Teruel y La Granja de San Ildefonso
Hola amigos, bienvenidos a esta nueva emisión de “A mi aire”. Me alegro mucho de teneros aquí después de nuestra pausa de verano. Yo he estado en España y mis vacaciones han estado llenas de emociones buenas y malas, emociones fantásticas pero también tristes. ¿Queréis saber por qué? Pues os llevo a dos sitios, a uno de Aragón y otro de Castilla, a Teruel y a La Granja de San Ildefonso.
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¿Quién sabe algo de Teruel y su provincia? Para mí la región de Teruel era completamente desconocida. Está lejos de Madrid y no tiene muy buena comunicación. Yo fui para allá a finales de julio y tardamos seis horas en llegar desde Madrid. Pero nosotros no íbamos a Teruel “ciudad”, sino a Matarraña y esa zona está más lejos todavía. El camino desde Madrid es muy, muy bonito y según avanzábamos con el coche, el camino era más y más bonito todavía. De repente empiezas a ver colinas [1] dominadas por un castillo o una iglesia y ves todo el pueblo de piedra en su falda [2], parecen pueblos de cuentos medievales. Parece que allí no ha llegado la modernidad, parece que no ha pasado el tiempo. Es una maravilla. Después, andando por las calles de Valderrobres, Calaceite o La Fresneda, ves arcos medievales y escudos de familias aragonesas en las puertas de las casas. ¡Ah! El pan de la panadería se huele siempre por las calles y nosotros seguimos nuestra nariz hasta dar con la panadería y comprar el excelente pan. ¡Qué rico! Por cierto, en las panaderías se vende también el vino de Matarraña. Es un vino hecho con garnacha, una uva que necesita calor y sequedad y crece estupendamente en la zona. Ese vino es un poco duro, tiene bastante cuerpo [3] y bastante alcohol, pero acompaña la comida aragonesa milagrosamente bien. Yo me acostumbré a beberlo y la verdad es que ahora me gusta mucho. Sí.
La comarca de Matarraña me ha encantado. Un día fuimos a la Peixquera, allí vimos hasta once pozas diferentes y nos bañamos al menos en la mitad. Es que, ¡qué calor hacía! ¡madre mía! Pero el agua es super clara y está limpísima y… ¡está fría! Al día siguiente hicimos el desfiladero [4] del río Matarraña, la ruta del Parrissal. Os digo, el Matarraña es un río verde muy bonito, que deja a su paso [5] figuras en las rocas. Nosotros empezamos a andar río arriba y lo primero que nos encontramos fueron unas pinturas rupestres [6] al aire libre. Espectaculares. Después de dos horas caminando al lado del río llegamos a un paso muy estrecho, donde hay una vía ferrata. Ya eran las ocho de la tarde y teníamos que volver. Pero si hubiéramos seguido, hubiéramos visto ¡el Delta de Ebro! Al otro lado estaba Tarragona, quizás se hubiera visto el mar. En fin, la próxima vez. Es un sitio realmente espectacular, muy poco conocido y lleno de posibilidades para hacer senderismo. Yo os lo recomiendo con los ojos cerrados [7], pero… para primavera. Es que en julio no hay mucha agua. Mirad lo que nos pasó el tercer día. Fuimos a ver el « Salt », el salto de la Portellada, y cuando llegamos allí, nos entró a todos la risa. ¿Dónde estaba el río? ¿dónde estaba ese salto que se anuncia en las guías turísticas? Allí el río estaba seco y el salto … solo lo adivinabas [8]. Entonces bajamos la cuesta hasta el pie del “supuesto” salto. Por allí no había nadie, ningún turista, pero ¿sabéis lo que había? Había un laguito con peces, sí, ¡con peces! Nosotros nos acercamos a meter la mano en el agua y a hacer fotos, es que hay un circo de piedra alto y las paredes tienen formas muy bonitas y especiales. Entonces, de repente, allí en lo alto del cortado [9], vimos muchísimas golondrinas. Sí.
