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Literatura clásica, La Siesta del Martes

La Siesta del Martes

El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Al otro lado del camino, intempestivos espacios sin sembrar, había ventiladores eléctricos, campamentos de ladrillos rojos y residencias con sillas y mesitas blancas en las terrazas, entre palmeras y rosales polvorientos. Eran las once de la mañana y aún no había empezado el calor.

—Es mejor que subas el vidrio —dijo la mujer—. El pelo se te va a llenar de carbón.

La niña trató de hacerlo pero la persiana estaba bloqueada por óxido.

Eran los únicos pasajeros en el escueto vagón de tercera clase. Como el humo de la locomotora siguió entrando por la ventanilla, la niña abandonó el puesto y puso en su lugar los únicos objetos que llevaban: una bolsa de material plástico con cosas de comer y un ramo de flores envuelto en papel de periódicos. Se sentó en el asiento opuesto, alejada de la ventanilla, de frente a su madre. Ambas guardaban un luto riguroso y pobre.

La niña tenía doce años y era la primera vez que viajaba. La mujer parecía demasiado vieja para ser su madre, a causa de las venas azules en los párpados y del cuerpo pequeño, blando y sin formas, en un traje cortado como una sotana. Viajaba con la columna vertebral firmemente apoyada contra el espaldar del asiento, sosteniendo en el regazo con ambas manos una cartera de charol desconchado. Tenía la serenidad escrupulosa de la gente acostumbrada a la pobreza.

A las doce había empezado el calor. El tren se detuvo diez minutos en una estación sin pueblo para abastecerse de agua. Afuera, en el misterioso silencio de las plantaciones, la sombra tenía un aspecto limpio. Pero el aire estancado dentro del vagón olía a cuero sin curtir. El tren no volvió a acelerar. Se detuvo en dos pueblos iguales, con casas de madera pintadas de colores vivos. La mujer inclinó la cabeza y se hundió en el sopor. La niña se quitó los zapatos. Después fue a los servicios sanitarios a poner en agua el ramo de flores muertas.

Cuando volvió al asiento la madre la esperaba para comer. Le dio un pedazo de queso, medio bollo de maíz y una galleta dulce, y sacó para ella de la bolsa de material plástico una ración igual. Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza. Una banda de músicos tocaba una pieza alegre bajo el sol aplastante. Al otro lado del pueblo, en una llanura cuarteada por la aridez, terminaban las plantaciones.

La mujer dejó de comer.

—Ponte los zapatos —dijo.

La niña miró hacia el exterior. No vio nada más que la llanura desierta por donde el tren empezaba a correr de nuevo, pero metió en la bolsa el último pedazo de galleta y se puso rápidamente los zapatos. La mujer le dio la peineta.

—Péinate —dijo.

El tren empezó a pitar mientras la niña se peinaba. La mujer se secó el sudor del cuello y se limpió la grasa de la cara con los dedos. Cuando la niña acabó de peinarse el tren pasó frente a las primeras casas de un pueblo más grande pero más triste que los anteriores.

—Si tienes ganas de hacer algo, hazlo ahora —dijo la mujer—. Después, aunque te estés muriendo de sed no tomes agua en ninguna parte. Sobre todo, no vayas a llorar.

La niña aprobó con la cabeza. Por la ventanilla entraba un viento ardiente y seco, mezclado con el pito de la locomotora y el estrépito de los viejos vagones. La mujer enrolló la bolsa con el resto de los alimentos y la metió en la cartera. Por un instante, la imagen total del pueblo, en el luminoso martes de agosto, resplandeció en la ventanilla. La niña envolvió las flores en los periódicos empapados, se apartó un poco más de la ventanilla y miró fijamente a su madre. Ella le devolvió una expresión apacible. El tren acabó de pitar y disminuyó la marcha. Un momento después se detuvo.

No había nadie en la estación. Del otro lado de la calle, en la acera sombreada por los almendros, sólo estaba abierto el salón de billar. El pueblo flotaba en el calor. La mujer y la niña descendieron del tren, atravesaron la estación abandonada cuyas baldosas empezaban a cuartearse por la presión de la hierba, y cruzaron la calle hasta la acera de sombra.

Eran casi las dos. A esa hora, agobiado por el sopor, el pueblo hacía la siesta. Los almacenes, las oficinas públicas, la escuela municipal, se cerraban desde las once y no oían a abrirse hasta un poco antes d e las cuatro, cuando pasaba el tren de regreso. Sólo permanecían abiertos el hotel frente a la estación, su cantina y su salón de billar, y la oficina del telégrafo a un lado de la plaza. Las casas, en su mayoría construidas sobre el modelo de la compañía bananera, tenían las puertas cerradas por dentro y las persianas bajas. En algunas hacía tanto calor que sus habitantes almorzaban en el patio. Otros recostaban un asiento a la sombra de los almendros y hacían la siesta en plena calle.

Buscando siempre la protección de los almendros la mujer y la niña penetraron en el pueblo sin perturbar la siesta. Fueron directamente a la casa cural. La mujer raspó con la uña la red metálica de la puerta, esperó un instante y volvió a llamar. En el interior zumbaba un ventilador eléctrico. No se oyeron los pasos. Se oyó apenas el leve crujido de una puerta y en seguida una voz cautelosa muy cerca de la red metálica: «¿Quién es?». La mujer trató de ver a través de la red metálica.

—Necesito al padre —dijo.

—Ahora está durmiendo.

—Es urgente —insistió la mujer.

Su voz tenía una tenacidad reposada.

La puerta Se entreabrió sin ruido y apareció una mujer madura y regordeta, de cutis muy pálido y cabellos color de hierro. Los ojos parecían demasiado pequeños detrás de los gruesos cristales de los lentes.

—Sigan —dijo, y acabó de abrir la puerta.

Entraron, en una sala impregnada de un viejo olor de flores. La mujer de la casa las condujo hasta un escaño de madera y les hizo señas de que se sentaran. La niña lo hizo, pero su madre permaneció de pie, absorta, con la cartera apretada en las dos manos. No se percibía ningún ruido detrás del ventilador eléctrico.

La mujer de la casa apareció en la puerta del fondo.

—Dice que vuelvan después de las tres —dijo en voz muy baja—. Se acostó hace cinco minutos.

—El tren se va a las tres y media —dijo la mujer.

Fue una réplica breve y segura, pero la voz seguía siendo apacible, con muchos matices. La mujer de la casa sonrió por primera vez.

