Rosa Luxemburgo - CAPÍTULO 8 / 10
ROSA El socialismo no se puede imponer en Rusia ni en ninguna parte. El pueblo debe ser consultado, el pueblo tiene que participar. De otra manera, los burócratas gobernarán desde unos cuantos escritorios y la corrupción se volverá inevitable.
VIEJO Pero, ¿qué se ha creído ese pedacito de mujer? ¿Usted qué piensa, camarada Stalin?
STALIN No permitamos que su texto sobre la revolución rusa se publique. No lo permitamos.
LOCUTOR ROSA LUXEMBURGO - Capítulo ocho.
NARRADOR Rusia se desangraba. En el primer año de combates su ejército había sufrido un millón de bajas. En los años siguientes, otro tanto. Para colmo, el invierno de 1917 fue especialmente duro. Los alimentos escaseaban, el pueblo estaba hastiado de la guerra.
NARRADOR En febrero estallaron manifestaciones de mujeres pidiendo pan y paz. Miles de obreros se declararon en huelga. El zar Nicolás Segundo tuvo que abdicar.
NARRADOR En octubre, Lenin y los bolcheviques tomaron el poder. La República Socialista comenzaba a dar sus primeros pasos.
NARRADOR Rosa Luxemburgo continuaba en la cárcel de Bréslau, una ciudad en el suroeste de Polonia. Era el verano de 1918.
ROSA Clara, amiga, qué alegría que vengas a visitarme.
CLARA ¿Y cómo no iba a hacerlo, Rosa?... Mira quién me acompaña… Tu abogado defensor Paul Levi…
ROSA ¡Paul!... ¡Qué bueno verte!...
PAUL Rosa… ¡tanto tiempo!... Te he extrañado mucho…
ROSA Yo también, Paul… Me has hecho mucha falta… ¡Paul, querido mío!
CLARA Bueno, dejen los amores para otro momento. Rosa, te traemos noticias de la Liga Espartaquista, de la guerra, de las manifestaciones contra la guerra… Pero, antes, dinos, ¿cómo andas de salud?
ROSA No muy bien, la verdad… Aunque escribiendo me olvido de los dolores…
CLARA ¿Y sobre qué estás escribiendo ahora?
ROSA Sobre la revolución rusa. Es demasiado importante lo que está ocurriendo allá. Importante y preocupante.
PAUL ¿Y qué piensas de todo eso?
ROSA Muchas cosas. Por eso escribo. Escucha, Clara, Paul. Lo que ha ocurrido es como un sueño. El gran sueño de liberación de los oprimidos. Lenin, Trotsky y los bolcheviques no solo salvaron al pueblo ruso. Salvaron el honor del socialismo internacional.
CLARA Me alegra oírte hablar así. Me habían dicho que estabas decepcionada de lo ocurrido en Rusia.
ROSA ¿Decepcionada? Al contrario. Seríamos unos burros si no aprendemos de la revolución de octubre. Pero hay cosas muy peligrosas, Clara. Cosas que están mal.
PAUL Bueno, en las revoluciones no todo es color de rosa, tú lo sabes bien.
ROSA Sí, desde luego. Las metidas de pata de Lenin y de Trotsky son comprensibles. Rusia, un país aislado, agotado por la guerra…
PAUL ... invadido por Alemania…
ROSA … no se les puede pedir que hagan milagros. No se les puede pedir una revolución color de rosa. Pero tampoco pueden hacerla color de acero.
CLARA ¿Por qué dices eso?
ROSA Porque están eliminando la democracia, Clara. Y haciendo eso, secan la única fuente viva que corrige los males de la vida pública.
PAUL Trotsky dijo que él no cree en la democracia formal.
ROSA Y yo tampoco, Paul. Pero Trotsky bota al bebé con el agua sucia del baño. Porque el socialismo elimina la democracia burguesa, pero no la democracia como tal. ¿Prefieren hablar de dictadura del proletariado? Está bien, no hay problema. Pero esa llamada “dictadura” significa, en realidad, la participación más activa del pueblo, una democracia sin límites.
ROSA Así habla Trotsky, un líder genial. Pero después…
CLARA Yo leí que los bolcheviques primero están creando las condiciones económicas para luego abrir los espacios políticos…
ROSA Lo mismo dicen siempre, que “todavía no hay condiciones”, que “el pueblo no está maduro”... Pero la democracia socialista no es un regalo de navidad que llega a fin de año. Hay que comenzarla desde el primer momento de la revolución.
