A mi aire 104: Viajando en transporte p (15 de marzo, 2013)
mi aire 104: Viajando en transporte público, bailes típicos españoles (15 de marzo, 2013)
Hola amigos, soy Alicia.
Bienvenidos hoy 15 de marzo a este nuevo podcast de "A mi aire". Bueno, ya despacito despacito llega la primavera, pero yo todavía no he sacado la bicicleta del trastero [1]. Todavía la tengo guardada y sigo viajando en autobús o tranvía. Y últimamente me han pasado y he visto cosas curiosas en el transporte público. Os las voy a contar hoy, sí. Os voy a contar una historia que tuve en el tranvía y después os hablaré del maravilloso minimundo que hay en el autobús número 32 de Zúrich. Terminaré hablándoos sobre bailes típicos españoles y el tema de Cuba lo dejo para la próxima vez, ¿vale? Venga, ¡pues empezamos! El otro día estaba sentada en el tranvía cuando entró una pareja mayor.
Tendrían unos 80 años. Ella era una mujer alta, de pelo completamente blanco y muy delgada. El era bajito y corpulento [2]. Físicamente eran completamente diferentes. Yo me levanté inmediatamente para dejarles el sitio [3], pero la mujer me dijo que para ella era muy bueno estar de pie y ayudó a sentarse a su marido. El hombre me agradeció el gesto y empezó a hablar conmigo. Me preguntó de dónde era. Después de decirle que venía de España, el hombre me dijo que él era hijo de emigrantes italianos. Así empezamos una buena conversación. Para este hombre no fue fácil adaptarse a Suiza: " Cuando yo llegué a este país tenía 10 años y sólo hablaba italiano. No me gustaba ir al colegio porque no entendía a mis compañeros y me sentía muy solo. ¿Cómo fue para usted su llegada a Zúrich? ¿Fue fácil?" Sin darme cuenta le conté mi vida, le conté que vine por amor, que las cosas no fueron fáciles al principio, que la cultura española y la suiza son como el día y la noche [4]. Él me contó entonces sus experiencias aprendiendo alemán y me reí escuchando los malentendidos que tuvo. Podría haber continuado hablando y hablando con él 10 estaciones más, pero él ya se tenía que bajar. Había llegado su parada. Su mujer le cogió del brazo suavemente y le dio el bastón blanco. Sólo entonces me di cuenta de que mi nuevo amigo era ciego [5]. El hombre me dijo adiós, pero en la puerta antes de salir del tranvía se giró y me dijo: "que tengas mucha suerte en la vida, Alicia, vive y sé feliz". Y se bajó con una sonrisa. Yo me quedé sentada sin saber que responder, estaba emocionada. Os preguntaréis por qué me emocioné.
Pues no lo sé exactamente, me emocionó sentir la fuerza y las ganas de vivir de ese hombre. Tendría unos 80 años, estaba ciego, había tenido una infancia difícil, pero era feliz, completamente feliz, y podía trasmitirlo a los demás. Sí, eso me emocionó, la capacidad que tenía el hombre para trasmitir energía hasta a una chica que estaba sentada a su lado en el tranvía, a una chica a la que él no vio, ni nunca vería.
La verdad es que viajar en el transporte público tiene su encanto.
Cuando llegué a este país me agobiaba no entender las conversaciones de la gente a mi alrededor. Ahora entiendo y muchas veces escucho realmente sus historias. Pero viajando en el autobús 32 no hay que saber solamente alemán para entender los problemas de la gente y oir los retazos [6] de su vida, porque allí se escucha portugués, croata, ruso, italiano, español... El autobús recorre toda la Langstrasse, la calle más internacional y especial de Zúrich por la variedad de sus habitantes. Puedes ver a una mujer extravagante, rubia teñida, muy pintada, con unas uñas azules y supersexi al lado de un chico vestido con traje y corbata que, con su móvil en la oreja, concerta una cita [7] para dentro de 10 minutos. Una pareja de adolescentes se da sus primeros besos en medio del autobús, así, de pie, pero nadie les mira. Es que un niño insoportable [8] grita un poco más allá. Su madre desesperada no sabe como calmarlo. El hombre borracho que está sentado justo enfrente ayuda a la mujer a calmar al niño. Empieza a hacer trucos de magia con un caramelo. Al chaval se le paran las lágrimas, se olvida del hambre que tenía y sólo tiene ojos para ese hombre de pelo largo y gris que le sonríe con una lata de cerveza entre las piernas. La vida es así. Yo, yo me pongo a hablar con una mujer dominicana que no sabe dónde está Helvetiaplatz. La estudiante de enfrente no separa sus ojos de la pantalla del facebook, pero al oir las risas del niño que mira al mago borracho, se deja embaucar [9] por el espectáculo y se olvida de su móvil. Ella también mira al mago y se ríe. Una mujer con dos bolsas de la compra habla con su cuñada por teléfono y a su lado otra mujer lee el Tagesanzeiger tranquilamente. La vida en ese autobús es un parénteis en la rutina, es un paréntesis en el trabajo. Es como si uno viajara durante 15 minutos en un vagón de metro de Londres o Nueva York, en una línea de tranvía de Lisboa o en un autobús de Barcelona. Uno pierde la noción [10] del espacio y del tiempo. Uno no sabe en qué lugar del mundo está. Yo, sólo al bajar en Golbrunnenplatz, vuelvo a la realidad. Estoy en el barrio. *
El otro día nuestra profesora de zumba estaba enferma y vino un chico cubano en su lugar.