—Bueno —dijo.

Cuando la puerta del fondo volvió a cerrarse la mujer se sentó junto a su hija. La angosta sala de espera era pobre, ordenada y limpia. Al otro lado de una baranda de madera que dividía la habitación, había una mesa de trabajo, sencilla, con un tapete de hule, y encima de la mesa una máquina de escribir primitiva junto a un vaso con flores. Detrás estaban los archivos parroquiales. Se notaba que era un despacho arreglado por una mujer soltera.

La puerta del fondo se abrió y esta vez apareció el sacerdote limpiando los lentes con un pañuelo. Sólo cuando se los puso pareció evidente que era hermano de la mujer que había abierto la puerta.

—¿Qué se le ofrece? —preguntó.

—Las llaves del cementerio —dijo la mujer.

La niña estaba sentada con las flores en el regazo y los pies cruzados bajo el escaño. El sacerdote la miró, después miró a la mujer y después, a través de la red metálica de la ventana, el cielo brillante y sin nubes.

—Con este calor —dijo—. Han podido esperar a que bajara el sol.

La mujer movió la cabeza en silencio. El sacerdote pasó del otro lado de la baranda, extrajo del armario un cuaderno forrado de hule, un plumero de palo y un tintero, y se sentó a la mesa. El pelo que le faltaba en la cabeza le sobraba en las manos.

—¿Qué tumba van a visitar? —preguntó.

—La de Carlos Centeno —dijo la mujer.

—¿Quién?

—Carlos Centeno —repitió la mujer. El padre siguió sin entender.

—Es el ladrón que mataron aquí la semana pasada —dijo la mujer en el mismo tono—. Yo soy su madre.

El sacerdote la escrutó. Ella lo miró fijamente, con un dominio reposado, y el padre se ruborizó. Bajó la cabeza para escribir. A medida que llenaba la hoja pedía a la mujer los datos de su identidad, y ella respondía sin vacilación, con detalles precisos, como si estuviera leyendo. El padre empezó a sudar. La niña se desabotonó la trabilla del zapato izquierdo, se descalzó el talón y lo apoyó en el contrafuerte. Hizo lo mismo con el derecho.

Todo había empezado el lunes de la semana anterior, a las tres de la madrugada y a pocas cuadras de allí. La señora Rebeca, una viuda solitaria que vivía en una casa llena de cachivaches, sintió a través del rumor de la llovizna que alguien trataba de forzar desde afuera la puerta de la calle. Se levantó, buscó a tientas en el ropero un revólver arcaico que nadie había disparado desde los tiempos del coronel Aureliano Buendía, y fue a la sala sin encender las luces. Orientándose no tanto por el ruido de la cerradura como por un terror desarrollado en ella por 28 años de soledad, localizó en la imaginación no sólo el sitio donde estaba la puerta sino la altura exacta de la cerradura. Agarró el arma con las dos manos, cerró los ojos y apretó el gatillo. Era la primera vez en su vida que disparaba un revólver. Inmediatamente después de la detonación no sintió nada más que el murmullo de la llovizna en el techo de cinc. Después percibió un golpecito metálico en el andén de cemento y una voz muy baja, apacible, pero terriblemente fatigada: «Ay, mi madre». El hombre que amaneció muerto frente a la casa, con la nariz despedazada, vestía una franela a rayas de colores, un pantalón ordinario con una soga en lugar de cinturón, y estaba descalzo. Nadie lo conocía en el pueblo.

—De manera que se llamaba Carlos Centeno —murmuró el padre cuando acabó de escribir.

—Centeno Ayala —dijo la mujer—. Era el único varón.

El sacerdote volvió al armario. Colgadas de un clavo en el, interior de la puerta había dos llaves grandes y oxidadas, como la niña imaginaba y como imaginaba la madre cuando era niña y como debió imaginar el propio sacerdote alguna vez que eran las llaves de San Pedro. Las descolgó, las puso en el cuaderno abierto sobre la baranda y mostró con el índice un lugar en la página escrita, mirando a la mujer.

—Firme aquí.

La mujer garabateó su nombre, sosteniendo la cartera bajo la axila. La niña recogió las flores, se dirigió a la baranda arrastrando los zapatos y observó atentamente a su madre.

El párroco suspiró.

—¿Nunca trató de hacerlo entrar por el buen camino?

La mujer contestó cuando acabó de firmar.

—Era un hombre muy bueno.

El sacerdote miró alternativamente a la mujer y a la niña y comprobó con una especie de piadoso estupor que no estaban a punto de llorar. La mujer continuó inalterable:

—Yo le decía que nunca robara nada que le hiciera falta a alguien para comer, y él me hacía caso. En cambio, antes, cuando boxeaba, pasaba hasta tres días en la cama postrado por los golpes.

—Se tuvo que sacar todos los dientes —intervino la niña.

—Así es —confirmó la mujer—. Cada bocado que me comía en ese tiempo me sabía a los porrazos que le daban a mi hijo los sábados a la noche.

—La voluntad de Dios es inescrutable —dijo el padre.

Pero lo dijo sin mucha convicción, en parte porque la experiencia lo había vuelto un poco escéptico, y en parte por el calor. Les recomendó que se protegieran la cabeza para evitar la insolación. Les indicó bostezando y ya casi completamente dormido, cómo debían hacer para encontrar la tumba de Carlos Centeno. Al regreso no tenían que tocar. Debian meter la llave por debajo de la puerta, y poner allí mismo, si tenían, una limosna para la Iglesia. La mujer escuchó las explicaciones con atención, pero dio las gracias sin sonreír.

Desde antes de abrir la puerta de la calle el padre se dio cuenta de que había alguien mirando hacia adentro, las narices aplastadas contra la red metálica. Era un grupo de niños. Cuando la puerta se abrió por completo los niños se dispersaron. A esa hora, de ordinario, no había nadie en la calle. Ahora no sólo estaban los niños. Había grupos bajo los almendros. El padre examinó la calle distorsionada por la reverberación, y entonces comprendió. Suavemente volvió a cerrar la puerta.

—Esperen un minuto —dijo, sin mirar a la mujer.

Su hermana apareció en la puerta del fondo, con una chaqueta negra sobre la camisa de dormir y el cabello suelto en los hombros. Miró al padre en silencio.

—¿Qué fue? —preguntó él.

—La gente se ha dado cuenta.

