DESTINO
-No vas a creer lo que me pasó. -¿Qué?
En el instante en el que pensé en renunciar a mi trabajo
llegó una paloma a mi ventana, se quedó parada así, viéndome.
Con su pechito blanco y su cabeza verde.
-Y adivina qué hizo. -¿Qué?
Salió volando. Yo no creo en las coincidencias.
Esa es una señal clara de que tengo que abrir mi cafetería
en el centro histórico.
-¿Tú crees? -Sí, claro.
-¿De verdad? -Sí, sí, sí.
Es que no veo la relación entre la cafetería y la paloma.
¿Cómo?
El salto que da la paloma para volar
es el salto que debo dar yo en la vida.
No cabe duda de que el universo conspira,
y si una está atenta a las señales le queda todo muy claro.
-Pues sí. -¿Qué dice tu galleta?
"La vida te traerá cosas buenas si tienes paciencia."
Escucha la mía: "El universo no tiene
nada que ver con eso, era solo una paloma."
-¿Una paloma? -Así dice.
Es tu paloma, ¿te fijas?
Es que no tiene nada que ver el universo.
Mira quien me escribió.
Pudo haber sido mi mamá, pero no. El gerente del banco.
"¿Qué necesitas, un préstamo?" ¡Intereses bajos!
Los intereses nunca son bajos.
Primero, la paloma. Después, los intereses.
No, ya no me queda ninguna duda. Voy a renunciar a mi trabajo,
voy a cumplir mi sueño y voy a abrir mi cafetería en el centro histórico.
-Ay, es que yo creo... -Con permiso.
-Gracias. -Gracias.
-Buen provecho. -Muchas gracias.
-¿Ya viste lo que dice tu plato? -"No renuncies."
Me encanta el mise en place.
Acabo de aprender esa palabra y la quería usar.
-Alguien está viendo MasterChef. -No, no, no. Es que esto sí
-es un mensaje del universo. -Disculpen, ¿saben qué hora es?
-Ah, sí, son las... -Virginia. Virginia, mira.
"No lo hagas, Virginia. Será una tragedia para ti."
Ay, mira, yo también me llamo Virginia.
¿Cómo "yo también"? No.
¿Tú crees que esto es una coincidencia?
Ay, Héctor, muchísima gente se llama Virginia.
De hecho, en México, el 0,06% de la población se llama Virginia.
-Por eso me dicen Vic. -No, no, no, no.
Esa sí es una señal del universo. Ay, hasta chinito me puse.
-Ah, y eres esotérico ¿o qué? -No, es que no puedo creer
que creas que eso es una coincidencia.
Tú no eres así, ¿qué pasa? Ya hasta tengo mi local.
Está al ladito del zócalo. Está un poquito jodido,
pero con una manita de gato yo creo que va a quedar muy bonito.
¡Virginia! Pon atención a lo que te voy a decir.
Soy tu yo del futuro. No abras la cafetería del centro histórico.
La cafetería va a quedar construida sobre un cementerio indígena
de una aldea que fue brutalmente diezmada durante la conquista.
Y la reforma provoca una tragedia que acaba con la raza humana entera.
Quédate en tu trabajo. A mí todavía me necesitan en la guerra,
pero tú puedes evitar que todo esto suceda.
¿Qué pedo? ¿Vieron eso?
¿Cómo? ¿Cómo hiciste para volver del futuro?
Qué triste, de verdad, ¿eh?
"Cementerio indígena" debe ser una droga o algo así.
Está muy chiquita para estar tan drogada.
¿Y cómo la dejan entrar así al restaurante?
-¿Quién? -Ella. ¿No la viste?
Creí que nos iba a asaltar. Estaba drogadísima.
¡Eras tú! ¡Eras tú del futuro! ¿No viste tu cara?
¿Cómo voy a ser yo, estás loco? ¿No viste lo que traía puesto?
Jamás me pondría eso. No, y el pelo. No, no. Moraleja del día:
Voy a abrir mi cafetería en el centro histórico.
-No, no, no, no, no... Virginia. No. -¿Qué tal, cómo vamos?
-Todo muy bien, gracias. -Este plato tiene historia, ¿eh?
Oye, ¿no quieren que les traiga un postrecito al centro?
¿Escuchaste? Historia. Histórico. Centro.
-Es el destino. -No.
¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Ya me cansé de ayudarte,
-si te quieres joder... -Héctor.
Sabes que respeto tu opinión.
No es mi opinión, lo estoy leyendo aquí:
"Si te quieres joder y llevar a toda la humanidad, pues hazlo."