¿Por qué las EMPRESAS están HUYENDO de la ARGENTINA? - VisualPolitik
Argentina, sí, sí Argentina, otra vez, vuelve a estar en el candelero.
De verdad, queridos amigos, os doy mi palabra, no es que en VisualPolitik nos hayamos enseñado
con este país ni que le hayamos puesto en la diana ni nada por el estilo.
Pero es que, ¿Qué queréis que os diga? La Argentina, el país que durante la primera
mitad del siglo XX fue la gran potencia latinoamericana, no deja de darnos malas noticias.
Por ejemplo, hace relativamente poco tiempo os contamos aquí en este canal los estragos
que estaba causando la cuarentena más larga del mundo.
Y es que en el momento en el que preparábamos este vídeo y aunque ya no fuese tan estricto,
los argentinos llevaban, ojo, más de 250 días de confinamiento
o actividad restringida. Algo que como podéis imaginar está afectando duramente a la economía,
una economía que ya venía teniendo muchos problemas, inclusos para los cánones argentinos, desde
el 2018.
Así que podemos decir que el coronavirus ha sido algo así como el golpe de Gracia.
Un golpe muy duro que está teniendo ya muchas consecuencias.
Y una de ellas es, precisamente, una oleada de empresas que se están planteando seriamente
abandonar la Argentina, aún cuando ello pudiera implicar grandes pérdidas económicas. Claro
que viendo el panorama que hay, muchas están pensando que quedarse podría llegar a ser
mucho peor.
Pero… ¿Qué empresas y por qué se están planteando abandonar la Argentina? ¿En qué
momento se encuentra exactamente este país?
En este vídeo os contamos todos los detalles.
(UNA POTENCIA EN POTENCIA)
Amigos, cada vez que hablamos de Argentina os prometo que nos resulta casi imposible
dejar de sorprendernos por su incapacidad para escapar de lo que ya, abiertamente, podemos
denominar como el problema de “la crisis permanente”.
Al fin y al cabo si lo pensamos fríamente la Argentina es un país con un potencial
enorme: una población preparada, mucha actividad cultural, un clima razonablemente bueno, muchos
recursos naturales, un país extenso, etcétera, etcétera. La lista de atributos positivos
es muy larga.
Y desde luego esta que nosotros mismos experimentamos no es una sensación nueva ni tan poco es
algo que nos pase solo a nosotros.
Ya en la década de los 60, el más tarde Premio Nobel, Simon Kuznets, afirmó que había
cuatro tipos de países de acuerdo a su desempeño económico: los desarrollados, los subdesarrollados,
la Argentina y Japón. La evolución económica de los países que
estaban en los dos primeros grupos se podía explicar sin muchos problemas, pero en el
caso de Japón y Argentina su evolución era exactamente la opuesta a lo que se podía
esperar: Japón para bien y Argentina para mal.
Por su parte, otro Premio Nobel de Economía, Paul Samuelson, describió en 1980 la situación
de Argentina de esta manera. Fijaos.
(“Si alguien me hubiese preguntado en 1945 ¿qué parte del mundo espera usted que experimente
el más dramático despegue económico en las próximas tres décadas?, probablemente
yo habría dado una respuesta parecida a la siguiente: Argentina es la ola del futuro,
tiene clima templado, su densidad de población ofrece una dotación favorable de recursos
naturales por empleado. Por un accidente histórico, su población actual constituye la más homogénea
progenie de las naciones de Europa Occidental y la Argentina de 1945 se encuentra es ese
estado intermedio de desarrollo del cual se puede fácilmente esperar un rápido crecimiento.”
Paul Samuelson, “La Economía mundial a finales del siglo XX”)
Amigos, seguramente podríamos definir a la Argentina como “una oportunidad perdida”.
Y no una vez sino varias veces.
Sin embargo, la Argentina erre que erre, lleva desde los años cuarenta, desde la emergencia
de Juan Domingo Perón, aplicando prácticamente las mismas políticas, con los mismos resultados.
Es algo de lo que ya os hemos hablado en un montón de vídeos.
De hecho, desde el advenimiento de la democracia en 1983, la Argentina ha estado gobernada
por el peronismo durante 25 de los últimos 37 años. Y en la provincia de Buenos Aires,
que es la más grande y poblada de todo el país durante 29 de esos 37 años. Casi el
80% de del tiempo.
