2020.05.22 Caminar a Venezuela: el retorno forzado (1)
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
Audio de archivo, periodista: El drama de los venezolanos errantes no para.
Audio de archivo, periodista: El creciente deterioro de la situación política, social y económica en su país está llevando a más venezolanos a buscar un mejor futuro en el extranjero
Silvia: En los últimos años, millones de venezolanos han salido de su país para escapar de la inseguridad, de la falta de trabajo, de comida y de medicamentos.
Eliezer: La pandemia ha creado una situación impensable hasta hace unos meses: muchos de esos mismos venezolanos que alguna vez huyeron, ahora intentan volver.
Audio de archivo, periodista: Desafiando el clima, estos venezolanos emprenden la travesía de regreso a Venezuela.
Audio de archivo, periodista: Las oportunidades en el exterior cada vez son más escasas a causa de la pandemia.
Audio de archivo, periodista:Huían de una crisis económica, y ahora escapan de los efectos de una emergencia global.
Eliezer: Esta es la historia de un migrante venezolano que terminó al frente de un grupo de exiliados que decidieron que era hora de volver a casa, aunque fuese caminando.
Es 22 de mayo de 2020.
Eliezer: Mariana, ¿Cuándo empezaste a cubrir a los venezolanos que están tratando de regresar al país?
Mariana: Al principio de abril. Cuando empezamos a ver por, por Twitter fotos de caminantes, esos caminantes que antes veíamos irse hacia otros países de, de la región, volviendo, haciendo ese viaje de vuelta a, a Venezuela con sus maletas y… y tal.
Silvia: Ella es la periodista venezolana Mariana Zúñiga.
Mariana: Y nada, empecé a tratar de, de comunicarme con, con personas que estuviesen volviendo a casa.
Eliezer: Mariana empezó a hablar con algunos de estos venezolanos por Twitter, por Facebook, por WhatsApp, y notó que tenían varias cosas en común…
Mariana: Son personas que se fueron no hace mucho de Venezuela, digamos máximo dos años, y son personas que, que trabajaban en el día a día, en el comercio informal.
Silvia: Y como hemos visto en toda la región, los trabajadores informales son de los más perjudicados por esta pandemia.
Veamos el caso de venezolanos en Ecuador, que son con quienes Mariana ha tenido más contacto.
Mariana: En Ecuador hay alrededor de 400 mil venezolanos y el 89% de ellos no tiene empleo fijo. Son las personas que tú veías vendiendo chupetas en las calles, o cigarrillos, o trabajando en un puesto de perros calientes o de albañiles, pintores… empleos que te pagan el día.
Eliezer: Además de perder sus trabajos, muchos venezolanos con los que ha hablado Mariana le contaron que ya no tienen dónde dormir por no poder pagar el alquiler.
Mariana: Pagaban un arriendo, un arriendo del día y los arrendatarios les dijeron que se fueran. Les quitaron la luz y les quitaron el agua. Entonces eventualmente eso te obliga a salir de, de la propiedad. Y algunos que me han contado incluso que pues los han botado a la fuerza. O sea, llegan a tu casa. Y si bien no he escuchado de una agresión directa, si alguien llega a tu casa con un palo, pues creo que te vas.
Silvia: ¿Has conocido a alguien en particular que, que esté en esta situación?
Mariana: Eh, pues sí, he hecho como… he establecido una, una relación con, con un señor, su nombre es Orlando Pimentel.
Orlando Pimentel: Tengo 53 años y me dedicaba… era miembro de la Unidad de Investigaciones Especiales en la Alcaldía de Caracas.
Mariana: Empezamos a hablar a principios de, de abril y todavía seguimos en contacto.
Eliezer: ¿Y sabes por qué se fue de Venezuela este señor?
Mariana: Sí, cuando yo le pregunto por qué te vas de Venezuela, él, él me dice que…
Orlando: Mira, creo que el motivo de mi salida de Venezuela es el… podría identificarme con el más del 90% de las personas que salió de Venezuela por el mismo motivo.
