Acumulación Originaria del Capital - Karl Marx (1)
El capitalismo llega al mundo chorreando lodo y sangre por todos los poros. El cambio de
un sistema feudal en donde los trabajadores tenían tierra para trabajar, pastorear y
satisfacer por medio de ella sus necesidades vitales, hacia un sistema en donde son obligados
a trabajar por dinero y en donde tienen que someterse a la fluctuación de precios en
el mercado para comer, no fue un proceso espontáneo. Hola, soy Amilcar Paris Mandoki. Gracias por
acompañarme a filosofía de la historia. En esta cápsula veremos el capítulo veinticuatro
del capital de Karl Marx: la llamada acumulación originaria. Éste es un capítulo que puede
leerse independientemente del resto de la obra pues aquí Marx se detiene de revisar
el proceso de producción del capital para atender el asunto histórico de cómo se dieron
las condiciones materiales necesarias para que funcione el capitalismo.
En esta cápsula veremos cómo se convirtió a la gran masa europea de campesinos feudales
a proletarios, cómo cambiaron las relaciones de propiedad de la tierra, cómo surge el
libre mercado y cómo es que la colonización contribuyó a establecer el modo de producción
moderno. Así que comencemos de una vez.
Como ya mencioné, este texto es parte del magnum opus de Karl Marx: El capital. Está
contenido en el primer tomo, en el cual se trata el proceso de producción de capital.
El objetivo del texto es explicar cómo se dieron históricamente las condiciones para
que el sistema de producción capitalista pudiera funcionar.
El texto contiene siete secciones. La primera “El secreto de la acumulación originaria”
sirve de introducción, explicando el objetivo y la necesidad de incluir este capítulo en
la obra; explica cómo cada sección subsecuente analiza los pasos que se tuvieron que dar
para que se pudiera dar origen al modo de producción capitalista. El primer paso se
describe en la sección “Expropiación de la población rural a la que se le despoja
de la tierra”, detalla cómo se les quitaron a los campesinos sus tierras convirtiéndolos
en proletarios. La siguiente sección titulada “Legislación sanguinaria contra los expropiados
desde fines del siglo XV. Leyes reductoras de salario” explica cómo una vez que los
trabajadores fueron despojados de su tierra y expulsados del campo, fueron obligados mediante
leyes a someterse al emergente modo de trabajo: el trabajo asalariado. Sigue la sección “Génesis
del arrendatario capitalista”, desenvuelve el proceso mediante el cual se desarrolla
el capitalista que se dedica a rentarle la tierra a los terratenientes y contratar campesinos
asalariados para trabajarla. En la sección “Repercusión de la revolución agrícola
sobre la industria. Creación del mercado interno para el capital industrial” detalla
cómo estos movimientos cambian las relaciones de producción, en otras palabras cómo sucede
el cambio de economías de autoconsumo a economías de mercado. Luego en “Génesis del capitalista
industrial” explica la parte más violenta del surgimiento del capitalismo, como es que
gracias al colonialismo, proteccionismo, la deuda pública y los nuevos sistemas de impuestos,
los pequeños capitales mercantiles y usurarios se convierten en los grandes capitales industriales.
Finalmente, en la última sección Marx detalla cómo el proceso de depredación del capital
no termina con la desaparición del modo de producción feudal, sino que continúa mediante
la destrucción de la propiedad privada misma. Pero comencemos por revisar desde el principio.
El secreto de la acumulación originaria El proceso de acumulación capitalista presupone
como punto de partida una acumulación originaria previa. En la economía política burguesa,
refiriéndonos a Adam Smith y a David Ricardo, la acumulación originaria se trata de manera
anecdótica, se cuenta la leyenda de una élite diligente que acumuló riqueza frente a un
montón de vagos que por flojos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo.
Esta fábula burguesa no tiene un sustento empírico histórico, pero sirve para justificar
el hecho de grandes masas trabajadoras vivan en la pobreza mientras la riqueza de cada
vez menos personas va en aumento. La relación del capital presupone la escisión
entre los trabajadores y la propiedad sobre las condiciones de realización del trabajo.