[Y para colmo el resto de gobernantes pues tampoco es que se hayan distanciado mucho
de unas políticas que ya casi podemos considerar tan típicas de la Argentina como la pampa,
el asado, el choripan o el chumichurri]
Bien, el caso es que ahora en 2020 se han juntado dos elementos capaces de poner nervioso
al más rudo inversor: el coronavirus y un nuevo gobierno.
Amigos, el 10 de diciembre de 2019 asumió la presidencia Alberto Fernández, [aunque
no está claro hasta dónde llega su poder y hasta dónde el de su vicepresidenta, la
poderosa señora Cristina Fernández de Kirchner.]
(En cualquier caso la cuestión, siendo justos, es que Alberto Fernández llegó a la presidencia
de un país muy dañado y en unas condiciones muy precarias.
Porque si la herencia que recibió Mauricio Macri en su día no fue precisamente buena
la que él mismo dejó no tuvo nada, absolutamente nada que envidiarla. Os hemos hablado de ello con
todo detalle en un anterior vídeo aquí en VisualPolitik:
alto desempleo, alto gasto público, mucha inflación y una considerable caída en las
reservas del Banco Central. Prácticamente todos los indicadores estaban en rojo, rojo,
rojisimos.)
Y para colmo a los dos meses estalló la crisis del coronavirus que puso patas arriba la economía
mundial y que está dejando a la Argentina casi como un solar.
Las previsiones más prudentes apuntan a una caída del PIB del 12% durante el 2020, una
tasa de desempleo por encima del 22%, un índice de pobreza cercano al 45% y una inflación
que podría superar la barrera del 50%.
En otras palabras, más que de la tormenta perfecta deberíamos hablar de un todo tsunami
económico. En un país, además, que lleva desde el 2012 de mal en peor.
Antes hemos hablado de la herencia recibida pero lo cierto es que las políticas del actual
gobierno pueden poner las cosas aún peor.
Atentos.
(DE ESPALDAS AL MUNDO)
El gobierno argentino tiene un plan único para salir de la crisis, un plan tan único
como peculiar, en tanto en cuanto supone hacer lo contrario de lo que han hecho la mayoría
de países que han atravesado una crisis para salir de ella.
Pero… ¿Queréis algunos ejemplos? Pues bien, echemos un vistazo a 2 de las políticas
del presidente Alberto Fernández con más impacto en la economía argentina.
En primer lugar tenemos los controles de cambio. Veréis, el gobierno argentino utiliza la
emisión monetaria, esto es la conocida popularmente como máquina de hacer billetes para financiar
buena parte del gasto pública.
(Es algo que el gobierno argentino lleva haciendo desde hace décadas de tal forma que el valor
de la moneda local prácticamente ha desaparecido por completo.
Esta es la causa de la enorme inflación que año tras año azote el país y también de
que los argentinos siempre busquen huir al dólar. Sí, Buenos Aires es uno de esos lugares
dónde puedes lograr descuentos si pagas en moneda extranjera.)
Pues bien, para tratar de frenar el hundimiento del peso el gobierno aplica controles de cambio.
De esta forma, si quieres comprar dólares en el mercado oficial a unos 80 pesos por
dólar tendrás que reunir una serie de requisitos, lo cual suele resultar difícil. Por eso la
alternativa es el mercado negro, dónde el dolar no cotiza a 80 pesos sino unos 145.
Además si eres una empresa que se dedica a la exportación el gobierno te arrebata
los dólares que recibes y te los cambia en pesos al tipo de cambio oficial, unos 80 pesos.
Pero claro, si luego quieres comprar otra vez dólares, por ejemplo para pagar unas
importaciones, y no los consigues en el mercado oficial entonces tienes que hacerte con ellos
en el mercado negro a 145 pesos. La pérdida es de casi el 40%.
Además, las empresas extranjeras lo tienen muy pero que muy difícil para sacar los beneficios
cosechados del país.
[Ya veis que fácil lo que se dice fácil los exportadores y los inversores en Argentina pues no parecen tenerlo.]
Luego tenemos el régimen laboral, que si en Argentina ya es de por sí costoso durante
la pandemia incluso se han prohibido los despidos. Fijaos por ejemplo en estas palabras de Alberto
Fernández.
