¿Cómo el RÉGIMEN BOLIVARIANO subsiste en VENEZUELA? - VisualPolitik
El pasado 6 de diciembre del 2020 se celebraron elecciones legislativas en Venezuela. Bueno,
más que elecciones lo que se celebró fue una enorme pantomima, una parodia, un engaño,
en definitiva una gran estafa en la que por supuesto el Partido Oficial, el PSUV, el Partido
de Nicolas Maduro cosechó la mayoría absoluta en la Asamble Nacional, en el parlamento de
Venezuela.
Una mayoría que tiene menos valor que un boleto de lotería rellenado tras el sorteo
cuando los números agraciados ya son conocidos.
Y no, no estoy exagerando, porque amigos esto no es una cuestión de izquierdas ni de derechas.
De hecho, ni siquiera la Internacional Socialista se cree ya las intenciones del régimen bolivariano.
Fijaos.
(La Internacional Socialista calificó de “ilegítimas” las elecciones convocadas
por el régimen de Maduro. Infobae)
(“La Internacional Socialista una vez más levanta su voz para expresar su resuelto apoyo
y solidaridad con el pueblo de Venezuela y con sus fuerzas democráticas que nuevamente
han visto sus libertades y derechos gravemente vulnerados por el régimen dictatorial de
Nicolás Maduro, en esta oportunidad con las ilegítimas elecciones legislativas realizadas
el día de ayer”. Comunicado de la Internacional Socialista del 7 de diciembre del 2020.)
Si este proceso tuvo alguna característica fue el de la enorme abstención que se registró.
Según el bolivariano Consejo Nacional Electoral apenas votaron poco más del 30% de los venezolanos
con derecho a voto.
Una cifra de participación que El Observatorio Contra el Fraude, un órgano creado por el
propio Parlamento, redujo hasta el entorno del 20% y que la Mesa de la Unidad Democrática
situó en poco más del 15% del censo.
Es decir, que el partido de Nicolas Maduro se hizo con la mayoría absoluta del parlamento
con el respaldo de apenas entre el 11 y el 20% de los venezolanos. Y eso, eso sin tener
en cuenta todos los amaños y chanchullos que se llevaron a cabo. ¿Queréis algunos
ejemplos concretos? Pues… Atentos.
(La práctica totalidad de la oposición, de la oposición real, no se presentó y aún
así muchos partidos, al menos 8, incluido el de Juan Guaido fueron intervenidos por
la justicia bolivariana, quien puso al frente de los mismos a quien consideró oportuno.)
Sí, sí, lo habéis escuchado bien, entre 2019 y 2020 los tribunales de Maduro depusieron
a los líderes de los partidos opositores para poner al frente de los mismos a personas más cómodas
para el régimen.
(Y ahí no queda todo, la composición del Órgano Electoral fue elegida irregularmente
por el gobierno de Maduro, se determinó que en algunas circunscripciones se votaría,
literalmente, a mano alzada, se alteró la composición de la Asamblea para favorecer
a distritos pequeños controladas perfectamente por el régimen y del recuento mejor ni hablemos.
La lista de irregularidades es muy larga.)
Precisamente por eso, ningún país u organismo internacional medianamente serio ha reconocido
las elecciones como tal.
Pero, un momento, porque sorprendentemente aún nos encontramos casos como el del expresidente
español José Luis Rodríguez Zapatero, que no sólo asistió cómo observador electoral
y consideró legítimas las elecciones sino que incluso lamentó que la oposición no
hubiese querido participar en esta especie de partida de cartas marcadas.
En cualquier caso, más allá de la opinión que podamos tener sobre los motivos que llevan
a Zapatero a defender o blanquear al régimen de Nicolas Maduro, hoy en VisualPolitik queremos
responder a una pregunta clara y concisa: ¿Cómo funciona realmente la “democracia
bolivariana”?
Es decir, ¿Podemos realmente referirnos a Venezuela como una democracia? ¿De qué forma
el gobierno de Nicolás Maduro logra mantenerse en el poder?
