T2E3
Caso 63, temporada 2, episodio 3, olvida todo lo que crees.
Para el registro, 27 de noviembre del 2012.
Hoy di de alta a la paciente Emilia Sanz.
Fue una despedida extraña.
Sé cómo funciona la mente, o creo saberlo, pero también sé que no sé nada.
No basta con ponerle nombres a las estructuras o a las enfermedades para decir que las entendemos.
En el siglo pasado, alguien ponía nombres en un mapa o un territorio y eso lo aliviaba.
Pero eso no significaba nada.
Es solo un nombre.
¿Quién es Emilia Sanz?
¿Qué pasa en su mente?
¿Por qué el relato que diseñó para escapar del dolor me hace tanto sentido?
¿Es el futuro un lugar seguro?
Cuando nos despedimos, sentí con mayor fuerza que nos conocíamos.
Que en su mirada había algo, algo antiguo, una especie de lazo que solo sentí con mi mujer cuando hablábamos en la oscuridad o nos quedábamos en silencio.
No, debo borrar este registro.
Esto no se trata de mí, se trata de la paciente 63, Emilia Sanz.
Ficha que acabo de cerrar y que dormirá en un estante en los archivos del hospital llenándose de polvo.
Pasa.
¿Por qué me grabas?
Vas a necesitar escuchar esta grabación más adelante. Créeme, será útil para lo que viene, para tu recuperación.
¿Qué es este lugar?
¿Cómo? Espera.
Ahora sí, ¿un café?
¿Dónde están mis cosas?
¿Tus cosas?
Mis cosas.
Este lugar no parece... no es un hogar.
¿Hace cuánto...?
No, no, no, no, no, no quiero...
¿Hace cuánto?
¿Hace cuánto?
¿Hace cuánto?
No, no, no, no, no, no quiero que limpies.
Quiero que me muestres mis cosas.
Las cosas... de mi hijo.
No tengo café, lo siento.
¿Qué haces?
Tomo mi medicación, son las 11.
No, no, no tomes nada.
Gaspar, que...
¿Tienes más? Dámelas todas.
No, no, no, solo mi medicación. Me ayudan en mi recuperación.
¡Ey! ¿Qué estás haciendo?
Escúchame bien.
Estoy muy confundida, necesito esas pastillas.
No, no, necesitas escucharme.
¿Estás aquí? ¿Estás aquí conmigo?
Sí, sí, sí, solo que estoy confundida.
Es natural, ¿no? Es parte de la recuperación.
Pero, pero este lugar...
Mírame bien, respira. Estás acá.
Este es el lugar donde tienes que estar.
Esta no es mi casa.
No, no, no lo es.
¿No lo es? ¿Dónde estamos?
Esta es mi casa.
No estamos casados.
Tranquila.
No, no, no me siento bien.
Concéntrate.
Voy a vomitar.
Por favor.
Necesito un poco de agua.
Era la única manera de sacarte del hospital, ¿entiendes?
Me imagino que te hace más sentido no ser mi esposa.
No soy...
¿Qué haces? Suéltese cuchillo.
Quédate ahí.
No, no, no.
No te muevas. No te muevas o grito.
No, no te vayas. No, no puedes irte.
¿Por qué estás haciendo esto?
¿Estás enfermo?
Toda esta mierda, computadores, impresoras, revistas, basura.
No te vayas, Beatriz.
No juegues conmigo, por la puta.
Te dije, te dije que eres una mujer muy importante.
Y no solo para mí.
Eres la mujer más importante del mundo, Beatriz.
No me digas así.
Te dije, te dije también que cuando estuvieras en casa todo tendría sentido.
Esta no es mi casa.
Ese no es mi nombre.
No, yo tengo que volver al hospital.
¡No!
Yo estoy enferma.
Estoy enferma y no me estás ayudando.
Tengo que salir de aquí.
Cometiste un error en el futuro, pero yo te voy a ayudar a repararlo.
Por eso te enviaron acá, Beatriz.
¿Qué?
¿Qué estás diciendo?
Mi nombre real es Gaspar Marín.
Tú sabes quién soy yo y por eso yo sé quién eres tú.
Pero para mí, esta es la primera vez que nos encontramos.
Al menos en el mundo real. Es la primera vez.
Soñé contigo.
En mi sueño ibas a verme.
Decías que era un impostor.
Estudio Ingeniería Civil Eléctrica en la Universidad Santa María.
Soy escritor aficionado de ciencia ficción.
Pertenezco a varios foros, entre ellos Wikidot y la recién creada Fundación SCP.
Y en uno de los foros me llegó un mensaje encriptado.
El jueves 5 de enero de 2011.
Un mensaje anónimo en Reddit que decía
Hay un mensaje oculto en esta imagen. Encuéntralo.
Bueno, lo resolví.
En criptografía básica hay algo de cultura medieval.
No entiendo un carajo de lo que dices.
No necesito que lo entiendas, solo que me escuches.
Esto era un puzle y lo resolví.
La solución real me llevaba a un link.
Era un sitio extraño. Se llama la Derecha.
Era un sitio extraño. Se llama la Biblioteca de Babel.
Por un cuento de Borges.
Infinitos libros, infinitas combinaciones.
Un programa que escribe libros con combinaciones de letras a la salida.
No, no, no, no. Para, para.
Las instrucciones. No voy a seguir escuchando. No puedo más.
No te muevas.
Lo puedes googlear. Mira.
Déjame mostrártelo.
Es solo una página de internet.
Ok. Hazlo rápido.
En uno de ellos obtuve el mensaje. ¿Ves?
Parecen letras al azar, pero si le aplicas la clave,
mi piedra roseta,
listo. El mensaje ordenado.
Información sensible que proviene de otro tiempo.
Un mensaje para ti.
Esto es imposible.
Tú estás...
Tú estás jugando con mi mente.
No. No, es real.
Esto no lo puedo inventar yo.
Fueron ingeniosos.
Un mensaje dentro de letras aleatorias.
¿Qué, qué mensaje?
Digo, ¿qué tipo de mensaje?
He tenido que hacer una labor de desencriptado colosal.
¿Ves esos tres computadores?
Durante meses estuvieron corriendo día y noche para minar la información que los hombres del futuro,
así les digo, me enviaron.
No te preocupes. He sido muy cuidadoso.
¿Tú llevaste mi ficha clínica?
¿Tú dijiste que había un mensaje?
¿Que había estado bajo tratamiento?
¿La pérdida de mi hijo?
¿Tú me mostraste el libro de donde saqué...
de donde saqué mi historia?
Si bajas ese cuchillo te puedo explicar todo.
No. No, no, no. Esto no puede estar pasado.
Beatriz.
No te acerques.
Déjame traerte agua.
Siento que me voy a morir.
No. Estás teniendo una crisis de pánico.
Tú eres doctora. Tú sabes cómo controlar esto.
Concéntrate. Respira. Respira.
Eso todo está bien.
Necesitas conocer la verdad, Beatriz.
Eres capaz.
Está bien.
Habla.
En el mensaje venían todas las instrucciones listas.
Solo tuve que descifrarlas y ahí estaba.
El guión completo de lo que tenía que representar.
Y los materiales para imprimir. Fichas clínicas falsas, identificaciones.
Cada cosa que te dije.
Cada documento que le entregué al doctor Correa y al hospital.
Todo lo imprimí yo.
Las instrucciones decían a qué hora yo entraría en escena.
Hasta tuve que comprarme ropa.
Con mi propio dinero porque me pagaron con bitcoins.
Una criptomoneda que vale 13 dólares pero que según ellos será verdadera fortuna en el futuro.
Y que deberé venderlos antes de las 23.40 del 14 de abril del 2026 si no quiero perderlo todo.
Lo que te dije ayer.
Esos minutos en que estuvimos juntos.
Lo practiqué.
Durante un año. Frente al espejo. Muchas veces dudé que fuera real.
Pruebas.
¿Pruebas?
Pruébame que recibiste información del futuro.
Sí. Deja ver.
Aquí.
Greta Tintín Eleonora Ernman Thunberg.
Estocolmo. No debería conocerla, ¿o sí?
¿Quién es?
No es posible.
Mira. 2021. Un vikingo asalta el Capitolio de los Estados Unidos. Es una broma, ¿no?
¿Y la psiquiatra con mi nombre también es mentira?
No. Esa psiquiatra existe.
Eres tú. En esta línea.
Pero no debes verla. No debes crear vórtex con líneas alternativas. No, no, no.
¿Mi hijo? ¿Qué pasó con mi hijo?
Nunca has tenido un hijo.
Nunca has tenido un hijo. Eso es fácil de comprobar. Eres médico.
¿Tienes una cicatriz de una cesárea? ¿Estrías abdominales? ¿Cicatrices?
Tú sabes. O en tus pechos. Pigmentación. La línea alba.
Basta, basta, basta.
¿Ese libro el que llevaste, también lo imprimiste?
No. No. Eso es extraño. El libro es real. El autor es real.
Lo escribió un tipo en el 81. Tengo una teoría.
El autor del libro tuvo un evento Garnier-Malette.
Los tipos del futuro le deslizaron información de Wuhan, del virus, de la pandemia.
No sé si lo hicieron para este momento o hay otros viajeros en otras líneas haciendo lo que tú tienes que hacer en esta.
He investigado sobre eso. Hay un estudio de un famoso científico por aquí en el...
Bueno, no importa.
Que establece que la combinación de murciélagos en mercados de comida son una bomba de tiempo.
Si uno sabe buscar, está lleno de advertencias.
Cuidado con la inteligencia artificial, cuidado con los algoritmos, cuidado con el calentamiento global.
Cientos de películas advirtiéndonos a vista de millones de personas. ¿Y sirvió para algo?
Lo único que cambia el futuro son las acciones.
Nadie le hace caso a las palabras. Periodistas, políticos, escritores.
Solo palabras. Ellos no cambian nada.
El futuro nunca ha sido cambiado por las palabras. Acciones. Así se construye el futuro.
No sé qué es real y qué no.
¿Qué se supone que tenemos que hacer?
Lo siento. Tenía que convencerte. Tenías que convencerte de que todo era una ilusión.
Tú sabes que graban todo en esas salas de entrevistas. Nos hubieran descubierto.
¿Puedes decirme mi nombre?
Elisa Beatriz Aldunates y Fuentes.
La mujer tatuada que viaja desde el 2022 para recoger la vida de su hijo.
La mujer tatuada que viaja desde el 2022 para revertir Pegaso en el 2012.
Sé que en el fondo, esta realidad que te digo, te hace muchísimo más sentido que la que creíste hasta hace unas horas.
¿Que estoy loca?
Tú nunca estuviste loca, Beatriz. Ahora debes escuchar esto.
¿Qué es?
Toma, ponte estos auriculares.
Es una grabación del futuro con tus instrucciones personales.
Yo no puedo estar presente. Es información sensible.
No te voy a explicar todo lo que tardé en codificarlo cerca de nueve minutos.
Fue lo primero que llegó octubre de 2011.
Este archivo que escucharás ahora ha demorado un año catorce días en descargarse.
Voy a comprar café y así podrás estar a solas.
De nuevo.
Con Pedro Reuter.
¿Estás lista, Beatriz?
Sí. Estoy lista.
Hola. Tanto tiempo, Beatriz.
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