A mi aire 111: Sin voz, una tragedia, c (21 de junio, 2013)
mi aire 111: Sin voz, una tragedia, cafés pendientes (21 de junio, 2013)
Hola amigos, soy Alicia. Bienvenidos hoy 21 de junio a este nuevo podcast de "A mi aire". Me parece mentira [1] estar hablando hoy con vosotros porque he estado sin voz durante una semana entera. Sí, perdí mi voz, se fue, uf, fue horrible. Os voy a empezar hablando de esto, luego os voy a comentar lo que pasó hace un par de años durante la noche de San Juan, durante la noche del 23 de junio, y terminaré el podcast contándoos una iniciativa solidaria, os voy a hablar sobre "Cafés Pendientes". ¿Preparados para escuchar? Pues vamos.
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¿Habéis perdido alguna vez la voz? Madre mía, es horrible, de repente te levantas un día y no puedes hablar, no salen las palabras de tu garganta... Yo entre otras cosas doy clases de español, así que imaginaros el problema que tengo si no puedo hablar. La primera vez que perdí la voz fue hace ya diez años. Estaba en Madrid de vacaciones. En aquella época se podía fumar en las discotecas, dentro, y la ventilación de los locales era malísima. Cuando vivía en Madrid el humo no me molestaba nada; estaba acostumbrada a él porque la mayoría de mis amigos fumaba. Aquí en Suiza me acostumbré a los locales sin humo, o al menos con una buena ventilación. El caso es que aquellas vacaciones en Madrid perdí la voz por el humo de los locales y por la música tan alta de las discotecas, que me obligaba a hablar a gritos [2]. Yo creo de verdad que fue eso. Fueron unas vacaciones un poco locas, vi a mucha gente, salí mucho, reí y hablé como nunca [3] y a la vuelta a Suiza no tenía voz. Como no podía ni siquiera llamar por teléfono para decir que no podía hablar, el lunes por la mañana me presenté en la escuela donde daba clases de español. Le dije a mi jefe que no podría dar clase ni esa noche ni el martes, que era imposible. Él era era un hombre escocés muy simpático. Se empezó a reír al verme así: "Mucha fiesta, ¿eh, Alicia? "-.- "Eeh... bueno sí, me fui de marcha [4], pero el problema fue el humo, de verdad, sobre todo el humo de los locales". Él se volvió a reír y no me creyó del todo [5]. Él fumaba mucho. Entonces mi querido jefe me dijo: "Espera un momento". Se fue y volvió a los dos minutos con una botella de whisky. "Llévate esta botella a casa y bébetela, así te vuelve la voz". Yo le miré incrédula, pero él volvió a insistir: "Que sí, que sí, llévate la botella de whisky. Te la bebes y te metes en la cama". Yo salí de allí, pensando en lo chalado [6] que estaba aquel simpático escocés. Naturalmente no me bebí la botella y la voz me volvió al cabo de una semana.
Bueno, esta vez también he perdido la voz, pero no ha sido por irme de juerga, no. Tampoco me han dado whisky, ni otro tipo de consejos raros, no. Esta vez ha sido por un resfriado, que es mucho peor y más aburrido. He pasado una semana con un fular alrededor del cuello e intentando hablar lo menos posible. No os podéis ni imaginar lo difícil que ha sido. Menos mal que ya tengo voz.
Hoy empieza el verano, sí, ¡por fin! A ver si es verdad que llega el calor, el sol, podemos bañarnos y pasar horas tumbados sobre la hierba. Este año ha llovido tanto que realmente necesito el sol. Tengo ganas de disfrutar las tardes en el lago o en el río. Me encanta que los días sean tan largos. Por cierto, ¿sabéis cuándo es el día más largo del año? Hoy, precisamente hoy. Pero en España se celebra dos días después, el día 23 de junio que es la noche de San Juan. Esa noche se hacen hogueras [7] por todas partes y se baila y se canta y se bebe alrededor del fuego. Es muy bonito estar en un pueblo con playa, porque al lado del mar sobre la arena se hacen fuegos y puedes estar con tus amigos festejando toda la noche. Esto es algo que jóvenes y mayores hacen con mucho gusto.
