Hegel - Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal (2/6)
Hola, y gracias por acompañarme a Filosofía de la Historia con Amilcar Paris Mandoki. Esta es
la segunda cápsula de la Introducción General de las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia
Universal de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. En la cápsula anterior comenzamos a ver el
significado de filosofía de la historia para Hegel, el concepto de variación y evolución
y nos habíamos quedado con que la razón rige al mundo. En esta cápsula veremos qué implica esto,
cómo se relaciona con el concepto de providencia y con la visión Hegeliana de Dios, y veremos en
dónde se desarrolla la historia universal, el mundo espiritual. Así que comencemos
de una vez. Hegel nos
dice que la convicción de que la razón rige al mundo ha aparecido de dos formas. La primera
aparece inicialmente con Anaxágoras quien dijo que el nous rige al mundo. Pero Anaxágoras se refería,
no a la razón consciente, sino una razón indeterminada como la razón que rige el movimiento
del sistema solar. Esta perspectiva entiende a la razón de forma aislada, abstracta, no como
una razón total una razón concreta, un fin último. La segunda manera en que la convicción de que la
razón rige al mundo ha aparecido es en la religión. Esta es la forma que afirma que
la providencia rige al mundo, la sabiduría según una potencia infinita que realiza sus fines. Ésta
a su vez se muestra de dos maneras. Por un lado, está la fe que administra la providencia
al por menor. Ésta es la providencia de los sucesos individuales, como cuando la fortuna
brilla sobre alguien. Por otro lado, está la fe abstracta e indeterminada. Esta fe afirma que
el Plan de la providencia está oculto a nuestros ojos y no se puede conocer (apunta). Esta fe no
quiere entrar en lo determinado y lo concreto. La providencia desde la fe es problemática,
porque se presupone en lugar de deducirse. Tanto en alguien que califica como providencial un
suceso afortunado como aquél que habla de una providencia oculta ante nuestros
ojos como un plan secreto, está presuponiendo la providencia, no está deduciéndola. Por lo tanto,
estas visiones no pueden ser verdaderas aunque coinciden con el fin último del espíritu, Pero
por coincidir con el fin último sí son exactas. De todos modos la fe es indeterminada,
no se aplica a los acontecimientos del universo, y no nos ayuda a explicar la
historia. En la historia universal nos referimos a otra providencia. En la providencia filosófica
de Hegel, los fenómenos, lo concreto, son el camino de la providencia, sus medios,
y debemos referirlos al principio universal. Pero si estamos hablando de que el fin de la
historia es la providencia, cobra relevancia el problema de la posibilidad de conocer a Dios.
Hegel dice que está de moda el prejuicio de que no se puede conocer a Dios, bueno, estaba de moda
en la primera mitad del siglo diecinueve. En ese entonces había quienes decían que es una temeridad
intentarlo, orgullo de la razón. También estaban quienes se satisfacían con la representación
general de un gobierno divino del mundo (apunta) Pero eso termina en una afirmación vana,
para Hegel la verdadera humildad consiste en reconocer a Dios en todas las cosas.
Por si todavía no se habían dado cuenta, Hegel es cristiano, pero también es panteísta. Hay quienes
dicen que dios no se comunica, pero Hegel dice que si el nombre de Dios no es vano entonces dios
es bondadoso y se comunica. Hay quienes dicen que sí se comunica, pero solo en la naturaleza,
en el corazón en el sentimiento de los hombres: la conciencia irreflexiva. A Hegel esto no le
parece sensato pues el hombre es en esencia un ser pensante, no tendría sentido que dios se revelara
en la conciencia irreflexiva, la conciencia animal. El sentimiento es un punto de vista
particular y subjetivo y no tiene sentido que lo universal se revele solo mediante lo particular.
Entonces, ¿Cómo se conoce a Dios? Para Hegel la llegada del cristianismo da la posibilidad
de conocer a Dios. La providencia filosófica la creencia de que la historia universal es
un producto de la razón eterna y que ésta ha determinado las grandes revoluciones de la
historia. Mientras la religión da esta verdad como representación, la filosofía desarrolla
la representación en un saber determinado. Hay una conexión entre fe y saber. Saber
significa tener algo como objeto ante la conciencia y estar cierto de ello,
por lo tanto es lo mismo que la fe. Pero el conocimiento, a diferencia de la fe y el saber,
penetra en los fundamentos, en la necesidad más allá de la autoridad y el sentimiento.
