A mi aire 119: Amsterdam, el tren Pa (8 de noviembre, 2013)
mi aire 119: Amsterdam, el tren Pau Casals, equivocaciones (8 de noviembre, 2013)
Hola amigos, soy Alicia. Me alegro de teneros de nuevo conmigo, ¡bienvenidos! Hoy es 8 de noviembre. Acabo de volver de Amsterdam y os voy a empezar hablando sobre el hotel que tuvimos, ¡qué especial era!. Después os contaré que ha pasado con el tren Pau Casals y terminaré el podcast hablándoos de equivocaciones [1]. ¿Preparados para escuchar? ¡Pues vamos!
He estado cinco días en Amsterdam de vacaciones y al volver mi ahijado Javi me dijo: "Alicia, a ver, dame tres adjetivos para Amsterdam". "Uy, ¿sólo tres adjetivos?" Era difícil, tres adjetivos... "Bien, ya los tengo"-, dije contenta - "bonita, interesante y divertida o... curiosa, extravagante y artística". Para mí es difícil calificar a esta ciudad, es tan especial. ¿La conocéis vosotros? Yo estuve allí con 18 años, en un viaje de fin de curso. No había vuelto desde entonces. Esta vez la he visto con otros ojos, he paseado más y he estado en varios museos, sobre todo el de Van Gogh me ha entusiasmado. Amsterdam me ha parecido realmente una ciudad fantástica y muy completa. Pero hoy os voy a hablar sobre el hotel que tuvimos. ¡Ay, qué hotel!
Yo reservé el alojamiento por Internet. Ya os lo conté en mi último podcast. Los comentarios eran positivos: "Hotel muy céntrico con servicio agradable y desayuno muy completo". Las fotos estaban bien. Las habitaciones se veían bonitas, todas con vistas a un canal. En las habitaciones había ducha. Vale, además el precio estaba bien. 50 euros por persona por una habitación doble. Bien, reservé y David y yo fuimos allí. Al llegar a la puerta del hotel llamamos, alguien nos abrió desde dentro, empujamos y de repente vimos ante nosotros una escalera interminable muuuuy empinada [2]. Arriba, por una ventanita asomó [3] una cabeza. "¿Tienen una reserva?" - Preguntaron en un mal inglés. Nosotros no entendimos a la primera "¿Qué? ¿Qué dice?"-. Nos gritamos un poco, nos hicimos señas: "Sí, sí, por Internet. Tenemos reserva para hoy." Y de repente un chico bajó dando saltos [4]. Nos cogió las maletas y subió.
El decorado del hotel era una mezcla holandesa y oriental muy curiosa. Había muchísimos suvenirs holandeses por todas partes, pero lámparas y alfombras marroquíes. Era una combinación extraña. Parecías estar en otro mundo. El personal del hotel era árabe y muy amable. Bueno, pues después de dejar nuestros datos personales fuimos a la habitación. ¡Uy, qué estrecha era!, ¡qué habitación tan pequeña!, entre una cama y otra sólo te podías poner de lado y en la ducha tenías poquísimo sitio. En fin. Yo le dije a David: "Anda, abre las cortinas. Según las fotos de Internet tenemos vista al río, al canal". David se empezó a reír, "¿seguro que quieres que abra las cortinas Alicia?" Y se reía más. "¿Al canal?" Entonces vi porqué se reía. Nuestra ventana daba a un patio y delante de nosotros sólo teníamos un edificio alto y feo. Vaya, ¡poco romanticismo teníamos allí! Entonces yo también me reí. Os tengo que decir, queridos amigos, que al final nos cambiaron la habitación y al menos nos dieron una con vistas.
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Cuando llego de las vacaciones ya estoy pensando en las siguientes, ¿no os pasa a vosotros lo mismo? Bueno, pues recién [5] llego de Amsterdam empiezo a pensar que podría visitar a mis primos de Barcelona. Por curiosidad me meto en Internet y busco el tren Pau Casals. ¿Cuánto costará ahora?- Me pregunto. Y empiezo a pensar la de veces que he viajado en ese tren... Lo cogía por la noche en Zúrich y llegaba por la mañana a Barcelona. La vuelta era al revés, a las ocho de la tarde me instalaba en el tren y llegaba aquí por la mañana. ¡Cómo me gustaba viajar así!, ¡qué cómodo era! Bueno, pues lo dicho, me metí en Internet para ver cuánto cuesta ahora el viaje y ... amigos, ¡el Pau Casals ya no existe! El tren nocturno a Barcelona ha pasado a la historia. Hizo su último trayecto [6] en diciembre del 2012, hace un año... ¡Ay, qué pena me dio saberlo! No os lo podéis imaginar. Para mí con este tren ha desaparecido una parte de mí, una parte de mi historia y de mi pasado. Todo cambia, todo evoluciona, pero me doy cuenta de que me cuesta [7] despedirme de las cosas. Me cuesta decir adiós a un tren.
