×

LingQをより快適にするためCookieを使用しています。サイトの訪問により同意したと見なされます クッキーポリシー.

image

Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes Saavedra, Segunda parte de "El licenciado Vidriera", de Las Novelas ejemplares.

Segunda parte de "El licenciado Vidriera", de Las Novelas ejemplares.

Las nuevas de su locura y de sus respuestas y dichos se extendió por toda Castilla, y llegando a noticia de un príncipe, o señor, que estaba en la corte quiso enviar por él, y encargóselo a un caballero amigo suyo que estaba en Salamanca que se lo enviase. Y topándole el caballero un día, le dijo:

–Sepa, el señor licenciado Vidriera, que un gran personaje de la corte le quiere ver, y envía por él.

A lo cual respondió:

–Vuesa merced, me excuse con ese señor, que yo no soy bueno para palacio porque tengo vergüenza y no sé lisonjear.

Con todo esto el caballero le envió a la corte, y para traerle usaron con él desta invención. Pusiéronle en unas árg[u]enas de paja, como aquellas donde llevan el vidrio, igualando los tercios con piedras, y entre paja puestos algunos vidrios porque se diese a entender que como vaso de vidrio le llevaban.

Llegó a Valladolid; entró de noche y desembanastáronle en la casa del señor que había enviado por él, de quien fue muy bien recebido, diciéndole:

–Sea muy bien venido el señor licenciado Vidriera. ¿Cómo ha ido en el camino? ¿Cómo va de salud?

A lo cual respondió:

–Ningún camino hay malo, como se acabe, sino es el que va a la horca. De salud estoy neutral, porque están encontrados mis pulsos con mi celebro.

Otro día, habiendo visto en muchas alcándaras, muchos neblíes y azores, y otros pájaros de volatería, dijo que la caza de altanería era digna de príncipes y de grandes señores, pero que advirtiesen que con ella echaba el gusto censo sobre el provecho a más de dos mil por uno. La caza de liebres dijo que era muy gustosa, y más cuando se cazaba con galgos prestados.

El caballero gustó de su locura y dejóle salir por la ciudad, debajo del amparo y guarda de un hombre que tuviese cuenta que los muchachos no le hiciesen mal, de los cuales y de toda la corte fue conocido en seis días. Y a cada paso, en cada calle y en cualquiera esquina respondía a todas las preguntas que le hacían. Entre las cuales le preguntó un estudiante, si era poeta, porque le parecía que tenía ingenio para todo. A lo cual respondió:

–Hasta a[h]ora no he sido tan necio ni tan venturoso.

–No entiendo eso de necio y venturoso –dijo el estudiante.

Y respondió Vidriera:

–No he sido tan necio que diese en poeta malo ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno.

Preguntóle otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas. Respondió que a la ciencia en mucha; pero que a los poetas en ninguna. Replicáronle, que por qué decía aquello. Respondió que del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número. Y así, como si no hubiese poetas no los estimaba, pero que admiraba y reverenciaba la ciencia de la poesía, porque encerraba en sí todas las demás ciencias; porque de todas se sirve, de todas se adorna y pule, y saca a luz sus maravillosas obras, con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla.

Añadió más:

–Yo bien sé en lo que se debe estimar un buen poeta, porque se me acuerda de aquellos versos de Ovidio, que dicen:

Cum Ducum fuerant olim Regnumque, Poeta,

Premiaque antiqui magna tulere chori,

Sanctaque Maiestas, & erat venerabile nomen, Vatibus, & large sape dabantur opes. "Y menos se me olvida la alta calidad de los poetas, pues los llama Platón intérpretes de los dioses. Y dellos dice Ovidio:

Est Deus in nobis agitante calescimus illo.

"Y también dice: At sacri vates, & Divum cura vocamus. "Esto se dice de los buenos poetas; que ¿de los malos, de los churrulleros, qué se ha de decir, sino que son la idiotez, y la arrogancia del mundo? Y añadió más:

–¿Qué es ver a un poeta destos de la primera impresión, cuando quiere decir un soneto a otros que le rodean, las salvas que les hace, diciendo: "Vuesas mercedes escuchen un sonetillo que anoche a cierta ocasión hice, que a mi parecer, aunque no vale nada, tiene un no sé qué de bonito"; y en esto tuerce los labios, pone en arco las cejas, y se rasca la faldriquera, y de entre otros mil papeles mugrientos y medio rotos, donde queda otro millar de sonetos, saca el que quiere relatar, y al fin le dice con tono melifluo y alfeñicado? Y si a caso los que le escuchan de socarrones o de ignorantes, no se le alaban, dice: "O vuesas mercedes no han entendido el soneto, o yo no le he sabido decir, y así, será bien recitarle otra vez y que vuesas mercedes le presten más atención, porque en verdad en verdad que el soneto lo merece." Y vuelve como primero a recitarle con nuevos ademanes y nuevas pausas.

"Pues ¿qué es verlos censurar los unos a los otros? ¿qué diré del ladrar que hacen los cachorros y modernos a los mastinazos antiguos y graves? y ¿qué de los que murmuran de algunos ilustres y excelentes sujetos, donde resplandece la verdadera luz de la poesía? Que tomándola por alivio y entretenimiento de sus muchas y graves ocupaciones muestran la divinidad de sus ingenios y la alteza de sus conceptos, a despecho y pesar del circunspecto ignorante que juzga de lo que no sabe y aborrece lo que no entiende? y ¿del que quiere que se estime y tenga en precio la necedad que se sienta debajo de doseles y la ignorancia que se arrima a los sitiales?

Otra vez le preguntaron qué era la causa de que los poetas por la mayor parte eran pobres. Respondió que porque ellos querían, pues estaba en su mano ser ricos si se sabían aprovechar de la ocasión, que por momentos traían entre las manos, que eran las de sus damas. Que todas eran riquísimas en extremo, pues tenían los cabellos de oro, la frente de plata bruñida, los ojos de verdes esmeraldas, los dientes de marfil, los labios de coral, y la garganta de cristal transparente; y que lo que lloraban eran líquidas perlas; y más que lo que sus plantas pisaban, por dura y estéril tierra que fuese, al momento producía jazmines y rosas; y que su aliento era de puro ámbar, almizcle y algalia; y que todas estas cosas eran señales y muestras de su mucha riqueza. Estas, y otras cosas decía, de los malos poetas, que de los buenos siempre dijo bien, y los levantó sobre el cuerno de la luna.

Vio un día en la acera de san Francisco unas figuras pintadas de mala mano, y dijo que los buenos pintores imitaban a naturaleza; pero que los malos la vomitaban.

Arrimóse un día con grandísimo tiento, porque no se quebrase, a la tienda de un librero, y díjole:

–Este oficio me contentara mucho, si no fuera por una falta que tiene.

Preguntóle el librero se la dijese. Respondióle:

–Los melindres que hacen cuando compran un privilegio de un libro y de la burla que hacen a su autor si a caso le imprime a su costa, pues en lugar de mil y quinientos, imprimen tres mil libros; y cuando el autor piensa que se venden los suyos, se despachan los ajenos.

Acaeció este mismo día, que pasaron por la plaza seis azotados y diciendo el pregón: "Al primero por ladrón", dio grandes voces a los que estaban delante dél, diciéndoles: –Apartaos, hermanos, no comience aquella cuenta por alguno de vosotros.

Y cuando el pregonero llegó a decir: "Al trasero...", dijo: –Aquél debe de ser el fiador de los muchachos.

Un muchacho le dijo:

–Hermano Vidriera, mañana sacan a azotar a una alcagüeta.

Respondióle:

–Si dijeras que sacaban a azotar a un alcagüete, entendiera que sacaban a azotar un coche.

Hallóse allí uno destos que llevan sillas de manos, y díjole:

–De nosotros, licenciado, ¿no tenéis qué decir?

–No –respondió Vidriera– sino que sabe cada uno de vosotros más pecados que un confesor; mas es con esta diferencia, que el confesor los sabe para tenerlos secretos, y vosotros para publicarlos por las tabernas.

Oyó esto un mozo de mulas, porque de todo género de gente le estaba escuchando contin[u]o, y díjole:

–De nosotros, señor redoma, poco o nada hay que decir, porque somos gente de bien, y necesaria en la república.

