El cliente siempre tiene la razón (parte 4)
Historia en pasado (pretérito imperfecto)
Ayer tuve un sueño curioso. No recuerdo todos los detalles, pero sí que era de noche y que circulaba con mi taxi por la ciudad como de costumbre, y que había menos movimiento de lo habitual. Como que estaba cansado, me paraba en un bar para tomar un café. Mientras estaba sentado tranquilamente en una mesa, me saludó un compañero que acababa de terminar la jornada y ya se iba para casa. Cuando le comenté lo tranquila que estaba siendo esa noche me dijo que había una gran fiesta en el Hotel Sheriton y que no paraba de salir gente pidiendo taxis.
No sé si le dije algo más al compañero, sólo recuerdo que volvía a estar en el coche y que me dirigía hacia allí y que, efectivamente, nada más aproximarme al hotel, veía a un hombre en la puerta que me hacía gestos con el brazo. Me paraba justo delante del hotel y el hombre, que iba “bastante alegre”, se me acercaba y me pedía que lo llevara al Hotel Sheriton, en la calle Londres. Me lo quedaba mirando extrañado ya que, efectivamente, estábamos en el hotel Sheriton de la calle Londres. Pero él insistía que quería ir a ese hotel. No sé qué le dije, pero recuerdo que intentaba hacerle ver que ya estábamos donde él quería ir, pero que tal vez no lo recordaba debido al alcohol. Él estaba indignado y me decía: “¡Este no es el hotel donde estoy hospedado, lléveme a mi hotel!”. Sé que al final le dije: “Ok. Súbase, lo llevo a su hotel”. El hombre se subía, me ponía en marcha, daba un par de vueltas a la manzana y a los cinco minutos estacionaba en la puerta del hotel, en el mismo lugar donde habíamos iniciado el viaje. La última imagen que recuerdo es que el hombre miraba hacia afuera, sonreía, me pagaba el viaje y entraba feliz a su hotel.