Una guerra invisible contra las niñas (2)
Lo que sucede con la violencia sexual es que es un crimen que no puede ser amnistiado de ninguna manera, porque no es un crimen que está dentro de lo que tú puedes hacer en una guerra. Las mujeres no somos armas de guerra. A pesar de que nos hayan intentado usar de esa manera.
Silvia: A los siete soldados involucrados en la violación de la niña embera chamí se les ha imputado cargos por lo que legalmente se llama “acceso carnal abusivo con menor de 14 años”. O sea, violación. Los siete se declararon culpables y ahora están recluidos en una guarnición militar a la espera de que se dicte su sentencia. Podrían condenarlos a hasta 30 años de cárcel. Aunque en junio el Congreso aprobó la cadena perpetua para violadores de menores, la ley aún no ha sido promulgada.
Silvia: Y ¿qué ha pasado con ella?
Beatriz: Bueno, según lo que pudo establecer el periódico El Tiempo, la niña está en un hogar de paso del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que es el que se encarga de la protección de los menores, del restablecimiento de derechos y tiene como este tipo de funciones. El Bienestar Familiar lo que dijo fue que la niña estaba siendo acompañada por sus familiares, que varios de ellos tuvieron que salir del resguardo porque no se sentían seguros. Todavía no está claro si la niña va a volver con su familia o si va a permanecer en este lugar o en otro lugar. Y que estaba supremamente conmocionada después de todo, después de lo que le pasó, y además someterse a todo lo que significa entrar en un proceso judicial, salir de su territorio, bueno, todo, todo lo que puede significar además para una mujer y luego para una mujer indígena que tiene unas costumbres distintas, una espiritualidad distinta. Hay cosas que se rompen con eso.
Silvia: ¿Tú crees que… que el ejército mismo esté dando esta información significa que quizás va a haber un cambio?
Beatriz: Uno esperaría que sí, que haya algún tipo de cambio dentro de la institución militar, pero yo lo veo muy difícil. Apenas uno, una semana después de que sucedió este caso, se reportó otro caso de violencia sexual por parte de militares en Nariño a una niña que no sabemos si es indígena o si es campesina o lo que sea. Eh, pero entonces, yo me lo pregunto, ¿no? O sea, pasó una semana de indignación nacional y estos soldados en Nariño no les importa porque el violador no está pensando que le van a dar cárcel.
Silvia: En Colombia 95% de los casos de violencia sexual están estancados en etapa de indagación.
Beatriz: Entonces yo dudo realmente que vaya a suceder algo sobre todo porque esto no tiene que ver simplemente con una doctrina militar sino con una concepción general sobre las mujeres y sobre las mujeres indígenas y es una concepción machista, racista, colonizadora y misógina. Entonces es… yo realmente creo que para que pueda haber un cambio tendría que haber un cambio en todos estos aspectos, en dejar de pensar que las mujeres indígenas son animalitos, que deben dejar de pensar que las mujeres indígenas son brutas o que no importan sus vidas, que es lo que realmente piensan los actores armados. Lo que piensan estas personas que llegan a sus territorios y creen que pueden… que tienen derecho a todo, incluso a las mujeres, como si fueran cosas.
Silvia: Para Beatriz, además de judicializar y señalar a los militares que están cometiendo estos abusos contra mujeres que deberían estar cuidando, también hay que poner la lupa en quiénes son sus víctimas.
Beatriz: ¿Cuáles son las condiciones que permiten que esas mujeres sean todavía más vulnerables? ¿Cuáles son las condiciones de pobreza, exclusión y racismo que han permitido que sean vulneradas de todas las maneras posibles y que al Estado no le importan?¿Por qué no nos interesan las vidas de las niñas? ¿Por qué no nos interesa qué les sucede a ellas después de que les da un hecho de estos? Esto no es un debate sobre los responsables, porque los responsables siempre han estado en boca de todos, sino también sobre las víctimas.
Silvia: Ya volvemos.