A lo cual respondió Vidriera:

–La honra del amo descubre la del criado. Según esto, mira a quién sirves y verás cuán honrado eres. Mozos sois vosotros de la más ruin canalla que sustenta la tierra. Una vez, cuando no era de vidrio, caminé una jornada en una mula de alquiler, tal, que le conté ciento y veinte y una tachas, todas capitales y enemigas del género humano. Todos los mozos de mulas tienen su punta de rufianes, su punta de cacos, y su es no es de truhanes. Si sus amos (que así llaman ellos a los que llevan en sus mulas) son boquimuelles, hacen más suertes en ellos, que las que echaron en esta ciudad los años pasados. Si son extranjeros los roban, si estudiantes los maldicen, y si religiosos los reniegan, y si soldados los tiemblan. Éstos, y los marineros y carreteros y arrieros, tienen un modo de vivir extraordinario, y sólo para ellos. El carretero pasa lo más de la vida en espacio de vara y media de lugar, que poco más debe de haber del yugo de las mulas a la boca del carro. Canta la mitad del tiempo, y la otra mitad reniega; y en decir: "Háganse a zaga", se les pasa otra parte. Y si a caso les queda por sacar alguna rueda de algún atrolladero, más se ayudan de dos pesetes que de tres mulas. Los marineros son gente gentil inurbana, que no sabe otro lenguaje que el que se usa en los navíos. En la bonanza son diligentes, y en la borrasca perezosos. En la tormenta mandan muchos, y obedecen pocos. Su Dios es su arca, y su rancho; y su pasatiempo ver mareados a los pasajeros. Los arrieros son gente que ha hecho divorcio con las sábanas, y se ha casado con las enjalmas. Son tan diligentes y presurosos que a trueco de no perder la jornada, perderán el alma. Su música es la del mortero; su salsa, la hambre, sus maitines levantarse a dar sus piensos, y sus misas no oír ninguna.

Cuando esto decía estaba a la puerta de un boticario. Y volviéndose al dueño, le dijo:

–Vuesa merced tiene un saludable oficio, si no fuese tan enemigo de sus candiles.

–¿En qué modo soy enemigo de mis candiles? –preguntó el boticario.

Y respondió Vidriera:

–Esto digo, porque en faltando cualquiera aceite, la suple la del candil que está más a mano. Y aún tiene otra cosa este oficio, bastante a quitar el crédito al más acertado médico del mundo.

Preguntándole por qué. Respondió que había boticario, que por no decir que faltaba en su botica lo que recetaba el médico, por las cosas que le fataban, ponía otras que a su parecer tenían la misma virtud y calidad, no siendo así; y con esto la medicina mal compuesta obraba al revés de lo que había de obrar la bien ordenada. Preguntóle entonces uno que qué sentía de los médicos, y respondió esto:

–Honora medicum propter necessitatem, etenim creavit eum altissimus; a Deo enim est omnis medela, & a rege accipiet donationem. Disciplina medici exaltavit caput illius, & in conspectu magnatum collaudabitur. Altissimus de terra creavit medicinam, & vir prudens non aborrebit illam. "Esto dice, dijo el eclesiástico, de la medicina y de los buenos médicos. Y de los malos se podría decir todo al revés porque no hay gente más dañosa a la república que ellos. El juez nos puede torcer o dilatar la justicia; el letrado sustentar por su interés nuestra injusta demanda; el mercader chuparnos la hacienda; finalmente, todas las personas con quien de necesidad tratamos nos pueden hacer algún daño, pero quitarnos la vida sin quedar sujetos al temor del castigo ninguno. Sólo los médicos nos pueden matar, y nos matan sin temor y a pie quedo, sin desenvainar otra espada que la de un recipe. Y no hay descubrirse sus delitos porque al momento los meten debajo de la tierra. Acuérdaseme, que cuando yo era hombre de carne, y no de vidrio como agora soy, que a un médico destos de segunda clase le despidió un enfermo, por curarse con otro, y el primero de allí a cuatro días acertó a pasar por la botica donde receptaba el segundo, y preguntó al boticario que cómo le iba al enfermo que él había dejado y que si le había receptado alguna purga el otro médico. El boticario le respondió que allí tenía una recepta de purga que el día siguiente había de tomar el enfermo. Dijo que se la mostrase y vio que al fin della estaba escrito: Sumat diluculo, y dijo: "Todo lo que lleva esta purga me contenta sino es esta dilúculo porque es húmido demasiadamente." Por estas, y otras cosas que decía de todos los oficios, se andaban tras él, sin hacerle mal, y sin dejarle sosegar. Pero con todo esto no se pudiera defender de los muchachos si su guardián no le defendiera. Preguntóle uno qué haría para no tener envidia a nadie.

Respondióle:

–Duerme, que todo el tiempo que durmieres, serás igual al que envidias.

Otro le preguntó qué remedio tendría para salir con una comisión, que había dos años que la pretendía, y díjole:

–Parte a caballo y a la mira de quien la lleva, y acompáñale hasta salir de la ciudad y así saldrás con ella.

Pasó a caso una vez por delante donde él estaba un juez de comisión que iba de camino a una causa criminal y llevaba mucha gente consigo y dos alguaciles. Preguntó quién era, y como se lo dijeron, dijo:

–Yo apostaré que lleva aquel juez víboras en el seno, pistoletes en la tinta y rayos en las manos, para destruir todo lo que alcanzare su comisión. Yo me acuerdo haber tenido un amigo que, en una comisión criminal que tuvo, dio una sentencia tan exorbitante que excedía en muchos quitales a la culpa de los delincuentes. Preguntéle que por qué había dado aquella tan cruel sentencia y hecho tan manifiesta injusticia. Respondióme que pensaba otorgar la apelación y que con esto dejaba campo abierto a los señores del Consejo para mostrar su misericordia, moderando, y poniendo aquella su rigurosa sentencia en su punto y debida proporción. Yo le respondí que mejor fuera haberla dado de manera que les quitara de aquel trabajo, pues con esto le tuvieran a él por juez recto y acertado.

En la rueda de la mucha gente que, como se ha dicho, siempre le estaba oyendo, estaba un conocido suyo en hábito de letrado, al cual otro le llamó señor licenciado. Y sabiendo Vidriera que el tal a quien llamaron licenciado no tenía ni aun título de bachiller, le dijo:

–Guardaos, compadre, no encuentren con vuestro título los frailes de la redención de cautivos, que os le llevaran por mostrenco.

A lo cual dijo el amigo:

–Tratémonos bien, señor Vidriera, pues ya sabéis vos que soy hombre de altas y de profundas letras.

Respondióle Vidriera:

–Ya yo sé que sois un tántalo en ellas, porque se os van por altas y no las alcanzáis de profundas.

Estando una vez arrimado a la tienda de un sastre, viole que estaba mano sobre mano, y díjole:

–Sin duda, señor maeso, que estáis en camino de salvación.

–¿En qué lo veis? –preguntó el sastre.

–¿En qué lo veo? –respondió Vidriera–. Véolo en que, pues no tenéis qué hacer, no tendréis ocasión de mentir. –Y añadió–: desdichado del sastre que no miente y cose las fiestas; cosa maravillosa es que casi en todos los deste oficio apenas se hallará uno que haga un vestido justo, habiendo tantos que los hagan pecadores.

De los zapateros decía que jamás hacían, conforme a su parecer, zapato malo. Porque si al que se le calzaban venía estrecho y apretado le decían que así había de ser por ser de galanes calzar justo y que en trayéndolos dos horas vendrían más anchos que alpargates, y si le venían anchos decían que así habían de venir, por amor de la gota.

Un muchacho agudo que escribía en un oficio de provincia le apretaba mucho con preguntas y demandas y le traía nuevas de lo que en la ciudad pasaba, porque sobre todo discantaba y a todo respondía. Éste le dijo una vez:

–Vidriera, esta noche se murió en la cárcel un banco que estaba condenado ahorcar.

A lo cual respondió:

–Él hizo bien a darse priesa a morir antes que el verdugo se sentara sobre él.

En la acera de san Francisco estaba un corro de ginoveses, y pasando por allí, uno dellos le llamó, diciéndole:

–Lléguese acá el señor Vidriera y cuéntenos un cuento.

Él respondió:

–No quiero, porque no me le paséis a Génova.

Topó una vez a una tendera que llevaba delante de sí una hija suya muy fea, pero muy llena de dijes, de galas, y de perlas. Y díjole a la madre:

–Muy bien habéis hecho en empedralla, porque se pueda pasear.