La golondrina es un pájaro migratorio que viene en primavera y después se va. A mí me encanta ver las golondrinas. Y me recuerdan de una poesía de Gustavo Adolfo Bécquer, un poeta español del siglo XIX. Él escribió una maravillosa poesía que habla del amor y cuenta que los momentos vividos por los amantes no volverán, como las golondrinas. Y yo siempre pienso en que justo [10] esas golondrinas que se ven y conviven con nosotros, (siendo testigos de palabras y susurros [11]), justo esas se irán y no volverán, como las golondrinas de la poesía. Ese fin de semana de julio miraba a las golondrinas y pensaba que esos momentos en Matarraña con mis amigos, esos momentos mágicos del verano, justo esos momentos, no volverían. La vida pasa, amigos, sí, la vida pasa. Yo soy muy consciente de que vivimos solo una vez; pero también sé que nos quedan [12] los recuerdos de los momentos vividos, sé que podemos retener [13] horas preciosas e inolvidables en el corazón y en la memoria.
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Y ahora, amigos, os llevo a lo más triste que ha pasado este verano. Se quemó una parte de la sierra de Guadarrama. La sierra que está entre Madrid y Segovia. En La Granja de San Ildefonso, un pueblecito de Segovia, he pasado mi infacia, mi niñez, mi juventud. Mis padres tienen allí una segunda casa y, por eso, los montes de La Granja eran mi jardín los fines de semana y durante mis vacaciones. El incendio lo viví ya desde aquí. Una semana antes había hecho rutas por esas montañas. El domingo 4 de agosto mi prima tenía que desalojar [14] su casa por miedo al fuego, mis padres y hermanos veían las llamas desde la ventana de sus pisos de La Granja. La impotencia [15] de la gente era enorme. El fuego crecía monte arriba impulsado por el viento y como el suelo estaba tan, tan seco, todo se quemaba sin parar. Hacía más de 30 grados… Detrás de este desastre está la mano del hombre. El consejero de Medio Ambiente de Castilla y León lo afirmó a la prensa. El fuego empezó en tres puntos diferentes y en horarios muy seguidos. Eso apunta a que los fuegos fueron intencionados [16]. Al final se quemaron 410 hectáreas de bosque. Mi prima pudo volver a su casa, ¡menos mal!, pero los daños forestales y ambientales fueron gigantes. Menos mal que la naturaleza es sabia y todo volverá a renacer [17]. Con la impotencia, la tristeza y la incomprensión ante lo que ha pasado solo nos queda cuidar, aun más, nuestros montes. La tristeza que me queda a mí y a todos los del pueblo de La Granja es inmensa. Esos bosques que nos vieron crecer, esos árboles que nos daban sombra y eran testigos de nuestras aventuras, esos han desaparecido para siempre y no volverán.
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Y este verano también ha habido un incendio muy grande en Gran Canaria. ¿Habéis oído hablar de él? Ha sido terrible… En fin, esto de los incendios es muy triste. Bueno, ya llegamos al final de este podcast, queridos amigos. Decidme una cosa antes de terminar, ¿vosotros tenéis un rincón favorito en vuestra ciudad? ¿Y cuál es? El 13 de septiembre yo os hablaré de mis rincones favoritos de Zúrich. ¡Tengo varios! ¡A ver si los conocéis! Mientras tanto, mirad nuestras fotos en Instagram. Cuidaros y que os vaya muy bien.
Glossaire: A mi aire [1] colina: pequeña montaña
[2] falda: la parte baja de una montaña o una colina
[3] tener cuerpo: se dice de los vinos que tienen consistencia, que son fuertes, que no son ligeros
[4] desfiladero: paso estrecho entre altas montañas, garganta
[5] dejar al paso: aquí significa dejar mientras fluye y pasa el agua, mientras baja el río
[6] pinturas rupestres: pinturas prehistóricas hechas en la roca
[7] recomendar con los ojos cerrados: recomendar algo absolutamente y sin dudar
[8] adivinar: aquí significa imaginar; acertar algo por casualidad, por suerte, por azar
[9] el cortado: una pared vertical
[10] justo: precisamente, exactamente
[11] (los) susurros: ruido de las palabras dichas en voz baja ; ruido suave de hablar bajito
[12] quedar: permanecer, tener para siempre
[13] retener: mantener, conservar en la memoria
[14] desalojar: irse, salir de un lugar a la fuerza
[15] impotencia: falta de poder para hacer algo
[16] ser intencionado: cuando es provocado; cuando algo está hecho voluntariamente, queriendo, a propósito
[17] renacer: volver a nacer