Pero bueno, entonces tuve que saber los motivos de su desaparición, claro, e investigué en Internet. El 5 de diciembre del año pasado el periódico NZZ publicó un artículo muy completo sobre el Pablo [8] Casals. En este se cuenta que el tren dejó de hacer el trayecto Zúrich Barcelona sobre todo por dos cosas. Una, que el tren no era rentable [9]. Viajaban al año menos de 20.000 pasajeros. La segunda razón fue una nueva ley de seguridad que exigía una inversión económica muy alta. Había que invertir unos 50.000 euros por vagón para un nuevo sistema de cierre de puertas. Vaya, que era mucho dinero para un tren que llevaba pocos pasajeros. En el fondo[10] es lógico el fin del Pau Casals.
Antes de dejar la historia de este tren os voy a contar algo que ocurrió en agosto de 2010. El Pau Casals salía de Barcelona en dirección Zúrich y Milán. En la ciudad francesa de Lyon, el tren se separaba. Unos vagones continuaban su viaje a Suiza y otros a Italia. Siempre era igual. Bueno, pues en el verano del 2010 los técnicos franceses se confundieron [11] en Lyon y mandaron a Zúrich el tren que debía ir a Milán y a Milán los vagones que iban a Suiza. Por suerte el conductor del tren que debía ir a Zúrich se dio cuenta de la equivocación y cambió la dirección, rectificó [12]. Pero el conductor del tren a Milán no se dio cuenta de nada. Él continuó su camino y los viajeros que iban a Italia se despertaron en Zúrich. Sí, amanecieron oyendo suizo-alemán. Os preguntaréis cómo terminó la historia, ¿no? Bueno, pues que los viajeros tuvieron que ir en autobús a Milán y se les devolvió todo el dinero del viaje, pero imaginaros la sorpresa de los pasajeros y el rollo [13] que fue... Desde luego, ellos sí que tienen una historia para contar.
Yo alguna vez he pensado en esto: ¿y si me monto en un tren equivocado? ¿A vosotros os ha pasado alguna vez? ¿Alguna vez os habéis montado en el tren pensando que os lleva a un lugar, pero os lleva a otro completamente diferente? El otro día me reía con un amigo. Es que él se equivocó de autobús al volver a su casa. Había dado un seminario de formación durante todo el día, estaba cansado y deseando llegar a su casa. Entonces se subió al autobús para ir a su pueblo y, como era ya de noche, no se dio cuenta de que el recorrido era diferente al habitual [14]. Mi amigo llegó a Stallikon, un pueblo a 10 kilómetros y medio de Arni, donde él vive. Uf, de repente se encontró de noche en un pueblo desconocido con su maletín en la mano. Menos mal que hoy en día existen los móviles. Llamó a su mujer y ella lo fue a recoger con el coche. Ahora, eso sí, ella tuvo que despertar a los niños, meterlos en el coche para ir a buscar al papá despistado que estaba perdido. Menos mal que era viernes y al día siguiente no tenían que madrugar.
A mí algo así no me ha pasado nunca, pero lo que sí me ha pasado es subirme al autobús en la dirección contraria. ¡Uy!, eso me ha pasado muchísimas veces. La última fue en Valencia. Al salir de la estación de tren queríamos ir a ver la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Nos dijeron el número de autobús que teníamos que tomar y nos subimos en aquel autobús sin estudiar antes las paradas. ¡Menudo [15] error! ¡recorrimos la ciudad de Valencia!, tardamos 35 minutos en llegar a donde queríamos, cuando podíamos haber tardado ¡sólo 5 minutos!
Bueno, y así llegamos ya al final de este podcast. Me podréis escuchar de nuevo en dos semanas en la página web www.podclub.ch. Entonces os contaré la historia de un profesor de inglés español que fue a regañar a John Lennon, ¡ya veréis!
Amigos, cuidaros, ¡y que os vaya muy bien!
[1] equivocaciones: cuando uno se equivoca, se confunde, y hace otra cosa distinta a la que quería hacer
[2] empinada: con una gran pendiente
[3] asomar: sacar la algo por una abertura o por detrás de aguna parte; en este caso sacar la cabeza por una ventanita pequeña
[4] dando saltos: saltando las escaleras de dos en dos
[5] recién: en cuanto, nada más
[6] trayecto: viaje
[7] me cuesta: es difícil para mí
[8] Pablo: Pau en español
[9] no era rentable: no producía suficiente dinero, no merecía la pena económicamente
[10] en el fondo: realmente
[11] confundirse: equivocarse
[12] rectificar: corregir
[13] el rollo: la pesadez
[14] al habitual: al que hacía siempre, al normal
[15] ¡menudo...! : ¡qué...!