La justicia peruana: un garrote contra el periodismo (1)
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Silvia: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Este año la libertad de prensa se ha deteriorado en la mayoría de los países de Latinoamérica. Así lo muestra el índice anual que publica la organización Reporteros sin Fronteras. La tendencia en los últimos años es clara: la intimidación y la violencia contra periodistas va en aumento y hacer un periodismo que expone los intereses más turbios es cada vez más peligroso
Silvia: Hay casos realmente alarmantes en varios países de la región, desde México, el país más peligroso para ejercer el periodismo hasta El Salvador, Nicaragua o Brasil, donde los gobiernos han perseguido sistemáticamente a la prensa crítica.
Hoy, un caso emblemático en Perú, donde la justicia se ha vuelto un garrote para amedrentar a periodistas.
Es 11 de diciembre de 2020.
Silvia: En febrero de este año, cuando aún no sabíamos que el nuevo coronavirus sería declarado una pandemia y no pensábamos dos veces en hacer entrevistas en persona, me junté con la periodista peruana Paola Ugaz… O, como le decimos los que la conocemos: Pao.
Señora: ¡Paola!
Silvia: Paola. ¿Habla español?
Señora: ¿Será Paola que te buscan?
Silvia: Sí… Paola Ugaz.
Pao: ¡Hola Silvia!
Silvia: Le pregunté a la señora que abrió la puerta si hablaba español porque estábamos en Londres. Pao había viajado desde Lima, donde vive, para trabajar en un libro que ha estado investigando y escribiendo desde el 2015. Es sobre las finanzas del Sodalicio, una organización católica fundada en Perú en 1971.
Eliezer: Su nombre oficial es Sodalicio de Vida Cristiana. Es lo que se llama una “sociedad de vida apostólica”. Básicamente, un grupo de laicos y sacerdotes católicos que viven en casas o comunidades. Forman a niños y niñas y, como dice su página web, “participan de la misión evangelizadora de la iglesia.” Más sobre ellos en un momento.
Silvia: El viaje de Pao a Londres en febrero de este año coincidía con el feriado judicial en Lima, cuando los jueces y sus auxiliares están de vacaciones, o sea, que no hay juicios. Para Pao, ese feriado –ese viaje– era un respiro.
Pao: Felizmente tuve la suerte de conseguir una pequeña beca y venirme para acá. Y realmente siento la diferencia de sentarme a ver papeles, a buscar un mejor índice, ¿no?, y a sentir un poco de descanso emocional a tanto estrés judicial al que he sido sometida en el año 2019.
Silvia: ¿Cómo comienza todo?
Pao: Tres años después que publicamos el libro Mitad monjes, mitad soldados con Pedro Salinas, recibimos una demanda en octubre del 2018, y en esa demanda un arzobispo del Sodalicio, José Antonio Eguren, nos demandó por separado, a mí y a Pedro Salinas, por difamación agravada.
Silvia: Este libro al que se refiere Pao, Mitad monjes, mitad soldados, es una investigación periodística que salió en el 2015. Pao y el periodista Pedro Salinas reunieron treinta testimonios de personas que denuncian haber sido víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales cuando eran menores de edad y sodálites –ese es el nombre que se le da a los integrantes del Sodalicio–.
Eliezer: Es importante notar que no era la primera vez que se denunciaba este tipo de abusos dentro del Sodalicio. En el 2000, el exsodálite José Enrique Escardó publicó varias columnas en la revista Gente contando sobre los abusos físicos y psicológicos que él sufrió. Ha dado entrevistas a programas de noticias en la televisión peruana.
Audio de archivo, Cecilia Valenzuela: Te tuviste que escapar…
José Enrique Escardó: Me tuve que escapar, así es. Tuve que agarrar mis maletas en un momento, decirle a todos que yo iba a lavar los platos a la hora de la siesta y agarrar un taxi, e irme a la estación de buses y regresar llorando todo el camino a Lima.
