Rosa Luxemburgo - CAPÍTULO 3 / 10
ROSA Escúcheme, camarada Trotsky. Con castigos y vigilancia, con miedo, los soviets irán muriendo poco a poco.
NARRADOR León Trotsky, creador del ejército rojo, comisario de asuntos militares, no estaba acostumbrado a recibir críticas de nadie. Y menos de una jovencita con aires de intelectual.
ROSA La vida pública se adormecerá, gobernarán unos pocos dirigentes que se creen iluminados. Y de vez en cuando, invitarán a una élite de la clase obrera para aplaudir sus discursos y aprobar lo que ya está aprobado por ellos. ¿En eso consiste la revolución rusa?
ROSA LUXEMBURGO - Capítulo tres.
NARRADOR En aquellos finales del siglo 19, la socialdemocracia alemana era el gran partido de los trabajadores. Buscaban la superación del capitalismo y la creación de una sociedad socialista. Mientras los rusos y polacos trataban de juntar un puñado de hombres y organizarlos, la socialdemocracia alemana contaba con 100 mil afiliados.
ROSA Aquí estoy, pisando las calles de Berlín y visitando a los camaradas.
NARRADOR Con 28 años y su tesis de doctorado bajo el brazo, Rosa Luxemburgo llegó a la sede del partido socialdemócrata en la capital alemana.
DIRIGENTE Guten Morgen, señorita. ¿En qué podemos ayudarla?
NARRADOR Rosa presentó sus credenciales y expresó su deseo:
ROSA Quiero trabajar con ustedes.
DIRIGENTE Pues… aquí tiene el manual de nuestro partido, la estructura, las reglas…
Estúdielo y vuelva otro día.
NARRADOR Otro día fue el día siguiente…
ROSA He leído el manual y lo acepto.
DIRIGENTE Pase, fräulein, voy a presentarle a algunos compañeros…
NARRADOR Rosa conoció a August Bebel, presidente del partido. A Karl Kautsky, jefe de redacción de la revista Nueva Era. A Eduard Bernstein (Bernshtain), el gran teórico discípulo de Engels. Algunos recordaban su fogosa intervención en el congreso de Zurich (j).
BEBEL Así que la polaquita quiere militar en nuestro partido.
ROSA Tengo nacionalidad alemana.
BEBEL Muy bien, muy bien… Se me ocurre, ¿verdad, camaradas?, que esta jovencita puede incorporarse a la sección femenina.
ROSA ¿Y por qué a la sección femenina?
BEBEL Naturalmente, porque usted es mujer.
ROSA Ajá... ¿Acaso la política viste pantalones?
BEBEL Señorita… la sección femenina es un gran desafío. Usted podría ayudar a nuestra camarada Clara Zetkin en su lucha por el voto de las mujeres.
ROSA Respeto y admiro a Clara Zetkin. Pero eso no es lo mío.
BEBEL ¿Y qué es lo “suyo”, entonces?
ROSA Lo mismo que ustedes. Luchar por un mundo más justo para todos, mujeres y hombres.
BEBEL ¿En Polonia son tan aguerridas las mujeres?
ROSA Más de lo que usted se imagina, herr Bebel. BEBEL Pues en ese caso, la vamos a registrar en el directorio del partido…
ROSA Muchas gracias.
BEBEL ... Y le vamos a encomendar una misión bastante arriesgada. Usted se hará cargo de la propaganda entre los mineros de la Alta Silesia. ¿Sabe dónde queda eso?
ROSA Sí. Y me imagino que ningún funcionario del partido ha querido encargarse de esa región tan alejada y tan miserable.
BEBEL Ahórrese esos juicios. En fin, ¿acepta o no acepta?
NARRADOR Fue una misión agotadora. La mayoría de los trabajadores de la Alta Silesia hablaban polaco, así que Rosa pudo entenderse muy bien con ellos. Tanto, que no querían que se marchara y la despidieron con flores y abrazos.
POLACO ¡Vuelva pronto, kobieta, la estaremos esperando! ¡Usted sí sabe hablarnos y no como esos burguesitos que vienen de la ciudad!