De los pasteleros dijo que había muchos años que jugaban a la dobladilla sin que les llevasen la pena porque habían hecho el pastel de a dos de a cuatro, el de a cuatro de a ocho, y el de a ocho de a medio real, por sólo su albedrío y beneplácito.

De los titereros decía mil males; decía que era gente vagamunda, y que trataba con indecencia de las cosas divinas, porque con las figuras que mostraban en sus retratos volvían la devoción en risa, y que les acontecía envasar en un costal, todas o las más, figuras del testamento viejo y nuevo, y sentarse sobre él a comer y beber en los bodegones y tabernas. En resolución, decía que se maravillaba, de cómo quien podía, no les ponía perpetuo silencio en sus retablos o los desterraba del reino.

Acertó a pasar una vez por donde él estaba un comediante vestido como un príncipe. Y en viéndole, dijo:

–Yo me acuerdo haber visto a éste salir al teatro enharinado el rostro, y vestido un zamarro del revés. Y con todo esto a cada paso fuera del tablado jura a fe de hijodalgo.

–Débelo de ser –respondió uno–, porque hay muchos comediantes que son muy bien nacidos y hijosdalgo.

–Así será verdad –replicó Vidriera–, pero lo que menos ha menester la farsa es personas bien nacidas; galanes sí, gentiles hombres, y de expeditas lenguas. También sé decir dellos que en el sudor de su cara ganan su pan, con inllevable trabajo, tomando contin[u]o de memoria, hechos perpetuos gitanos de lugar en lugar y de mesón en venta, desvelándose en contentar a otros; porque en el gusto ajeno consiste su bien propio. Tienen más, que con su oficio no engañan a nadie, pues por momentos sacan su mercaduría a pública plaza, al juicio y a la vista de todos. El trabajo de los autores es increíble y su cuidado extraordinario, y han de ganar mucho para que al cabo del año no salgan tan empeñados que les sea forzoso hacer pleito de acreedores. Y con todo esto son necesarios en la república, como lo son las florestas, las alamedas, y las vistas de recreación, y como lo son las cosas que honestamente recrean. Decía que había sido opinión de un amigo suyo que el que servía a una comedianta, en sola una servía a muchas damas juntas, como era a una reina, a una ninfa, a una diosa, a una fregona, a una pastora. Y muchas veces caía la suerte en que serviese en ella a un paje y a un lacayo, que todas estas y más figuras suele hacer una farsanta.

Preguntóle uno que cuál había sido el más dichoso del mundo. Respondió que nemo; porque nemo novit patrem, nemo sine crimine vivit, nemo sua sorte contentus, nemo ascendit in coelum.

De los diestros dijo una vez, que eran maestros de una ciencia o arte que cuando la habían menester no la sabían y que tocaban algo en presumptuosos, pues querían reducir a demostraciones matemáticas que son infalibles los movimientos y pensamientos coléricos de sus contrarios.

Con los que se teñían las barbas tenía particular enemistad. Y riñendo una vez delante dél dos hombres, que el uno era portugués, éste dijo al castellano, asiéndose de las barbas que tenía muy teñidas:

–¡Por istas barbas que teño no rostro!

A lo cual acudió Vidriera:

–¡Ollay, home, naõ digáis teño, sino tiño!

Otro traía las barbas jaspeadas y de muchas colores, culpa de la mala tinta, a quien dijo Vidriera, que tenía las barbas de muladar overo. A otro, que traía las barbas por mitad blancas y negras, por haberse descuidado, y los cañones crecidos, le dijo que procurase de no porfiar ni reñir con nadie, porque estaba aparejado a que le dijesen que mentía por la mitad de la barba.

Una vez contó que una doncella discreta y bien entendida, por acudir a la voluntad de sus padres, dio el sí de casarse con un viejo todo cano, el cual, la noche antes del día del desposorio, se fue no al río Jordán como dicen las viejas, sino a la redomilla del agua fuerte y plata con que renovó de manera su barba que la acostó de nieve y la levantó de pez. Llegóse la hora de darse las manos, y la doncella conoció por la pinta y por la tinta la figura, y dijo a sus padres que le diesen el mismo esposo que ellos le habían mostrado, que no quería otro. Ellos le dijeron que aquel que tenía delante era el mismo que le habían mostrado y dado por esposo. Ella replicó que no era, y trujo testigos como el que sus padres le dieron era un hombre grave y lleno de canas, y que pues el presente no las tenía no era él y se llamaba a engaño. Atúvose a esto, corrióse el teñido y deshízose el casamiento.

Con las dueñas tenía la misma ojeriza, que con los escabechados. Decía maravillas de su permafoy, de las mortajas de sus tocas, de sus muchos melindres, de sus escrúpulos, y de su extraordinaria miseria. Amohinábanle sus flaquezas de estómago, sus vaguidos de cabeza, su modo de hablar con más repulgos que sus tocas y, finalmente, su inutilidad y sus vainillas.

Uno le dijo:

–¿Qué es esto, señor licenciado, que os he oído decir mal de muchos oficios y jamás lo habéis dicho de los escribanos, habiendo tanto que decir?

A lo cual respondió:

–Aunque de vidrio, no soy tan frágil que me deje ir con la corriente del vulgo, las más veces engañado. Paréceme a mí, que la gramática de los murmuradores y el la, la, la de los que cantan son los escribanos, porque así como no se puede pasar a otras ciencias, si no es por la puerta de la gramática, y como el músico primero murmura que canta. Así, los maldicientes, por donde comienzan a mostrar la malignidad de sus lenguas es por decir mal de los escribanos y alguaciles y de los otros ministros de la justicia, siendo un oficio el del escribano, sin el cual andaría la verdad por el mundo a sombra de tejados, corrida y maltratada; y así dice el eclesiástico: In manu Dei potestas hominis est, & super faciem scribe imponet honorem. Es el escribano persona pública, y el oficio del juez no se puede ejercitar cómodamente sin el suyo. Los escribanos han de ser libres y no esclavos ni hijos de esclavos; legítimos, no bastardos ni de ninguna mala raza nacidos; juran de secreto, fidelidad, y que no harán escritura usuraria; que ni amistad ni enemistad, provecho o daño, les moverá a no hacer su oficio con buena y christiana conciencia. Pues si este oficio tantas buenas partes requiere, ¿por qué se ha de pensar que de más de veinte mil escribanos que hay en España, se lleve el diablo la cosecha, como si fuesen cepas de su majuelo? No lo quiero creer ni es bien que ninguno lo crea. Porque finalmente, digo, que es la gente más necesaria que había en las repúblicas bien ordenadas; y que si llevaban demasiados derechos, también hacían demasiados tuertos, que destos dos extremos podía resultar un medio que les hiciese mirar por el virote.

De los alguaciles dijo que no era mucho que tuviesen algunos enemigos, siendo su oficio o prenderte o sacarte la hacienda de casa, o tenerte en la suya en guarda y comer a tu costa. Tachaba la negligencia e ignorancia de los procuradores y solicitadores, comparándolos a los médicos, los cuales, que sane o no sane el enfermo, ellos llevan su propina; y los procuradores y solicitadores los mismo, salgan o no salgan con el pleito que ayudan.

Preguntóle uno, cuál era la mejor tierra. Respondió que la temprana y agradecida. Replicó el otro:

–No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar, Valladolid o Madrid.

Y respondió:

–De Madrid los extremos; de Valladolid los medios.

–No lo entiendo –repitió el que se lo preguntaba.

Y dijo:

–De Madrid cielo y suelo; de Valladolid los entresuelos.

Oyó Vidriera que dijo un hombre a otro que así como había entrado en Valladolid había caído su mujer muy enferma porque la había probado la tierra. A lo cual dijo Vidriera:

–Mejor fuera que se la hubiera comido, si a caso es celosa.

De los músicos y de los correos de a pie decía que tenían las esperanzas y las suertes limitadas, porque los unos la acababan con llegar a serlo de a caballo, y los otros con alcanzar a ser músicos del rey.

De las damas que llaman cortesanas decía que todas, o las más, tenían más de corteses que de sanas.

Estando un día en una iglesia, vio que traían a enterrar a un viejo, a bautizar a un niño, y a velar [a] una mujer todo a un mismo tiempo, y dijo que los templos eran campos de batalla donde los viejos acaban, los niños vencen, y las mujeres triunfan.