Mariana: A pesar de ser un empleado público, de trabajar para el Estado, él ganaba muy poco. Prácticamente ganaba salario mínimo y se rebuscaba haciendo lo que en Venezuela se conoce como “matar tigres”, que es como haciendo trabajitos por ahí.
Orlando: Te lo juro y sin vergüenza, te puedo decir que pasé hasta hambre, de solo comer arroz, de que no me, no me alcanzaba absolutamente, no me alcanzaba el sueldo para nada. De comer un día sí, un día no.
Mariana: Él me explicaba que mi esposa y yo tuvimos que, eh… deshacernos de nuestra mascota y entregarla, darla a una finca porque no, porque ya no podíamos darle de comer al perro.
Orlando: No teníamos para, para mantener ni siquiera la mascota. Entonces, con un esfuerzo, vendimos algunos enseres y, y pude pagar mi pasaje para venir hasta aquí.
Mariana: Él salió de Venezuela en septiembre del 2019. Eh, su esposa se quedó, se quedó en Venezuela. Entonces él así ayudaba y mandaba remesas.
Silvia: ¿Y cómo le ha ido en Ecuador en todo este tiempo?
Mariana: Bueno, él dice que le, que le fue bien … él llega a un lugar que se llama El Empalme.
Silvia: En la provincia de Guayas, la misma donde queda Guayaquil.
Orlando: Un pueblo tipo campesino así, agrícola.
Mariana: En la que él se dedicaba a, a talar los árboles.
Orlando: Trabajábamos de lunes a viernes en los, en los bosques. Seis de la mañana a seis de la… cinco de la tarde. Comíamos desayuno, almuerzo y cena, normal.
Mariana: O sea, si bien tuvo que hacer trabajo duro, que a sus 53 años, eh, no era fácil y trabajaba con jóvenes que de repente pueden cargar más, más que él, que pueden trabajar más, más fuerte que él, pero no lo describiría como malo.
Orlando: Era una vida normal. Podía generar 110, 120, 130 dólares en, en un fin de… en una semana.
Mariana: Que no está mal. Si bien tenía una vida bastante sencilla y rural, me dice que pues no le faltaba la comida nunca y es una persona que, que tiene un gran, no sé, un gran amor por la gastronomía.
Orlando: Ese es mi hobby, pues. Entonces los viernes, sábado y domingo… ya los viernes me estaban… estábamos cuadrando que íbamos a comprar para cocinar todo el fin de semana. Cualquier plato venezolano que se me ocurriera.
Mariana: Definía que su calidad de vida en Ecuador era bueno porque él podía comer lo que él quisiera.
Orlando: Y ahí… así lo pasaba, en verdad era una vida muy tranquila.
Eliezer: Tranquila y feliz, a pesar del trabajo duro. A diferencia de muchos migrantes venezolanos que, tanto en Ecuador como en el resto de América Latina, han sido discriminados y perseguidos, Orlando le contó a Mariana que siempre lo trataron muy bien.
Silvia: En febrero de este año, Orlando dejó su trabajo talando árboles y se fue a vivir a Guayaquil.
Mariana: Había ahorrado lo suficiente como para poder dejar de hacer ese trabajo forzoso y empezar a hacer algo más. Había ahorrado unos 200 dólares que logró invertir para comprar un carrito de, de salchipapas y hamburguesas y poder vender en, en la calle y al final cocinar, que es lo que a él le gusta. El problema es que justo cuando lo compró e iba a empezar a trabajar…
Audio de archivo, periodista: Hace pocos minutos el gobierno ecuatoriano confirmó el virus en su territorio.
Audio de archivo, periodista: Ecuador declaró el lunes estado de excepción, toque de queda y suspensión de la jornada laboral ante la pandemia.
Mariana: Cerraron todo.
Orlando: Ok, ya tienes que guardar. No hay venta de comida en la calle ni nada de eso. La gente en su casa. Pierdes, pues pierdes la inversión. De repente todo se distorsionó totalmente. Cantaron el estado a excepción, el toque de queda y esas cuestiones, y bueno, me quedé encerrado aquí en este país.
