La Cabecilla del Parador Episodio 17
Escena 24
Aguas Calientes/Palafito de Cerila y Pocha/5 de octubre/7:36 p.m. Siete y treinta y seis de la noche
Pocha:
Gracias por el libro, Mami. Pero es muy difícil. Hay muchas palabras y cosas que no entiendo.
Cerila:
Sí, es cierto. Pero lo importante es que te guste el libro. Te gusta, ¿no?
Pocha:
Sí. Claro, pero..
Cerila:
Mira, Pochita. No hay problema. Te ayudaré como siempre hago. Yo te leeré un rato en voz alta y te contaré lo que significa cada palabrita que no entiendes y así vas a poder seguir el cuento. ¿Ya mi munshquish?
Pocha:
Ya.
Los tres policías militares de la T.O.P.E., Quispe y los otros dos oficiales que se habían reunido con Ricardo de La Valle y Míster Están, después de dos días de buscar de casa en casa, de palafito en palafito, por fin, dan con el palafito, la casa del difunto Jorge Quirós.
El palafito de los Quirós no se encontraba en el área del vecindario de los empleados de la Parador Wood Emporium, S.A. a solamente cien metros del comedor. Jorge fue buscón. Los buscones, los hombres Chamas especializados en las rutas de la madera para Míster Están vivían en sus casas independientes por el gran río Mayu Wichay. Eso era el trato entre Míster Están y sus buscones, que los buscones ganaban un tanto más que los leñadores y que los buscones podían vivir libres en la selva. A Míster Están no le gustaba ese arreglo pero era necesario porque los buscones no solamente lo ayudaban a él a evitar los peajes arbitrarios de los piratas en los tributarios y rutas; también era necesario que los buscones sirvieran de sentinelas por las noches. De esta forma los buscones podían estar al tanto de los movimientos de los piratas y también de los terrucos, el ejército del Camino Encendido.
Cuando los tres asesinos subieron al porche, Pocha fue la primera de sentirlos.
Pocha:
¡Mami!
Alguien está en el porche...
Rompieron la puerta y entraron gritando e insultando. Cerila reaccionó agarrando la sartén con el pescado friéndose en el aceite de oliva, tirándole en la cara a Quispe. El aceite que le cayó en la cara y los ojos lo incapacitó instantáneamente. El segundo P.M. le agarró del pelo a Pocha golpeándole la cabeza contra la refrigeradora. El tercer hombre corrió hacia Cerila, le agarró por la cintura alzándola y botándola contra la pared, cosa que causó que la pared se derrumbara por el impacto y los dos, el asesino, búfalo de Míster Están, y Cerila salieron volando del palafito cayéndose al agua.
Pocha:
¡Mami!
¡Mami!
Pocha vió a su mamá caerse del palafito y hundirse en las aguas del río Mayu Wichay.
Escena 25
Aguas Calientes/Hotel, Los Bufeos, Centro de Aguas Calientes/El Lobby
6 de octubre/10:40 a.m. faltando veinte minutos para las once de la mañana.
Soyla Quirós acaba de salir del ascensor y se presenta en la recepción para hablar con la recepcionista de turno.
Recepcionista: Señorita. (entregándole una nota) Le ha llegado este comunicado de la policía hace veinte minutos.
Soyla: Gracias. Muy amable.
"Estimada Ciudadana: Sírvase esperar en el restaurante del hotel al inspector Ricardo de La Valle quién llegará al hotel momentáneamente. Es una cuestión de urgencia. " Gracias por su fina atención". La Comandancia/La T.O.P.E.
Recepcionista:
Señorita. Porfavor sírvase pasar al restaurante del hotel. El inspector de La Valle ha pagado su desayuno.
Soyla:
Gracias. Muy agradecida.
Soyla entonces, agarró su cartera, atravesó el lobby y entró al restaurante. Tomó el desayuno. Tuvo que esperar un poco más de media hora. Estaba angustiada. Esto de que venía el jefe de la T.O.P.E. para hablarle era mala señal. Tenía que haber pasado algo grave.
Cuando el inspector llegó con sus dos guardaespaldas, Soyla se levantó.
Ricardo de La Valle: ¿Señorita Soyla Quirós?
Soyla: Sí, señor.
Ricardo de La Valle:
Porfavor. No se levante. Soy el inspector Ricardo de La Valle. Vengo con malas noticias acerca de su familia. Antes de contarle lo que ha sucedido, quiero que usted sepa que puede contar con nosotros. Todos los recursos de mi oficina están a su disposición.
Soyla: Mi hermano, mi cuñada y sobrinita han fallecido, ¿verdad?
Ricardo de La Valle:
Ay Dios. Esto no es fácil para mi. Ayer por la noche, a eso de las siete y media, hubo un atentado. Terrucos del Camino Encendido subieron al palafito de su hermano, Jorge y cobardemente lo asesinaron a él, a su cuñada y a su sobrina. Lo siento. Parece que su hermano llegó a matar a dos de los terrucos, cuyos cadáveres encontramos después flotando unos tres kilómetros río abajo.
Desafortunadamente no hemos podido hallar los restos de ninguno de su familia, señorita. Las corrientes del río estaban bravas.
(Soyla sintió un pequeño vértigo y se quedó un poco desorientada. Al mismo tiempo le entró un escalofrío. Estaba aterrorizada. Se moría de miedo. Se moría de miedo porque al cuento que de La Valle le estaba metiendo le faltaba lógica. Hacía meses que ella había llamado a la empresa de La Parador Wood Emporium y la recepcionista de la empresa le había dicho que "no trabaja ningún Jorge Quirós en la Parador Wood Emporium", y ahora el inspector le acababa de decir que Jorge Quirós estaba tranquilamente comiendo la cena con su familia en el palafito cuando de pronto fue asesinado por terrucos del Camino Encendido. Soyla sabía que tenía que hacerse la tonta si quería sobrevivir esto. )
De La Valle:
Señorita. Apenas sepa usted de los arreglos con el funerario y tal, agradecería que me avisara porque queremos brindarle la seguridad necesaria para el funeral y la misa. Tomé la libertad de ponerle al día al Padre Vargas y me imagino que pronto estará en contacto con usted por medio de la recepcionista del hotel.
Soyla: (Soyla está temblando. El inspector de La Valle le alcanza una pequeña caja de pañuelos para que se suene)
Gracias, señor Inspector. Voy a hacerme cargo del funeral y la misa. Hablaré con el padre esta misma tarde. Quiero acabar con todo esto lo más pronto posible.
De La Valle: ¿Piensa quedarse?
Soyla:
No....No creo que me quede. Ya no tengo familia aquí. La única familia que me queda reside en Estados Unidos.
De La Valle:
Pues, bien. Como dije anteriormente, usted puede contar con mi oficina. Cualquier cosa que usted necesite...
Soyla:
Gracias, Señor. Me va usted a disculpar. No me siento bien. Creo que voy a regresar a mi cuarto por un rato antes de ir a hacer los arreglos con el padre. Gracias por la atención y el desayuno.
De La Valle:
No. Qué ocurrencia. Acuérdese. Cualquier cosa, señorita.
(De La Valle le alcanza a Soyla su tarjeta)
Soyla:
Gracias, señor. Hasta luego.