¿Cuál es tu tipo de personalidad? (¡Con tests!)
Hagamos un experimento: observa estos dos símbolos y elige el que te guste más. ¿Ya?
Anota si elegiste el símbolo uno o el dos. Ahora quédate a ver el video para saber…
¿Cuál es tu tipo de personalidad?
Las personas son tan variadas y complejas que desde hace mucho tiempo ha habido intentos
por clasificarlas ¡A ver si así es más fácil entenderlas! La astrología dice que es la posición
de las estrellas al momento de nacer la que define tu modo de ser y propone doce signos zodiacales.
El griego Galeno, basado en las ideas de los humores de Hipócrates, clasificaba a los humanos
en cuatro temperamentos: colérico, sanguíneo, flemático y melancólico. Más moderno, el Eneagrama
propone nueve arquetipos y sus conexiones, lo que te indicaría un camino espiritual. En el
siglo 20 se propuso la teoría de “Tipo A y Tipo B”: La personalidad tipo A sería la competitiva,
organizada, impaciente y con más riesgo de problemas coronarios, mientras que la tipo
B sería más relajada, desorganizada y saludable. Después de realizar un test o elaborar tu carta
astral, todos estos sistemas te ofrecen una descripción de tu personalidad y
cuando la lees, casi siempre acabas exclamando “¡Es cierto! ¡Ese soy yo!”
¿Recuerdas el símbolo que elegiste al principio del video? Aquí está
la descripción de tu personalidad. Símbolo 1: Eres una persona valiente,
que no duda en ayudar a las personas que ama, pero no te gusta tomar riesgos innecesarios.
Disfrutas explorar y tener nuevas experiencias y al mismo tiempo cuidar tu integridad y tu salud.
Aunque valoras tu privacidad, disfrutas de la compañía de los demás. A veces cometes errores,
pero eres muy inteligente. Tienes capacidades ocultas que no has aprovechado al 100%.
Símbolo 2: Eres una persona cuidadosa y prudente y al mismo tiempo disfrutas la aventura y lo
novedoso. Valoras mucho a tus seres queridos y gozas de la convivencia, pero hay momentos
en los que necesitas silencio y reflexión. Aunque preferirías no meterte en problemas,
luchas por lo que consideras que es justo para tí y para los otros. Tu capacidad intelectual
es grande, aunque no siempre te la reconocen. Te convendría creer más en tus habilidades.
¿Qué te parece? Del uno al diez ¿qué tanto le atinamos? Si obtuvimos una puntuación alta,
te tenemos que confesar que no sabemos nada de tí. Acabas de experimentar el Efecto
Forer. En realidad los dos textos son muy similares y hacen muchas afirmaciones vagas
y ambiguas. Nuestra mente tiende a escoger sólo los datos que nos parecen relevantes,
en especial si resultan halagadores. Muchas de las descripciones de personalidad, especialmente
las astrológicas, aprovechan el efecto Forer. A principios del Siglo Veinte, Katharine Cook
Briggs y su hija Isabel Briggs Myers se basaron en las ideas de Carl Gustav Jung e inventaron un
sistema de clasificación de personalidades que ahora es muy popular y hasta la fecha
se usa en empresas e instituciones: el indicador Myers–Briggs. Se pueden encontrar tests en línea,
y a continuación te ofrecemos una versión súper simplificada de la prueba. ¿Quieres tomarla?
¿Qué actitud es más parecida a la tuya? ¿Actuar primero y reflexionar después
para poder seguir actuando? Anótate una E ¿Reflexionar primero, actuar después para
poder seguir reflexionando? Anótate una I. La E significa “Extroversión” y la I
“Introversión” En cuanto a la
percepción, cuando recibes nueva información… ¿Confías más en tus sentidos, y en los datos,
en aquello que es tangible? Anótate una S. ¿Confías más en teorías generales,
ideas abstractas y en tu inspiración? Entonces anótate una N.
La S se refiere a “Sensación y la ene a “iNtuición”.
Al momento de tomar una decisión… ¿Prefieres tomar distancia,
analizar lo que es lógico tomar una decisión razonable? Anótate una T.
¿O lo haces usando tu empatía, buscando consensos y que los involucrados se sientan
contentos? Anótate una F. La T es de Thinking,
“Pensamiento” y la f de feeling “Sentimiento”. Por último ¿cómo es tu relación con el mundo?
¿Prefieres que las cosas sean claras y resueltas, y tomar decisiones categóricas? Apúntate una J.
