#47 - Guillermo & Mariano - Christmas and the Holidays, Part 2
¿Qué tal, Mariano?
¿Todo bien?
¿Qué haces, Guille?
Acá estaba… pensando un poco, ¿sabes? acerca de que se vienen las fiestas, se viene la navidad, y estaba nostálgico, me estoy acordando de cuando era chico, de cuando era un niño…
Y bueno, pasa, ¿no?
en estas épocas…
¿Te acordás lo bueno que estaba la navidad?
Si, si.
Y que venga la familia, que venga Papá Noel, los regalos…
Si, era toda una expectativa, era una incertidumbre, ¿no?
de saber por dónde iba a entrar Papá Noel, qué te iba a traer Papá Noel, era una ilusión, ¿no? un entusiasmo que… es incomparable, ¿viste? cuando sos chico, mantenés esa ilusión, al menos en mi familia siempre me han cumplido eso, de ver a Papá Noel, de que me traiga regalos, de hacer la cartita a Papá Noel. Es hermoso eso, es hermoso.
Aparte, confías tanto en tus padres que existe Papá Noel cuando sos chico, que no puedes verlo que es tan obvio que esos regalos te los compraron ellos…
Claro, claro.
… es obvio, ¿me entendés?
Si.
… lo crees, es creer ciegamente, y se crea toda una ilusión, aparte vos estás cenando, y… y de repente te vas hasta el arbolito y todavía no hay nada, y a los tres segundos te vas al arbolito y ya están todos los regalos y vos decís: “¿en qué momento pasó?”
Claro, pero eso a vos, ¿te lo hacían en reyes ó en navidad?
No, en navidad.
Por que a mí por ejemplo… ah, no, mi navidad era diferente, mi navidad era Papá Noel entrando a la casa…
No, no, nunca, nunca.
¿Ah, no?
Nunca lo vi.
¿Nunca lo viste a Papá Noel?
Nadie se disfrazó jamás de Papá Noel cuando yo era niño.
No, mi caso era diferente.
Aparecía mi abuelo – yo en ese entonces no sabía obviamente que era mi abuelo el que estaba disfrazado de Papá Noel – aparecía mi abuelo por la terraza de mi casa.
Muerto de calor.
Si, y bueno, y lo veíamos bajar, yo me acuerdo que… hasta hay fotos, con caras de pánico, ¿viste?
tenía miedo de… de realmente saber quién era ese hombre que estaba ahí, pero era algo…
Era Papá Noel.
… era algo increíble, por que uno lo veía por televisión, ¿viste?
ó en las publicidades, y yo sentía como que era el mismo, era el mismo que aparecía en las películas, en la televisión, y estaba ahí en mi casa, ¿viste? pero… es cierto, uno es muy inocente…
No te hacés tantas preguntas, ¿viste?
Claro.
Es Papá Noel y se terminó.
Claro. Yo me acuerdo que la primer pregunta de sospecha que tenía, digamos, la… la primer duda fue en decir: “¿cómo Papá Noel puede estar a la misma hora en todas las casas?” ¿viste? porque a las doce estaba en todas las casas, y yo fui y le pregunté a mi papá, le digo: “¿cómo puede estar Papá Noel en todas las casas a la misma hora?” y él me contestó que, bueno, que en algunas casas llegaba un poquito más tarde, pero que por lo general en mi barrio era puntual, ¿viste?
Claro. Pero era hermoso eso, esperar ese momento con tanta anticipación, ¿viste? a mí me gustaba más navidad que año nuevo por el tema de los regalos.
Claro. Ahora es al revés. Ahora es al revés, si.
Y reyes, la fiesta más intrascendente de las tres, pero que cuando era chiquito, increíble, porque te ibas a dormir, dejabas los zapatitos, el agua y el pasto para los camellos – qué gracioso que le dejes pasto, ¿no?
por que habiendo pasto en todos lados, van a ir a comer el que vos le dejás en un platito – y al otro día tenías los regalos, que por lo general eran regalos más modestos que los de navidad, por que ya la familia se estaba quedando sin plata, pero era lindo, te ibas a dormir y al otro día te levantabas a las seis de la mañana y te asomabas a ver si ya había regalos ó todavía no, de repente a las ocho ya estaban los regalos…
Si, si, si, yo me acuerdo de… durante la noche ir al baño y tantear, ¿viste?
a ver si ya habían pasado los reyes, y me acuerdo de algo bastante gracioso: una vez pasé reyes en la casa de mis abuelos, y cuando yo estaba dejando el vasito con agua y el pasto, mi abuelo dijo que le deje una sidra a los reyes, y al otro día estaba la sidra descorchada, destapada, y bueno, para mí era muy gracioso, los reyes se habían tomado la sidra.
