Cómo Starlink Aumentará el Riesgo de Meteorito
Vivimos a las puertas de la era de la megaconstelaciones.
SpaceX, Amazon, Facebook y muchos otros llenarán nuestros cielos de satélites para lo bueno,
pero también para lo ma…
Es hora de hablar del problema de los NEOs.
Que conste que este vídeo es la segunda parte de esta serie sobre los peligros de megaconstelaciones;
muy recomendado ver el primero para entender la magnitud del problema.
Pero no doy más la chapa, ¿que es eso de un “NEO”?
Casi siempre nos hablan del sistema solar como ese conjunto de Sol, planetas, lunas
y poco más.
Pero la realidad es que en el plano del sistema solar hay millones de objetos revoloteando.
Todos ellos tienen sus órbitas, pero a veces ocurre que, por perturbaciones planetarias,
algunas de estas órbitas cambian y se cruzan con las de nuestro querido planeta.
Estos asteroides y cometas que, preocupantemente, pasan próximos a la Tierra son los llamados
NEOs.
Tenerlos controlados es algo que evidentemente nos interesa, aunque parece no ser tan claro
para ciertas autoridades.
Me explico: lo letal que es el impacto de un meteorito depende de la composición del
asteroide, su forma… Pero fundamentalmente de su tamaño.
Empecemos por arriba: el meteorito que propició la caída de los dinosaurios se estima que
tenía unos diez kilómetros de diámetro.
Un impacto así sería game over, por fortuna hay muy pocos objetos de este tamaño y se
tienen bien localizados.
Sin embargo, los asteroides de 1 km siguen siendo devastadores.
Un impacto de ellos equivale a miles y miles de bombas atómicas, poniendo a nuestra civilización
en juego con un montón de efectos climáticos indeseados.
Se estima que existen unos mil de estos.
Los de 500 metros tampoco se quedan cortos, en tierra generan cráteres de varios kilómetros
de diámetro, en los océanos tsunamis.
También se teoriza que podrían eyectar la suficiente agua a la atmósfera como para
provocar una cascada de reacciones químicas que culminaría con la depleción mundial
de la capa de ozono.
En definitiva, una crisis internacional que potencialmente puede suponer millones de muertes.
Se estima que existen unos 3500.
Sabiendo esto, ¡seguro que todos los asteroides de este tamaño se tienen totalmente vigilados!
¿verdad?
Je.
No se si reir o llorar.
El Spaceguard Survey, sobre 2007 terminó su programa identificando el 90% de todos
los asteroides… de solo más de 1 km.
Sí.
En 2007 solo teníamos bien mapeados los de ese rango.
Por fortuna, el congreso de los EEUU refinanció el proyecto y ahora están identificados los
mayores de 140 metros, una misión en la que el Observatorio Vera Rubin participa… Observatorio
Vera Rubin, ¿de qué me suena?
Bueno, la cosa es que la identificación de los asteroides más críticos va bien… Sin
embargo, no es suficiente.
En 2003 la NASA consideraba como “inofensivo” todo asteroide de menos de 40 metros, pero
en poco tiempo la comunidad científica empezó a dudar de esa cifra.
El Universo les dio la razón en 2013.
Justo al amanecer, en el cielo de la ciudad de Chelyabinsk apareció una brillantísima
bola de fuego dejando una estela de humo.
La gente estaba maravillada por el espectáculo hasta que después, al minuto treinta, llegó
la onda expansiva.
Acompañado con el sonido de explosiones, las ventanas estallaron, dejando en el proceso
heridas a montones de personas. 15 tuvieron que ser tratadas.
El polvo acumulado en factorías viejas, cubrió la ciudad con un humo negrizo.
Torres de tensión y de telefonía se desplazaron por la onda, llevando a cortes en suministro,
y en el sur avalanchas de piedras se sucedieron.
¿Recordáis los 40 metros inofensivos de la NASA?
El meteorito de Chelyabinsk tenía 20.
No extinguió ninguna especie, pero creó una situación de emergencia.
Y se especula que podría haber sido peor: si el objeto en vez de incidir tan a ras en
la atmósfera lo hubiera hecho más en picado, la explosión (equivalente a más de 400.000
toneladas de dinamita) hubiera sucedido más cerca del suelo, causando una crisis mayor.
En 2007, a las afueras de Carancas, en Perú, otro de estos asteroides en las decenas tocó
suelo y provocó un cráter de 14 metros de diámetro.