¿O te gusta más que las cosas sean flexibles y espontáneas y dejar tus
opciones abiertas? Anótate una P. La J es de “Judging”, “Calificador”
y la P significa “Perceptivo” Y ahí esta: esa secuencia de letras
es tu tipo de personalidad según el indicador de Myers Briggs. Hay 16 combinaciones diferentes,
cada una con sus características y supuestas fortalezas y debilidades. Este test es muy
utilizado en el mundo corporativo, pero es muy criticado por la comunidad científica:
por ejemplo, una persona puede obtener resultados diferentes según su estado de ánimo y los estudios
indican que no permite predecir qué tan bien te vas a desempeñar en diferentes actividades.
Y, a fin de cuentas, ¿para qué sirve clasificar la personalidad? La verdad es que resulta divertido
y hasta gratificante sentir que uno “pertenece” a un tipo. Decir cosas como “¿Viste lo que hizo
Juan? ¡Típico de un ENFP!” o “Ya sabes cómo soy: una ISTJ incorregible”. El problema es
que etiquetar a las personas de esta manera tiende a formar estereotipos y a entorpecer el
cambio en uno mismo. ¿Hay que renunciar entonces a “conocernos a nosotros mismos”? ¡Claro que no!
Pero sí hay que tomar en cuenta que las personas no se pueden separar en grupos como si tuvieran
un rasgo de personalidad y carecieran de otro. Por ejemplo: el rasgo de introversión y extraversión
está distribuido en una población a manera de curva: en este extremo estarían las pocas
personas que son extremadamente introvertidas y en este otro las que son muy extrovertidas… la
mayoría quedamos en algún punto intermedio. Una persona ubicada aquí tiene más en común con una
ubicada acá que con otra que está en el extremo. Midiendo características se puede llegar al método
de los “Cinco Grandes Rasgos de Personalidad” que, aunque no está exento de críticas,
es más aceptado por la comunidad psicológica. Este modelo valora cinco dimensiones:
Apertura a la experiencia: Mide tu curiosidad y tu deseo de conocer cosas nuevas. Si es alta es
probable que seas más creativo, impredecible y tengas conductas arriesgadas. Si es baja,
serás una persona más prudente y sistemática. Escrupulosidad: En inglés “conscientiousness”,
o sea el esmero. ¿Haces las cosas “a conciencia” ¿Qué tanta disciplina tienes? ¿Te gusta planear
tu trabajo y logras alcanzar tus metas, o prefieres relajarte y tomar las cosas como vienen?
Extraversión: ¿Qué tanto te involucras con el mundo externo? ¿Interactúas de manera asertiva
con los demás? ¿O tiendes más hacia el mundo interno, a ser más reflexivo y silencioso?
Amabilidad: ¿Eres transigente o intransigente? ¿Qué tanta importancia le das a estar en armonía
con los demás en comparación con tu propio bienestar? ¿tiendes a ser cooperativo y
confiado o qué tanto a ser suspicaz y competitivo? Neuroticismo: ¿Qué tanto te afecta el estrés y
los estímulos negativos? ¿Qué tan amenazante o acogedor ves el mundo? Si ves los fracasos como
irremediables y tardas mucho en recuperarte de una mala experiencia, tu neurotiocismo es alto.
El modelo de los 5 Rasgos no crea tipos sino que te da un resultado personalizado. Si te interesa,
hemos preparado un test para tí. Te dejamos el link en la descripción. ¡Pero no lo tomes
como un diagnóstico serio! Para eso hace falta acudir con un experto en psicología.
Investigaciones hechas con gemelos han mostrado que cada rasgo depende
la mitad de la herencia genética y la mitad de la crianza y la educación:
dos niños nacidos el mismo día y con el mismo ADN pueden tener personalidades
muy diferentes. Además, la personalidad puede ir cambiando a lo largo de la vida.
Ciertos trastornos mentales están relacionados con rasgos de personalidad extremos:
neuroticismo alto puede indicar mayor riesgo a padecer depresión, y baja escrupulosidad se
relaciona con fobias y ataques de pánico. Algunos estudios han mostrado que ciertos rasgos están
correlacionados con la salud: por ejemplo, un estudio entre ancianos japoneses encontró que
los más extrovertidos, escrupulosos y con más apertura tendían a vivir más. La buena noticia:
los rasgos no están fijos ¡pueden cambiar! Entonces, sin caer en estereotipos ni
clasificaciones supersticiosas, ser consciente de los rasgos tu personalidad puede ayudarte a
transformarla, con ayuda de un profesional de la salud mental, y quizá tener una vida más larga,
saludable... y feliz ¡Curiosamente! ¿Ya te suscribiste a nuestro canal?
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