PAUL Lo primero que hizo Lenin, al mes de tomar el poder, fue eliminar la Asamblea Constituyente.
ROSA Exacto. En vez de llamar a una nueva Asamblea, la disuelve. ¿Y qué hace después? Elimina el derecho al sufragio universal. ¿Y después? Quita las garantías democráticas.
CLARA ¿De qué garantías estás hablando, Rosa?
ROSA Por ejemplo, la libertad de asociación. Por ejemplo, la libertad de prensa.
PAUL Caramba, Rosa, seamos realistas. ¿Y si los medios de la burguesía publican mentiras en contra de la revolución?
ROSA ¿Y qué importa? ¿Cuál es el miedo? Respondemos con nuestros argumentos.
PAUL Sí, pero…
ROSA Pero nada, Paul. Sin libertad de prensa es imposible imaginar un gobierno revolucionario. Sin una libre confrontación de opiniones, la vida política se acaba, las instituciones públicas se asfixian. Solo queda el miedo.
CLARA Rosa, ellos tienen los periódicos, las revistas, los medios de comunicación…
ROSA Pues que el gobierno socialista promueva otros medios. Que los obreros, las mujeres, las cooperativas, los jóvenes, tengan sus periódicos y expongan sus ideas.
PAUL O sea, que tú permitirías la propaganda del enemigo…
ROSA La libertad no es un privilegio de los socialistas, Paul. Si la libertad es solo para los que apoyan al gobierno, si es solo para los miembros del partido, eso no es libertad.
NARRADOR Mientras tanto, en Berlín, los militantes de la Liga Espartaquista se reunían clandestinamente…
LEO Compañeros, ya está claro que Alemania pierde la guerra. El ejército está al límite, sin aliados.
FRANZ Alemania pierde y nadie gana. Hablan de siete, de ocho, de nueve millones de muertos. Ha sido una carnicería.
LEO Dicen que faltan pocas semanas para que acabe esta pesadilla.
FRANZ Y yo digo, Leo… Si Rusia pudo hacer la revolución, ¿por qué Alemania no? Ahora es el momento, compañeros. La gente está desesperada, el ejército desmoralizado. A la Liga Espartaquista le toca ponerse al frente, en la primera línea.
LEO Y hablando de todo, ¿saben algo de Rosa?
FRANZ Clara y Paul Levi la han ido a visitar a la prisión. No sé si lograrán sobornar a algún guardia.
CLARA Tienes razón, Rosa… pero me parece que, si publicas los errores de la revolución rusa les están dando armas a sus enemigos.
ROSA Yo creo, amiga mía, que el mayor enemigo de la revolución rusa será la misma revolución rusa, si no hace correctivos a tiempo.
PAUL ¿Saben lo que creo? Que los dirigentes bolcheviques, aunque no lo digan así, piensan que la transformación socialista es una fórmula prefabricada que se saca del bolsillo y se aplica.
ROSA Pero por desgracia, o tal vez por suerte, no es así. No, el socialismo no es una receta. El socialismo es un camino, un horizonte. No cabe en ningún manual de ningún partido.
CLARA ¿Qué piensa Lenin de eso?
ROSA Lenin también está de acuerdo, lo discutimos en Finlandia. Pero se equivoca completamente en los medios que utiliza: vigilar, censurar, perseguir a los opositores.
CLARA No olvides que son hombres, Rosa. Las mujeres no actuaríamos así.
ROSA Sí, a los hombres se les sube muy pronto el poder a la cabeza. Mas rápido que el vodka
PAUL Entonces, Rosa… ¿vas a publicar ese texto?
ROSA ¿Y por qué no? No hay nada más revolucionario que decir la verdad en voz alta.
CLARA Te siento muy crítica, amiga.
ROSA Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones.
POLICÍA La visita ha terminado.
ROSA Paul, mi amor, ¿podrás hacer algo para sacarme de aquí?
PAUL Lo intentaré, Rosa. Tenlo por seguro.
LOCUTORA Una producción de la Fundación Rosa Luxemburg y Radialistas Apasionadas y Apasionados.