Picábale una vez una avispa en el cuello y no se la osaba sacudir por no quebrarse, pero con todo eso se quejaba. Preguntóle uno que cómo sentía aquella avispa si era su cuerpo de vidrio. Y respondió, que aquella avispa debía de ser murmuradora, y que las lenguas y picos de los murmuradores eran bastantes a desmoronar cuerpos de bronce, no que de vidrio.

Pasando a caso un religioso muy gordo por donde él estaba, dijo uno de sus oyentes:

–De ético no se puede mover el padre.

Enojóse Vidriera, y dijo:

–Nadie se olvide de lo que dice el espíritu santo: Nolite tangere Christos meos .

Y subiéndose más en cólera, dijo que mirasen en ello y verían que de muchos santos que de pocos años a esta parte había canonizado la iglesia y puesto en el número de los bienaventurados ninguno se llamaba el capitán don fulano, ni el secretario don tal de don tales, ni el conde, marqués o duque de tal parte, sino fray Diego, fray Jacinto, fray Raimundo; todos frailes y religiosos. Porque las religiones son los aranjueces del cielo, cuyos frutos de ordinario se ponen en la mesa de Dios.

Decía, que las lenguas de los murmuradores eran como las plumas del águila, que roen y menoscaban todas las de las otras aves, que a ellas se juntan. De los gariteros y tahúres decía milagros. Decía que los gariteros eran públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iba haciendo suertes, deseaban que perdiese y pasase el naipe adelante, porque el contrario las hiciese y él cobrase sus derechos. Alababa mucho la paciencia de un tahúr, que estaba toda una noche jugando y perdiendo; y con ser de condición colérico y endemoniado, a trueco de que su contrario no se alzase, no descosía la boca, y sufría lo que un mártir de Barrabás. Alababa también las conciencias de algunos honrados gariteros que ni por imaginación consentían que en su casa se jugase otros juegos que polla y ciento; y con esto a fuego lento sin temor y nota de malsines, sacaban al cabo del mes más barato que los que consentían los juegos de estocada, del reparolo, siete y llevar, y pinta en la del puto.

En resolución, él decía tales cosas que si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban o a él se arrimaban, por el hábito que traía, por la estrecheza de su comida, por el modo con que bebía, por el no querer dormir sino al cielo abierto en el verano y el invierno en los pajares, como queda dicho, con que daba tan claras señales de su locura, ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo. Dos años o poco más duró en esta enfermedad, porque un religioso de la orden de san Jerónimo que tenía gracia y ciencia particular en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen y en curar locos; tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad, y le curó y sanó, y volvió a su primer juicio, entendimiento y discurso. Y así como le vio sano, le visitó como letrado, y le hizo volver a la corte adonde con dar tantas muestras de cuerdo como las había dado de loco podía usar su oficio y hacerse famoso por él.

Hízolo así, y llamándose el licenciado Rueda, y no Rodaja, volvió a la corte, donde apenas hubo entrado, cuando fue conocido de los muchachos. Mas como le vieron en tan diferente hábito del que solía, no le osaron dar grita ni hacer preguntas; pero seguíanle, y decían unos a otros: "¿Éste no es el loco Vidriera? a fe que es él. Ya viene cuerdo, pero también puede ser loco bien vestido como mal vestido. Preguntémosle algo y salgamos desta confusión." Todo esto oía el licenciado y callaba, y iba más confuso y más corrido que cuando estaba sin juicio.

Pasó el conocimiento de los muchachos a los hombres, y antes que el licenciado llegase al Patio de los Consejos, llevaba tras de sí más de do[s]cientas personas de todas suertes. Con este acompañamiento, que era más que de un cathedrático, llegó al patio donde le acabaron de circundar cuantos en él estaban. Él, viéndose con tanta turba a la redonda, alzó la voz y dijo:

–Señores, yo soy el licenciado Vidriera, pero no el que solía. Soy a[h]ora el licenciado Rueda; sucesos y desgracias que acontecen en el mundo por permisión del cielo me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me le han vuelto. Por las cosas que dicen que dije cuando loco podéis considerar las que diré y haré cuando cuerdo. Yo soy graduado en leyes por Salamanca, adonde estudié con pobreza y adonde llevé segundo en licencias, de do[onde] se puede inferir que más la virtud que el favor me dio el grado que tengo. Aquí he venido a este gran mar de la corte para abogar y ganar la vida, pero si no me dejáis habré venido a bogar y granjear la muerte. Por amor de Dios, que no hagáis que el seguirme sea perseguirme y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo. Lo que solíades preguntarme en las plazas, preguntádmelo a[h]ora en mi casa y veréis que el que os respondía bien, según dicen, de improviso os responderá mejor de pensado.

Escucháronle todos y dejáronle algunos. Volvióse a su posada con poco menos acompañamiento que había llevado. Salió otro día, y fue lo mismo; hizo otro sermón, y no sirvió de nada. Perdía mucho, y no ganaba cosa, y viéndose morir de hambre, determinó de dejar la corte y volverse a Flandes, donde pensaba valerse de las fuerzas de su brazo pues no se podía valer de las de su ingenio. Y poniéndolo en efe[c]to, dijo al salir de la corte:

–¡Oh corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos! ¡Sustentas abundantemente a los truhanes desvergonzados y matar de hambre a los discretos vergonzosos!

Esto dijo y se fue a Flandes, donde la vida que había comenzado a eternizar por las letras la acabó de eternizar por las armas, en compañía de su buen amigo el capitán Valdivia, dejando fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado.

Learn languages from TV shows, movies, news, articles and more! Try LingQ for FREE

Segunda parte de "El licenciado Vidriera", de Las Novelas ejemplares. ||||graduate||||| Zweiter Teil von "El licenciado Vidriera", aus Las Novelas ejemplares. Second part of "El licenciado Vidriera", from Las Novelas ejemplares. Deuxième partie de "El licenciado Vidriera", de Las Novelas ejemplares. Seconda parte di "El licenciado Vidriera", da Las Novelas ejemplares. Segunda parte de "El licenciado Vidriera", de Las Novelas ejemplares.

Las nuevas de su locura y de sus respuestas y dichos se extendió por toda Castilla, y llegando a noticia de un príncipe, o señor, que estaba en la corte quiso enviar por él, y encargóselo a un caballero amigo suyo que estaba en Salamanca que se lo enviase. |||||||||||||||||||||||||||||||||||he entrusted it||||||||||||| La nouvelle de sa folie, de ses réponses et de ses paroles se répandit dans toute la Castille, et lorsqu'il apprit la nouvelle d'un prince ou d'un seigneur qui était à la cour, il voulut l'envoyer chercher et la confia à un de ses amis qui était à Salamanque pour le lui envoyer. Y topándole el caballero un día, le dijo: |bumping into him|||||| Et quand le chevalier le rencontra un jour, il lui dit :

–Sepa, el señor licenciado Vidriera, que un gran personaje de la corte le quiere ver, y envía por él.

A lo cual respondió:

–Vuesa merced, me excuse con ese señor, que yo no soy bueno para palacio porque tengo vergüenza y no sé lisonjear.

Con todo esto el caballero le envió a la corte, y para traerle usaron con él desta invención. Pusiéronle en unas árg[u]enas de paja, como aquellas donde llevan el vidrio, igualando los tercios con piedras, y entre paja puestos algunos vidrios porque se diese a entender que como vaso de vidrio le llevaban. Ils l'ont mis dans des arg[u]enas de paille, comme ceux où ils portent du verre, assortissant les tiers de pierres, et ont mis du verre entre de la paille parce qu'il était sous-entendu qu'ils le portaient comme un vase de verre.

Llegó a Valladolid; entró de noche y desembanastáronle en la casa del señor que había enviado por él, de quien fue muy bien recebido, diciéndole: |||||||unbarred him||||||||||||||||| Il est arrivé à Valladolid ; Il entra de nuit et ils le débarquèrent dans la maison de l'homme qui l'avait envoyé chercher, de qui il fut très bien reçu, en disant :

–Sea muy bien venido el señor licenciado Vidriera. |||||||Mr Glass – M. Vidriera est le bienvenu. ¿Cómo ha ido en el camino? Comment s'est passé le voyage ? ¿Cómo va de salud?

A lo cual respondió:

–Ningún camino hay malo, como se acabe, sino es el que va a la horca. ||||||||||||||gallows - Aucun chemin n'est mauvais, car il se termine, mais c'est celui qui va à la potence. De salud estoy neutral, porque están encontrados mis pulsos con mi celebro. En santé je suis neutre, car mes pouls se retrouvent avec mon cerveau.

