CAPÍTULO 28: DESPERDICIO DE ALIMENTOS
CAPÍTULO 28: DESPERDICIO DE ALIMENTOS.
María se está duchando. David y Tomás todavía están en la cocina. Tomás: Oye, han pasado ya un par de horas desde el postre. Me apetece tomarme un tentempié nocturno. David: ¡Guay! Tengo ganas de comerme otro trozo del pastel de Elena. Tomás: ¡Estaba riquísimo! No hay que desperdiciar la buena comida. Elena me ha contado algunas cosas sobre cómo el desperdicio de comida daña el planeta. David: ¿Ah, sí?! Dime la verdad: te gusta, ¿no? ¿Le has pedido su número de teléfono? Tomás: ¿Qué?! ¡No! Bueno, puede ser. Igual tengo algunas dudas sobre el desperdicio de alimentos, ¡eso es todo! ¿Sabes que podríamos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero un 11% al año si dejamos de tirar alimentos? David: ¿De verdad? ¿Cómo es que los alimentos que no consumimos generan gases de efecto invernadero? Tomás: En primer lugar, estos gases se liberan al talar árboles para los cultivos y el ganado. Si preparamos menos comida, necesitamos cortar menos árboles. David: Eso es cierto. Tomás: También usamos electricidad para hacer funcionar las máquinas que cosechan los cultivos, y las fábricas queman combustibles fósiles cuando procesan los alimentos que luego se venden. David: Ya veo. Tomás: También está el envase de plástico que se fabrica para vender la comida. David: Cierto. Tomás: Los camiones y los aviones que transportan esos alimentos queman combustible. David: Entonces, si desde el principio elaboramos menos alimentos, reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero. Tomás: Eso es. David: Pero no se desperdicia tanta comida, ¿verdad? ¡El pastel de Elena no se va a tirar! Tomás: Bueno, según la ONU, cada año se desechan alrededor del 30% de todos los alimentos que se preparan en el mundo. David: ¡Guau! ¡No tenía ni idea de que era tanto! Tomás: ¿Tú usas todas las frutas y verduras que compras a la semana? Los hogares españoles desechan 25,5 millones de kilos de alimentos por semana.
David: Hmmm… Creo que no. Siempre intentamos comer lo más sano que podemos. Compramos muchas lechugas para las ensaladas y zanahorias para picotear, pero nunca nos lo terminamos todo. Tomás: Elena me ha dado algunos consejos sobre cómo desperdiciar menos comida en casa. David: ¿Como cuáles? Tomás: Planificar las comidas antes de cocinar. Así solo se compra lo que se va a usar. David: Eso tiene lógica. Tomás: También puedes buscar recetas para darle uso a la comida que ya tienes en casa. Hay aplicaciones como Supercook que pueden ser muy útiles. Le dices qué ingredientes tienes en casa, y la aplicación te dice lo que puedes cocinar con ellos. David: ¡Guau! Eso es genial. Mañana busco esa aplicación. Tomás: Yo también. Siempre termino tirando mucha comida. Es fácil comprar demasiado cuando vives solo, así que voy a empezar a preparar mi comida para toda la semana el sábado o el domingo. Luego, me la iré comiendo a lo largo de la semana.
David: Si quieres terminarte toda la comida, tengo un consejo para ti. Tomás: ¿Ah, sí? ¿Cuál es? David: ¡Invita a Elena a cenar! Tomás: No vas a parar de picarme con ese temita, ¿¡verdad!? David: Por supuesto. ¡Pararé si la invitas a cenar! Tomás: Bueno . Yo ya lo he hecho. Va a venir a verme a Valencia el finde que viene. David: ¡Ja, ja, ja, qué tío! ¡No pierdes el tiempo, ¿eh?! Ambos: ¡Ja, ja!