Pero… ah, ¿estaba vacía?
Estaba vacía, los reyes se habían tomado la sidra, que en verdad había sido mi abuelo, ¿no?
el que se levantó, andá saber a qué hora y se bajó una sidra él solo. Después me acuerdo un año que yo ya era más grande, ¿viste? y empecé a sospechar de todo, y yo había pedido un muñeco, ¿viste? para los reyes, y me acuerdo que ese muñeco aparece a la mañana al lado del arbolito, pero aparece parado el muñeco, ¿me entendés? Entonces yo me hacía la pregunta de cómo los reyes tiraron, a través de la reja de la ventana de mi casa, tiraron ese muñeco y cayó parado al lado del arbolito, ¿me entendés?
Claro. Bueno, el problema es que, vos, en ese caso, tenias el arbolito lejos de la… De la ventana.
… y te hacías esa pregunta.
En mi caso no usábamos el arbolito para reyes…
¡Ah, mira!
… juntaba los zapatos, y el agua y todo, cerca de una ventana, y como es verano, dejábamos entre abierto…
Claro. … entonces no había preguntas, directamente… ¿Y qué era, esa ventana que tenías, apuntaba al patio de tu casa?
A la terraza, sí, a la terraza.
¿Y cómo los camellos iban a pasar por la terraza?
Mira, no tengo la menor idea.
Claro, por esto te preguntaba, eras muy chiquito.
Y eran voladores los camellos, qué sé yo.
Claro, en ese momento, todo puede… todo puede ocurrir, todo puede pasar, ¿viste?
Claro, pero bueno, para navidad, siempre los regalos eran mejores por que, claro, está antes, aparte es una fiesta más importante, y recuerdo algunos de los regalos más importantes que me hicieron para navidad, que… un metegol, muy lindo, un metegol de… de madera, y todavía lo tengo, tendría que restaurarlo, por que está un poco… está un poco destruido, pero muy lindo; también mi primer bicicleta, creo que tenía seis años, y me regalaron una bicicleta de paseo color verde agua, era enorme, yo la veía enorme, y después la vi, era chiquitita, ¿no?
pero… pero… cómo… cómo miraba yo esa bicicleta, no lo podía creer…
Claro. … que Papá Noel me haya traído eso, pero sin duda, el mejor regalo y el que más recuerdo para navidad, año mil nueve noventa y dos, yo tenía once años, y… mis padres hicieron un esfuerzo económico, por supuesto ya sabía que no existía Papá Noel a los once años, ya me lo habían declarado, mis padres hicieron un esfuerzo económico y me regalaron la consola Nintendo de 8 bits, que en ese momento era lo último en videojuegos… Ajá, la que tenía el juego de Mario Bros.
… la que te venía con el Mario Bros.
y la que te venía con el Duck Hunt con la pistola láser, y que cazaba a los patos…
Si, si, si.
… disparabas al televisor y bajaban los patos.
Qué regalo, por Dios, qué regalo, lo que jugué con esa consola con mis compañeros de colegio, el problema que los juegos eran carísimos, por que te venía la consola con dos juegos, pero después comprarte los juegos era carísimo, pero más ó menos fuimos comprándole unos juegos y la verdad que lo que me divertí con eso, años y años, el mejor regalo sin duda que recibí para navidad… la conectaba… me acuerdo que teníamos un televisor que no era de la misma norma que… que la consola, y veía todo blanco y negro, y me acostumbré a ver los videojuegos en blanco y negro…
Ah, mira.
… hasta que llamamos un técnico, como un año después que vino, le modificó la norma de televisión y empecé a ver el Mario Bros.
en color y no lo podía creer…
Claro, claro. … y jugaba a los jueguitos de fútbol, hacíamos torneos de fútbol con mis compañeros del colegio, con mis amigos. Increíble, la verdad que ese fue, sin duda, es el mejor regalo que recibí para navidad. ¿Vos te acordás de tu mejor regalo, de algunos regalos que recuerdes para navidad?
Si, hay un regalo que para mi fue… fue especial, por que yo cuando era chico era fanático de Rambo, de la serie de Rambo, ¿viste?
de Stallone, y me acuerdo que un verano, creo que fue el verano del noventa, yo pedí el Jeep de Rambo, Rambo tenía un Jeep que se vendía en las jugueterías, en ese momento era un juguete muy caro, ¿viste? venía con unas ruedas así…
Claro, el típico juguete que lo quieren todos…
Claro. … y no lo tiene nadie. No, no lo tiene… muy gigantón.