Otro día, habiendo visto en muchas alcándaras, muchos neblíes y azores, y otros pájaros de volatería, dijo que la caza de altanería era digna de príncipes y de grandes señores, pero que advirtiesen que con ella echaba el gusto censo sobre el provecho a más de dos mil por uno. ||||||cages||goshawks||hawks||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| Un autre jour, ayant vu dans beaucoup d'alcandaras, beaucoup de néblies et d'autours, et d'autres oiseaux de volaille, il a dit que la chasse de l'arrogance était digne des princes et des grands seigneurs, mais qu'ils ont remarqué qu'avec elle il prenait le goût du recensement du bénéfice de plus de deux mille fois un. La caza de liebres dijo que era muy gustosa, y más cuando se cazaba con galgos prestados. |||||||||||||||greyhounds|

El caballero gustó de su locura y dejóle salir por la ciudad, debajo del amparo y guarda de un hombre que tuviese cuenta que los muchachos no le hiciesen mal, de los cuales y de toda la corte fue conocido en seis días. Y a cada paso, en cada calle y en cualquiera esquina respondía a todas las preguntas que le hacían. Entre las cuales le preguntó un estudiante, si era poeta, porque le parecía que tenía ingenio para todo. A lo cual respondió:

–Hasta a[h]ora no he sido tan necio ni tan venturoso.

–No entiendo eso de necio y venturoso –dijo el estudiante.

Y respondió Vidriera:

–No he sido tan necio que diese en poeta malo ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno.

Preguntóle otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas. Respondió que a la ciencia en mucha; pero que a los poetas en ninguna. Replicáronle, que por qué decía aquello. Respondió que del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número. Y así, como si no hubiese poetas no los estimaba, pero que admiraba y reverenciaba la ciencia de la poesía, porque encerraba en sí todas las demás ciencias; porque de todas se sirve, de todas se adorna y pule, y saca a luz sus maravillosas obras, con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla. ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||polishes|||||||||||||||||||

Añadió más:

–Yo bien sé en lo que se debe estimar un buen poeta, porque se me acuerda de aquellos versos de Ovidio, que dicen:

Cum Ducum fuerant olim Regnumque, Poeta,

Premiaque antiqui magna tulere chori,

Sanctaque Maiestas, & erat venerabile nomen, Vatibus, & large sape dabantur opes. "Y menos se me olvida la alta calidad de los poetas, pues los llama Platón intérpretes de los dioses. Y dellos dice Ovidio:

Est Deus in nobis agitante calescimus illo.

"Y también dice: At sacri vates, & Divum cura vocamus. "Esto se dice de los buenos poetas; que ¿de los malos, de los churrulleros, qué se ha de decir, sino que son la idiotez, y la arrogancia del mundo? |||||||||||||hack poets||||||||||||||| Y añadió más:

–¿Qué es ver a un poeta destos de la primera impresión, cuando quiere decir un soneto a otros que le rodean, las salvas que les hace, diciendo: "Vuesas mercedes escuchen un sonetillo que anoche a cierta ocasión hice, que a mi parecer, aunque no vale nada, tiene un no sé qué de bonito"; y en esto tuerce los labios, pone en arco las cejas, y se rasca la faldriquera, y de entre otros mil papeles mugrientos y medio rotos, donde queda otro millar de sonetos, saca el que quiere relatar, y al fin le dice con tono melifluo y alfeñicado? ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||pocket|||||||||||||||||||||||||||||honeyed||effeminate Y si a caso los que le escuchan de socarrones o de ignorantes, no se le alaban, dice: "O vuesas mercedes no han entendido el soneto, o yo no le he sabido decir, y así, será bien recitarle otra vez y que vuesas mercedes le presten más atención, porque en verdad en verdad que el soneto lo merece." |||||||||sneaky|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| Y vuelve como primero a recitarle con nuevos ademanes y nuevas pausas. ||||||||gestures|||

"Pues ¿qué es verlos censurar los unos a los otros? ¿qué diré del ladrar que hacen los cachorros y modernos a los mastinazos antiguos y graves? ||||||||||||mastiff barks||| y ¿qué de los que murmuran de algunos ilustres y excelentes sujetos, donde resplandece la verdadera luz de la poesía? Que tomándola por alivio y entretenimiento de sus muchas y graves ocupaciones muestran la divinidad de sus ingenios y la alteza de sus conceptos, a despecho y pesar del circunspecto ignorante que juzga de lo que no sabe y aborrece lo que no entiende? y ¿del que quiere que se estime y tenga en precio la necedad que se sienta debajo de doseles y la ignorancia que se arrima a los sitiales? ||||||||||||||||||canopies||||||leans|||thrones

Otra vez le preguntaron qué era la causa de que los poetas por la mayor parte eran pobres. Respondió que porque ellos querían, pues estaba en su mano ser ricos si se sabían aprovechar de la ocasión, que por momentos traían entre las manos, que eran las de sus damas. Que todas eran riquísimas en extremo, pues tenían los cabellos de oro, la frente de plata bruñida, los ojos de verdes esmeraldas, los dientes de marfil, los labios de coral, y la garganta de cristal transparente; y que lo que lloraban eran líquidas perlas; y más que lo que sus plantas pisaban, por dura y estéril tierra que fuese, al momento producía jazmines y rosas; y que su aliento era de puro ámbar, almizcle y algalia; y que todas estas cosas eran señales y muestras de su mucha riqueza. ||||||||||||||||polished|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||spice||||||||||||| Estas, y otras cosas decía, de los malos poetas, que de los buenos siempre dijo bien, y los levantó sobre el cuerno de la luna. |||||||||||||||||||||horn|||

Vio un día en la acera de san Francisco unas figuras pintadas de mala mano, y dijo que los buenos pintores imitaban a naturaleza; pero que los malos la vomitaban.

Arrimóse un día con grandísimo tiento, porque no se quebrase, a la tienda de un librero, y díjole:

–Este oficio me contentara mucho, si no fuera por una falta que tiene.

Preguntóle el librero se la dijese. Respondióle:

–Los melindres que hacen cuando compran un privilegio de un libro y de la burla que hacen a su autor si a caso le imprime a su costa, pues en lugar de mil y quinientos, imprimen tres mil libros; y cuando el autor piensa que se venden los suyos, se despachan los ajenos. |delicacies||||||||||||||||||||||||||expense|||||||||||||||||||||||||

Acaeció este mismo día, que pasaron por la plaza seis azotados y diciendo el pregón: "Al primero por ladrón", dio grandes voces a los que estaban delante dél, diciéndoles: It happened||||||||||||||||||thief|||||||||| –Apartaos, hermanos, no comience aquella cuenta por alguno de vosotros.

Y cuando el pregonero llegó a decir: "Al trasero...", dijo: ||||||||rear end| –Aquél debe de ser el fiador de los muchachos.

Un muchacho le dijo:

–Hermano Vidriera, mañana sacan a azotar a una alcagüeta. ||||||||squealer

Respondióle:

–Si dijeras que sacaban a azotar a un alcagüete, entendiera que sacaban a azotar un coche. |||||||||||||||car

Hallóse allí uno destos que llevan sillas de manos, y díjole:

–De nosotros, licenciado, ¿no tenéis qué decir?