Silvia: En los siguientes años salieron a luz más testimonios. Pero el libro de Pao y Pedro marcó un antes y un después, porque muestra un encubrimiento sistemático que protegió a abusadores en las esferas más altas de la organización.
Pao: Y que hasta el día de que salió un libro, nadie había hecho nada, ni en términos judiciales ni canónicos en contra de esta organización en la cual había tantos miembros que habían sufrido tanto daño.
Eliezer: El mismo mes que se presentó el libro en Perú, la Fiscalía anunció que investigaría al fundador del Sodalicio: Luis Fernando Figari. Y eso fue solo el comienzo. Paola y Pedro recopilaron más de cien testimonios después de que se publicó su libro. El caso del Sodalicio es largo y complejo. Ha llegado hasta el Vaticano.
Silvia: Y el impacto de la investigación de Pao y Pedro los ha expuesto a lo que ella define como acoso judicial. Empezó con esa demanda que Pao mencionaba del 2018, la que puso José Antonio Eguren, el arzobispo de Piura.
Pao: Ahí empezó una especie de montaña rusa judicial, porque estábamos obligados a ir a Piura, una ciudad donde no vivimos.
Eliezer: A casi mil kilómetros de Lima.
Pao: A enfrentar en una ciudad donde el arzobispo José Antonio Eguren tiene mucho poder. Los dueños de los medios están muy ligados por lazos de amistad, etcétera, con el arzobispo Eguren. Y entonces era como jugar de visitante, pero realmente de visitante.
Silvia: ¿Y cuál era la demanda? ¿Por qué los estaba demandando?
Pao: A cada uno por separado. A mí, por haber escrito siete tuits. Él recibía en Trujillo al Papa Francisco y yo lo que hice fue escribir siete tweets donde recordaba quién era el arzobispo Eguren, que formaba parte de la generación fundacional del Sodalicio; que él no había dicho una sola palabra de las víctimas del Sodalicio, ni contra los victimarios, ni contra las víctimas. Y sólo hice como una especie de recordatorio de quién era José Antonio Eguren. Era… Si ustedes revisan los tuits, la verdad que son periodísticamente impecables. Pero sobre esos tuits él me demanda.
Eliezer: A Pedro, el arzobispo Eguren lo demandó por una columna de opinión.
Pao: En la cual él considera que lo difaman. Motivos diferentes, pero si te das cuenta, es muy extraño que las dos personas que habían hecho la investigación más grande del Sodalicio en Perú, sean demandados por el arzobispo del Sodalicio.
Silvia: ¿Era la primera vez que te demandaban?
Pao: Sí, era la primera vez. Yo el año pasado cumplí veinte años de periodista y realmente me di cuenta, mirando hacia atrás, que nunca había tenido ninguna demanda judicial por mi trabajo, sino hasta que investigué el Sodalicio.
Silvia: Entonces, ¿cuál fue tu reacción al recibir esta demanda?
Pao: Pensé realmente, bueno, inocentemente en ese momento, que no iba a prosperar más allá de la demanda y de la carta notarial, etc. Y me equivoqué de cabo a rabo, porque en Piura es otra historia. En Piura la jueza uno le presenta pruebas, uno habla, uno le explica y la jueza te miraba y te decía, “lo que está diciendo está al revés, estás difamando a… ”, ¿no?
Silvia: Pao dice que ella y Pedro tuvieron que viajar unas diez veces, cada uno, a Piura. Una de esas, Pao fue para declarar como testigo en el caso de Pedro.
Audio de juicio, abogado de Eguren: Usted ha dicho que todo está armado para condenar a Pedro Salinas.
Audio de juicio, Pao: Es que si no contesto…
Audio de juicio, Abogado de Eguren: Pregunto: ¿sí o…?
Pao: Era entrar a un lugar donde la capilla del Poder Judicial era casi tan grande como tres salas juntas del Poder Judicial. Una cruz gigante. Y entrabas a la sala de la jueza Judith Cueva Calle y había una Biblia y una una cruz que si tú te parabas todavía no la terminabas de pasar. Entonces ahí tú ya sabías quién estaba realmente, quién estaba, quién tenía el poder, ¿no?