(“Como dije en el G20, nadie se salva solo. Hay que ser solidario, ponerse en el lugar
del otro y ayudarlo. Algunos miserables olvidan a quienes trabajan para ellos y en la crisis
los despiden. A esos miserables les habló el papa Francisco. Ahora les digo yo que no
dejaré que lo hagan”, Alberto Fernández en twitter)
Amigos, todo esto puede sonar muy bonito, pero la realidad suele ser algo distinta.
Imagina que tienes una empresa que ahora por la pandemia vende menos o no vende nada.
Si no puedes hacer ajustes de plantilla o recurrir a fórmulas para reducir las pérdidas
aunque sea de forma temporal, entonces puede que toda la empresa termine cerrando y echando
a todos los trabajadores. La realidad a veces no es tan bonita pero si le das la espalda
tienes un problema.
En cualquier caso, no parecen los mejores mensajes para alentar la inversión en el
país, ¿no os parece?
Pero eso no es todo, si a la crisis por la que atraviesa el país y al tipo de políticas
que se han puesto en marcha durante lo que llevamos del 2020, le añadimos las que ya
estaban en vigor, como por ejemplo ser uno de los tres países del mundo con los impuestos
más altos a las empresas, entonces ya podemos entender porque muchas compañías están
empezando a plantearse salir corriendo o al menos frenar en seco cualquier inversión.
De hecho, según un informe de la ONU, la Argentina ya era incluso antes del coronavirus
el segundo país con peor evolución de la inversión extranjera directa en lo que va
del siglo XXI. Imaginaos ahora.
Y, ojo, que no se trata sólo de las empresas.
(De acuerdo a una encuesta realizada por la consultora Taquión Research Strategy, junto
con las compañías Inclusion y Gestión Aplicada, “Ocho de cada diez argentinos que tienen
la posibilidad de proyectar sus problemas a 10 años, se irían del país si tuvieran
las condiciones para hacerlo. Los argentinos con capacidad de pensar a largo plazo, están
pensando en irse.”)
Por otro lado, en septiembre el Financial Times publicó un informe en el que plantea la salida
de un número creciente de empresas extranjeras del país.
Por ejemplo, el corresponsal de este periódico en Buenos Aires contaba cómo al mismo tiempo
que el Ministro de Economía, Martín Guzman, presentaba el presupuesto 2021 con unas proyecciones
relativamente optimistas la compañía chilena de centros comerciales Falabella anunciaba
su progresiva salida de la Argentina.
Empezará por cerrar inmediatamente 4 de los 19 locales que tiene en el país mientras
busca comprador para el resto de las operaciones.
Pero dicho esto, seguro que muchos de vosotros estáis pensando… Pero a ver, a ver, Enrique.
¿No se tratará de un caso aislado, algo puntual? ¿De verdad que hay más empresas
que quieran dejar un mercado de 45 millones de personas?
Pues sí, lo cierto es que sí. Cada vez son más las empresas que lo empiezan a plantear.
Ahí tenemos el caso de las aerolíneas. Por ejemplo, en el mes de junio la aerolínea
de origen chileno Latam confirmó su salida del país y comenzó a negociar con sus 1.700
empleados. Llevaba en la Argentina 15 años, mantenía vuelos a 12 destinos locales y una
participación del 16% del mercado.
(A Latam le siguió Air New Zealand, que ha confirmado que incluso una vez se restablezca
la normalidad aérea ya no prestará servicios de conexión entre Nueva Zelanda y el país
gaucho. Exactamente lo mismo que ha anunciado Qatar Airways.
Emirates por su parte anunció en agosto la suspensión por plazo indefinido de sus operaciones
y Norwegian ha vendido sus operaciones domésticas en el país.)
Y no se trata solo de las líneas aéreas o Farabella. Otras muchas empresas de sectores
muy distintos se están planteándose seguir los mismos pasos, claro que la mayoría se
muestran muy cautelosas porque evidentemente quieren reducir la conflictividad y al mismo
tiempo intentar colocar, vender sus negocios.
(“Vemos que las empresas chilenas se van porque hay un claro sesgo anti mercado, anti
empresa. Entonces, es preocupante que la administración de Alberto Fernández siga en esa línea”.