–No –respondió Vidriera– sino que sabe cada uno de vosotros más pecados que un confesor; mas es con esta diferencia, que el confesor los sabe para tenerlos secretos, y vosotros para publicarlos por las tabernas. ||Glassmaker|||||||||||||||||||||||||||||to publish them|||

Oyó esto un mozo de mulas, porque de todo género de gente le estaba escuchando contin[u]o, y díjole:

–De nosotros, señor redoma, poco o nada hay que decir, porque somos gente de bien, y necesaria en la república. |||dome||||||||||||||||

A lo cual respondió Vidriera:

–La honra del amo descubre la del criado. Según esto, mira a quién sirves y verás cuán honrado eres. Mozos sois vosotros de la más ruin canalla que sustenta la tierra. Una vez, cuando no era de vidrio, caminé una jornada en una mula de alquiler, tal, que le conté ciento y veinte y una tachas, todas capitales y enemigas del género humano. ||||||glass||||||||||||||||||||||||| Todos los mozos de mulas tienen su punta de rufianes, su punta de cacos, y su es no es de truhanes. |||||||||||||thieves||||||| Si sus amos (que así llaman ellos a los que llevan en sus mulas) son boquimuelles, hacen más suertes en ellos, que las que echaron en esta ciudad los años pasados. |||||||||||||||mouth mules||||||||||||||| Si son extranjeros los roban, si estudiantes los maldicen, y si religiosos los reniegan, y si soldados los tiemblan. Éstos, y los marineros y carreteros y arrieros, tienen un modo de vivir extraordinario, y sólo para ellos. El carretero pasa lo más de la vida en espacio de vara y media de lugar, que poco más debe de haber del yugo de las mulas a la boca del carro. |||||||||||||||||||||||yoke|||||||| Canta la mitad del tiempo, y la otra mitad reniega; y en decir: "Háganse a zaga", se les pasa otra parte. |||||||||||||Make yourselves||rear||||| Y si a caso les queda por sacar alguna rueda de algún atrolladero, más se ayudan de dos pesetes que de tres mulas. ||||||||||||||||||pesetas|||| Los marineros son gente gentil inurbana, que no sabe otro lenguaje que el que se usa en los navíos. |sailors||||urban||||||||||||| En la bonanza son diligentes, y en la borrasca perezosos. |||||||||lazy En la tormenta mandan muchos, y obedecen pocos. Su Dios es su arca, y su rancho; y su pasatiempo ver mareados a los pasajeros. ||||||||||||dizzy||| Los arrieros son gente que ha hecho divorcio con las sábanas, y se ha casado con las enjalmas. Son tan diligentes y presurosos que a trueco de no perder la jornada, perderán el alma. Su música es la del mortero; su salsa, la hambre, sus maitines levantarse a dar sus piensos, y sus misas no oír ninguna.

Cuando esto decía estaba a la puerta de un boticario. Y volviéndose al dueño, le dijo:

–Vuesa merced tiene un saludable oficio, si no fuese tan enemigo de sus candiles. |||||||||||||candles

–¿En qué modo soy enemigo de mis candiles? |||||||lamps –preguntó el boticario.

Y respondió Vidriera:

–Esto digo, porque en faltando cualquiera aceite, la suple la del candil que está más a mano. Y aún tiene otra cosa este oficio, bastante a quitar el crédito al más acertado médico del mundo.

Preguntándole por qué. Respondió que había boticario, que por no decir que faltaba en su botica lo que recetaba el médico, por las cosas que le fataban, ponía otras que a su parecer tenían la misma virtud y calidad, no siendo así; y con esto la medicina mal compuesta obraba al revés de lo que había de obrar la bien ordenada. Preguntóle entonces uno que qué sentía de los médicos, y respondió esto:

–Honora medicum propter necessitatem, etenim creavit eum altissimus; a Deo enim est omnis medela, & a rege accipiet donationem. Disciplina medici exaltavit caput illius, & in conspectu magnatum collaudabitur. Altissimus de terra creavit medicinam, & vir prudens non aborrebit illam. "Esto dice, dijo el eclesiástico, de la medicina y de los buenos médicos. Y de los malos se podría decir todo al revés porque no hay gente más dañosa a la república que ellos. El juez nos puede torcer o dilatar la justicia; el letrado sustentar por su interés nuestra injusta demanda; el mercader chuparnos la hacienda; finalmente, todas las personas con quien de necesidad tratamos nos pueden hacer algún daño, pero quitarnos la vida sin quedar sujetos al temor del castigo ninguno. ||||||||||lawyer||||||||||suck our wealth|||||||||||||||||||||||||||| Sólo los médicos nos pueden matar, y nos matan sin temor y a pie quedo, sin desenvainar otra espada que la de un recipe. |||||kill|||||||||||to unsheathe|||||||prescription Y no hay descubrirse sus delitos porque al momento los meten debajo de la tierra. ||||||||moment|||||| Acuérdaseme, que cuando yo era hombre de carne, y no de vidrio como agora soy, que a un médico destos de segunda clase le despidió un enfermo, por curarse con otro, y el primero de allí a cuatro días acertó a pasar por la botica donde receptaba el segundo, y preguntó al boticario que cómo le iba al enfermo que él había dejado y que si le había receptado alguna purga el otro médico. ||||||||||||||||||||||||||||to heal||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||purge||| El boticario le respondió que allí tenía una recepta de purga que el día siguiente había de tomar el enfermo. Dijo que se la mostrase y vio que al fin della estaba escrito: Sumat diluculo, y dijo: "Todo lo que lleva esta purga me contenta sino es esta dilúculo porque es húmido demasiadamente." ||||||||||||||||||||||||||||dawn|||| Por estas, y otras cosas que decía de todos los oficios, se andaban tras él, sin hacerle mal, y sin dejarle sosegar. Pero con todo esto no se pudiera defender de los muchachos si su guardián no le defendiera. ||||||||||||||||would defend Preguntóle uno qué haría para no tener envidia a nadie.

Respondióle:

–Duerme, que todo el tiempo que durmieres, serás igual al que envidias. |||||||||||envies

Otro le preguntó qué remedio tendría para salir con una comisión, que había dos años que la pretendía, y díjole:

–Parte a caballo y a la mira de quien la lleva, y acompáñale hasta salir de la ciudad y así saldrás con ella.

Pasó a caso una vez por delante donde él estaba un juez de comisión que iba de camino a una causa criminal y llevaba mucha gente consigo y dos alguaciles. |||||||||||||||||||||||||||||deputies Preguntó quién era, y como se lo dijeron, dijo:

–Yo apostaré que lleva aquel juez víboras en el seno, pistoletes en la tinta y rayos en las manos, para destruir todo lo que alcanzare su comisión. Yo me acuerdo haber tenido un amigo que, en una comisión criminal que tuvo, dio una sentencia tan exorbitante que excedía en muchos quitales a la culpa de los delincuentes. |||||||||||||||||||||||quintals|||||| Preguntéle que por qué había dado aquella tan cruel sentencia y hecho tan manifiesta injusticia. Respondióme que pensaba otorgar la apelación y que con esto dejaba campo abierto a los señores del Consejo para mostrar su misericordia, moderando, y poniendo aquella su rigurosa sentencia en su punto y debida proporción. Yo le respondí que mejor fuera haberla dado de manera que les quitara de aquel trabajo, pues con esto le tuvieran a él por juez recto y acertado.

En la rueda de la mucha gente que, como se ha dicho, siempre le estaba oyendo, estaba un conocido suyo en hábito de letrado, al cual otro le llamó señor licenciado. Y sabiendo Vidriera que el tal a quien llamaron licenciado no tenía ni aun título de bachiller, le dijo: ||Glassmaker||||||||||||||||

–Guardaos, compadre, no encuentren con vuestro título los frailes de la redención de cautivos, que os le llevaran por mostrenco. |||||||||||||||||||brute

A lo cual dijo el amigo:

–Tratémonos bien, señor Vidriera, pues ya sabéis vos que soy hombre de altas y de profundas letras.

Respondióle Vidriera:

–Ya yo sé que sois un tántalo en ellas, porque se os van por altas y no las alcanzáis de profundas. ||||||tantalus||||||||||||||

Estando una vez arrimado a la tienda de un sastre, viole que estaba mano sobre mano, y díjole: |||||||||tailor||||||||

–Sin duda, señor maeso, que estáis en camino de salvación.

–¿En qué lo veis? –preguntó el sastre. ||tailor

–¿En qué lo veo? –respondió Vidriera–. Véolo en que, pues no tenéis qué hacer, no tendréis ocasión de mentir. –Y añadió–: desdichado del sastre que no miente y cose las fiestas; cosa maravillosa es que casi en todos los deste oficio apenas se hallará uno que haga un vestido justo, habiendo tantos que los hagan pecadores. |||||||||sews|||||||||||||||||||||||||||

De los zapateros decía que jamás hacían, conforme a su parecer, zapato malo. Porque si al que se le calzaban venía estrecho y apretado le decían que así había de ser por ser de galanes calzar justo y que en trayéndolos dos horas vendrían más anchos que alpargates, y si le venían anchos decían que así habían de venir, por amor de la gota. ||||||||||||||||||||||||||||||||||espadrilles||||||||||||||||

Un muchacho agudo que escribía en un oficio de provincia le apretaba mucho con preguntas y demandas y le traía nuevas de lo que en la ciudad pasaba, porque sobre todo discantaba y a todo respondía. Éste le dijo una vez:

–Vidriera, esta noche se murió en la cárcel un banco que estaba condenado ahorcar.

