Perú campeón (1)
Hey, Ambulantes. Ya empezamos a vender las entradas para nuestros 2 shows en vivo, en septiembre de este año. ¿Ya sabían?, ¿ya compraron? Bueno, aquí está los detalles: el martes 25, en Washington D. C., y el jueves 27, en Nueva York. Esto es en septiembre.
Estamos muy emocionados de compartir nuestras historias con ustedes en persona, conocerlos, reír con ustedes. Les prometemos que van a ser 2 noches de historias sorprendentes, conmovedoras y divertidas. Repito las fechas: 25 y 27 de septiembre, en Washington D. C. y Nueva York. Para comprar los tiquetes ingresen a radioambulante.org/envivo. ¡Gracias y nos vemos!
Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
Estamos hablando de fútbol en Radio Ambulante. Es que en pocos días comienza el Mundial, y después de 36 años, Perú —mi selección— volvió a clasificar.
¿Cómo lo logramos? Empates de último minuto, remontadas épicas, y una dosis no despreciable de buena suerte. Así.
Es un tipo de alegría que se siente pocas veces, difícil de describir. Es una euforia intensa mezclada con ansiedad por lo que va a pasar. Y tal vez lo más bonito de todo es que es una alegría colectiva: la compartimos todos los peruanos; tal vez algunos más que otros, pero seguramente nadie es indiferente.
Para algunos de nosotros esta clasificación es un sueño de niñez que finalmente se cumple. Para otros —mayores que yo— es revivir una emoción que no sentían hace décadas. Y para otros las cosas van más allá.
FE MARTÍNEZ: Soy Fe Martínez. Eh, vivo en Nueva York hace 4 años, soy comunicadora, slash periodista, slash todista al final del día.
ALARCÓN: Fe también trabajó con nosotros en Radio Ambulante y ahí nos hicimos amigos.
Y como yo, Fe es fan incondicional de la selección peruana. En las buenas y las malas.
MARTÍNEZ: Yo he ido a partidos cuando éramos realmente malos, y nuestros amistosos, pues, era con la peor selección que podían encontrar, con la única que aceptaba jugar con nosotros. Igual iba, igual me emocionaba, igual gritaba.
ALARCÓN: Y este amor viene por su mamá: Camu, como todos le dicen de cariño.
MARTÍNEZ: Desde chiquita, mi mamá me prendía la tele y me sentaba con ella a ver los partidos tanto de la selección como de la “U”, porque ella era súper fan de Universitario Deportes. Eh…
ALARCÓN: Que… que es como el segundo club más grande del Perú, ¿no?
MARTÍNEZ: Hmm depende a quién le preguntes. [Risas]
ALARCÓN: El hermano de Camu, o sea el tío de Fe, pues, era muy futbolero. Hincha de la “U”: el Universitario de Deportes. Le encantaba ir al estadio, pero, cuando Camu era adolescente, sus papás simplemente no la dejaban acompañarlo. Por ser mujer. Porque las señoritas de bien no van al estadio.
Esa actitud molestaba muchísimo a la mamá de Fe. Y una vez que creció y fue madre, Camu se prometió que criaría a sus hijas de manera diferente.
MARTÍNEZ: Cuando yo era chica y… y yo jugaba fútbol en el colegio —no había equipo de fútbol en el colegio, pero con algunas amigas jugábamos— mi mamá era fresh: me llevaba y me compraba chimpunes por más que era súper difícil conseguir para mujeres.
ALARCÓN: Chimpunes es una de esas palabras que se dice de manera diferente en cada país: guayos, tacos, chuteadores, tapones, cachos, chuteras, tachones… Para ser más claro: son los zapatos que uno usa para jugar fútbol.
MARTÍNEZ: Y mis abuelas eran como: “¡¿Cómo permites esto? !”, ¿no? “¿Cómo la estás dejando, cómo la incentivas?”. Y era: “Pucha, le voy a dejar que ella tenga lo que a mí no me dejaron”.
ALARCÓN: Camu también cumplió con llevar a sus hijas al estadio. Fe tenía 13 o 14 años y era la primera vez que iba a ver un partido. Fue un Perú-Brasil en el Estadio Monumental, en Lima.
(SOUNDBITE DE PARTIDO)
LOCUTOR 1: Salas para Peruza.
LOCUTOR 2: ¡Gol, gol, gol!
LOCUTOR 1: ¡Goool! ¡Goooooool!
ALARCÓN: Empatamos.
