El Batallón de Los San Patricios/Episodio 7
Ahora Padre Vargas y los feligreses están en plena misa. Los feligreses están tomando comunión. Cuando termina la comunión, el Padre Vargas comienza a recitar unos versículos para ya terminar la misa. El Padre Vargas está rezando en Latín.
Cortina se pone impaciente. Se Levanta e interrumpe la misa:
Cortina: Ya ha acabado.
Padre Vargas: No. Ah. Aún quedan los versículos del evangelio
Cortina: Todos han recibido la comunión.
Padre Vargas: ¡Deberías ser un mexicano. Deberías de practicar tu fe.
Cortina: Yo sé lo que soy.
Padre Vargas: Demuéstralo, Cortina. Puedo concertar una reunión con las fuerzas del gobierno.
Cortina: Ya se lo he dicho. Mi guerra es contra Paredes y los Centralistas. Mientras ellos continúen gobernando
Padre Vargas: ¡Por México, Cortina!
Cortina: La misa ha terminado. Recoja y márchese. Dígales que soy libre de cabalgar por estas colinas mientras ellos se empotronan en sus sillones.
De pronto llega una gran tropa de más de cien soldados, los federales, el ejército de los Centralistas, el ejército mexicano. Cortina, y su ejército de soldados rebeldes están rodeados, atrapados. Un hombre, un coronel del ejército mexicano, un hombre grande, corpulento de 60 años de edad, entra a la iglesia improvisada de afuera y se detiene parado delante de Cortina y le da el saludo militar
Padre Vargas: Demasiado tarde, Cortina. Muy tarde.
El Coronel: Coronel, Máximo Néxor, a su órdenes.
El Coronel Máximo Néxor y sus hombres toman preso a todos las personas presentes en la misa y a todos los soldados rebeldes.
Después de tres horas, entonces, Máximo Néxor reune a todas las personas en la plaza y comienza a hablar:
Coronel Máximo Néxor: Cortina. He venido a hacerte una oferta. Tú eliges.
La horca o la amnistía.
Cortina: ¿A cambio de qué?
Coronel Máximo Néxor: Jura lealtad a la bandera. Unete al ejército regular. Volverás a ser oficial con tus propios hombres y tus lanceros.
Cortina: No es suficiente.
Coronel: Te estoy ofreciendo la vida.
Cortina: ¿Mi vida? ¿Qué importa mi vida en un país que ha sido saqueado por sus propios gobernantes?
Coronel: ¿Qué posibilidades te quedarán si todo México acaba de rodillas? ¿Prefieres que gobiernen los yánquis? Luchaste con honor bajo el mando del general Urrea... en el puente de San Jacinto. Ahora eres un bandido y un proscrito. Un hombre sin patria.
Cortina se queda mirando a su alrededor, a Marta, a sus hombres, a las mujeres mexicanas con sus hijos en el campamento.
Cortina: De acuerdo. Pospondré esta guerra civil. Pero solo hasta que los yánquis se hayan marchado. Y si las cosas no cambian, volveré a estas montañas otra vez.
Coronel: ¿Lucharás junto al ejército mexicano contra los Yánquis?
Cortina: Tienes mi palabra.
Coronel: No es suficiente. Queda pendiente todavía que demuestres tu lealtad a México. Basta con un pequeño gesto para que lo entiendan todos tus seguidores.
Entonces, Cortina se acerca a la bandera mexicana, la arrima a su boca y la besa.
Cortina: ¿Qué soy en realidad, Coronel? ¿El águila o la serpiente?
La bandera mexicana tiene el dibujo de un águila y una serpiente, dos símbolos del patrimonio mexicano (heritage)
Ahora Cortina se retira a un rincón y se sienta. El Coronel Máximo Néxor entonces se acerca a los irlandeses:
Coronel : Queda por resolver el asunto de estos desertores. ¿Quién es el superior? ¿Quién es el oficial al mando aquí?
Cortina entonces abre la boca: Cortina: El Sargento, John Riley.
El general entonces va caminando y acercándose a John Riley con un documento en la mano
Coronel : Sargento Riley
Riley entonces le da el saludo militar al General y asume la posición militar de atención.
Coronel: ¿Sois todos irlandeses?
Riley: La mayoría, señor.
Coronel : Podéis conseguir la libertad.
Entonces, el coronel Máximo Néxor levanta el papel que tiene en la mano y lee los siguiente:
Coronel: Nuestro glorioso general Antonio López de Santa Ana ofrece asilo a todos los desertores yánquis, trescientos veinte (320) acres de tierra y la oportunidad de convertirse en ciudadanos de la República de México.
Riley: ¿A cambio de qué, Señor?
Coronel Máximo Néxor: de luchar por nuestra bandera.
Kineally: Señor. Sólo pedimos que nos permitan llegar a Veracruz
Coronel: Imposible. Los yánquis han rodeado las costas y bloqueado todos los puertos. Seríais capturados.
Riley: Señor. Yo no puedo decidir por mis hombres.
Coronel: Desde luego. Os daré tiempo para discutirlo. Necesito una respuesta mañana.
Entonces, la reunión termina y toda la gente en la plaza se acuesta para dormir. Pasa la noche y ahora temprano por la mañana a eso de las siete de la mañana estamos con los irlandeses, los soldados irlandeses y comienzan a discutir la propuesta, la oferta del coronel Máximo Néxor.
Riley: Arriba. Arriba. Ahora todos los hombres se reunen y están juntos para hablar sobre el asunto.
Riley: ¿Qué habéis pensado?
Sean: La propuesta es clara. Libertad a cambio de alistarnos.
Kineally: Eso ya he oído antes. Es lo que nos dijeron al llegar a Nueva Orleans en el ejército americano. Los americanos hicieron la misma promesa y no cumplieron. Nos mintieron. "Alistáos y seréis ciudadanos americanos". Patty: Y en lugar de eso nos azotaron.
Grabowski: Es una tierra yerma, abrasada por el sol.
Sean: No es como la isla esmeralda (Irlanda) porsupuesto.
Grabowski: Pero la gente, John. Es igual. No son distinos a los de mi tierra natal.
Shultz: Su religión es la misma. No es distinta a la nuestra.
Riley: ¿Levantaráis las armas contra nuestras tropas?
Kineally: ¿Nuestras tropas?
Riley: ¿Pero es que no veis la diferencia que hay entre ser un desertor y ser un traidor?
Kineally: ¿Traidor? ¿A quién? Por encima de todo, uno debe de ser fiel a sí mismo.
Riley: ¡Maldito sea!
Riley se sienta y se pone pensativo. Realmente es una decisión que pesa sobre los hombros de este hombre irlandés quien juró lealtad a la bandera americana hace más de veinte años.