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Carolina Guerrero: Hola, soy Carolina Guerrero, directora ejecutiva de El hilo. El año pasado cerca de seis mil oyentes nos pidieron a través de una encuesta, que crearamos un podcast noticioso sobre Latinoamérica. Un show semanal que ayudara a darle sentido a las noticias más apremiantes de la región, añadiendo contexto y profundidad. Así nació El hilo.
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Kelly: Escuchaba a una mujer hace unos días que nos decía, “Y nos ha pasado tanto a todas estas cosas y nosotras callamos por miedo”.
Eliezer. Estamos de vuelta en El hilo. Ella es Kelly Peña, una socióloga que lleva 10 años viviendo en el Guaviare y trabajando con las mujeres nukak, la comunidad de la niña de 15 años que el año pasado denunció que soldados la habían violado.
Kelly: Pertenezco a una organización que se llama Confluencia de Mujeres para la Acción Pública, que es una organización nacional, pero que tiene un capítulo en el Guaviare.
Eliezer: Hablamos con Kelly para entender mejor el contexto de estos casos y la situación de las mujeres indígenas en Colombia.
Kelly vive en el pueblo San José del Guaviare, en la región de la Amazonía, con indígenas nukak que fueron desplazados por grupos armados.
Eliezer: ¿En qué condiciones vive en general esta comunidad indígena?
Kelly: Viven muy mal. Yo creo que es una de las sociedades indígenas más vulnerables de toda América, porque un indígena sin territorio no es indígena y eso… eso hace también que sea muy difícil ser nukak.
Eliezer: Históricamente, los nukak están dispersos en una zona extensa de la selva. Son nómadas, pero ahora viven en comunidades más establecidas cerca de veredas campesinas e incluso en cascos urbanos. Son cazadores recolectores, aunque suelen ser sometidos por los cultivadores de coca para trabajar en sus cosechas.
Kelly: Es un pueblo que está al borde de la extinción física y cultural. No lo digo yo, lo dice la Corte Constitucional. Y aunque hay algunos planteos de iniciar retornos pues a los sitios, todavía hay presencia de, de grupos armados en su territorio. Hay confrontaciones, hay cultivos ilícitos, minas antipersona. Entonces es, pues muy complejo.
Eliezer: Desde que conoció a los nukak, a Kelly le llamó la atención la situación de las mujeres.
Kelly: Que siempre han venido denunciando como situaciones que les pasa y no… digamos eso no resortaba en, en denuncias y en procesos judiciales. El victimario estudia la vulnerabilidad de las mujeres. ¿Qué redes sociales tiene? ¿Qué capacidad de denuncia tiene? ¿Qué capacidad de interpelar tiene? Y en… pues en este caso es mínima, que ya sabe que si una nukak va y denuncia que la violaron, pues no va a pasar nada.
Eliezer: Su denuncia no va a llegar a las autoridades pertinentes, dice Kelly. En parte, por falta de protección del estado.
Kelly: Y hay una infraestructura estatal muy pequeña para responder a las necesidades de unas sociedades que se están integrando actualmente y pues, efectivamente, sí yo sé que nunca me va a pasar nada pues yo hago lo que se me da la gana, ¿sí?
Eliezer: Y muchas veces las denuncias no se hacen, porque hay miedo a hablar…
Kelly: De las cosas que dejó la guerra y que todavía están aquí permanentemente, porque el conflicto, pues sigue, sigue dándose en el contexto rural de, de San José.
Eliezer: San José, donde vive Kelly, es el lugar donde hay más desaparecidos en todo el país por cantidad de habitantes en todo el país.
Kelly: Se dice mucho, ¿no? que aquí se come callado para uno estar bien pues lo mejor es no, no hablar mucho, ¿no? y yo creo que eso pasa en muchos lugares de Colombia.
Eliezer: Pero en los últimos años Kelly ha estado recolectando testimonios de mujeres indígenas, como las nukak, como parte de los esfuerzos de la Comisión de la Verdad… una institución que empezó a trabajar a finales de 2018, después de más de 50 años de conflicto interno.
Kelly: Y esta comisión busca, digamos, esclarecer hechos que pasaron durante el conflicto, pero también explicarse por qué suceden esas cosas, ¿no? Las nukak, tenían mucho ánimo de, de contar pues su historia y comenzamos a recogerlo.