Desde el punto de vista providencia, la historia es el desarrollo de la naturaleza
divina en un elemento particular y determinado. Así busca lograr la evidencia de que los fines
de la eterna sabiduría se han cumplido en el terreno del espíritu real y activo en el mundo,
así como en el terreno de la naturaleza. Por todo esto, la filosofía de la historia
es una Teodicea, una justificación de Dios. Como cuando Leibniz trató de justificar la bondad
de Dios metafísicamente y reconciliarlo con el mal existente del mundo. Pero en
la perspectiva hegeliana la masa entera del mal concreto aparece ante nuestros ojos. La
reconciliación se da mediante el conocimiento de lo afirmativo en el cual lo negativo
desaparece como algo subordinado y superado dialécticamente. El fin último es lo que es en
verdad y el mal moral no prevalece como éste. La razón, aprehendida en su determinación,
es la cosa, lo demás son meras palabras. La razón lo subsume todo,
se determina mediante la negatividad. En el segundo capítulo de la introducción
general Hegel comienza explicando que la historia universal se desarrolla en el Mundo Espiritual
El resultado de la historia universal es el curso racional y necesario del espíritu universal. Aquí
hay que detenerse un momento a explicar brevemente qué onda con el espíritu. Ya habíamos visto que
Kant es como Batman porque su filosofía es como su baticinto con sus distintos instrumentos,
incluso Hegel lo critica por considerar al conocimiento como un instrumento. Entonces si
Hegel es un superhéroe, no puede ser un superhéroe que utiliza herramientas, tiene que ser un héroe
que es su propia herramienta. Además Hegel, y el espíritu siempre aplican la misma técnica,
el método dialéctico, por lo que este héroe tiene que usar siempre una misma técnica para todo. En
tercera instancia, como ya vimos, tiene que ser un héroe que muere y revive, pero que además
cada vez que revive está más fuerte… Un héroe que cada vez que revive logra elevar su ki.
¡GOKÚ! ¡Hegel es como Gokú!
No utiliza instrumentos, su método dialéctico es el kamehamehá y cada vez que revive aumenta su ki.
Y es que Hegel, o el espíritu se parecen a Gokú en otra cosa: tienen niveles. Así como
Gokú existe en su nivel subjetivo normal, y además en super sayayín niveles uno, dos,
tres y cuatro, el espíritu también tiene niveles. El primer nivel del espíritu es el espíritu
subjetivo la mente. Luego entra al nivel supersayaín que es el espíritu objetivo,
las leyes, la cultura, el estado. El siguiente nivel, para matar a Cell, es el espíritu
universal, es lo común en todos los pueblos, la sustancia de la historia. Finalmente está
el espíritu absoluto, la realidad en sí misma. Así como todos los niveles de supersayayin siguen
siendo gokú, todos los niveles del espíritu son el espíritu, son niveles de conciencia
que se manifiestan en distintas maneras. Pero al final el supersayayín más elevado
es el gokú más puro y concreto, es el espíritu absoluto de gokú, su autoconciencia realizada.
Sin embargo, la historia universal no se desarrolla al nivel del espíritu absoluto,
sino al nivel del espíritu universal, aquí todavía nos encontramos con la diferencia
entre la naturaleza física y la espiritual. Aunque la naturaleza física interviene,
lo sustancial es el espíritu y su evolución. ¿En qué consiste el mundo espiritual,
el reino del espíritu? El reino del espíritu es lo creado por el hombre, por ello abarca todo lo que
interesa al hombre. La naturaleza humana consiste en la naturaleza espiritual en existencia,
la unión del espíritu con la naturaleza. Hay quienes dicen que la naturaleza humana es algo
permanente, que los vicios y las virtudes son los mismos en todas las circunstancias, y que sólo los
objetos son distintos. Quienes hablan de eso, dice Hegel, pueden comparar al hombre que se arrodilla
a orar frente a un ídolo, al cristiano que adora el “reflejo de la verdad” y al filósofo que se
abisma en la verdad eterna y afirmar que, aunque el objeto sea distinto, el sentimiento subjetivo,
el fin subjetivo, es uno y el mismo. Sin embargo, quienes ven de este modo
la naturaleza humana, hacen abstracción del contenido y fines de la actividad humana.
Hegel llama a esto una indiferencia por la objetividad, característica de la historiografía
filosófica de los franceses e ingleses. Estos filósofos no entienden que hay una
diferencia entre las inclinaciones e instintos que se manifiestan en un círculo pequeño y los
que se presentan en el teatro de la historia universal. En la historia universal no interesan
los fines subjetivos, sino el fin objetivo del espíritu y del individuo que lo representa.
Hegel ejemplifica esto con Alejandro Magno y su lucha con los “bárbaros”. Si el interés fuera
puramente sobre el sentimiento subjetivo, sobre las pasiones individuales, no nos importaría si
ganara él o ganaran los “bárbaros”. Sin embargo, Hegel afirma que si ganaran los “bárbaros” no
nos sentiríamos satisfechos, pues en ellos no se encuentra el fin objetivo del espíritu universal.
Relájate Amilcar
Entonces ¿cuál es el fin sustancial en el que el espíritu llega al contenido esencial? Los fines
objetivos son aquellos fines objetivamente buenos. El contenido determinado de lo
objetivamente bueno se encuentra en la religión, la ciencia y el arte. ¿Qué es entonces el fin?
Lo podemos ver empíricamente, pues todos estamos incorporados a una determinada patria, religión,
círculo de saber y representaciones sobre lo que es recto y moral. Pero el trabajo en la historia
universal consiste en encontrar en cuáles pueblos, los fines objetivos son también fines universales,
cuales pueblos encarnan no solo al espíritu objetivo, sino al espíritu universal.
¿Y cómo logramos eso? ¿Cómo sabemos cuál es el fin universal, el fin último?
Esto lo resolveremos en la próxima cápsula en la que veremos el concepto de idea,
el contenido y el fin último de la historia universal y el lugar que
ocupan los pueblos en el proceso para llegar a él. Así que hasta entonces.