Camu siempre fue una mujer sonriente, alegre, que se reía a carcajadas todo el tiempo. Pero en los partidos cambiaba, como si fuera otra persona.
MARTÍNEZ: Se quedaba callada, porque sufría mucho.
ALARCÓN: Para distraerse, casi siempre hacía manualidades: bordaba y tejía para controlar los nervios del partido.
MARTÍNEZ: Pero con un ojo en la pantalla y de ahí terminaba desarmando todo lo que había hecho.
Siempre que había un córner, un tiro libre, entraba en trompo. No sabía qué hacer, era como: “Ya. Ya fuimos. Ya nos fregamos”.
ALARCÓN: Y cuando su equipo metía un gol…
MARTÍNEZ: Se emocionaba mucho. Y me acuerdo, si es que yo de pronto estaba viendo el partido en mi cuarto y ella en la cocina, se escuchaba por toda la casa sus gritos de gol.
ALARCÓN: Perú clasificó al Mundial de Rusia el 15 de noviembre del 2017, en un partido de repechaje que se jugó en Lima, contra Nueva Zelanda. Perú ganó 2 a 0. El primer gol fue de Jefferson Farfán y el segundo de Christian Ramos.
Cuando Farfán anotó todos sabíamos que ya casi, casi estábamos en el Mundial. Fue un momento de adrenalina, llanto, abrazos, un momento de alegría que pocas veces se había sentido en el Perú.
¿Dónde viste el gol de… de este último par… partido, el gol de Farfán?
MARTÍNEZ: En mi casa.
ALARCÓN: ¿Acá en Nueva York?
MARTÍNEZ: Sí, en el departamento.
ALARCÓN: ¿Con amigos?
MARTÍNEZ: No.
ALARCÓN: ¿Demasiado estresante?
MARTÍNEZ: Eh, sí y no. Eh, ya estábamos esperando el final de mi mamá… ahí.
Casi ni me acuerdo del partido. Al final esos días los siento tan borrosos. Pero sí, o sea, estoy feliz, es un sueño alucinante ver a Perú en el Mundial…
Pero no está, pues, ¿no?
ALARCÓN: En enero del 2017, la mamá de Fe fue diagnosticada con un tipo de cáncer muy extraño, llamado cáncer neuroendocrino de células pequeñas. Se originó en sus pulmones y con el tiempo se fue extendiendo al resto de su cuerpo.
Los pronósticos no eran buenos. En Lima, los médicos de Camu le aconsejaron que se tratara en el extranjero. Entonces, a finales de julio, los papás de Fe prácticamente se mudaron con ella y su hermana, Carmen María, a Nueva York. Iban y venían desde Lima, pasando semanas o hasta meses con ellas.
Esto es una pregunta dura, perdón. ¿En qué momento de la enfermedad de tu mamá te diste cuenta que…?
MARTÍNEZ: Desde el comienzo.
No sé si fue la cara de la primera doctora que vimos. Casi se le caían las lágrimas. Nos vio y como que no quería decirnos lo que nos estaba diciendo. Pero tal vez no lo procesé.
ALARCÓN: Antes del diagnóstico, Camu presentía que estaba enferma, seriamente enferma. Entonces, cuando recibió la noticia no se sorprendió. Pero Fe recuerda que el espíritu esencial de su mamá no cambió: que en ningún momento de esos 9 meses de tratamiento dejó de sonreír.
MARTÍNEZ: Una sonrisa, o sea, pregúntale a quien sea: todo el día con una sonrisota, con una sonrisa inmensa, unos ojazos…
ALARCÓN: Algunas veces mostró miedo, claro. Otras lloró. Pero siguió siendo esa mamá que siempre fue: una mujer positiva y alegre. Todos los doctores la admiraban por la manera en que estaba lidiando con su enfermedad.
Y para Fe y su mamá, una de las mejores distracciones, una de las mejores terapias, era el fútbol. Era ver a esta selección peruana, la que nos llevaría al Mundial.
Camu pasó parte de sus últimos meses internada en un centro de rehabilitación en Nueva Jersey. Allí Fe y su mamá vieron juntas uno de los últimos partidos de la eliminatoria. Era contra Colombia.
MARTÍNEZ: Con nuestras camisetas, nuestras gorritas, y pegamos de gritos con el gol de Guerrero. Y vinieron las enfermeras a preguntar que qué estaba pasando [risas] porque todo estaba en silencio y habían 2 locas pegando de gritos. Y era como: “No, no no, hicieron gol”. ¿No?