Queridos amigos, lo que vais a ver a continuación es una historia de explotación, abuso, saqueo
y destrucción.
¿Estáis preparados? Pues arranquemos.
(LA DEMOCRACIA FICTICIA)
Amigos, los que seguís habitualmente VisualPolitik sabéis que hemos hablado un montón de veces
sobre Venezuela. Y lo cierto es que aunque a veces parezca que este país ha desaparecido
de los grandes titulares de actualidad, aquí las cosas están tan mal como siempre, lo
que desde hace al menos dos décadas en términos venezolanos quiere decir peor que nunca.
Pero bien, cómo ya os hemos dicho, en este vídeo vamos a tratar de echar un vistazo
a cómo funciona realmente el estado de derecho y la democracia bolivariana o lo que es lo
mismo, cómo el chavismo ha convertido la democracia en una mera palabra decorativa.
Y no, no es una acusación o una denuncia gratuita.
Tan sólo tenemos que repasar los informes, entre otros organismos, de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, de Human Right Watch, de la Organización de Estados Americanos
o de la propia Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
un órgano este último dirigido por la mismísima Michele Bachelet, expresidenta de Chile y
una persona que en su vida política pues, tampoco es que fuera precisamente hostil a
la revolución chavista.
Al menos, no creo que nadie la pueda acusar de ser un peón de la derecha internacional
ni una marioneta del eje Miami-Madrid-Washington al que tantas veces se refiere el dictador
Nicolas Maduro.
Y, sí, he dicho dictador, porque los resultados de todos estos informes de derechos humanos
dejan claro que la única persona que realmente se sigue creyendo eso de que Venezuela es
una democracia, más o menos funcional, pero una democracia al fin y al cabo es desgraciadamente
el expresidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero vayamos al grano, profundicemos en la realidad política y social de este país.
¿Qué dicen exactamente estos informes sobre derechos humanos? Empecemos por el de la ONU.
(El informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se publicó
en 2019. Para su realización se tuvieron en cuenta todos los datos recogidos en varias
visitas de funcionarios de la ONU entre septiembre de 2018 y marzo de 2019.
Y si bien es cierto que el régimen de Maduro facilitó, al menos de cara a la galería,
el trabajo de estos observadores a varios centros de detención, e incluso permitió
a los evaluadores de la ONU hablar con varios detenidos, lo cierto es que ni siquiera eso
suavizó las conclusiones de estos expertos sobre lo que hoy está sucediendo en Venezuela.)
Y es que, amigos, las palabras fueron duras, muy duras.
(Bachelet denuncia torturas y ejecuciones en el Gobierno de Maduro - El País)
Denuncias que, por supuesto, persisten todavía a día de hoy, más de un año después de
publicarse el informe. Porque así es cómo funciona el régimen bolivariano. Es la realidad
que ya nadie quiere - ni puede - ocultar.
(25 de septiembre de 2020: Bachelet denuncia más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales
en Venezuela en 2020 - ABC) Y esto no es una denuncia aislada:
(Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos
Un patrón de graves abusos policiales que quedan impunes. HRW)
(2 diciembre del 2020. La OEA denuncia más de 18.000 ejecuciones extrajudiciales en Venezuela
y cuestiona el papel del TPI. Europapress)
Este último informe, por cierto, acaba de salir del horno. Se trata de la actualización
y ampliación de un informe de 2018. Y, ¿qué queréis que os diga? Las cifras que ahora
la Organización de Estados Americanos ha puesto sobre la mesa son simple y llanamente
aterradoras.