—Es mejor que salgan por la puerta del patio —dijo el padre.

—Da lo mismo —dijo su hermana—. Todo el mundo está en las ventanas.

La mujer parecía no haber comprendido hasta entonces. Trató de ver la calle a través de la red metálica. Luego le quitó el ramo de flores a la niña y empezó a moverse hacia la puerta. La niña la siguió.

—Esperen a que baje el sol —dijo el padre.

—Se van a derretir —dijo su hermana, inmóvil en el fondo de la sala—. Espérense y les presto una sombrilla.

—Gracias —replicó la mujer—. Así vamos bien.

Tomó a la niña de la mano y salió a la calle.


La Siesta del Martes Tuesday Siesta Siesta del martedì Tisdagssiesta Salı uykusu

El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. The train exited the fast-paced corridor of red rocks, entered the symmetrical and endless banana plantations, and the air became humid and the sea breeze was never felt again. Le train quittait le couloir mouvementé des rochers vermeils, pénétrait dans les bananeraies, symétriques et interminables, et l'air devenait humide et la brise marine ne se faisait plus sentir. Tren kırmızı kayalıkların telaşlı koridorundan ayrıldı, simetrik ve sonsuz muz tarlalarına girdi ve hava nemlendi ve deniz meltemi artık hissedilmiyordu. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. A suffocating smoke came through the carriage window. Arabanın penceresinden boğucu bir duman girdi. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Demiryolu hattına paralel dar patikada yeşil salkımlarla dolu kağnılar vardı. Al otro lado del camino, intempestivos espacios sin sembrar, había ventiladores eléctricos, campamentos de ladrillos rojos y residencias con sillas y mesitas blancas en las terrazas, entre palmeras y rosales polvorientos. On the other side of the road, timeless unplanted spaces, there were electric fans, red brick camps and residences with white chairs and tables on the terraces, among palm trees and dusty rose bushes. Yolun diğer tarafında, mevsimsiz ekilmemiş alanlar, elektrikli fanlar, kırmızı tuğla kamplar ve teraslarda, palmiye ağaçları ve tozlu gül çalıları arasında beyaz sandalyeli ve masalı konutlar vardı. Eran las once de la mañana y aún no había empezado el calor. It was eleven o'clock in the morning and the heat had not yet set in. Saat sabah on birdi ve sıcaklar henüz başlamamıştı.

—Es mejor que subas el vidrio —dijo la mujer—. -You'd better put the glass up," said the woman. "Bardağı kaldırsan iyi olur," dedi kadın. El pelo se te va a llenar de carbón. Your hair is going to get full of charcoal. Saçların kömürle dolacak.

La niña trató de hacerlo pero la persiana estaba bloqueada por óxido. The girl tried to do so but the shutter was blocked by rust. Kız bunu yapmaya çalıştı ama panjur pas nedeniyle engellendi.

Eran los únicos pasajeros en el escueto vagón de tercera clase. They were the only passengers in the cramped third-class carriage. Çıplak üçüncü sınıf vagondaki tek yolcular onlardı. Como el humo de la locomotora siguió entrando por la ventanilla, la niña abandonó el puesto y puso en su lugar los únicos objetos que llevaban: una bolsa de material plástico con cosas de comer y un ramo de flores envuelto en papel de periódicos. Lokomotiften çıkan duman pencereden içeri girmeye devam ederken, kız duraktan ayrıldı ve sahip oldukları tek şeyi yerine koydu: içinde yiyecek şeyler olan plastik bir çanta ve gazeteye sarılı bir buket çiçek. Se sentó en el asiento opuesto, alejada de la ventanilla, de frente a su madre. She sat in the opposite seat, away from the window, facing her mother. Karşı koltuğa, pencereden uzakta, annesine dönük oturdu. Ambas guardaban un luto riguroso y pobre. Both kept a rigorous and poor mourning. Her ikisi de sıkı ve zayıf bir yas tuttu.

La niña tenía doce años y era la primera vez que viajaba. The girl was twelve years old and it was her first time traveling. Kız on iki yaşındaydı ve ilk defa seyahat ediyordu. La mujer parecía demasiado vieja para ser su madre, a causa de las venas azules en los párpados y del cuerpo pequeño, blando y sin formas, en un traje cortado como una sotana. The woman looked too old to be his mother, because of the blue veins on her eyelids and the small, soft, shapeless body in a suit cut like a cassock. Kadın, göz kapaklarındaki mavi damarlar ve cüppe gibi kesilmiş bir elbise içindeki küçük, yumuşak, şekilsiz vücudu nedeniyle annesi olamayacak kadar yaşlı görünüyordu. Viajaba con la columna vertebral firmemente apoyada contra el espaldar del asiento, sosteniendo en el regazo con ambas manos una cartera de charol desconchado. She traveled with her spine firmly propped against the back of the seat, holding a faded patent leather handbag in her lap with both hands. Omurgasını koltuğun arkasına sıkıca yaslamış, iki eliyle kucağında yontulmuş rugan bir el çantası tutuyordu. Tenía la serenidad escrupulosa de la gente acostumbrada a la pobreza. He had the scrupulous serenity of people accustomed to poverty. Yoksulluğa alışmış insanların titiz dinginliğine sahipti.

A las doce había empezado el calor. By twelve o'clock the heat had set in. On ikide hararet başlamıştı. El tren se detuvo diez minutos en una estación sin pueblo para abastecerse de agua. The train stopped for ten minutes at a station without a village to stock up on water. Tren, su dolduracak kasaba olmayan bir istasyonda on dakika durdu. Afuera, en el misterioso silencio de las plantaciones, la sombra tenía un aspecto limpio. Outside, in the eerie silence of the plantations, the shade had a clean look. Dışarıda, tarlaların gizemli sessizliğinde gölge temiz görünüyordu. Pero el aire estancado dentro del vagón olía a cuero sin curtir. Ama arabanın içindeki durgun hava ham deri kokuyordu. El tren no volvió a acelerar. The train did not accelerate again. Tren yine hızlanmadı. Se detuvo en dos pueblos iguales, con casas de madera pintadas de colores vivos. He stopped in two identical villages, with wooden houses painted in bright colors. Birbirinin aynısı, parlak boyalı ahşap evleri olan iki köyde durdu. La mujer inclinó la cabeza y se hundió en el sopor. The woman bowed her head and sank into slumber. Kadın başını eğdi ve uyuşukluğa düştü. La niña se quitó los zapatos. The girl took off her shoes. Kız ayakkabılarını çıkardı. Después fue a los servicios sanitarios a poner en agua el ramo de flores muertas. He then went to the restroom to put the bouquet of dead flowers in water. Daha sonra solmuş çiçek buketini suya koymak için sağlık hizmetlerine gitti.