ALARCÓN: Claro.
MARTÍNEZ: Este, no sé, me gusta pensar que eso es algo que le ayudó.
ALARCÓN: El fútbol puede ser una alegría en los tiempos más oscuros. Hay miles, millones de ejemplos de esto. Alguien dijo —no me acuerdo quién— que de todas las cosas no importantes la más importante es el fútbol.
Más aún en momentos como estos. Para Fe ver esos partidos con su mamá era una posibilidad de emocionarse y vivir algo extraordinario juntas.
MARTÍNEZ: Y sí, o sea, tuve la suerte y… y lo que gané de pasar todo ese tiempo con ella, o sea, es algo que voy a poder tener toda mi vida. De cierta manera devolverle todo lo que me dio, ¿no?
ALARCÓN: Camu estuvo lúcida la mayor parte de su enfermedad. El día del partido que le dio la clasificación al Perú estaba débil. Pero…
MARTÍNEZ: Me decía: “Voy a tratar de aguantar para ver el partido”. Pero no, ya se quedó dormida. Y me dijeron, “ándate a la casa a verlo”. Y uno: “No, tal vez se despierte, tal vez podamos verlo juntas”.
ALARCÓN: Su papá se quedó esa noche a dormir con Camu.
MARTÍNEZ: Y le pedí: “Por favor no le digas, déjame a mí decirle”. Ya, perfecto. Al día siguiente yo llegué con mi iPad, todo, con ya el gol y el partido listo para mostrárselo si es que estaba bien. Y llegué y sí estaba algo lúcida.
Y le digo: “¡Mami, tengo que contarte algo!”. Me dice: “¿Qué pasa?”. “Farfán hizo gol”. “¡¿Cómo?!”. “¡Vamos al Mundial!”. Y se le abrieron los ojos —y en verdad mi mamá tenía unos ojazos—, se le caían las lágrimas de emoción, y me dijo: “No puedo creerlo”. Y me mira y me dice: “Yo sabía que mis cholitos iban a poder”.
Y le digo: “¿Te enseño el gol?”. Y me dijo: “¡Ya! Pero también quiero ver todo el partido”. Y le mostré el gol. Y bueno, y al final como que tenía unos loops, ¿no?, entonces a cada rato me decía: “A ver, muéstrame el gol”. “Muéstrame el gol”. Que bueno, en verdad era un loop bonito, ¿no?, mostrarle el gol varias veces ese día. Y tratamos de ver el partido, pero no, al final, no. No se pudo. O sea, vimos partes, pero se quedaba dormida o…
Ese fue el último día que estuvo lúcida. No sé si es coincidencia o qué. Pero fue su última día.
ALARCÓN: Camu falleció una semana después, el 23 de noviembre.
Fe vivirá este Mundial con emociones encontradas. Tenemos la misma emoción y alegría de ver qué pasará con Perú, pero cada partido le recordará a su mamá. De alguna forma, el fútbol ahora es parte de su duelo.
Un día, poco antes de que nos sentáramos a hablar, Fe estaba en el metro de Nueva York. Estaba viendo un video que subió una amiga. Era un recuento de cómo fue la clasificación de Perú: los partidos, los goles. Y…
MARTÍNEZ: Me puse a llorar como niña, o sea, mal. Mal que gente, o sea, se me acercaba en el subway y me dice: “¿Estás bien?”. Le digo: “No no no, estoy viendo un… un video muy emocionante”. ¡Mentira!
ALARCÓN: Es difícil poner en palabras: ¿cómo lidias con algo que te ha dado tanta alegría y que, al mismo tiempo, te recuerda la pérdida de alguien que quieres tanto? ¿Puedes, algún día, separar esas 2 emociones?
Fe aún no lo sabe, pero está en el proceso de averiguarlo.
El último partido de la selección peruana que vio en el estadio fue un amistoso contra Islandia, que se jugó en Nueva Jersey, en marzo del 2018. Aprovechó que era cerca y fue con una amiga.
MARTÍNEZ: Llegué y súper bien: la emoción que te sientes, pues, casi como en el centro de Lima, porque tienen los carros con las banderas peruanas. Y estoy subiendo las escaleras para ya entrar al estadio, todo, y agarro mi celular automáticamente para llamar a mi mamá y decirle: “¡Ma, estoy en el estadio porque conseguí entradas en el último minuto!”. Y en el momento darme cuenta: puta madre, no la puedo llamar.