Y bueno, pedí eso, pensé que Papá Noel no me iba a conceder ese regalo y así fue, y yo me acuerdo que estaba tan entusiasmado, pero ¿por qué es especial este recuerdo? Porque me acuerdo que a mi vecino – Martín, que se llamaba, un chico que ya no veo más – le habían regalado lo mismo, ¿y qué fue lo que pasó esa noche? Se confundieron. No. salimos los dos a la puerta de la casa a jugar, cada uno con su Jeep, no lo podíamos creer, por que los dos habíamos pedido lo mismo, ¿me entendés? Los dos habíamos pedido lo mismo, y bueno, salimos a jugar esa misma noche a la vereda, yo me acuerdo lo que pasó, pobre Martín, lanzó por la rampa del garage… de mi cochera, el Jeep a la calle, y cuando lo lanzó pasó un coche: se lo pisó y se lo destrozó…
¡No!
… la misma noche.
Lo peor que te puede pasar…
… si, lo peor que le podía pasar…
… y yo que estaba diciendo que era el tuyo…
Yo no me puedo olvidar más lo que lloró ese chico, ¿viste?
le duró el juguete ese, le habrá durado unas… dos horas, más o menos…
Suele pasar eso, ¿eh?
que… Fue terrible. … y lo destruís, de la emoción.
Si, fue terrible.
Pero además lo hizo trizas el auto, porque no es que le… ¿viste?
Claro, claro. Lo destrozó, eran todos pedacitos en la calle, me acuerdo del padre del chico, juntándolo, el chico llorando desquiciadamente, yo con el juguete como nuevo… Peor, te había quedado el nuevo.
Si, si, si, yo me sentía mal, ¿viste?
pero bueno, es un recuerdo en fin. Pero bueno, después llegó el momento en que uno deja de creer en Papá Noel y entiende cómo son las cosas y es de alguna manera una desilusión, ¿no? y está… en algún punto como alguna… alguna bronquita con los padres, ¿no? de: “¿por qué me mentiste?” “¿porqué no me dijiste que esto era así?” pero bueno…
Siempre hay un amiguito que ya lo sabe desde antes, y te empieza a decir: “mira, que Papá Noel no existe” y vos le decís: “sí existe”
Claro, claro. “Existe y existe” y después cuando te dicen que no existe, quedás como un estúpido, y tenés que pedir disculpas. Claro. En mi caso me di cuenta solo, porque… había, digamos, en algunos… en algunas navidades, había un Papá Noel comunitario, digamos que llegaba a mi barrio… Como para que sea un poco más creíble.
Claro, llegaba a mi barrio en un coche, y traía los regalos de todos los… de todos los niños del vecindario, de toda la cuadra, ¿me entendés?
Se bajaba de ese automóvil y repartía los juguetes, los chicos hacían una fila y él iba repartiendo, bueno, y se dio de que un vecino mío le saca la careta, la máscara a Papá Noel, y cuando lo vimos, era mi abuelo… ¿
Máscara, tenía?
Si. No sé si tiene máscara, es para… sólo para… sospechar, digamos, tiene que ser una cara, bueno, era… estaba tapado, con mucha barba, cuestión que lo desenmascararon, le sacaron la barba uno de los niños que estaba ahí jugando, y la desilusión que me llevé en ese momento, era mi abuelo el que estaba detrás de este traje, ¿viste? y fue una… una sensación, un sentimiento muy ambiguo por un lado, bueno, la ternura y lo lindo de saber que mi abuelo estaba haciendo eso por todos los niños, y por otro lado la desilusión de saber que Papá Noel no existía, ¿viste?
Claro. Así que bueno, y eso habrá sido cuando yo… yo era grande, tendría unos… doce años. Che, ¿y todavía conservás el… la camioneta de Rambo?
El jeep.
La camioneta de Rambo… creo que debe estar en un altillo en mi casa, si es que no lo regalé…
¿Sabés que yo tengo todavía el Nintendo guardado en una caja como nuevo?
Yo siempre fui muy cuidadoso con mis juguetes…
Claro. … siempre fui, en ese sentido, muy, muy cuidadoso. Tengo el Nintendo guardado en una caja, no le ha de faltar nada, ni un cable. ¿Te parece que lo… lo saquemos y nos ponemos a jugar al Mario Bros. ? Dale, dale, dale. Vamos a probarlo.
A ver si sigo siendo tan ágil como cuando tenía once años.
Dale, dale, dale, dale.
Bueno, vamos.
Listo.