A lo cual respondió:

–Él hizo bien a darse priesa a morir antes que el verdugo se sentara sobre él.

En la acera de san Francisco estaba un corro de ginoveses, y pasando por allí, uno dellos le llamó, diciéndole:

–Lléguese acá el señor Vidriera y cuéntenos un cuento.

Él respondió:

–No quiero, porque no me le paséis a Génova.

Topó una vez a una tendera que llevaba delante de sí una hija suya muy fea, pero muy llena de dijes, de galas, y de perlas. Y díjole a la madre:

–Muy bien habéis hecho en empedralla, porque se pueda pasear. |||||paving||||

De los pasteleros dijo que había muchos años que jugaban a la dobladilla sin que les llevasen la pena porque habían hecho el pastel de a dos de a cuatro, el de a cuatro de a ocho, y el de a ocho de a medio real, por sólo su albedrío y beneplácito. ||||||||||||doughnut|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

De los titereros decía mil males; decía que era gente vagamunda, y que trataba con indecencia de las cosas divinas, porque con las figuras que mostraban en sus retratos volvían la devoción en risa, y que les acontecía envasar en un costal, todas o las más, figuras del testamento viejo y nuevo, y sentarse sobre él a comer y beber en los bodegones y tabernas. ||puppeteers||||||||vagrant||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||still lifes|| En resolución, decía que se maravillaba, de cómo quien podía, no les ponía perpetuo silencio en sus retablos o los desterraba del reino. |||||||||||||||||altarpieces|||exiled||

Acertó a pasar una vez por donde él estaba un comediante vestido como un príncipe. Y en viéndole, dijo:

–Yo me acuerdo haber visto a éste salir al teatro enharinado el rostro, y vestido un zamarro del revés. ||||||||||floured||||||sheepskin coat|| Y con todo esto a cada paso fuera del tablado jura a fe de hijodalgo. ||||||||||||||nobleman

–Débelo de ser –respondió uno–, porque hay muchos comediantes que son muy bien nacidos y hijosdalgo.

–Así será verdad –replicó Vidriera–, pero lo que menos ha menester la farsa es personas bien nacidas; galanes sí, gentiles hombres, y de expeditas lenguas. También sé decir dellos que en el sudor de su cara ganan su pan, con inllevable trabajo, tomando contin[u]o de memoria, hechos perpetuos gitanos de lugar en lugar y de mesón en venta, desvelándose en contentar a otros; porque en el gusto ajeno consiste su bien propio. Tienen más, que con su oficio no engañan a nadie, pues por momentos sacan su mercaduría a pública plaza, al juicio y a la vista de todos. El trabajo de los autores es increíble y su cuidado extraordinario, y han de ganar mucho para que al cabo del año no salgan tan empeñados que les sea forzoso hacer pleito de acreedores. Y con todo esto son necesarios en la república, como lo son las florestas, las alamedas, y las vistas de recreación, y como lo son las cosas que honestamente recrean. |||||||||||||||||||||||||||||recreate Decía que había sido opinión de un amigo suyo que el que servía a una comedianta, en sola una servía a muchas damas juntas, como era a una reina, a una ninfa, a una diosa, a una fregona, a una pastora. |||||||||||||||comedian||||||||||||||||||||||maid||| Y muchas veces caía la suerte en que serviese en ella a un paje y a un lacayo, que todas estas y más figuras suele hacer una farsanta. |||||||||||||||||lackey||||||||||fraudulent person

Preguntóle uno que cuál había sido el más dichoso del mundo. Respondió que nemo; porque nemo novit patrem, nemo sine crimine vivit, nemo sua sorte contentus, nemo ascendit in coelum. ||nobody||||||||||||||||

De los diestros dijo una vez, que eran maestros de una ciencia o arte que cuando la habían menester no la sabían y que tocaban algo en presumptuosos, pues querían reducir a demostraciones matemáticas que son infalibles los movimientos y pensamientos coléricos de sus contrarios. |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||angry|||

Con los que se teñían las barbas tenía particular enemistad. Y riñendo una vez delante dél dos hombres, que el uno era portugués, éste dijo al castellano, asiéndose de las barbas que tenía muy teñidas:

–¡Por istas barbas que teño no rostro! ||||have||

A lo cual acudió Vidriera:

–¡Ollay, home, naõ digáis teño, sino tiño!

Otro traía las barbas jaspeadas y de muchas colores, culpa de la mala tinta, a quien dijo Vidriera, que tenía las barbas de muladar overo. ||||speckled||||||||||||||||||||piebald A otro, que traía las barbas por mitad blancas y negras, por haberse descuidado, y los cañones crecidos, le dijo que procurase de no porfiar ni reñir con nadie, porque estaba aparejado a que le dijesen que mentía por la mitad de la barba. |||||||||||||||||grown||||||||||||||||||||||||||

Una vez contó que una doncella discreta y bien entendida, por acudir a la voluntad de sus padres, dio el sí de casarse con un viejo todo cano, el cual, la noche antes del día del desposorio, se fue no al río Jordán como dicen las viejas, sino a la redomilla del agua fuerte y plata con que renovó de manera su barba que la acostó de nieve y la levantó de pez. ||||||||||||||||||||||||||||||||||||wedding||||||||||||||barber shop|||||||||||||||||||||| Llegóse la hora de darse las manos, y la doncella conoció por la pinta y por la tinta la figura, y dijo a sus padres que le diesen el mismo esposo que ellos le habían mostrado, que no quería otro. Ellos le dijeron que aquel que tenía delante era el mismo que le habían mostrado y dado por esposo. Ella replicó que no era, y trujo testigos como el que sus padres le dieron era un hombre grave y lleno de canas, y que pues el presente no las tenía no era él y se llamaba a engaño. Atúvose a esto, corrióse el teñido y deshízose el casamiento. He/she/it got dressed|||||||it unraveled||

Con las dueñas tenía la misma ojeriza, que con los escabechados. ||||||||||pickled foods Decía maravillas de su permafoy, de las mortajas de sus tocas, de sus muchos melindres, de sus escrúpulos, y de su extraordinaria miseria. ||||permafrost|||||||||||||||||| Amohinábanle sus flaquezas de estómago, sus vaguidos de cabeza, su modo de hablar con más repulgos que sus tocas y, finalmente, su inutilidad y sus vainillas. ||||||fainting spells|||||||||||||||||||

Uno le dijo:

–¿Qué es esto, señor licenciado, que os he oído decir mal de muchos oficios y jamás lo habéis dicho de los escribanos, habiendo tanto que decir?

A lo cual respondió:

–Aunque de vidrio, no soy tan frágil que me deje ir con la corriente del vulgo, las más veces engañado. ||glass|||||||||||||common people|||| Paréceme a mí, que la gramática de los murmuradores y el la, la, la de los que cantan son los escribanos, porque así como no se puede pasar a otras ciencias, si no es por la puerta de la gramática, y como el músico primero murmura que canta. ||||||||murmurers||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| Así, los maldicientes, por donde comienzan a mostrar la malignidad de sus lenguas es por decir mal de los escribanos y alguaciles y de los otros ministros de la justicia, siendo un oficio el del escribano, sin el cual andaría la verdad por el mundo a sombra de tejados, corrida y maltratada; y así dice el eclesiástico: In manu Dei potestas hominis est, & super faciem scribe imponet honorem. |||||||||||||||||||||bailiffs||||||||||||||||||||||||||||run|||||||||||power||||||| Es el escribano persona pública, y el oficio del juez no se puede ejercitar cómodamente sin el suyo. Los escribanos han de ser libres y no esclavos ni hijos de esclavos; legítimos, no bastardos ni de ninguna mala raza nacidos; juran de secreto, fidelidad, y que no harán escritura usuraria; que ni amistad ni enemistad, provecho o daño, les moverá a no hacer su oficio con buena y christiana conciencia. ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||Christian| Pues si este oficio tantas buenas partes requiere, ¿por qué se ha de pensar que de más de veinte mil escribanos que hay en España, se lleve el diablo la cosecha, como si fuesen cepas de su majuelo? ||||||||||||||||||||||||||||||||||vines|||vineyard plot No lo quiero creer ni es bien que ninguno lo crea. Porque finalmente, digo, que es la gente más necesaria que había en las repúblicas bien ordenadas; y que si llevaban demasiados derechos, también hacían demasiados tuertos, que destos dos extremos podía resultar un medio que les hiciese mirar por el virote. |||||||||||||||||||||||||injuries|||||||||||||||bolt

De los alguaciles dijo que no era mucho que tuviesen algunos enemigos, siendo su oficio o prenderte o sacarte la hacienda de casa, o tenerte en la suya en guarda y comer a tu costa. ||bailiffs|||||||||||||||||||||||||||||||| Tachaba la negligencia e ignorancia de los procuradores y solicitadores, comparándolos a los médicos, los cuales, que sane o no sane el enfermo, ellos llevan su propina; y los procuradores y solicitadores los mismo, salgan o no salgan con el pleito que ayudan. He/She/It was striking||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

Preguntóle uno, cuál era la mejor tierra. Respondió que la temprana y agradecida. Replicó el otro:

–No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar, Valladolid o Madrid.