Cuando volvió al asiento la madre la esperaba para comer. When she returned to the seat her mother was waiting for her to eat. Koltuğa döndüğünde annesi yemek yemesini bekliyordu. Le dio un pedazo de queso, medio bollo de maíz y una galleta dulce, y sacó para ella de la bolsa de material plástico una ración igual. He gave her a piece of cheese, half a corn muffin and a sweet cracker, and took an equal ration for her from the plastic bag. Ona bir parça peynir, yarım mısır çöreği ve bir kurabiye verdi ve plastik poşetten eşit miktarda kendisi için aldı. Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza. While they were eating, the train very slowly crossed an iron bridge and passed through a town just like the previous ones, only in this one there was a crowd in the square. Onlar yemek yerken tren çok yavaş bir demir köprüyü geçti ve öncekilerle aynı bir kasabanın yanından geçti, sadece bunda meydanda bir kalabalık vardı. Una banda de músicos tocaba una pieza alegre bajo el sol aplastante. A band of musicians played a lively piece under the crushing sun. Bir grup müzisyen, kavurucu güneşin altında neşeli bir parça çalıyordu. Al otro lado del pueblo, en una llanura cuarteada por la aridez, terminaban las plantaciones. On the other side of the village, in a plain cracked by aridity, the plantations ended. Kasabanın diğer tarafında, kuraklıktan çatlamış bir ovada tarlalar sona ermişti.

La mujer dejó de comer. The woman stopped eating. Kadın yemek yemeyi bıraktı.

—Ponte los zapatos —dijo. -Put on your shoes," he said. "Ayakkabılarını giy" dedi.

La niña miró hacia el exterior. The girl looked outside. Kız dışarıya baktı. No vio nada más que la llanura desierta por donde el tren empezaba a correr de nuevo, pero metió en la bolsa el último pedazo de galleta y se puso rápidamente los zapatos. He saw nothing but the deserted plain where the train was starting to run again, but he stuffed the last piece of cookie into the bag and quickly put on his shoes. Trenin tekrar hareket etmeye başladığı ıssız ovadan başka bir şey görmedi ama son bisküvi parçasını çantasına tıkıştırdı ve hemen ayakkabılarını giydi. La mujer le dio la peineta. The woman gave him the comb. Kadın ona tarağı verdi.

—Péinate —dijo. -Comb your hair," he said.

El tren empezó a pitar mientras la niña se peinaba. Kız saçını tararken tren düdük çalmaya başladı. La mujer se secó el sudor del cuello y se limpió la grasa de la cara con los dedos. The woman wiped the sweat from her neck and wiped the grease from her face with her fingers. Kadın boynundaki teri sildi ve yüzündeki yağı parmaklarıyla sildi. Cuando la niña acabó de peinarse el tren pasó frente a las primeras casas de un pueblo más grande pero más triste que los anteriores. When the girl finished combing her hair, the train passed in front of the first houses of a town larger but sadder than the previous ones. Kız saçını taramayı bitirdiğinde tren, bir kasabanın öncekilerden daha büyük ama daha hüzünlü olan ilk evlerinin yanından geçti.

—Si tienes ganas de hacer algo, hazlo ahora —dijo la mujer—. -If you feel like doing something, do it now," said the woman. "İçinden bir şey yapmak geliyorsa, şimdi yap," dedi kadın. Después, aunque te estés muriendo de sed no tomes agua en ninguna parte. After that, even if you are dying of thirst, don't drink water anywhere. O halde susuzluktan ölseniz bile hiçbir yerde su içmeyin. Sobre todo, no vayas a llorar. Above all, don't go crying. Her şeyden önce, ağlayarak gitmeyin.

La niña aprobó con la cabeza. The girl nodded in approval. Kız başını salladı. Por la ventanilla entraba un viento ardiente y seco, mezclado con el pito de la locomotora y el estrépito de los viejos vagones. Pencereden, lokomotifin ıslığı ve eski arabaların gürültüsüyle karışan sıcak, kuru bir rüzgar geliyordu. La mujer enrolló la bolsa con el resto de los alimentos y la metió en la cartera. The woman rolled up the bag with the rest of the food and put it in her purse. Kadın, kalan yiyeceklerle birlikte çantayı dürdü ve çantasına koydu. Por un instante, la imagen total del pueblo, en el luminoso martes de agosto, resplandeció en la ventanilla. For an instant, the total image of the town, on the bright Tuesday of August, shone in the window. Bir an için, parlak Ağustos Salı günü kasabanın bütün görüntüsü pencerede parladı. La niña envolvió las flores en los periódicos empapados, se apartó un poco más de la ventanilla y miró fijamente a su madre. The little girl wrapped the flowers in the soaked newspapers, moved a little further away from the window and stared at her mother. Kız çiçekleri ıslanmış gazeteye sardı, pencereden biraz uzaklaştı ve annesine baktı. Ella le devolvió una expresión apacible. She gave him back a gentle expression. Sakin bir ifadeyle karşılık verdi. El tren acabó de pitar y disminuyó la marcha. The train finished whistling and slowed down. Tren ıslık çalmayı bitirdi ve yavaşladı. Un momento después se detuvo. A moment later he stopped. Bir an sonra durdu.

No había nadie en la estación. There was no one at the station. İstasyonda kimse yoktu. Del otro lado de la calle, en la acera sombreada por los almendros, sólo estaba abierto el salón de billar. On the other side of the street, on the sidewalk shaded by almond trees, only the pool hall was open. Sokağın diğer tarafında, badem ağaçlarının gölgelediği kaldırımda sadece bilardo salonu açıktı. El pueblo flotaba en el calor. The town floated in the heat. Kasaba sıcakta yüzdü. La mujer y la niña descendieron del tren, atravesaron la estación abandonada cuyas baldosas empezaban a cuartearse por la presión de la hierba, y cruzaron la calle hasta la acera de sombra. The woman and the girl got off the train, walked across the abandoned station whose tiles were beginning to crack from the pressure of the grass, and crossed the street to the shaded sidewalk. Kadın ve kız trenden indiler, fayansları çimlerin baskısı altında çatlamaya başlayan terk edilmiş istasyonu geçtiler ve caddeyi geçerek gölgeli kaldırıma ulaştılar.

Eran casi las dos. It was almost two o'clock. Neredeyse iki olmuştu. A esa hora, agobiado por el sopor, el pueblo hacía la siesta. At that hour, overwhelmed by drowsiness, the people were taking a nap. O saatte, uyuşukluktan bunalmış olan kasaba, bir siesta yaptı. Los almacenes, las oficinas públicas, la escuela municipal, se cerraban desde las once y no oían a abrirse hasta un poco antes d e las cuatro, cuando pasaba el tren de regreso. The stores, the public offices, the municipal school, were closed from eleven o'clock and did not open until a little before four o'clock, when the return train passed. Mağazalar, kamu daireleri, belediye okulu saat on birden itibaren kapalıydı ve dönüş treninin geçtiği saat dördü biraz geçinceye kadar açıldığı duyulmadı. Sólo permanecían abiertos el hotel frente a la estación, su cantina y su salón de billar, y la oficina del telégrafo a un lado de la plaza. Only the hotel in front of the station, its canteen and billiard room, and the telegraph office on one side of the square remained open. Sadece istasyonun karşısındaki otel, kantin ve bilardo salonu ve meydanın bir tarafındaki telgrafhane açık kaldı. Las casas, en su mayoría construidas sobre el modelo de la compañía bananera, tenían las puertas cerradas por dentro y las persianas bajas. The houses, mostly built on the banana company model, had the doors locked from the inside and the shutters down. Çoğunlukla muz şirketinin maketi üzerine inşa edilen evlerin kapıları içeriden kilitlenmiş ve panjurları çekilmişti. En algunas hacía tanto calor que sus habitantes almorzaban en el patio. In some of them it was so hot that the inhabitants ate lunch in the courtyard. Bazılarında o kadar sıcaktı ki, sakinleri verandada öğle yemeği yedi. Otros recostaban un asiento a la sombra de los almendros y hacían la siesta en plena calle. Others would take a seat in the shade of the almond trees and take a nap in the middle of the street. Diğerleri badem ağaçlarının gölgesinde bir koltuğa uzanıp sokağın ortasında öğle uykusuna yattı.

Buscando siempre la protección de los almendros la mujer y la niña penetraron en el pueblo sin perturbar la siesta. Her zaman badem ağaçlarının korumasını arayan kadın ve kız, siestayı bozmadan kasabaya girdiler. Fueron directamente a la casa cural. They went directly to the parsonage. Doğrudan rektörlüğe gittiler. La mujer raspó con la uña la red metálica de la puerta, esperó un instante y volvió a llamar. The woman scraped with her fingernail the metal netting on the door, waited a moment and knocked again. Kadın tırnağıyla kapının metal ızgarasını sıyırdı, biraz bekledi ve kapıyı tekrar çaldı. En el interior zumbaba un ventilador eléctrico. Inside, an electric fan whirred. İçeride bir elektrikli vantilatör vızıldadı. No se oyeron los pasos. No footsteps were heard. Ayak sesleri duyulmadı. Se oyó apenas el leve crujido de una puerta y en seguida una voz cautelosa muy cerca de la red metálica: «¿Quién es?». There was just the faint creak of a door and then a cautious voice very close to the metal net: "Who is it?". Bir kapının hafif gıcırtısı zar zor duyuldu ve ardından metal ağın çok yakınından temkinli bir ses geldi: "Kim o?" La mujer trató de ver a través de la red metálica. The woman tried to see through the metal netting. Kadın metal ağdan görmeye çalıştı.

—Necesito al padre —dijo. -I need the father," he said. "Babana ihtiyacım var" dedi.

—Ahora está durmiendo. -He is sleeping now. -Şimdi uyuyor.

—Es urgente —insistió la mujer. "Acil," diye ısrar etti kadın.

Su voz tenía una tenacidad reposada. His voice had a quiet tenacity. Sesinde sakin bir kararlılık vardı.

La puerta Se entreabrió sin ruido y apareció una mujer madura y regordeta, de cutis muy pálido y cabellos color de hierro. Kapı biraz sessizce açıldı ve oldukça solgun bir tene ve demir rengi saçlara sahip, tombul, orta yaşlı bir kadın belirdi. Los ojos parecían demasiado pequeños detrás de los gruesos cristales de los lentes. The eyes seemed too small behind the thick lenses of the glasses. Gözlüklerin kalın camlarının ardındaki gözler çok küçük görünüyordu.

—Sigan —dijo, y acabó de abrir la puerta. -Go on," he said, and finished opening the door. "Devam et," dedi ve kapıyı açmayı bitirdi.

Entraron, en una sala impregnada de un viejo olor de flores. They entered, in a room impregnated with an old flower scent. Eski bir çiçek kokusuyla dolu bir odaya girdiler. La mujer de la casa las condujo hasta un escaño de madera y les hizo señas de que se sentaran. The woman of the house led them to a wooden seat and motioned them to sit down. Evin kadını onları tahta bir sıraya götürdü ve oturmalarını işaret etti. La niña lo hizo, pero su madre permaneció de pie, absorta, con la cartera apretada en las dos manos. The girl did so, but her mother remained standing, absorbed, with her purse clenched in both hands. Kız yaptı, ama annesi çantasını iki eliyle kavrayarak, dalgın, ayakta kaldı. No se percibía ningún ruido detrás del ventilador eléctrico. No noise was perceived behind the electric fan. Elektrikli fanın arkasında ses yoktu.

La mujer de la casa apareció en la puerta del fondo. The woman of the house appeared at the back door. Evin kadını uzak kapıda belirdi.

—Dice que vuelvan después de las tres —dijo en voz muy baja—. -He said to come back after three o'clock," he said in a very low voice. Çok alçak sesle, "Üçten sonra gelmemi söylüyor," dedi. Se acostó hace cinco minutos. He went to bed five minutes ago. Beş dakika önce yattı.

—El tren se va a las tres y media —dijo la mujer. -The train leaves at half past three," said the woman. "Tren üç buçukta kalkıyor," dedi kadın.

Fue una réplica breve y segura, pero la voz seguía siendo apacible, con muchos matices. It was a brief and confident rejoinder, but the voice was still gentle, with many nuances. Kısa, kendinden emin bir cevaptı ama ses pek çok nüansla birlikte hala küçüktü. La mujer de la casa sonrió por primera vez. The woman of the house smiled for the first time. Evin kadını ilk kez gülümsedi.

—Bueno —dijo.

Cuando la puerta del fondo volvió a cerrarse la mujer se sentó junto a su hija. When the door at the back closed again, the woman sat down next to her daughter. Arka kapı tekrar kapandığında kadın kızının yanına oturdu. La angosta sala de espera era pobre, ordenada y limpia. The narrow waiting room was poor, tidy and clean. Dar bekleme odası kötü, derli toplu ve temizdi. Al otro lado de una baranda de madera que dividía la habitación, había una mesa de trabajo, sencilla, con un tapete de hule, y encima de la mesa una máquina de escribir primitiva junto a un vaso con flores. On the other side of a wooden railing that divided the room, there was a simple work table with a rubber mat, and on top of the table a primitive typewriter next to a glass with flowers. Odayı bölen ahşap bir korkuluğun diğer tarafında muşamba hasırlı basit bir çalışma masası ve masanın üzerinde çiçekli bir vazonun yanında ilkel bir daktilo vardı. Detrás estaban los archivos parroquiales. Arkasında kilise arşivleri vardı. Se notaba que era un despacho arreglado por una mujer soltera. You could tell it was an office arranged by a single woman. Bekar bir kadın tarafından ayarlanan bir ofis olduğunu söyleyebilirsin.

La puerta del fondo se abrió y esta vez apareció el sacerdote limpiando los lentes con un pañuelo. The door at the back opened and this time the priest appeared, wiping his glasses with a handkerchief. Arka kapı açıldı ve bu kez bir mendille gözlüklerini silen rahip göründü. Sólo cuando se los puso pareció evidente que era hermano de la mujer que había abierto la puerta. Only when he put them on did it seem obvious that he was the brother of the woman who had opened the door. Kapıyı açan kadının kardeşi olduğu ancak onları giydiğinde anlaşıldı.

—¿Qué se le ofrece? -What can I do for you? -Sizin için ne yapabilirim? —preguntó.

—Las llaves del cementerio —dijo la mujer. -The keys to the cemetery," said the woman. "Mezarlığın anahtarları," dedi kadın.

La niña estaba sentada con las flores en el regazo y los pies cruzados bajo el escaño. The girl was sitting with flowers in her lap and her feet crossed under the seat. Kız kucağında çiçeklerle oturuyordu ve ayakları taburenin altında bağdaş kurmuştu. El sacerdote la miró, después miró a la mujer y después, a través de la red metálica de la ventana, el cielo brillante y sin nubes. The priest looked at her, then looked at the woman and then, through the metal netting of the window, at the bright, cloudless sky. Rahip önce ona, sonra kadına, sonra da pencerenin metal ızgarasından parlak, bulutsuz gökyüzüne baktı.

—Con este calor —dijo—. -In this heat," he said. "Bu sıcakta" dedi. Han podido esperar a que bajara el sol. They could have waited until the sun went down. Güneşin batmasını bekleyebilirlerdi.

La mujer movió la cabeza en silencio. The woman shook her head silently. Kadın sessizce başını salladı. El sacerdote pasó del otro lado de la baranda, extrajo del armario un cuaderno forrado de hule, un plumero de palo y un tintero, y se sentó a la mesa. The priest passed from the other side of the railing, extracted from the cupboard a notebook lined with oilcloth, a stick duster and an inkwell, and sat down at the table. Rahip parmaklığın diğer tarafına gitti, dolaptan muşamba kaplı bir defter, tahta bir tüy silgi ve bir mürekkep hokkası alıp masaya oturdu. El pelo que le faltaba en la cabeza le sobraba en las manos. The hair that was missing on his head was left over on his hands. Kafasında dökülen saçlar ellerinde kalmıştı.

—¿Qué tumba van a visitar? -Which tomb are you going to visit? "Hangi mezarı ziyaret edeceksin?" —preguntó.

—La de Carlos Centeno —dijo la mujer. "Carlos Centeno'nun," dedi kadın.

—¿Quién? -DSÖ?

—Carlos Centeno —repitió la mujer. El padre siguió sin entender. The father still did not understand. Baba yine anlamadı.

—Es el ladrón que mataron aquí la semana pasada —dijo la mujer en el mismo tono—. Kadın aynı ses tonuyla, "Geçen hafta burada öldürülen hırsız bu," dedi. Yo soy su madre. Ben onun annesiyim.

El sacerdote la escrutó. Rahip onu inceledi. Ella lo miró fijamente, con un dominio reposado, y el padre se ruborizó. She stared at him, with a reposeful dominance, and the father blushed. Sakin ve kontrollü bir şekilde ona baktı ve babası kızardı. Bajó la cabeza para escribir. He put his head down to write. Yazmak için başını eğdi. A medida que llenaba la hoja pedía a la mujer los datos de su identidad, y ella respondía sin vacilación, con detalles precisos, como si estuviera leyendo. As he filled out the sheet he asked the woman for her identity data, and she answered without hesitation, with precise details, as if she were reading. Kâğıdı doldururken kadına kimliğini sormuş, kadın da hiç duraksamadan, ayrıntılarıyla, sanki okuyormuş gibi cevap vermiş. El padre empezó a sudar. Baba terlemeye başladı. La niña se desabotonó la trabilla del zapato izquierdo, se descalzó el talón y lo apoyó en el contrafuerte. The girl unbuttoned the belt loop of her left shoe, took off her heel and rested it on the heel counter. Kız sol ayakkabısının askısını açtı, topuğundan kaydı ve payandaya dayadı. Hizo lo mismo con el derecho. Sağda da aynısını yaptı.