Según OEA, Nicolas Maduro es responsable de más de 18.000 ejecuciones extrajudiciales;
más de 15.500 casos de detención y privación de libertad arbitraria, 724 casos de desaparación
forzada tan sólo entre 2018 y 2019 y cientos y cientos de casos documentados de torturas,
incluyendo la violencia sexual. Y todo esto sin contar el clima de enorme violencia y
miseria que el régimen ha creado en las calles. (“Nuestro informe da vida al extraordinario
sufrimiento del pueblo de Venezuela, infligido por Nicolás Maduro y su régimen. La única
conclusión razonable a la que se llega al examinar la escala y amplitud de los abusos
contra los derechos humanos, como las ejecuciones extrajudiciales, las detenciones arbitrarias
y la imposición de condiciones de vida diseñadas para causar un gran sufrimiento o la muerte,
es que estas acciones constituyen crímenes de lesa humanidad”. Jared Genser, Asesor
Especial de la OEA)
Amigos, represión, censura informativa y política, persecución a la disidencia, crisis
económica, grupos paramilitares con muchísimo poder, marginalidad de los emigrantes venezolanos,
la crisis sanitaria, las torturas, la falta de alimentos y medicinas…
Los informes de todos estos organismos oficializan, por decirlo de alguna forma, todas y cada
una de las cosas que ya sabíamos de Venezuela, pero que solo nos llegaban a través de los
medios o de testimonios de los propios venezolanos.
(Las Naciones Unidas han constatado formalmente la práctica regular de la tortura en los
centros de detención mediante electrocuciones, asfixia con bolsas de plástico, privación
de agua y comida, palizas, y un sinfín de agresiones más.
Todo esto llevado a cabo por funcionarios del SEBIN, el servicio de inteligencia venezolano,
de la Guardia Nacional Bolivariana y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar.)
Y luego además tenemos el FAES, las Fuerzas de Acciones Especiales venezolanas, a las
que se le imputa la creación de auténticos escuadrones de la muerte. Escuadrones que
lse desplazan hasta sus objetivos en furgonetas no identificadas, en ocasiones incluso sin
matrículas.
Y una vez allí irrumpen sin ningún tipo de orden judicial en las casas de supuestos
opositores o personas que le son incómodas al régimen. Lo hacen vestidos en muchas ocasiones
de negro y con pasamontañas. Roban, saquean y detienen a cuantas personas consideran.
De hecho, este tipo de operaciones son las que suelen engrosar la lista de muertes violentas
clasificadas como muertes por “resistencia a la autoridad”, que suman, tal y cómo
hemos visto, más de 18.000 casos en los últimos años.
Y no se trata sólo de los órganos gubernamentales, de los cuerpos oficiales. Para nada.
El régimen bolivariano ha creado también unidades militares o mejor dicho paramilitares
de inteligencia y defensa utilizando a civiles, a través de estructuras locales como los
Consejos Comunales, las Unidades de Batalla Bolívar Chávez o las Redes de Articulación
y Acción Sociopolítica (RAAS)
Hablamos de estructuras que en la práctica funcionan como unidades paralelas al Estado
pero que están directamente a su servicio, al menos al servicio del gobierno. Sus miembros,
pueden hacer casi cualquier salvajada para mantener al régimen sin necesidad de vestir
ningún uniforme.
Y por supuesto, cómo os podéis imaginar, todos estos grupos, oficiales o no, actúan
con total impunidad. Entre otras cosas porque los tribunales de justicia y los órganos
judiciales están directamente controlados por el Gobierno y el PSUV, El Partido Socialista
Unido de Venezuela, el partido todopoderoso, el de Nicolas Maduro y demás sátrapas. Así
que los tribunales tienden a no juzgar, a sobreseer o incluso a tapar los casos de abusos
policiales, ejecuciones sumarias o represión por parte de los diferentes grupos que conforman
la red de acción bolivariana.
Y luego a todo esto tenemos que añadir, la intervención y el control de los medios de
comunicación, y la instrumentalización incluso de los supuestos programas sociales.
(El gobierno venezolano cuenta con un programa de distribución de alimentos mediante Comités
Locales de Abastecimiento y Producción, que distribuyen las llamadas cajas CLAP, que forman
parte de una especie de política de asistencia social puesta en marcha por Maduro.
Pues bien, para acceder a estas cajas de alimentos hay que apuntarse, y el gobierno debe incluirte
en su lista de distribución. Y, claro, según seas más o menos próximo al gobierno, pues
este proceso puede ser más o menos rápido o incluso reversible.