Es decir que para que haya capitalismo necesitamos que por un lado haya trabajadores que no tengan
nada más que su fuerza de trabajo, y que por el otro lado existan los propietarios
de los medios de trabajo. La acumulación originaria es el proceso histórico por medio
del cual se separaron los trabajadores de los medios de trabajo, el proceso mediante
el cual se le arrebata a los trabajadores los medios de trabajo para que éstos no tengan
más que vender su fuerza de trabajo. Este proceso abarca toda la historia de la sociedad
burguesa sin la cual no se hubiera disuelto el modo feudal de producción.
Marx nos dice que esta historia está marcada por momentos en los que a grandes masas humanas
se les arrancan de manera súbita y violenta sus medios de subsistencia y producción.
Este proceso convierte a las personas en proletarios, los cuales son aventados al mercado de trabajo
como individuos libres. Por ello, el fundamento de la acumulación originaria es la expropiación
que despoja a los trabajadores de las tierras. Este proceso sucede de manera diferente en
cada país y en distintos tiempos. Marx tomará el ejemplo de Inglaterra porque afirma que
la expropiación ahí reviste su forma clásica. Pero entendiendo en qué consistó el proceso
podríamos ver como sucedió en cualquier otro lado; desde el Imperio Otomano hasta
México. Expropiación de la población rural a la
que se despoja de la tierra Desde finales del siglo catorce y hasta finales
del siglo diecisiete en Inglaterra ya casi había desaparecido la servidumbre; la mayoría
de la población se componía de campesinos independientes que cultivaban su propia tierra.
Sí existía el trabajo asalariado en el campo, pero más que ser una relación de producción
dominante, consistía en trabajadores que tenían su propia tierra y que usaban su tiempo
libre en la tierra de algún arrendatario libre a cambio de un pago para completar sus
gastos. Estos mismos trabajadores además obtenían beneficios de la tierra comunal,
en la que pastoreaban al ganado y recogían leña para cocinar y calentar sus hogares.
El auge de la manufactura de telas de lana, llevo a finales del siglo quince y principios
del dieciséis, al aumento de los precios de este material. Esto llevó a los señores
feudales a convertir las tierras de labor en praderas, las cuales requieren mucho menos
gente para ser explotadas y las volvía mucho más redituables. No importó que los mismos
principios jurídicos feduales que les daban a los señores derechos sobre las tierras,
también les daban derechos a los trabajadores y los protegían de ese tipo de cosas; los
antiguos campesinos fueron expulsados de las tierras que por generaciones fueron su sustento.
Tanto reyes como Cromwell trataron de defender a los trabajadores de los señores feudales,
pero sus intentos fueron en vano. La historia oficial nos dice que esto constituyó la historia
de la liberación de los siervos, pero de lo que se les liberó fue de sus medios de
vida y fueron arrojados al mercado de trabajo como proletarios.
Este proceso se fortaleció con la reforma protestante y anglicana y la subsecuente expoliación
colosal de los bienes de la iglesia. Antes de este proceso, la Iglesia Católica era
propietaria feudal de gran parte de las tierras inglesas, en las cuales vivían siervos que
la trabajaban para beneficio de la iglesia. Las tierras eclesiásticas fueron vendidas
a arrendatarios y especuladores urbanos a precios irrisorios quienes expulsaron a los
siervos para poder explotarlas mejor. Marx resalta en una nota al pie, que en este
periodo el espíritu protestante puede apreciarse en la construcción de cárceles para los
pobres. Isabel primera, al ver el crecimiento de la pobreza por el desplazamiento de los
trabajadores de los campos, creó una ley de beneficencia que obligaba a los señores
feudales a encargarse de aquellos necesitados en su territorio. Éstos presentaron una ley
para recluir y someter a trabajos forzados a los pobres que quisieran recibir la beneficencia,
de tal manera que toda persona que se opusiera a su reclusión pierda su derecho a recibirla.