Juan Sutil, Presidente de la Confederación de la producción y el consumo)
[Chile por cierto ha sido entre 1990 y 2016 el segundo mayor inversor en la Argentina
después de Brasil.]
En cualquier caso algunas empresas en cierta forma ya han anunciado sus intenciones, es
decir, que se piran o al menos que reducen considerablemente su presencia. ¿Queréis
saber cuáles? Pues arranquemos con la lista:
(La empresa química oriunda de Estados Unidos Basf ha anunciado el traslado de buena parte
de sus operaciones a Brasil. Lo mismo que ha hecho la francesa Saint Gobain que ha trasladado
la producción de parabrisas a Brasil y cerrado su fábrica de la localidad de Campana en
la provincia de Buenos Aires.
Durante el mes de julio el laboratorio frances Pierre Fabre vendió sus instalaciones y dio
por concluida su actividad en el país. Lo mismo hizo la empresa alemana de embalajes
y suministros farmaceuticos Gerresheimer.)
Y seguimos. Brightstar, un fabricante de teléfonos móviles para marcas como Samsung o LG que
tiene una planta en Río Grande con 500 empleados ha cerrado la venta de sus instalaciones de
producción en el país a cambio de la simbólica cifra de 1$. Digamos que la prioridad era
marcharse a cualquier precio.
Por su parte, una empresa más conocida, Nike, anunció ya a principios de año que traspasaba
sus operaciones en el país junto a las de Brasil, Chile y Uruguay a la empresa mexicana
Axo.
Luego el también gigante norteamericano Walmart que tiene 92 establecimientos repartidos en
21 provincias y que da empleo a más de 10.000 personas también ha confirmado que busca
marcharse por completo. Está buscando un comprador para sus actividades argentinas.
[Claro que el problema que tienen es precisamente encontrar un comprador. Una misión que cada
vez resulta más complicada. De hecho este parece ser el mayor escollo al que se enfrentan
las multinacionales extranjeras.
Todo apunta a que además de las que hemos mencionado, empresas como Sodimac, Burguer
King o Starbucks también dejarían la Argentina si encontraran alguién que se hiciera cargo
de sus negocios.
Amigos, esta tendencia parece la última etapa de un largo proceso que ha hecho que Argentina
se convierta en un país al que la Inversión Extranjera le tiene alergia. Para que os hagáis
el país gaucho pasó de representar entorno al 20% de toda la inversión extranjera que
llegaba a Latinoamérica a menos del 5%.
Evidentemente que una empresa extranjera se marche del país es una mala noticia. Los
grandes grupos internacionales tienen mayor capacidad para invertir, un mayor Know How,
sistemas de gestión más modernos y habitualmente más tecnología.
Mientras que los grandes casos de éxitos económicos del mundo lo hicieron atrayendo
inversión, y en otros muchos lugares encontramos noticias como estas:
(Un cantón suizo pronto superará a Hong Kong como el mejor paraíso fiscal del mundo
para las empresas. Hong Kong pronto perderá su estatus como el lugar con el impuesto corporativo
más bajo del mundo, y será reemplazado por el pequeño cantón montañoso de Nidwalden
en Suiza. Bloomberg) (Grecia ofrecerá una exención fiscal del
50% para los profesionales que regresan y los 'migrantes digitales'. Reuters)
El caso de Argentina es único porque este país aspira a salir de sus crisis interminables
haciendo exactamente lo contrario. Ahuyentando a la inversión extranjera, fijando más impuestos,
más controles de cambio y mucha, muchísima más regulación. Quizás, precisamente, por
eso sea una crisis eterna, ¿No os parece?
Pero llegados hasta aquí, turno para ti. ¿Qué futuro crees que le aguarda a la Argentina?
¿Logrará superar la crisis? Y si nos estás viendo desde este país, que sois muchos,
¿Cómo valoráis la gestión de Alberto Fernández? ¿Qué pensáis que debería cambiar?
Como siempre déjanos tu respuesta en los comentarios y abramos debate. Y ahora si este
vídeo os ha resultado interesante no olvidéis darle al botón de like y suscribiros a VisualPolitik.
Una vez más muchas gracias por estar ahí.
Un saludo y hasta la próxima.