Y es que la lista de beneficiarios de los programas sociales es gestionada básicamente
por estructuras locales del partido oficialista PSUV. Es decir, que si quieres recibir estas
ayudas debes permanecer calladito y tener mucho ojo con manifestarte en contra del Gobierno.
Y, además, no olvidéis la difícil situación económica por la que atraviesa Venezuela.
Pensad que hablamos de un país en el que las Naciones Unidas constató que muchas personas
apenas pueden comer una vez al día. Más de 4 millones y medio de venezolanos ya sufren
problemas de desnutrición. Así qué, no acceder a estos programas, por muy míseros
que sean, puede suponer un gran problema.)
[¿Chantaje? ¿Quién dijo chantaje?]
Amigos, todo esto no son especulaciones, ni siquiera la denuncia de grupos opositores.
Todas estas cuestiones han sido contrastadas por una infinidad de organismos internacionales.
El Régimen de Maduro ha extendido su control sobre todos los aspectos de la sociedad venezolana:
ha desmantelado las instituciones democráticas, y ha reprimido por la fuerza a cualquier disidencia
política real.
Tal y cómo hemos visto, para lograr sus objetivos, el Régimen no ha dudado en atacar a periodistas;
aplacar violentamente a los manifestantes; y encarcelar, torturar, hacer desaparecer
o asesinar a miles de opositores.
Y luego para colmo la terrible crisis, ¿Que digo crisis? Colapso económico que vive el
país. La pobreza no deja de aumentar, la hiperinflación
es incontrolable, existe un enorme desabastecimiento de productos básicos, incluidos productos
sanitarios y farmacéuticos.
Para que os hagáis una idea del desastre, en Octubre del 2020 se calculó en más de
cinco millones y medio el número de personas que han abandonado el país tan sólo en los
últimos años. Más de cinco millones y medio de personas, hablamos ya de uno de los grupos
de población desplaza más grande del mundo. Superior al causado por muchas guerras. En
términos reales el PIB per cápita se ha hundido hasta el nivel que tenía en los años
40.
Evidentemente con semejante condiciones ya me contaréis qué clase de democracia va
a ver en el país. La democracia no sólo consiste en votar, eso casi que es lo de menos.
Un sistema democrático necesita pluralidad, libertad de expresión, libertad de prensa,
un estado de derecho eficaz, justicia, libertad de manifestación, transparencia, una comisión
electoral independiente.
Y en el régimen bolivariano no hay nada de eso, porque el régimen de Nicolas Maduro
es simple y llanamente una dictadura, una cruel dictadura que ha destrozado la vida
de millones de personas y aniquilado la de miles y miles de venezolanos porque les resultaban
incómodos.
Es incomprensible que aún haya personas - incluido todo un expresidente del gobierno español
- que salvó intereses espurios sigan apoyando, defendiendo o justificando al régimen bolivariano.
Lo que se vivió el domingo 6 de diciembre del 2020, por mucho
que José Luis Rodriguez Zapatero se empeñe en decir lo contrario, no fueron unas elecciones
democráticas, sino una vil artimaña, el enésimo intento del régimen venezolano de
camuflar lo que realmente son: una cruel dictadores.
Pero, amigos, llegados hasta aquí turno para ti. La situación en Venezuela es terrible,
pero encontrar una solución lo parece aún más. Por eso te pregunto, a ti, ¿Qué crees
que tendría que ocurrir en Venezuela para que las cosas cambiaran? ¿Cómo se podría
derribar al régimen de Nicolas Maduro sin infligir aún más daño al pueblo venezolano?
Dejanos tus respuestas por aquí abajo en los comentarios... Y abramos debate.
Si este vídeo te ha resultado interesante no dejes de dar al botón de like y suscribirte
a VisualPolitik si aún no lo has hecho.
Una vez más muchas gracias por estar ahí.
Un saludo y hasta la próxima.