Audio de juicio, abogado Carlos Rivera: Señora magistrada, de nuevo: creo que la testigo está respondiendo en los términos de sus convicciones.
Audio de juicio, abogado de Eguren: Es que no responde…
Audio de juicio, jueza: No responde. Sale con otra respuesta.
Pao: O cualquier cosa que preguntaba nuestro abogado Carlos Rivera lo callaban y el abogado del arzobispo Eguren tenía cancha libre, etcétera, etcétera. Entonces sabíamos realmente que ahí no iba a prosperar nada.
Eliezer: El 8 de abril de 2019 Pedro fue condenado a un año de pena suspendida –o sea, sin entrar a la cárcel– y a pagar ochenta mil soles, poco más de veinte mil dólares, al arzobispo Eguren.
Silvia: Pao pensaba que a ella le tocaría una condena parecida, pero pasó algo inesperado.
Pao: En ese momento la Iglesia católica peruana reaccionó y reaccionó muy bien a favor de los periodistas. Lo que pasó fue que dos días después de la condena contra Pedro Salinas en Piura, la Conferencia Episcopal y el nuevo arzobispo de Lima, Carlos Castilla, hacen un pronunciamiento condenando la condena a Pedro Salinas, lo cual obviamente causó mucho resquemor y solidaridad hacia Pedro, ¿no?, hacia la causa, digamos, periodística.
Eliezer: El comunicado de la Conferencia Episcopal dice que el Papa Francisco ha, “alabado y agradecido” la labor de periodistas que están investigando y destapando abusos. Dice que el Papa, cito: “subraya […] que la Iglesia necesita de su ayuda en esta difícil tarea de luchar contra este mal.”
Pao: Meses después, supimos que hubo una suerte de… Llegaron a comunicarse con el papa Francisco y su entorno, pidiéndole que por favor vea este caso porque era contradictorio con una conferencia que había habido, una conferencia mundial contra la pederastia en febrero del año del mismo año, y un arzobispo demandando a periodistas que habían revelado casos de pederastia. Entonces había una contradicción muy grande en la cual se tenía que hacer algo y gente allegada al Papa Francisco, no sabemos exactamente quiénes ni en qué circunstancias, hablan con el arzobispo Eguren y se desistió de los dos de las dos demandas contra Pedro y contra mí.
Eliezer: El arzobispo Eguren primero retiró la demanda contra Pedro.
Pao: El juicio quedó extinguido y la condena ya no existe.
Silvia: Al otro día se reportó que Eguren había desistido de la denuncia contra Pao. Pero su caso no se cerró de inmediato.
Pao: En mi caso se demoró mucho más, porque siempre con las mujeres periodistas pasan demoras, ¿no? Sabemos eso. Y mi caso recién se pudo cerrar en agosto del año pasado.
Silvia: Y tú pensaste: OK ¿No viene nada más? ¿Qué pasó?
Pao: Bueno, yo, casi de inmediato enfrento otra demanda más en Piura, donde me estaba demandando un funcionario Sodalicio, Carlos Alberto Gómez de la Torre, por falso testimonio.
Eliezer: Carlos Alberto Gómez de la Torre es un abogado y empresario ligado al Sodalicio. Estaba demandando a Pao por falso testimonio que supuestamente había dado cuando declaró como testigo en el caso de Pedro. Ese día Pao dijo –contrario a lo que insistía el abogado del arzobispo Eguren– que ella no era la productora de un documental de Al Jazeera donde nombraban a Carlos Alberto de la Torre. Aquí un clip del documental en cuestión.
Audio de archivo, documental Al Jazeera: Gomez de la Torre Pretel, el representante legal de los sodalicios, era el que les entregaba las cantidades de dinero a los de la Gran Cruz. Es por ello que vinieron policías, fiscales y jueces de Lima a desbaratar esta organización criminal con hermetismo.