T2E9
Caso 63, temporada 2, episodio 9, Vuelo recuperado.
Para el registro, visita nocturna a la casa de Vicente.
De buen humor. Una Beatriz que sonríe, me gusta eso.
Ya, bueno, aquí hay toallas, hay ropa de cama y si necesitas algo...
¿Quién tomó esa fotografía?
¿Te gusta? La hizo mi mujer. Atardecer en Roma.
La tomó y luego la amplió del tamaño de toda la pared.
Cuando despierto a veces creo que es la vista desde mi ventana.
Si quieres puedo dormir en el living.
No, no, para nada. María se va a quedar en la casa de una amiga esta noche.
No le va a preocupar que yo use su cama.
Ayer terminó el colegio, así que está oficialmente de vacaciones.
Estamos planeando dónde ir.
¿Ya han pensado en algún destino?
Tenemos un par de ideas.
Muy bien.
Y gracias, Vicente. No sabía dónde ir.
Considera que esta es tu casa.
Esa gran foto me recuerda algo.
Fue su última fotografía.
A veces me quedo mirando esa imagen.
Un trozo de luz y tiempo congelado.
Discutimos mucho ese viaje.
Tratamos de ver, no sé, todos los lugares tradicionales, pero las fuentes, las calles, todo estaba lleno de gente.
Venecia igual, turistas, miles por todos lados, agolpados.
En ocho años más, a lo menos por algunos meses, todos esos lugares van a estar vacíos.
Con delfines en Venecia y el agua de nuevo limpia.
Es lo primero que escucho del futuro que me gusta.
Bueno, te dejo. Si necesitas algo, cualquier cosa, tú me dices.
Gracias.
Hola.
¿Te gustaría que...
...te acompañara?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
¿Te gustaría que... que prepare...
Dime qué ves.
Veo que una mujer extraña y bella me besa.
Veo que...
¿Qué ves?
Tristeza.
Dime qué ves.
Confianza.
Cercanía, intimidad.
¿Me puedes abrazar?
Abrazar fuerte.
Hace tanto tiempo que no hago esto.
¿Quieres que me detenga?
Apaga eso.
¿Aquí tienes un café?
¿Qué haces con esa libreta?
¿Qué estás escribiendo? ¿Ya no te basta con grabar todo?
Esta máquina no graba mis pensamientos.
¿Qué es lo que está grabando?
¿Qué es lo que está escribiendo?
¿Qué es lo que está escribiendo?
¿Qué es lo que está escribiendo?
¿Qué es lo que está escribiendo?
Gracias por el café.
No pude evitar mirar en detalle tu tatuaje esta mañana.
Es bello.
Así que ella tomó esa foto.
Háblame de tu mujer.
Era muy divertida, muy mala contando historias, organizada, no cocinaba nada.
Yo me encargaba de eso.
Una mujer valiente.
¿Puedes imaginar alguien que está contigo con quien compartes momentos,
tardes de domingo, películas, risas, intimidad,
alguien que mira dormir y tanto más, sus hábitos, esas peleas tontas?
Todo eso de pronto se va.
Queda una especie de agujero y te preguntas, ¿qué diablo? ¿A dónde se ha ido?
A ninguna parte.
Sigue ahí.
Nos volvemos a encontrar.
Nos mezclamos, nos entrelazamos.
Y seguimos adelante.
Préstame esa libreta.
¿Y tú?
¿Mi marido?
Sí.
Ah.
Era biólogo.
Estaba obsesionado por la inmunología, por los virus.
Ahora me doy cuenta por qué.
Habíamos ido ahí, a Roma.
Era el lugar en el mundo al que queríamos volver.
Cuando estaba muriendo, tuvo una leucemia muy agresiva.
Lo trasladamos a la casa.
Ya deliraba.
Estaba en un punto entre la vigilia y el sueño.
Me acosté a su lado y lo abracé.
Y le dije que volveríamos a Roma.
Que caminaríamos por la ruta que caminábamos siempre.
Él tenía un gorro favorito que yo odiaba.
Y se le perdió.
Entonces yo le dije, vamos a Roma a buscar tu gorro favorito.
Vamos a Roma a buscar tu gorro perdido.
Y él me dijo, no se me perdió.
Lo lancé al río.
El gorro más feo del mundo que tú odiabas se fue flotando.
Y fue lo último que dijo.
He pensado mucho en eso.
Se deshizo de algo que quería solo por hacer sentir bien a otro.
Bueno, a mí.
Lo siento.
¿Qué haces? ¿Qué dibujas?
Un caballo. Un caballo con alas.
Pegaso.
Sé que es Pegaso.
Quiero saber por qué me lo muestras.
En realidad no lo sé. Sentí que tenía que hacerlo.
¿Y no sabes por qué?
Debía hacerlo.
Espera.
Este momento no lo sientes.
Es una sensación muy fuerte. Es como un déjà vu.
Vicente, ¿exactamente cuál es el déjà vu?
Esto.
La luz de la mañana entrando por la ventana.
Tú durmiendo. Yo despertándote con un café.
Repítelo. Digo, puedes repetirlo.
Lo que escuchaste. La luz.
La luz de la mañana entrando por la ventana.
Yo durmiendo. Tú despertándome con un café.
El día de la lluvia, Vicente, ¿te acuerdas?
Sí.
Decías que yo era como una llave para ti.
Si yo soy tu llave, entonces tú también lo eres.
Nosotros somos la llave.
¿Qué quieres decir?
¿No lo ves?
¿En qué estás pensando?
Pedro fue elegido para viajar debido a que soñó
un cuarto lleno de luz donde yo duermo y él me trae café.
Él me trae un café.
Un cuarto lleno de luz donde yo duermo y él me trae café.
Él me mira, ve mi tatuaje, alas.
Luego me muestra un dibujo y yo le cuento un secreto
sobre mi marido.
Y todo eso es la clave que indica que lo logramos,
que pudimos llegar.
Y por la ventana del hotel se ve esa ciudad.
La de la foto.
Roma.
Exactamente. Roma.
¿Cómo no lo comprendí antes?
¿Cómo es posible que Pedro Reuter haya soñado algo
que nunca le ocurrió?
Yo nunca llegué a ese hotel.
Si no llegué, ¿de dónde sacó la imagen de su evento
Garnier Malet?
No lo sé.
De esta habitación.
Pedro Reuter en el 2062 tuvo ese sueño
y él pensaba que debería crearlo conmigo
y cerrar el círculo cuando yo llegara al hotel.
El hotel era la meta.
Pero eso nunca sucedió.
Y nunca sucederá con él.
¿Entiendes?
Él soñó lo que otra entidad en el pasado había vivido.
Ese evento que él soñó, el evento de Roma,
no fue con él.
Fue contigo.
Acaba de suceder contigo.
Al enviarme acá sin saberlo, aseguró la continuidad de la misión.
Vicente, sin sueño no hay viajero.
¿Entonces debo recordar este momento?
Debes, debes recordarlo.
Todo termina en Roma, en una habitación.
O en una habitación con la foto de Roma.
Esta habitación.
¿Entonces eso es todo?
En el sueño, después salían a caminar.
Digo, salíamos a caminar.
Y no era precisamente esta ciudad.
Pero podemos ir a Roma.
Hablo en serio.
¿Tienes el lugar, el hotel?
Tengo la dirección del hotel. Digo, la recuerdo.
Vamos. Si el hotel es la meta, lleguemos a ese hotel.
Hagamos realidad este recuerdo en el lugar que debería haber sido.
¿Y qué pasará con María?
Te dije que teníamos un par de ideas para nuestras vacaciones.
Bueno, adivina qué ciudad era una de ellas.
Roma.
Roma.
Vamos a comprar un café. ¿Vienes?
No, no. Yo los alcanzo después.
¿Te compro algo?
Gracias, María. No quiero nada. Voy a caminar un poco.
Nos encontramos aquí mismo.
¿Venís a Roma?
Sí.
¿Venís a Roma?
Sí.
¿Venís a Roma?
Sí.
Para mi registro.
Nuevamente en un aeropuerto.
Nuevamente gente que cree viajar, pero no sabe lo que es viajar.
Hormigas que giran sobre el mismo tallo.
Atrapadas en un tiempo fijo y en una línea fija.
Dependiendo sin saber lo de los demás.
Personas que no saben de qué van sus vidas.
Viajando distancias físicas sin sospechar que en cualquier momento la persona que va adelante va a efectuar un movimiento que va a cambiar todo su universo.
Ya no puedo pensar en individuos, en acciones individuales, en logros o derrotas individuales.
Todo eso me parece ingenuo, absurdo.
Solo pienso en una gran red, en una telaraña causal donde todos somos la totalidad.
Vicente y María podrían ser mi familia.
Me han aceptado naturalmente como si me hubieran esperado siempre.
María está llena de vida y parece cualquier chica de 17 años dispuesta a cambiar el mundo.
Solo que ella sí lo hará, realmente.
No he tenido hijos, pero siento que ella podría ser algo así como...
como una hija.
Y mientras yo esté cerca de ella, intentaré ayudarla a romper con su terrible destino.
¿Quién dice que no puedo ser feliz con ellos?
¿Quién dice que aquí, en el 2012, no tengo la oportunidad de encontrar lo que perdí en el futuro?
¿Cuántas personas en el mundo tienen la oportunidad de comenzar una vida de nuevo?
Hola Beatriz.
¿Quién?
No, no, no te muevas.
¿Gaspar? ¿Qué?
Sigue con tu grabadora. Finge decir palabras sin sonido.
¿Qué estás haciendo aquí?
Créeme que por el amor de Dios, no te voy a dejar.
¿Qué?
No te muevas.
Sigue con tu grabadora. Finge decir palabras sin sonido.
¿Qué estás haciendo aquí?
Créeme que preferiría no estar aquí.
Fui parte involuntaria de una historia asombrosa, un extra afortunado,
pero de una trama de la que no puedo hablar ni escapar, como tú.
¿Recuerdas el papel que te entregué cuando te ibas de mi departamento?
Sé que lo llevas contigo.
E imagino que no lo has abierto.
Y si lo hiciste, no has entendido de qué tratan esos números.
16, 34, 21, 12, 20, 22.
Pero si vinieron, ¿de dónde vinieron?
Debían ser importantes.
Y lo son.
Son muy importantes.
16, 34, 21, 12, 20, 22.
Más que un número, una fecha.
Es hoy.
La hora de nacimiento de Elena Viterbo.
La mujer de Pedro Reuter.
Ocurrirá a las 16, 34.
Esa fecha y hora se completa en 17 minutos.
Para que una entidad nazca, la entidad anterior necesita morir.
Pedro solamente se equivocó en algo.
Él pensó que si podía mandarte al pasado, podía retrasar tu muerte inminente.
Pero tú eres la entidad previa de Elena.
Sé a dónde sea que te escondas.
Para que ella nazca, tú morirás en 16 minutos.
No.
No, no, no.
Es imposible.
Por primera vez siento que estoy donde quiero estar.
En el año donde quiero estar.
En la línea donde quiero estar.
No.
Beatriz, si estás aquí es porque has sido enviada.
Con un propósito.
No debes olvidar eso.
Aún puedes hacer algo relevante antes de desaparecer.
María cree en ti.
Decepcionala.
Confúndela.
Eso generará el bien mayor.
Necesitamos que María Veitía comprenda de manera definitiva
que quien la inspiró siempre tuvo un delirio.
Eliminar de raíz la semilla que insertaste en su mente.
No.
No voy a morir hoy.
Ya lo hiciste.
Ya moriste hoy.
Ya leí esta noticia.
Esto ya ocurrió.
La gente del futuro lo sabe.
Ok.
Tenemos poco tiempo.
Anda al baño.
Deberás desnudarte.
Envuelve tu grabadora en tu mano con tu propia ropa y simula que es un arma.
Eres psiquiatra.
Sabes exactamente cómo parecer una paciente psicótica y peligrosa.
Di que el fin del mundo es real.
Todos vamos a morir.
El fin del mundo es real.
Todos vamos a morir.
Grita de frente a la policía, que obviamente acudirá.
Le apuntarás a alguien con tu falsa arma envuelta.
Luego te dispararán.
Dirán que tuviste un nuevo episodio psicótico.
El recuerdo será imborrable para María.
Quizás haya una oportunidad.
¡No!
Fue un honor conocerte, Beatriz.
Ahora, haz lo que tienes que hacer.
Haz lo que ya hiciste.
Haz el último movimiento antes de morir.
Siempre supimos.
Siempre supiste...
...que esta...
...era una línea de sacrificio.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org