Y respondió:

–De Madrid los extremos; de Valladolid los medios.

–No lo entiendo –repitió el que se lo preguntaba.

Y dijo:

–De Madrid cielo y suelo; de Valladolid los entresuelos. ||||||||mezzanines

Oyó Vidriera que dijo un hombre a otro que así como había entrado en Valladolid había caído su mujer muy enferma porque la había probado la tierra. A lo cual dijo Vidriera:

–Mejor fuera que se la hubiera comido, si a caso es celosa.

De los músicos y de los correos de a pie decía que tenían las esperanzas y las suertes limitadas, porque los unos la acababan con llegar a serlo de a caballo, y los otros con alcanzar a ser músicos del rey.

De las damas que llaman cortesanas decía que todas, o las más, tenían más de corteses que de sanas. |||||courtesans|||||||||||||

Estando un día en una iglesia, vio que traían a enterrar a un viejo, a bautizar a un niño, y a velar [a] una mujer todo a un mismo tiempo, y dijo que los templos eran campos de batalla donde los viejos acaban, los niños vencen, y las mujeres triunfan.

Picábale una vez una avispa en el cuello y no se la osaba sacudir por no quebrarse, pero con todo eso se quejaba. It stung him||||wasp|||||||||||||||||| Preguntóle uno que cómo sentía aquella avispa si era su cuerpo de vidrio. Y respondió, que aquella avispa debía de ser murmuradora, y que las lenguas y picos de los murmuradores eran bastantes a desmoronar cuerpos de bronce, no que de vidrio. ||||||||murmurer||||||||||||||||||||

Pasando a caso un religioso muy gordo por donde él estaba, dijo uno de sus oyentes:

–De ético no se puede mover el padre.

Enojóse Vidriera, y dijo: He got angry|||

–Nadie se olvide de lo que dice el espíritu santo: Nolite tangere Christos meos .

Y subiéndose más en cólera, dijo que mirasen en ello y verían que de muchos santos que de pocos años a esta parte había canonizado la iglesia y puesto en el número de los bienaventurados ninguno se llamaba el capitán don fulano, ni el secretario don tal de don tales, ni el conde, marqués o duque de tal parte, sino fray Diego, fray Jacinto, fray Raimundo; todos frailes y religiosos. ||||||||||||||||||||||||||||||||||blessed ones||||||||||||||||||||||||||||||||||| Porque las religiones son los aranjueces del cielo, cuyos frutos de ordinario se ponen en la mesa de Dios. |||||marmalades|||||||||||||

Decía, que las lenguas de los murmuradores eran como las plumas del águila, que roen y menoscaban todas las de las otras aves, que a ellas se juntan. ||||||||||||||||diminish||||||||||| De los gariteros y tahúres decía milagros. ||lookouts||gamblers|| Decía que los gariteros eran públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iba haciendo suertes, deseaban que perdiese y pasase el naipe adelante, porque el contrario las hiciese y él cobrase sus derechos. ||||||public wrongdoers|||||||||||||||||||||||||||| Alababa mucho la paciencia de un tahúr, que estaba toda una noche jugando y perdiendo; y con ser de condición colérico y endemoniado, a trueco de que su contrario no se alzase, no descosía la boca, y sufría lo que un mártir de Barrabás. ||||||gambler|||||||||||||||||||||||||||unstitched|||||||||| Alababa también las conciencias de algunos honrados gariteros que ni por imaginación consentían que en su casa se jugase otros juegos que polla y ciento; y con esto a fuego lento sin temor y nota de malsines, sacaban al cabo del mes más barato que los que consentían los juegos de estocada, del reparolo, siete y llevar, y pinta en la del puto. ||||||||||||||||||||||cock||||||||||||||sinners||||||||||||||||||||||||||

En resolución, él decía tales cosas que si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban o a él se arrimaban, por el hábito que traía, por la estrecheza de su comida, por el modo con que bebía, por el no querer dormir sino al cielo abierto en el verano y el invierno en los pajares, como queda dicho, con que daba tan claras señales de su locura, ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo. ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||barns|||||||||||||||||||||||sane|| Dos años o poco más duró en esta enfermedad, porque un religioso de la orden de san Jerónimo que tenía gracia y ciencia particular en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen y en curar locos; tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad, y le curó y sanó, y volvió a su primer juicio, entendimiento y discurso. Y así como le vio sano, le visitó como letrado, y le hizo volver a la corte adonde con dar tantas muestras de cuerdo como las había dado de loco podía usar su oficio y hacerse famoso por él. |||||||||lawyer||||||||||||||sane||||||||||profession|||||

Hízolo así, y llamándose el licenciado Rueda, y no Rodaja, volvió a la corte, donde apenas hubo entrado, cuando fue conocido de los muchachos. Mas como le vieron en tan diferente hábito del que solía, no le osaron dar grita ni hacer preguntas; pero seguíanle, y decían unos a otros: "¿Éste no es el loco Vidriera? a fe que es él. Ya viene cuerdo, pero también puede ser loco bien vestido como mal vestido. ||sane|||||||||| Preguntémosle algo y salgamos desta confusión." Todo esto oía el licenciado y callaba, y iba más confuso y más corrido que cuando estaba sin juicio.

Pasó el conocimiento de los muchachos a los hombres, y antes que el licenciado llegase al Patio de los Consejos, llevaba tras de sí más de do[s]cientas personas de todas suertes. Con este acompañamiento, que era más que de un cathedrático, llegó al patio donde le acabaron de circundar cuantos en él estaban. Él, viéndose con tanta turba a la redonda, alzó la voz y dijo:

–Señores, yo soy el licenciado Vidriera, pero no el que solía. Soy a[h]ora el licenciado Rueda; sucesos y desgracias que acontecen en el mundo por permisión del cielo me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me le han vuelto. Por las cosas que dicen que dije cuando loco podéis considerar las que diré y haré cuando cuerdo. |||||||||||||||||sober Yo soy graduado en leyes por Salamanca, adonde estudié con pobreza y adonde llevé segundo en licencias, de do[onde] se puede inferir que más la virtud que el favor me dio el grado que tengo. Aquí he venido a este gran mar de la corte para abogar y ganar la vida, pero si no me dejáis habré venido a bogar y granjear la muerte. |||||||||||to advocate|||||||||||||||to earn|| Por amor de Dios, que no hagáis que el seguirme sea perseguirme y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo. ||||||||||||||||||||||||||sane Lo que solíades preguntarme en las plazas, preguntádmelo a[h]ora en mi casa y veréis que el que os respondía bien, según dicen, de improviso os responderá mejor de pensado. ||used to|||||ask me|||||||||||||||||||||||

Escucháronle todos y dejáronle algunos. Volvióse a su posada con poco menos acompañamiento que había llevado. Salió otro día, y fue lo mismo; hizo otro sermón, y no sirvió de nada. Perdía mucho, y no ganaba cosa, y viéndose morir de hambre, determinó de dejar la corte y volverse a Flandes, donde pensaba valerse de las fuerzas de su brazo pues no se podía valer de las de su ingenio. Y poniéndolo en efe[c]to, dijo al salir de la corte:

–¡Oh corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos! |||you prolong|||||||||||||shrinking ¡Sustentas abundantemente a los truhanes desvergonzados y matar de hambre a los discretos vergonzosos! ||||rogues|||||||||

Esto dijo y se fue a Flandes, donde la vida que había comenzado a eternizar por las letras la acabó de eternizar por las armas, en compañía de su buen amigo el capitán Valdivia, dejando fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado.