificaciones y jamás sacas el teléfono de tu bolsillo cuando hablas con otra persona. Sin embargo, estoy seguro de que sabes de lo que te hablo. Yo también tengo las notificaciones desactivadas pero lo primero que hago cuando estoy solo o en un momento de aburrimiento es desbloquear mi teléfono y comprobar si hay alguna novedad.
Aparentemente desbloqueamos el teléfono móvil alrededor de 150 veces al día según un estudio reciente. Mientras escribo este episodio pienso que esta cifra o número es un poco exagerado. ¡150 veces al día es mucho! Desbloqueo mi teléfono para comprobarlo y me sorprendo al descubrir que yo ya lo he hecho más de 100 veces hoy, y son solo las seis de la tarde.
El argentino Santiago Bilinkis es un emprendedor de empresas de tecnología. Un emprendedor es alguien que crea empresas, que emprende. Además de su rol como emprendedor también dedica su tiempo libre a hablar de cómo podemos usar los avances tecnológicos de una forma más sana.
Decidió investigar sobre la razón por la que pasábamos tanto tiempo delante de las pantallas de nuestros teléfonos y llegó a la conclusión de que lo que nos está pasando con la tecnología no es casualidad, es decir, hay una razón para ello.
La famosa Universidad de Stanford está ubicada en el corazón de Silicon Valley, la cuna de las mayores compañías tecnológicas del mundo. La cuna es la cama de los bebés. Por eso decimos que Silicon Valley, es la cuna, donde nacen y crecen las que serán grandes empresas tecnológicas en el futuro. En esa universidad está el Laboratorio de Tecnología Persuasiva, donde investigadores brillantes trabajan observando cómo usamos las páginas web y las aplicaciones móviles con el objetivo de influenciar nuestro comportamiento de una u otra manera.
Intentar influir, persuadir y convencer a los demás no es algo nuevo. Pero los dispositivos digitales y el enorme volumen de información personal acumulado sobre nosotros gracias a nuestra actividad online están creando una vía nueva de manipular nuestros pensamientos y acciones aprovechando las vulnerabilidades de la mente detectadas por la economía del comportamiento, la psicología y la neurociencia.
Santiago Bilinkis encontró muchos ejemplo de esto. En la escala social, los intentos por manipular elecciones o la proliferación de noticias falsas.
En la escala personal, padres que no ven a sus hijos y, al revés, reuniones donde cada uno está más preocupado por lo que pasa en su pantalla que por lo que pasa a su alrededor. También, una dificultad cada vez más grande para concentrarnos.
Este fenómeno empezó con la expectativa inicial de que todo en Internet tenía que ser gratis. Un grupo de compañías tuvo que encontrar la forma de ganar dinero sin que los usuarios pagaran dinero. Lo primero que hicieron fue poner publicidad, es decir, anuncios y empezar a cobrarle a los anunciantes.
Después vino empezar a recopilar este montón de datos personales para personalizar el mensaje que nos dan a cada uno a través de algoritmos. Ya os he contado que antes de cambiar mi carrera profesional, trabajé en marketing. Cuando empecé a trabajar en marketing digital estaba sorprendido de cómo las grandes plataformas podían identificar a un usuario. Siempre era de forma anónima, respetando las leyes de protección de datos. Aún así, estas plataformas conocen perfectamente quiénes somos, cuántos años tenemos, dónde vivimos, qué nos gusta, etc… Con toda esta información es más fácil personalizar los banners con anuncios personalizados para nosotros lo cuál puede ser útil, pero también hacen que solo veamos lo que queremos ver cuando se trata de algún asunto político, evitando el pensamiento crítico. Cuando usamos una red social, los algoritmos nos enseñan publicaciones y videos relacionados con nuestra ideología, de forma que se crea una polarización entre los usuarios.
Finalmente, para aumentar sus ingresos, sus ganancias, cada compañía necesitó que pasáramos más y más tiempo en su plataforma.
Así nació el hackeo de nuestra atención. ¿Cuál es el verdadero producto de estas empresas que consumimos gratis? Es nuestra atención. Y cuando el producto que las empresas venden es tu atención, todas compiten contra todas.
Facebook compite contra otra red social como Twitter,
pero también compite con productos muy diferentes como YouTube o Netfilx.
Cada segundo que no estamos ahí hipnotizados en una de estas plataformas es tiempo que ellos no pueden vender a sus anunciantes. Por eso utilizan notificaciones visuales y sonoras y todo tipo de trucos para distraerte de cualquier cosa que estés haciendo, inclusive cuando estás usando las demás plataformas.
Ya comenté en el episodio número 17 las polémicas declaraciones del fundador de Netfilx. Declaró que su mayor competidor es el sueño, la necesidad de las personas de dormir. Si dormimos menos podemos pasar más tiempo mirando series.
Para alcanzar los objetivos que he mencionado necesitan nuestra ingenuidad. Cuando vamos a comprar un producto, digamos un nuevo microondas para la cocina, tenemos cierta desconfianza. Nos preguntamos cosas como ¿será potente?, ¿tendrá buena calidad?, ¿estaré pagando un precio razonable?
Pero cuando el producto es gratis, bajamos la guardia, es decir, no estamos alerta. En realidad, si el producto es gratis tendríamos que desconfiar mucho más todavía, tendríamos que estar más alerta y no bajar la guardia. ¿Por qué quiere una gran empresa tener costes creando una red social, una plataforma de videos o un sistema de correo electrónico, para que lo usemos gratis?
Nada es gratis en el mundo de las empresas. Lo cual es muy justo, las empresas tienen una naturaleza lucrativa, igual que nuestro trabajo.
Entonces, si no estamos pagando con dinero, ¿de qué otra manera estamos pagando? Un área de manipulación especialmente sensible es la autoestima. Recuerda que el adjetivo “sensible” es un falso amigo en inglés. Sensible es sinónimo de delicado. Dice que es un área sensible porque el uso de fotos y videos como lenguaje principal en las redes sociales, le da una importancia absurda, desproporcionada, al aspecto estético y al aspecto físico por encima de las demás dimensiones de una persona.
Y las redes aprovechan esto. Las redes aprovechan la fascinación que nos causa espiar las vidas de otros e impactar a los demás con nuestra propia imagen. Especialmente dado que cada uno de nosotros comparte contenido muy poco espontáneo de los momentos más destacados e impresionantes de nuestra vida y convenientemente editado para que parezcan mucho mejor de lo que fue. Cuando después estamos en el metro aburridos, mirando una red social, resulta inevitable que tengamos la sensación incorrecta de que somos los únicos que tenemos una vida común, llena de obligaciones y tareas en lugar de risas y puestas de sol en el mar Caribe.
Es inevitable que la comparación contra estas falsas vidas ideales nos deje un poco decepcionados respecto a nuestra propia vida. La decisión de a quién seguimos en las redes y qué mostramos a los demás es clave para romper los efectos de este fenómeno. Siempre fue verdad que había personas más populares y otros menos pero hoy se mide y está a la vista de todos. Los likes o me gusta y la cantidad de seguidores son la moneda en la que hoy se comercia la aceptación social.
El deseo de encontrar a alguien a quien querer y ser queridos nos deja en una posición especialmente vulnerable.
El año pasado la Secretaría de Defensa del Consumidor de EE.UU.
demandó a la mayor empresa mundial de citas. Esta empresa es propietaria de Match, Tinder o PlentyofFish, famosas apps de citas. En el episodio número 1 hablamos de cómo estas apps estaban cambiando la forma en la que conocíamos a posibles parejas. Sin embargo, aparentemente no siempre han usado técnicas correctas para mantener a los usuarios.
Se les acusa de aprovecharse de la desesperación de quienes no están pudiendo encontrar pareja para permitir que sean contactados desde perfiles falsos,
invitarlos a pagar por la suscripción premium para entrar en contacto con estas personas inexistentes que jamás responderán a sus mensajes.
¿Realmente vale todo para retenernos como usuarios y quedarse con nuestro dinero?
Quizás estás pensando que nada de esto va contigo, y no te sientas identificado porque no usas redes sociales. Sin embargo, estarás conmigo que la mayoría de niños, adolescentes y jóvenes sí las usan a diario.
Y es que precisamente este grupo es el más vulnerable. Es la adolescencia el momento donde la manipulación de la autoestima es más fácil.
Pero el problema empieza mucho antes que eso. Los bebés también han sido descubiertos como un nuevo consumidor objetivo. YouTube está lleno de videos específicamente diseñados para cautivarlos.
A pesar de que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que los menores de dos años no usen pantallas la realidad es bien diferente. La media de tiempo hoy para niños de dos años es de dos horas y media al día. Y un tercio de los bebés, es decir, uno de cada tres, utiliza pantallas desde antes de caminar.
Los padres ven lo que sus hijos aprenden con estos videos, los animales, los colores, pero no ven los aprendizajes y experiencias que se pierden.
Varios estudios científicos están empezando ya a mostrar las consecuencias negativas de este cambio en áreas como la adquisición del lenguaje, el tiempo de atención y el desarrollo socio-emocional.
Hablando de esto hay algunas personas que dicen: “Siempre ha sido así, es lo mismo de siempre. En los 40 el villano, el malo de la película era la radio, en los 60 era la televisión, en los 80 los videojuegos, y ahora es esto”.
Siempre hay algo que los adultos demonizan simplemente porque es nuevo.
Pero esta vez es distinto. Porque nuestro teléfono está con nosotros en todo lados y en todo momento, ofreciendo la promesa de contenido ilimitado.
Y sin embargo, en esta era de hipercomunicación los estudios muestran que la cantidad de gente que se siente sola es más alta que nunca. No hay peor soledad que la soledad rodeado de gente.
¿Qué hacemos entonces? ¿Abandonamos nuestros teléfonos y nos damos de baja de las redes sociales? Darse de baja es eliminar tu suscripción de algún sitio. También te puedes dar de baja del gimnasio por ejemplo.
No, no hace falta llegar a ese punto.
Las ventajas de la tecnología son demasiado grandes como para renunciar a ellas. Estas semanas de cuarentena la tecnología nos ayuda a sentirnos más cerca de los nuestros. Yo hablo a diario con mi familia a través de WhatsApp, uso Instagram para comunicarme con estudiantes de español a través de mi cuenta y encuentro recetas en YouTube para cocinar. Y no me gustaría renunciar a todo ello.
Lo que necesitamos entender es cómo funcionan. Preguntarnos cómo estas apps están ganando dinero gracias a nosotros y evitar caer en sus trampas. La publicidad será inevitable, de la misma forma que las televisiones privadas necesitan anunciantes, las aplicaciones también. Sin embargo, podemos elegir qué información recopilan de nosotros y cómo se usa.
Podemos recuperar el control de nuestro tiempo y aprovechar los beneficios de la tecnología sin estar atrapados por ella; podemos usar nuestros teléfonos para crear, no solo para consumir. Y no te digo que todos deberíamos crear un podcast o abrir un canal de YouTube. Pero podemos usar estas plataformas para crear comunidades participativas. ¿Has usado por ejemplo algún grupo de Facebook? En ellos, personas de todo el mundo comparten experiencias, opiniones y recursos sobre un tema que les interesa. Hay muchos de idiomas por ejemplo.
En definitiva cada uno de nosotros tiene que encontrar la forma de hacer que la tecnología le sirva de una forma saludable en lugar de estar al servicio de ella.
¿Y vosotros qué pensáis?, ¿creéis que el uso de la tecnología se nos está yendo de las manos o que somos lo suficientemente responsables para controlarlo bien?
Como siempre podéis hacerme saber vuestra opinión en el apartado de comentarios de la transcripción. Además si queréis hacerme llegar alguna sugerencia o recomendación estaré encantado de recibirla. Podéis contactarme en cesar@spanishlanguagecoach.com
Por último pediros como siempre un pequeño favor que es dejar una valoración del podcast en la plataforma donde lo estáis escuchando. Esto me ayuda mucho ya que será más fácil para otras personas encontrarlo y crecerá nuestra comunidad de estudiantes de español.
Hablamos muy pronto y os deseo una buena semana. ¡Un abrazo grande!