Puedo Convencerte de que la Astrología es una Ciencia
Hoy por fin vamos hablar del tema que lleváis tanto tiempo esperando, las interpretaciones
de…
Esto… ¿está funcionando?
¡Sí, sí, sí! ¡Por el delta luminoso! ¡sí!
¡Hola a todos y bienvenidos a QuantumFracture! ¡El canal de las artes místicas! El único
show que expone las mentiras que científicos y autoridades quieren que pienses, ahora emitiendo
a todos los círculos simultáneamente. Siento mucho haber interrumpido vuestra programación
habitual pero vamos a ser honestos, tampoco es que te estuvieras enterando un pijo del
tío de los acordes, el de los videojuegos es un repipi que venera lo “indie”, y
bueno, luego está ese indeseable prepotente del círculo alfa. Estáis mucho mejor conmigo,
vuestro mentor en las ciencias arcanas. De hecho, en el vídeo de hoy vamos a hablar
de la más ancestral de todas: la astrología, la disciplina que muestra cómo los astros
influyen en cómo somos y qué es lo que va a ocurrir en nuestro futuro.
Tal vez conozcas la astrología en su vertiente más… comercial. El horóscopo; la típica
página en periódicos y revistas, a veces modernizado en forma de tuits con gifs de
mal gusto. Dependiendo del mes en el que hayas nacido, puedes mirar el “signo del zodiaco”
que te corresponde y conocer tu futuro inmediato. Por supuesto esto no tiene nada que ver con
la astrología de verdad. Ay, el horóscopo, ¿cómo una ciencia tan
compleja como es la carta natal ha podido ser reducida de esta manera? Normal que los
“ultraescépticos” se rían de nosotros: si tu personalidad depende de uno de doce
signos, ¿quiere decir que solo deberían existir 12 personalidades? ¿también quiere
decir que solo existen 12 posibles futuros para cada uno de nosotros? Se nota que quien
escribe estas cosas no está iniciado en este noble arte.
Ahora, criticar a la astrología sin tener ni pajolera de astrología parece ser el pasatiempo
de mucha gente. Así que, permitidme que os introduzca para poder hablar mejor del tema:
en el momento del nacimiento de una persona, los astros están influenciando su futuro,
tanto los que están encima de él en la bóveda celeste, como los que están debajo. Los planetas,
al girar entorno al Sol en el mismo plano, se mueven en el cielo siguiendo la misma línea
(la eclíptica) y en su viaje pasan por delante de una serie de grupos de estrellas, las constelaciones
zodiacales. Las escuelas más tradicionales cuentan 12 constelaciones, otras más modernas
suman una más, Ofiuco, incluso dos, con Cetus. Es la posición de los astros respecto a estas
constelaciones con lo que principalmente trabaja la astrología. La predicción más famosa
es la posición del Sol: si el Sol estaba delante de Tauro en el momento de tu nacimiento,
tu signo del horóscopo es Tauro. Como el mío. Pero este es solo el primer paso que
da la carta natal, porque Tauro es mi signo solar. Si vemos dónde estaba la Luna, tenemos
mi signo lunar. El signo solar habla de mi personalidad, del yo que proyecto al exterior,
mientra que el signo lunar habla de mis emociones, de cómo es mi mundo interno. ¿Véis como
esto es más sofisticado? Pues fijaos: el signo que estaba emergiendo en el momento
de mi nacimiento es el ascendente, y cada ascendente armoniza con uno de los objetos
celestes. Ese astro es el regente de carta astral, y su posición en el firmamento es
muy relevante. Es decir, que mientras el horóscopo de las
revistas solo contabiliza el signo solar y, por tanto nos deja con 12 ridículos arquetipos
a ser, una carta natal que cuenta como mínimo con el signo solar, el lunar, el ascendente
y el regente ya nos permite más de 20000 posibilidades, suficientes para producir todos
los matices de nuestras respectivas personalidades. Pero es que esto no acaba aquí: los astrólogos
dividen la eclíptica en 12 casas. Dónde están las constelaciones y los planetas respecto
a estas casas, revela detalles sobre la salud, las finanzas, la posición social, la inteligencia,
los deseos, el matrimonio… A esto se le suma los aspectos de la carta, la posición
relativa entre los astros, si dos están en conjunción, si están en oposición, en trino,
en cuadratura… Todo esto codifica información extra.