Este proceso continuó bajo la restauración de los Stuart; los terratenientes abolieron
el régimen feudal de tenencia de la tierra y reivindicaron la propiedad moderna sobre
fincas de las que solo poseían títulos feudales. Con la revolución gloriosa de Guillermo de
Orange, se llevó a escala masiva el robo de tierras fiscales. Tierras del estado fueron
donadas o vendidas a precios irrisorios, y en algunos casos fueron usurpadas directamente.
En el siglo dieciocho los grandes terratenientes se donaron a sí mismos las tierras comunales
mediante leyes para el cercamiento de esas tierras. Así logran mediante medios legales
el despojo de las tierras del pueblo que hasta entonces se estaba haciendo de manera ilegal.
Esto lleva a reemplazar a los campesinos independientes por arrendatarios pequeños que podían ser
desalojados en cualquier momento. También produce el aumento del tamaño de las grandes
fincas arrendadas al grado que en el siglo dieciocho se denominan granjas de capital
o granjas de mercaderes. Y obviamente los trabajadores que las trabajaban fueron “liberados”
a las filas del proletariado dejando detrás solo las ruinas de lo que antes eran viviendas,
graneros, establos y demás. Las personas así expulsadas de sus tierras
natales migran de manera masiva a las ciudades y manufacturas, se convierten en jornaleros
y asalariados y su aumento en número disminuye la magnitud de sus salarios. Marx observa
que entre mil setecientos sesenta y cinco y mil setecientos ochenta, este salario comienza
a descender por debajo del mínimo necesario para sostener la vida y comienza a ser complementado
por la asistencia social de beneficencia. El último gran proceso de expropiación de
tierras del que habla Marx es el llamado clearing of estates, que significa despejamiento de
fincas. ¿De qué las despejan? Pues de la gente que ahí vivía y de la cuál la finca
era su sustento vital. Para ejemplificar este proceso habla de los
despejamientos de la duquesa de Sutherland quien buscaba transformar en pasturas de ovejas
todo su condado. Para expulsar a todos los trabajadores del campo mandó destruir e incendiar
las aldeas, transformar los campos en praderas. Menciona Marx que una anciana murió quemada
entre las llamas de la cabaña que se había negado a abandonar.
Grandes territorios que le pertenecían legalmente a tres mil familias granjeras pasaron a ser
ocupadas por solo treinta familias pastoras. Las familias expulsadas fueron mandadas a
las costas donde buscaron vivir de la pesca. Sin embargo, los lords de esos territorios
pronto encontraron que arrendarles esas tierras a los grandes comerciantes londinenses les
podría traer más beneficios por lo que volvieron a expulsar a los siervos.
¿Podían ir a donde quisieran? Marx nos dice que en el siglo dieciocho a los escoceses
se les tenía prohibido emigrar, no tenían de otra que ir a Glasgow y otras ciudades
fabriles, esto es, volverse proletarios. Así se da el primer paso de la acumulación
originaria: conquistar el campo para la agricultura y la ganadería capitalista, incorporar el
suelo al capital, y al mismo tiempo, crear para la industria urbana la oferta de un proletariado
enteramente libre. Legislación sanguinaria contra los expropiados
desde fines del siglo XV. Leyes reductoras del salario
La cosa es que este proceso de expulsión de trabajadores del campo y su subsecuente
arrojamiento a la ciudad fue demasiado rápido, las manufacturas nacientes no crecían suficientemente
rápido para absorberlos a todos. Mucha gente, al llegar a la ciudad, no encontró que hacer,
se convirtieron en mendigos, ladrones y vagabundos. Dice Marx que algunos sí tenían tal inclinación,
pero la mayoría no tenían de otra, fueron forzados por las circunstancias.
A fines del siglo quince, y durante el siglo dieciséis, empezaron a crearse en toda Europa
un montón de leyes sanguinarias contra la vagancia. A los expulsados del campo se les
castigó por su transformación forzada, se les castigó por no seguir trabajando bajo
condiciones materiales que ya no existían. Se otorgaron licencias para mendigar a quien