Este cubano nos dio una clase de zumba magistral, ¡qué ritmo!, ¡qué bien bailan los cubanos!, tienen el ritmo en la sangre. Cuando a mí me dicen: "¡ah! ¿tú eres española?, entonces bailas salsa"- . -"¡Uy, no, no! "- es lo primero que contesto. Es que la salsa la bailan los latinos. Nosotros los españoles... a ver ¿qué bailamos? Pues en el sur se bailan sevillanas, es verdad, pero no todos los españoles saben bailar sevillanas, ese es un baile típico de Andalucía. En Castilla se baila la jota, en Galicia la muñeira y en Cataluña la sardana. Todos esos bailes son completamente diferentes. En Madrid concretamente se baila el chotis. Es un baile un poco pasado de moda me parece a mí. Es que se baila muy agarrado [11] y pegadito con un hombre. La pareja baila siempre en un cuadrado y sólo levanta los talones, la parte de atrás de los pies, al ritmo de la música, ¿os lo podéis imaginar? Se baila muy junto, muy junto, casi abrazado. En mayo, en las fiestas de San Isidro, que es el patrón de Madrid, hay verbenas por la ciudad y se baila el chotis. Yo recuerdo a mis abuelos y a mis padres bailando el chotis en la plaza del barrio, pero mis hermano y yo... ¡uy! no, no, nosotros no lo bailábamos. No nos gustaba nada bailar el chotis y nos reíamos viendolos bailar. Ahora sigue sin gustarnos. En fin, como veis en España se bailan muchos bailes diferentes y por ser española no tengo que saber bailar sevillanas.
Yo, desde luego, ni sé bailar sevillanas, ni sé bailar salsa, no tengo el ritmo en la sangre; pero eso sí, me gusta bailar y hacer zumba. ¡Una cosa no quita la otra [12]! *
Bueno, amigos, esto es todo por hoy.
El próximo día os hablaré de Yoani Sánchez porque ha salido de Cuba y está visitando diferentes paises. Ya ha estado en Brasil por ejemplo. Allí la recibieron con flores, pero también con abucheos [13] e insultos [14]. Ella no lo tomó mal, no le molestó. Ella sonrió y dijo: "Esto es liberdad, el poder manifestar la opinión en la calle sin miedo". Y es que en Cuba, si uno protesta contra el régimen gubernamental puede tener muchos problemas. En fin, el próximo día en la página web www.podclub.ch hablaré más sobre la vuelta al mundo en 80 días de esta bloguera. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien. 1 trastero: desván, cuarto donde se guardan las cosas que no se necesitan todos los días
2 corpulento: fuerte, grande
3 el sitio: el asiento
4 ser como el día y la noche: ser completamente diferentes
5 ciego: persona que no ve, que ha perdido la vista
6 retazos: partes, trozos
7 concerta una cita: acuerda una cita, queda
8 insoportable: pesado
9 se deja embaucar: se deja conquistar, llevar; mira también al mago fascinada
10 la noción: el sentido
11 agarrado: junto, estrechamente abrazado
12 una cosa no quita la otra: significa que puedes no tener ritmo, pero te puede gustar bailar; es decir no tener ritmo, no significa que no te guste bailar
13 abucheos: decir" buuu", "fuera"; con abucheos se muestra el rechazo a alguien
14 insultos: palabras feas y duras que pueden herir a una persona