La carta natal es solo una de las aplicaciones que da el estudio de los planetas y estrellas.
Los astrólogos profesionales tras muchos años de entrenamiento controlan muy bien
todos estos matices, utilizando los datos de alta precisión de los grandes observatorios,
como los que proporciona la NASA. Así son capaces de interpretar cómo la posición
de los astros en un determinado día puede estar afectando al devenir de la misma historia.
Es cuestión de experiencia, de la misma manera que un buen corredor de bolsa sabe cuándo
vender o comprar acciones. Es así como astrólogos como Barbault predijeron
correctamente la llegada de la pandemia actual al ver la conjunción de Júpiter y Saturno.
Y es que, históricamente, las conjunciones de estos planetas alejados se asocia a las
plagas y a guerras. Ocurrió con la Peste y ocurrió con la gripe española.
Seguramente algunos estaréis pensando que todo esto son… supersticiones. “Que realmente
no hay ninguna prueba que confirme que los astros nos influyen”. Je, con que ninguna
prueba ¿verdad? Vamos a leer unas estadísticas juntos, pero antes unas palabras del patrocinador
de este vídeo: ¡OrbVPN!
Todos utilizamos orbes místicos para nuestras comunicaciones del día a día, pero corremos
un riesgo al conectarnos al éter público desde logias y aquelarres. Por suerte ahora
puedes adquirir ¡OrbVPN!, un canal holístico que te protegerá de toda maldición.
“Ahora conspirar nunca ha sido tan fácil!” OrbVPN. Os dejo un link en la descripción.
Ahora sí, hablemos de estadísticas, empecemos por los Gauquelin. Después de décadas recabando
y analizando las fechas de nacimientos de decenas de miles de personas, encontraron
el “Efecto Marte”. Las personas nacidas con Marte en la novena o la decimosegunda
casa resultaban ser estadísticamente mejores atletas, profesionales del deporte con más
reconocimientos que el resto. Los Gauquelin encontraron otros efectos similares con otros
planetas, por ejemplo, el “efecto Saturno”, en la que la posición concreta de Saturno
correlacionaba con médicos y científicos famosos, y también el “efecto Júpiter”,
que daría lugar a mejores actores. Muchos “ultraescépticos” intentaron tirar
por la borda estas investigaciones, argumentando que los datos de partida eran muy pocos y
sesgados en localización geográfica. Gauquelin respondería a la mayoría de críticas y
posteriormente el psicólogo Ertel reharía el estudio con un mayor rigor metodológico.
El efecto Marte, lejos de desaparecer, se vió reforzado, incluso correlacionando que
cuanto más eminente era el atleta mayor era la presencia de Marte.
Y estas no son las únicas pruebas estadísticas de que los planetas tienen una influencia
astrológica. Johnston demostró que los días circundante a los aspectos mayores, los momentos
en los que los planetas están en ciertos ángulos, la actividad sísmica era más alta.
O'Neil probó que los pelirrojos suelen nacer con Marte en la segunda casa. Ridgley
demostró que los accidentes laborales son significativamente más frecuentes alrededor
de los días en los que el Sol está en conjunción, en oposición o en cuadratura con el signo
solar del trabajador. Yuan, Zheng y Zhu probaron que el rendimiento del Mercado Bursátil Internacional
es menor en los días de luna llena que en los días de luna nueva.
Otros estudios interesantes son los que comparan las predicciones de un astrólogo profesional
con los de una persona cualquiera. En este sentido el psicólogo Vernon Clark los puso
a diferenciar entre niños con altas capacidades y niños con una discapacidad solo viendo
sus cartas natales. En sus estudios metodológicamente más finos, Clark mostró que los astrólogos
acertaban un 72% de las veces, más que el 50% que conseguían los psicólogos.
Por otro lado, Frank y otros evaluaron a un equipo de astrólogos acertando la compatibilidad
de parejas para contraer matrimonio. 2 miembros del equipo emparejaron correctamente a ocho
de las diez parejas, acertando con una probabilidad de 1 entre 65000.
