¿Qué sabemos sobre el ALZHEIMER?
En la medida que pasa el tiempo enfrentamos las consecuencias del envejecimiento. Nuestros
cuerpos cambian, así como lo que podemos hacer con ellos. Nos salen canas y la piel
se nos arruga; nuestra visión y escucha pueden deteriorarse, perdemos agilidad física y
podemos olvidar ciertas cosas, como dónde dejamos las llaves o los anteojos. Y aunque
la mayoría de nosotros tendremos una vejez con los achaques que conlleva, una parte de
la población tiende a presentar un envejecimiento con afecciones más graves, como las que genera
la enfermedad de Alzheimer. Pero... ¿Qué sabemos del Alzheimer?
Este video se hizo gracias a la colaboración con Platzi ¡Nunca pares de aprender!
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva e irreversible, que recibe su nombre
por el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer, quien describió por primera vez
los síntomas de una paciente, llamada Auguste Deter, a principios del siglo Veinte. Y ¿Cuáles
son sus síntomas? Al ser un tipo de demencia, implica manifestaciones
de deterioro cognitivo, como pérdida de habilidades mentales, el pensamiento y la memoria, afectando
la capacidad de aprender cosas nuevas. Además trae trastornos conductuales, que dificultan
la realización de actividades cotidianas, como vestirse, cocinar o mantener una conversación.
La enfermedad de Alzheimer no pega de repente. El deterioro es progresivo y se va dando por
fases, y no todas las personas transitan por estas etapas de la misma manera. Pero la forma
en que transcurre la enfermedad es predecible, pues en las primeras etapas no se presenta
deterioro cognitivo o sólo es muy leve: se presentan fallos de la memoria como el olvido
de ciertas palabras conocidas, los lugares donde se ubican los objetos, o los nombres
de personas que recién conocen. Luego ocurren fases de deterioro cognitivo moderado, en
donde se manifiestan dificultades para la realización de cierto tipo de cálculos y
tareas complejas, y se empieza a necesitar ayuda para llevar a cabo actividades cotidianas.
En etapas severas, el deterioro de la memoria sigue empeorando, y ocurren cambios en la
personalidad, en el estado de ánimo y se presentan cambios de humor. Además se pierde
la capacidad de contactar con el entorno, se afectan las funciones del lenguaje y el
control motor. Las personas en estas últimas fases requieren ayuda en las actividades de
cuidado e higiene personal. Pero ¿Qué causa el Alzheimer?
En la actualidad las causas del alzheimer no han sido determinadas completamente y aunque
se han propuesto diversas hipótesis, la más aceptada hasta el momento es la que plantea
que la muerte neuronal es debida a la acumulación en el cerebro de dos proteínas: la beta amiloide
que forma unas placas en los espacios de las células que impiden la comunicación entre
las neuronas; y la proteína tau que forma unos ovillos que se acumulan dentro de las
células neuronales y desintegran los microtúbulos de las neuronas. Parece ser que la beta amiloide
se produce primero, lo que fomenta la aparición y la diseminación de tau, y que es esta última
la que destruye las células nerviosas, lo que afecta la memoria y las funciones cognitivas.
Y ¿Es posible prevenir el Alzheimer? La evidencia parece sugerir que lo recomendable,
como se hace al prevenir otras enfermedades, sería adecuar las condiciones para la llegada
a la vejez de una mejor manera. Por eso se aconseja llevar un estilo de vida saludable,
tener prácticas que cuiden nuestro corazón y mantengan nuestra presión arterial estable,
evitar el estrés y la diabetes. También se ha señalado que realizar actividades mentales
estimulantes como la lectura podrían reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad.
La salud emocional también es importante: se ha considerado que la depresión, la ansiedad
y tener pensamientos negativos por largos periodos de tiempo, podrían ser factores
de riesgo relacionados con la aparición del Alzheimer. Por lo tanto parece pertinente
buscar ayuda psicológica profesional y científica para tratar cuadros depresivos y ansiosos.
La terapia psicológica ayuda a estructurar mejores estrategias para reconfigurar esas
formas negativas de pensar. Una de esas estrategias podría ser la práctica de la meditación.
¿Existe una cura para el Alzheimer? Desafortunadamente, hasta ahora, no existe
una cura para esta enfermedad. Pero se han explorado opciones de tratamiento, pues estudios
realizados con ratones sugieren que la oxitocina, considerada como la hormona del amor, generadora
de vínculos como la confianza y la generosidad entre personas, e incluso con otras especies
como nuestras mascotas, parece tener efectos positivos en evitar la acumulación de la
proteína beta-amiloide y así mejorar la comunicación entre las neuronas.
Al mismo tiempo se están investigando tratamientos alternativos en los que inhibir ciertas enzimas
podría detener el desarrollo de la enfermedad. Mientras los estudios e investigaciones intentar
hallar las posibles causas y potenciales tratamientos de la enfermedad, no debemos olvidar que vivir
con este padecimiento no es fácil y tiene un gran impacto también en quienes le rodean,
especialmente en su entorno familiar; este aspecto ha sido muchas veces invisibilizado,
pero recientemente se ha hecho presente la importancia que tienen los cuidadores y los
impactos negativos en la salud de los mismos, pues el cuidado y la atención de una persona
enferma de Alzheimer, conlleva a menudo la aparición de problemas como malestar general,
alteraciones del sueño y úlceras, además de problemas psicológicos y emocionales como
la tristeza, irritabilidad y depresión. Asimismo, el impacto puede presentarse en dimensiones
sociales y económicas: el cuidador a veces tiene que estar al pendiente las 24 horas
del día, lo que le impide trabajar y obtener ingresos, mientras que los materiales y medicamentos
que el enfermo necesita conforme avanza la enfermedad son cada vez mayores.
Con frecuencia hay una falta de comprensión y conciencia de la enfermedad de Alzheimer
y su impacto. Eso puede causar estigmatización y generar obstáculos para que las personas
acudan de manera oportuna a los servicios de diagnóstico y atención. Te sorprenderá
saber que la enfermedad puede empezar incluso ¡20 años antes de que aparezcan los síntomas!
Por eso una atención temprana permitirá mejores estrategias de afrontamiento e intervención.
Entonces debemos promover información acerca de la enfermedad, ser empáticos con quienes
la padecen y con sus cuidadores. ¡Curiosamente! Mantener tu mente activa es muy importante,
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