Si esto sucediera en una zona urbana, se liaría.
Y lo peor de todo es que nadie vió venir ninguno de estos asteroides.
Son cuerpos tan pequeños y con órbitas que se salen tanto de la norma que solo cuando
están muy cerca de la Tierra empiezan a ser detectables.
Los divulgadores nos quejamos mucho de los titulares sensacionalistas sobre asteroides
“peligrosos”, pero es cierto que hemos vivido situaciones de quedarnos sin respiración.
El más reciente fue 2019 OK, detectado un día antes de que pasara a menos de un quinto
de la distancia Tierra-Luna.
El asteroide tenía como mínimo 60 metros.
Evidentemente necesitamos todo una infraestructura dedicada a la búsqueda exhaustiva de estos
objetos.
Si tuviéramos un sistema de telescopios capaz de detectar estos objetos con anterioridad
podríamos contemplar lanzar una misión para desviarlo o preparar un plan de mitigación,
evacuando las zonas en riesgo o preparando a sus habitantes para la onda expansiva.
La NASA y la ESA ya están trabajando en estas alarmas de asteroides… Sin embargo puede
que los Starlink y compañía puedan suponer una traba.
Muchas de estas medidas de asteroides se toman al atardecer o al amanecer, justo el momento
en el que los satélites invadirían de manera visible el firmamento.
Esto es porque gran parte de las órbitas de los asteroides de la zona interna del Sistema
Solar están tan cerca del Sol que solo podemos verlos en ese espacio de tiempo.
Antes, la luz del sol nos ciega, después y ya están por debajo del horizonte.
Y si la cosa ya es complicada, si llenas el cielo de molestas estelas hay posibilidades
de que los sistemas de seguimiento tengan fallos.
Podrían procesarse estas imágenes a posteriori, pero como hemos visto con los NEOs no puedes
perder el tiempo.
Y sí, se ha planteado lanzar satélites justo con este propósito.
NEOCam es un telescopio para vigilar asteroides potencialmente peligrosos en el infrarrojo,
pero no se planea lanzarlo hasta 2025 después de llevar propuesto desde 20 años antes.
Vamos que ni me fío de que lo vayan a lanzar para entonces.
Para ser capaces de detectar antes los asteroides potencialmente peligrosos necesitaremos telescopios
con campos mayores, como el Vera Rubin.
Cuanto más porción del cielo analicen de una, más posibilidades tendremos de encontrar
una amenaza.
Mi preocupación es que, cuando las megaconstelaciones planificadas estén completamente desplegadas,
estas imágenes estén llenas de estelas, dificultando enormemente el procesado de las
imágenes y ralentizando el proceso.
Aun así, es cierto que no nos quedaremos 100% ciegos.
Por suerte, hay numerosos telescopios más pequeños, tanto profesionales como amateurs,
que dedican gran parte de sus noches a buscar NEOs.
De hecho, uno de los proyectos de ciencia ciudadana que me parece más chulo es el de
Cazasteroides, una aplicación en la que astrónomos profesionales suben imágenes de telescopios
reales para que nosotros ayudemos a buscar nuevos asteroides.
¡Os la dejo en la descripción!
Y me podríais decir que este un riesgo mínimo, que los impactos de asteroides suceden uno
por década.
Lo que pasa es que al Crespo de 2020 esto le suena de algo: una amenaza potencial que
estaba ahí, que los científicos habían alertado antes, de los que había protocolos
pero que nadie se había tomado totalmente en serio, hasta que un día llega la amenaza
y nos come.
Y la manera de prevenirlo es con ciencia.
Como ya hablamos, las megaconstelaciones van a entorpecer sí o sí a la astronomía, y
esto no solo va a perjudicar la detección de un NEO que se aproxime, sino a su estudio
científico.
Comprenderlos bien es nuestra mejor carta para poder entender cuál será las consecuencias
de un impacto o por si tenemos que montar una misión para marcarnos un “Armagedon”.
Como ya ha ocurrido, de la ciencia luego se acuerdan nuestros políticos cuando la catástrofe
ya ha sucedido; cambiemos nuestra mentalidad a partir de ahora.
Pero, continuando con las megaconstelaciones, hay otro peligro esperando por ser detonado.
Un peligro que podría no solo destruir a los propios satélites sino también dificultarnos
mucho poner más en órbita.
Pero eso lo veremos en el próximo vídeo.
Y ya sabes si quieres más ciencia solo tienes que suscribirte.
Y gracias por vernos.