Y podría seguir con los trabajos de Sachs, de Barbault, de Müller… Pero creo que pilláis
la idea. Y algunos me diréis “Pero, Crespo, eso es imposible. No hay ninguna fuerza, ninguna
interacción en la naturaleza que pueda hacer que los astros afecten a nuestra personalidad”.
Afirmación incorrecta. ¿Acaso cuando el magnetismo se descubrió
se sabía lo que era un campo electromagnético? ¿Acaso cuando se diagnosticó por primera
vez la epilepsia se sabía de las corrientes eléctricas del cerebro? No, los dos eran
fenómenos que se habían detectado empíricamente y que, con el tiempo, la ciencia encontró
una explicación para ellos. De hecho, no sé por qué me voy al pasado: hoy en día
sabemos que el Universo está dominado por la energía oscura, una sustancia que no entendemos
pero que nuestros datos muestran que es real, que está ahí. De la misma manera nuestros
datos nos muestran que existe una conexión real entre los astros y nosotros mismos. Una
conexión que la ciencia, en su paradigma actual, no sabe ni quiere explicar. Tal vez
en el futuro los físicos más abiertos de mente puedan encontrar una nueva interacción
que dé cabida a la astrología. Y es que la hegemonía de la ideología ultraescéptica
que vivimos en todos los Círculos ha apartado la astrología del lugar de prestigio que
le corresponde. Tenía su propia cátedra en las Universidades, muchos de los científicos,
médicos y pensadores de la historia han sido astrólogos, y muchos grandes líderes la
han utilizado para tomar decisiones, algunos incluso actuales. ¿Por qué personas de tan
alta responsabilidad usarían meras “supersticiones”?
Y ya no solo hablo de nuestros líderes. Millones de personas la practican. De hecho 1 de cada
3 jóvenes españoles creen que hay algo veraz en ella. Para los “ultraescépticos” tiene
que ser muy curioso que una tradición tan antigua siga calando en los más jóvenes.
Y esto no es solo porque la gente intuye esta influencia de los astros, sino porque la astrología
es una herramienta. Una herramienta para conocernos a nosotros mismos, nuestras emociones, la
forma en la que nos mostramos a los demás, las decisiones que tomaremos… Es un instrumento
para crecer como persona, de la misma manera que hace la psicología (una disciplina muy
denostada también por los más cientificistas). Esto hace que atacar a la astrología no solo
sea totalmente irracional, sino carente de empatía. Intentar quitarle a la gente estas
herramientas es una forma de control, orquestada por unas élites intelectuales.
Y en cuanto al tema más formal… Bueno. La astrología es una disciplina que estudia
un fenómeno muy real y con un método propio para poder predecirlo correctamente. Si esta
no es la definición de ciencia no se me ocurre una mejor. Y si no se considera como tal en
los ámbitos académicos es por puro prejuicio. Queridos pupilos, hasta aquí el videoprograma
de hoy. Recordad que podéis seguirme en redes conjurando este sello rúnico. Y como siempre
muchas gracias por...
¿Ya has parado de decir chorradas?
¡Eh!
Vaya turra que has soltado. He tenido que salir a por comida de lo inaguantable que
era. ¿En serio piensas que vas a convencer a mi audiencia con eso? Vamos… Oye, ¿qué
tipo de mermelada es esta?
Es sangre de cabra
[escupe] puaj, odio este Círculo
No tienes paladar ninguno
Pero vamos a ver, ¿te vas a creer que puedes hackear mi señal e irte de rositas?
A ver, para empezar, cómo has llegado hasta aquí
Teleportador cuántico. Y no pienso haber hecho este viaje para nada. Creo que deberíamos
discutir sobre tooodo lo que has dicho.
Pfff, si te piensas que me puedes refutar estas fuera de tu ser. ¿Cuándo y dónde?
Eso es fácil, lo haremos la semana que viene en el próximo vídeo.
¿Por qué le hablas al muro?
No, no, no estoy rompiendo la cuarta pared, la cámara está ahí y… ¿Por qué me fastidias
el guión?
Tio, yo solo soy producto de la narrativa, igual que lo del muro. Te has saboteado a
ti mismo. Creo que estas formas de storytelling lo único que sacan a relucir es tu falta
de imaginación y talento para generar situaciones cómicas de verdad.
[suspira] Te odio.
Y yo a ti.