Todo había empezado el lunes de la semana anterior, a las tres de la madrugada y a pocas cuadras de allí. It had all started on Monday of the previous week, at three o'clock in the morning and a few blocks away. Her şey geçen hafta Pazartesi günü sabahın üçünde ve oradan birkaç blok ötede başlamıştı. La señora Rebeca, una viuda solitaria que vivía en una casa llena de cachivaches, sintió a través del rumor de la llovizna que alguien trataba de forzar desde afuera la puerta de la calle. Mrs. Rebecca, a lonely widow who lived in a house full of junk, sensed through the drizzling sound of drizzle that someone was trying to break in from outside the street door. Hurdalarla dolu bir evde yaşayan yalnız bir dul olan Bayan Rebeca, çiseleyen yağmurun sesinden birinin dışarıdan sokağa açılan kapıyı zorlamaya çalıştığını hissetti. Se levantó, buscó a tientas en el ropero un revólver arcaico que nadie había disparado desde los tiempos del coronel Aureliano Buendía, y fue a la sala sin encender las luces. He got up, groped in the closet for an archaic revolver that no one had fired since the days of Colonel Aureliano Buendía, and went to the living room without turning on the lights. Ayağa kalktı, Albay Aureliano Buendia'nın günlerinden beri kimsenin ateşlemediği eski bir tabancayı el yordamıyla dolapta aradı ve ışıkları yakmadan oturma odasına girdi. Orientándose no tanto por el ruido de la cerradura como por un terror desarrollado en ella por 28 años de soledad, localizó en la imaginación no sólo el sitio donde estaba la puerta sino la altura exacta de la cerradura. Orienting herself not so much by the noise of the lock as by a terror developed in her by 28 years of loneliness, she located in imagination not only the place where the door was but the exact height of the lock. Kilidin gürültüsünden çok 28 yıllık yalnızlığın içinde geliştirdiği bir korkunun rehberliğinde, hayal gücünde sadece kapının olduğu yeri değil, kilidin tam yüksekliğini de buldu. Agarró el arma con las dos manos, cerró los ojos y apretó el gatillo. He grabbed the gun with both hands, closed his eyes and pulled the trigger. Silahı iki eliyle kavradı, gözlerini kapattı ve tetiği çekti. Era la primera vez en su vida que disparaba un revólver. It was the first time in his life that he had ever fired a revolver. Hayatında ilk kez bir tabancayı ateşlemişti. Inmediatamente después de la detonación no sintió nada más que el murmullo de la llovizna en el techo de cinc. Immediately after the detonation he felt nothing but the murmur of drizzle on the zinc roof. Patlamanın hemen ardından, teneke çatıda çiseleyen yağmurun mırıltısından başka bir şey hissetmedi. Después percibió un golpecito metálico en el andén de cemento y una voz muy baja, apacible, pero terriblemente fatigada: «Ay, mi madre». Then he heard a metallic tapping on the cement platform and a very low, gentle, but terribly tired voice: "Oh, my mother". Sonra beton platformda metalik bir vuruş ve çok alçak bir ses duydu, huzurlu ama son derece yorgun: "Ah, anneciğim." El hombre que amaneció muerto frente a la casa, con la nariz despedazada, vestía una franela a rayas de colores, un pantalón ordinario con una soga en lugar de cinturón, y estaba descalzo. The man who was found dead in front of the house, his nose torn to pieces, was wearing a colorful striped flannel, ordinary pants with a rope instead of a belt, and was barefoot. Burnu ezilmiş halde evin önünde ölü olarak uyanan adam, renkli çizgili pazen, kemer yerine ipli sıradan bir pantolon giymişti ve ayakları yalınayaktı. Nadie lo conocía en el pueblo. No one knew him in the village. Kasabada kimse onu tanımıyordu.

—De manera que se llamaba Carlos Centeno —murmuró el padre cuando acabó de escribir. -So his name was Carlos Centeno," the father muttered when he finished writing. "Demek adı Carlos Centeno'ydu," diye mırıldandı babası yazmayı bitirdiğinde.

—Centeno Ayala —dijo la mujer—. -Centeno Ayala," said the woman. "Centeno Ayala," dedi kadın. Era el único varón. He was the only male. O tek erkekti.

El sacerdote volvió al armario. The priest returned to the closet. Rahip dolaba geri döndü. Colgadas de un clavo en el, interior de la puerta había dos llaves grandes y oxidadas, como la niña imaginaba y como imaginaba la madre cuando era niña y como debió imaginar el propio sacerdote alguna vez que eran las llaves de San Pedro. Hanging from a nail on the, inside of the door were two large, rusty keys, as the girl imagined and as the mother imagined as a child and as the priest himself must have once imagined they were the keys of St. Peter. Kapının iç tarafındaki bir çividen iki büyük, paslı anahtar sarkıyordu, tıpkı kızın ve annesinin çocukken hayal ettiği gibi ve bir zamanlar rahibin kendisinin de bunların Aziz Petrus'un anahtarları olduğunu hayal etmiş olması gerektiği gibi. Las descolgó, las puso en el cuaderno abierto sobre la baranda y mostró con el índice un lugar en la página escrita, mirando a la mujer. He took them down, put them in the open notebook on the railing and showed with his index finger a place on the written page, looking at the woman. Onları indirdi, korkuluktaki açık deftere koydu ve kadına bakarak işaret parmağıyla yazılı sayfada bir yer gösterdi.

—Firme aquí. -Sign me here. -Burayı imzalayın.

La mujer garabateó su nombre, sosteniendo la cartera bajo la axila. The woman scribbled her name, holding the wallet under her armpit. Kadın çantayı koltuk altında tutarak adını yazdı. La niña recogió las flores, se dirigió a la baranda arrastrando los zapatos y observó atentamente a su madre. The little girl picked up the flowers, shuffled over to the railing and watched her mother carefully. Kız çiçekleri topladı, ayakkabılarını sürükleyerek tırabzana gitti ve dikkatle annesini izledi.

El párroco suspiró. Parroco iç çekiyor.

—¿Nunca trató de hacerlo entrar por el buen camino? -You never tried to get him on the right track? "Onu hiç doğru yola sokmaya çalışmadın mı?"

La mujer contestó cuando acabó de firmar. The woman answered when she finished signing. Kadın imzalamayı bitirdiğinde cevap verdi.

—Era un hombre muy bueno. “O çok iyi bir adamdı.

El sacerdote miró alternativamente a la mujer y a la niña y comprobó con una especie de piadoso estupor que no estaban a punto de llorar. The priest looked alternately at the woman and the girl and checked with a kind of pious amazement that they were not about to cry. Rahip dönüşümlü olarak kadın ve kıza baktı ve dindar bir şaşkınlıkla ağlamak üzere olmadıklarını doğruladı. La mujer continuó inalterable: The woman continued unchanged: Kadın umursamadan devam etti:

—Yo le decía que nunca robara nada que le hiciera falta a alguien para comer, y él me hacía caso. -I would tell him never to steal anything that someone needed to eat, and he would listen to me. -Birinin yemesi gereken hiçbir şeyi çalmamasını söyledim ve beni dinledi. En cambio, antes, cuando boxeaba, pasaba hasta tres días en la cama postrado por los golpes. On the other hand, when I used to box, I would spend up to three days in bed prostrated by the blows. Öte yandan, daha önce boks yaptığında, darbelerden üç gün kadar yatakta secde ederdi.