Eliezer: Es que hay un aspecto del proceso de la Comisión de la Verdad que atrajo a las mujeres nukak…
Kelly: Es que la gente puede contar, sin que sea obligación, digamos, de la persona que recolecta esa información entregárselo a los órganos judiciales para que los actores armados del conflicto especialmente, pudieran contar pues la verdad sin que eso les implique un proceso judicial.
Eliezer: Entonces las mujeres se sentían más seguras contando sus historias, porque su testimonio no era una denuncia formal, no las exponía a sus agresores en un juicio.
Los testimonios son confidenciales, pero Kelly me contó que revelan décadas de abusos y violencia, desde el momento en que los nukak tuvieron los primeros contactos fuera de su comunidad, recién en 1988, hace apenas tres décadas.
Kelly: Cuando las nukak y los nukak salen de la selva, eh, la primera situación es el acoso por su desnudez y muchas veces ese acoso que termina volviéndose pues violencia sexual en sí mismo, ¿no? También pues en zonas rurales, comienzan a, a tener relacionamiento con población campesina y algunos de ellos las buscaban para tener matrimonios forzados. Las robaban para trabajar como cocineras y pues tener servicios sexuales para estos señores.
Eliezer: Y claro, los testimonios también hablan de violaciones como las que se han destapado el mes pasado, y no solo por parte de los militares…
Kelly: Sobre todo, como con las niñas, ¿no? O sea, desde muy temprana edad las buscan para accederlas carnalmente desde los 12,10 años. Les dan licor, les dan drogas y, y cuando ya pierden toda conciencia, pues abusan sexualmente de ellas. También se puede ver como situaciones de esclavitud sexual.
Eliezer: Las consecuencias de esta violencia sexual contra las niñas son graves…
Kelly: No podría decir que son rechazadas de su comunidad, pero sí comienzan a, a auto rechazarse, ¿no? de alguna manera de la comunidad y comienzan a aislarse. Ya después de un caso de violencia muchas de esas niñas lo que hacen es buscar, eh, parejas afuera de la comunidad.
Eliezer: Y en una comunidad al borde de la extinción, perder a una niña puede significar también que se pierdan los aprendizajes y la cultura de su pueblo…
Sin perder de vista, por supuesto, que la pérdida del pueblo es también un trauma individual, con el que cada una de las víctimas tiene que convivir.
Kelly: En nukak tristeza se dice takañarit. Taca de pecho, ñarik de caminar. Entonces es como si mi espíritu saliera de mi pecho y se fuera al bosque y me quedara un vacío inmenso. Tanto que no puedo seguir viviendo.
Eliezer: Aunque las mujeres nukak se han abierto para dar sus testimonios para la Comisión de la Verdad, también han estado haciendo más denuncias formales, como la de la niña nukak de 15 años en septiembre del año pasado.
Kelly: Ya he visto pues que ellas se han animado a cosas así, no? Entonces eso, eso está pues también muy bueno, porque también ya le da más miedo a los victimarios estarse metiendo con las nukak en esas, en esas cosas. Y ya saben que ellas pueden denunciar.
Eliezer: La Fiscalía General ahora mismo está investigando 13 casos de violencia sexual en la comunidad nukak. Tres son denuncias contra militares.
¿Tú tienes alguna esperanza de que esto que está sucediendo en este momento pueda transformar un poco la situación para ellas, o que pueda de alguna manera romper con este círculo de impunidad?.
Kelly: Yo creo que sí. O sea, ya hoy en un pueblo chiquitito de la Amazonía colombiana estamos hablando de las abusos sexuales a las mujeres. Esto es grande, la gente lo ha tomado, de hecho, muy positivo. La gente de los medios de comunicación locales están informando, contando, están ahí, porque esto ha sido enorme para la sociedad en general, es un avance.
Eliezer: Kelly muchas gracias por conversar con nosotros.
Kelly: No, por favor, a ustedes por incluirme y tenerme en cuenta en estas cosas.
Eliezer: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Andrea López Cruzado, Elías González, Inés Rénique, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
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Yo soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas, gracias por escuchar.