NARRADOR De ahí en adelante, Rosa Luxemburgo trabajó sin tregua para el partido. Recorría los locales de los trabajadores berlineses y participaba en numerosos mítines a lo largo y ancho del país. Pero una división profunda se estaba dando en la socialdemocracia alemana…
BERNSTEIN Los tiempos han cambiado, camaradas. Aunque yo aprendí con Engels y conozco demasiado la teoría marxista, no podemos aplicarla a base de transformaciones violentas.
MILITANTE ¿Y en base a qué, entonces, doctor Bernstein (Bernshtain)?
BERNSTEIN ¿No dicen nuestras abuelas que gorrión en mano es mejor que paloma en tejado? Nuestro partido ha conseguido muchas reformas favorables a los trabajadores. Hablemos, entonces, de reforma social y no de revolución. Paso a paso, sin saltos bruscos, llegaremos al socialismo.
MILITANTE ¡Eso es revisionismo, camarada!
BERNSTEIN Y lo suyo es una temeridad. Nuestro partido tiene que ser un partido reformista democrático.
BEBEL ¿Usted qué piensa, Rosa?
ROSA Que este Bernstein (Bernshtain) nos está traicionando… Con su permiso, doctor Bernstein (Bernshtain), nosotros no somos gorriones ni palomas… ¡somos águilas! ¡Y las águilas vuelan a cielo abierto, no se posan en los tejados!
NARRADOR En artículos y en discursos, Rosa Luxemburgo atacaba durísimo a Eduard
Bernstein (Bernshtain). Se convirtió rápidamente en portavoz del ala más radical del partido.
ROSA ¿Dónde quedó el idealismo y el entusiasmo revolucionario de la socialdemocracia alemana, díganme? El socialismo no es, precisamente, un asunto de cuchillo y tenedor, ¿verdad? Es una nueva concepción del mundo. Es un cambio de mundo.
BEBEL ¿Y qué propones, Rosa?
ROSA La huelga general. ¿Qué tiene un trabajador en sus manos? Nada, sólo sus
manos. Y ahí está su poder porque esas manos crean la riqueza. ¡Huelga de manos, compañeros, huelga de masas hasta que el mundo viejo se derrumbe!
BERNSTEIN Esta polaca se está pasando de la raya…
AMIGO Y lo peor es que cuenta con el apoyo de los dirigentes.
NARRADOR Al fin, después de un par de años de espera, Leo Jogiches, su gran amor, llegó a Berlín…
ROSA Me has hecho mucha falta, Leo.
LEO Ya me han contado la rabia que te tienen los revisionistas… Si pudieran pegarte un tiro y arrojarte al canal de la ciudad lo harían…
ROSA Leo…
LEO Dime, Rosa…
ROSA Leo, ¿por qué no tenemos un hijo? ¿Por qué no formamos una familia como todo el mundo?
LEO ¿Un hijo?... Tú debes decidir si quieres ser madre o revolucionaria.
ROSA Las dos cosas, Leo.
LEO Imposible, Rosa. Imposible.
ROSA ¿Por qué?
LEO Porque un hijo te volvería miedosa.
ROSA A nuestro hijo le pondríamos de nombre Espartaco, como aquel esclavo rebelde.
LEO Olvídate, Rosa, y concéntrate en tu misión. Tus ideas, tus artículos, son tus hijos de papel.
NARRADOR Rosa comenzó a escribir para la revista más importante del partido, Nueva Era. Enviaba sus artículos a periódicos de toda Europa. En uno de ellos, insultó al emperador alemán.
SOLDADO Acompáñeme, frau Luxemburg.
ROSA ¿De qué se me acusa?
SOLDADO De crimen de lesa majestad. Usted ha injuriado al káiser Guillermo Segundo.
NARRADOR En 1904 fue su primera detención. Fue condenada a dos meses de cárcel.
NARRADOR Al año siguiente y por motivos similares…
SOLDADO Acompáñeme…
ROSA ¿De qué se me acusa ahora?
SOLDADO De promover la lucha de clases.
NARRADOR Esta vez fue sentenciada a nueve meses de prisión.
ROSA Sí, Leo debe tener razón. La verdad es que en la tempestad es donde siento la verdadera alegría de la vida.
LOCUTORA Una producción de la Fundación Rosa Luxemburg y Radialistas Apasionadas y Apasionados.