Eliezer: A finales de marzo, sin trabajo y sin más dinero que unos pocos ahorros que le quedaban, Orlando empezó a pensar en volver. Y descubrió que no era el único.
Mariana: Una noche de estas en las que no podía dormir, tenía insomnio, entró, entró en Facebook y… y alguien dijo… mencionó por Facebook como “ay, yo de verdad que me quiero regresar a mi casa, aunque sea a pie”.
Orlando: Y ahí empezó todo. Otros decían, “sí, vale, ya estoy fastidiado, ya estoy cansado de estar aquí, no tengo dinero, que el coronavirus,” muchos temas, pues.
Mariana: Y ahí empezó un ping pong de respuestas, de mensajes entre venezolanos en, en Ecuador que se querían regresar y convirtieron la conversación de Facebook en un grupo de WhatsApp que lo llamaron “Volvamos a casa. Es hora”.
Orlando: Mira y el primer y el segundo día ya eran 20, 30. Ya al quinto día eran… pasaban de 100. Y bueno, y explotó eso, pues. Explotó eso y ya somos 500.
Mariana: A él, junto a otro señor lo eligieron para ser el administrador del grupo. Quizás por su elocuencia, quizás por su organización, y entonces, bueno, de un día a otro, no solo se hizo responsable de su vuelta, o al menos él se sentía responsable de su vuelta, sino de la vuelta de otros compatriotas que también querían irse.
Orlando: Mi teléfono eh, parece un sillón de, de psicólogo. Cada historia que oyes: gente enferma, gente discapacitada, gente pasando hambre, gente sin casa… gente desesperada. Y yo sin querer, sin querer te lo juro, que vi como ese, ese hilo, un hilito muy fino de esperanza. No sé, no sé si todos los 500 se vayan a pie. Sé que no pueden. Mucha gente está temerosa porque tienen niños. Les da miedo, ¿no? Y que sabemos que no es lo mismo cuando te viniste.
Eliezer: Recordemos que Orlando estaba en Guayaquil, en ese momento, una de las ciudades más golpeada por la pandemia en toda la región. En los primeros días de abril…
Audio de archivo, periodista: Cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil.
Audio de archivo, periodista: La pandemia del nuevo coronavirus ha trastocado el trato a los muertos en la ciudad más poblada de Ecuador.
Audio de archivo, periodista: Quizás en ninguna otra parte del mundo la pandemia de COVID-19 ha mostrado un rostro tan desolador.
Silvia: ¿Qué te contó sobre sobre qué se veía en Guayaquil?
Mariana: Él me dijo que la situación era realmente, realmente dura, me describió una imagen muy fuerte…
Orlando: Si quieres saber cómo se vive aquí, es impresionante, que cada vez que sales y ves hacia el cielo, ves los zamuros dando vuelta.
Mariana: Nosotros los venezolanos le decimos zamuros a los buitres. Entonces me decía tú miras al cielo y está lleno de buitres y, y eso es el indicativo de la cantidad de cuerpos abandonados o cuerpos que sus familiares tuvieron que sacarlos a las calles porque… porque no había dónde enterrarlos.
Orlando: Que nadie te lo cuente, oíste, te estoy diciendo que es así. Y es una lógica. Se te muere un familiar en la casa tú no lo puedes tener ahí dentro, tienes que sacarlo al patio, porque están saturadas las funerarias, por X, porque no los vienen a recoger. Es algo impresionante.
Silvia: Y en medio de todo esto, la situación de Orlando se complicaba.
Mariana: El segundo día que nos estábamos comunicando él me dijo, “no me lo vas a creer, pero yo ya mañana tengo que tengo que salir de mi, de mi arriendo”.
Orlando: De verdad que no sé qué hacer. Te estoy respondiendo así y no sé qué hacer. Lo que sí sé que lo que tengo que hacer es eso: mañana en la mañana, cinco de la mañana, cuando empiece el… no me voy ahorita porque es toque de queda. Pero a las 5 de la mañana salgo por esa puerta con mi ventilador y mi maleta y no sé dónde voy a ir a parar. Estoy súper triste, de verdad. No me había puesto así.