—Se tuvo que sacar todos los dientes —intervino la niña. -He had to pull out all his teeth," said the girl. "Bütün dişlerini çekmek zorunda kaldı," diye araya girdi kız.

—Así es —confirmó la mujer—. -That's right," the woman confirmed. Cada bocado que me comía en ese tiempo me sabía a los porrazos que le daban a mi hijo los sábados a la noche. Every bite I ate at that time tasted like the slapping my son would get on Saturday nights. Bu süre zarfında yediğim her lokma, oğlumun cumartesi geceleri yediği dayak gibiydi.

—La voluntad de Dios es inescrutable —dijo el padre. -God's will is inscrutable," said the father. Baba, "Tanrı'nın iradesi anlaşılmaz," dedi.

Pero lo dijo sin mucha convicción, en parte porque la experiencia lo había vuelto un poco escéptico, y en parte por el calor. But he said it without much conviction, partly because the experience had made him a bit skeptical, and partly because of the heat. Ama bunu pek inanmadan söyledi, kısmen deneyim onu biraz şüpheci yaptığından, kısmen de sıcaktan. Les recomendó que se protegieran la cabeza para evitar la insolación. He recommended that they protect their heads to avoid sunstroke. Güneş çarpmasını önlemek için başlarını korumalarını tavsiye etti. Les indicó bostezando y ya casi completamente dormido, cómo debían hacer para encontrar la tumba de Carlos Centeno. Yawning and almost completely asleep, he told them how to find Carlos Centeno's grave. Esneyerek ve neredeyse tamamen uyurken onlara Carlos Centeno'nun mezarını nasıl bulmaları gerektiğini anlattı. Al regreso no tenían que tocar. On their return they did not have to play. Döndüklerinde oynamak zorunda kalmadılar. Debian meter la llave por debajo de la puerta, y poner allí mismo, si tenían, una limosna para la Iglesia. They should put the key under the door, and put there, if they had it, an alms for the Church. Anahtarı kapının altına koymalı ve varsa, Kilise için sadakaları oraya koymalıdırlar. La mujer escuchó las explicaciones con atención, pero dio las gracias sin sonreír. The woman listened to the explanations attentively, but said thank you without smiling. Kadın açıklamaları dikkatle dinledi ama gülümsemeden teşekkür etti.

Desde antes de abrir la puerta de la calle el padre se dio cuenta de que había alguien mirando hacia adentro, las narices aplastadas contra la red metálica. Even before opening the door to the street, the father realized that someone was looking in, noses flattened against the metal netting. Baba, sokağa açılan kapıyı açmadan önce birinin burunlarını metal ağa dayayarak içeri baktığını fark etti. Era un grupo de niños. Bir grup çocuktu. Cuando la puerta se abrió por completo los niños se dispersaron. Kapı tamamen açıldığında çocuklar dağıldı. A esa hora, de ordinario, no había nadie en la calle. At that hour, as usual, there was no one on the street. O zamanlar normalde sokakta kimse olmazdı. Ahora no sólo estaban los niños. Now it was not only the children. Şimdi sadece çocuklar değildi. Había grupos bajo los almendros. There were groups under the almond trees. Badem ağaçlarının altında gruplar oluştu. El padre examinó la calle distorsionada por la reverberación, y entonces comprendió. The father examined the street distorted by the reverberation, and then he understood. Baba, yankılanmayla bozulan sokağı inceledi ve sonra anladı. Suavemente volvió a cerrar la puerta. He gently closed the door again. Kapıyı tekrar yavaşça kapattı.

—Esperen un minuto —dijo, sin mirar a la mujer. -Wait a minute," he said, without looking at the woman. "Bir dakika" dedi kadına bakmadan.

Su hermana apareció en la puerta del fondo, con una chaqueta negra sobre la camisa de dormir y el cabello suelto en los hombros. His sister appeared in the doorway at the back, wearing a black jacket over her nightshirt and her hair loose on her shoulders. Kız kardeşi, geceliğinin üzerine siyah bir ceket giymiş, saçları omuzlarına dökülmüş, uzaktaki kapıda belirdi. Miró al padre en silencio. He looked at the father in silence. Sessizce babasına baktı.

—¿Qué fue? -What was it? "Bu neydi?" —preguntó él.

—La gente se ha dado cuenta. -People have noticed. "İnsanlar fark etti.

—Es mejor que salgan por la puerta del patio —dijo el padre. -You'd better go out the courtyard door," said the father. "Veranda kapısından çıkmaları daha iyi," dedi baba.

—Da lo mismo —dijo su hermana—. -It's all the same," said his sister. "Önemli değil," dedi ablası. Todo el mundo está en las ventanas. Everyone is at the windows. Herkes pencerelerde.

La mujer parecía no haber comprendido hasta entonces. The woman seemed not to have understood until then. Kadın o zamana kadar anlamamış gibiydi. Trató de ver la calle a través de la red metálica. He tried to see the street through the metal netting. Metal ağdan sokağı görmeye çalıştı. Luego le quitó el ramo de flores a la niña y empezó a moverse hacia la puerta. Then she took the bouquet of flowers from the girl and began to move toward the door. Sonra buketi kızdan aldı ve kapıya doğru ilerlemeye başladı. La niña la siguió. The girl followed her. Kız onu takip etti.

—Esperen a que baje el sol —dijo el padre. -Wait until the sun goes down," said the father. "Güneş batana kadar bekle," dedi baba.

—Se van a derretir —dijo su hermana, inmóvil en el fondo de la sala—. -They're going to melt," said his sister, motionless in the back of the room. "Eriyecekler," dedi ablası, odanın arka tarafında kıpırdamadan. Espérense y les presto una sombrilla. Wait and I'll lend you an umbrella. Bekle, sana bir şemsiye ödünç vereceğim.

—Gracias —replicó la mujer—. -Thank you," the woman replied. Así vamos bien. We are doing well. Yani iyi gidiyoruz.

Tomó a la niña de la mano y salió a la calle. He took the girl by the hand and walked out into the street. Kızın elinden tuttu ve sokağa çıktı.