Hace unos años, en el 2010, pasó una cosa horrible en una ciudad catalana, en Castelldefels. Como todos los años un montón de jóvenes iban a la playa para hacer hogueras y celebrar la noche de San Juan. Para ir a la playa hay que pasar las vías del tren y hay un paso subterráneo, es decir, un túnel peatonal por donde se puede ir a la playa. Esa noche había tanta gente que quería ir al otro lado, que un grupo de chicos y chicas decidieron cruzar las vías del tren por arriba, entonces fue cuando ocurrió el accidente. Un tren pilló [8] a 12 personas e hirió a 14. Fue terrible. Todavía hoy después de tanto tiempo se habla de eso. El tren iba a una velocidad normal, y al parecer incluso pitó, pero los chicos no vieron al tren y entonces pasó, murieron 12 jóvenes. Aquella noche de San Juan terminó fatal, tan tristemente...
A partir de ahí, se mejoró la seguridad en la estación de Castelldefels y en la noche de San Juan hay policías vigilando que nadie cruce las vías del tren por arriba. Se vigila mucho que la gente pase por debajo del tren, por el paso subterráneo. Nadie quiere que vuelva a pasar una cosa tan terrible.
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Os voy a hablar de una cosa completamente diferente. Os voy a hablar de una iniciativa solidaria que me encanta. En España hay una cultura de bares muy grande, ya lo sabéis. Mucha gente desayuna en un bar, después toma el aperitivo al mediodía y come de tapas. A media tarde se vuelve a tomar un café y por la noche se sale con amigos y se toman otra vez aperitivos y raciones. Un camarero no se aburre nunca, siempre tiene clientes. Bueno, pues resulta que un chico catalán, Gonzalo Sapiña, se enteró navegando por la red de que en Nápoles, la ciudad italiana, existía la campaña "Caffe Sospenso". Empezó a investigar qué era eso y descubrió que desde 2008 te tomas un café y puedes dejar otro pagado para la gente que no tiene dinero, sí, para la gente sin recursos. A Gonzalo le pareció muy buena idea, sobre todo en estos tiempos de crisis. Así que este chico de 26 años inició el proyecto "Cafés Pendientes". En Barcelona hay 8 locales que participan en él. Son bares, restaurantes, panaderías o pastelerías. Allí vas y dices: "por favor un café y te dejo otro pagado". Pagas dos y te tomas uno.
Yo leí cómo la dueña de un bar de Barcelona se unió a este proyecto. A ella le llegó un correo electrónico con toda la información. Se bajó el cartel de Cafés Pendientes de la web y ya está. Mucha gente le pregunta qué significa el cartel y participa libremente dejando un café pagado. De momento hay más personas que dejan un café pagado, que personas que lo tomen. Una persona sin mucho dinero tiene que entrar en el bar y solamente decir: "quiero un café pendiente", o "quisiera un café ya pagado". Entonces se lo ponen, pero todavía no hay mucha gente que conozca la idea. Es muy nueva. Pero está bien, ¿verdad? Ahora lo que hay que hacer es hablar de ello, que la propaganda corra [9] de boca en boca [10] y que más establecimientos se unan al café solidario. Este tipo de iniciativas se merecen un ole [11].
Llegamos ya al final, pero antes de terminar quiero contestar a varios comentarios que me habéis hecho en distintos podcast. Primero deciros que mi limonero se murió. Sí Urs, se murió y no me he vuelto a comprar otro. Ahora tengo margaritas en mi terraza que son mucho más fáciles de cuidar. Y en segundo lugar quiero dar las gracias a Rodolfo por la idea de Mobility. Me he hecho miembro de esa organización y me da más libertad de movimiento. Realmente es una buena opción para las personas que no tienen un coche propio. ¡Es estupendo! Gracias.
Bueno, queridos amigos, ahora ya sí que me despido hasta el 5 de julio aquí en la página web www.podclub.ch. El próximo día haremos un viaje a Latinoamérica y felicitaremos a Marie por su podcast número 100 en francés. Ese aniversario merece ser comentado. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien.
[1] parece mentira: es increíble, asombroso
[2] a gritos: muy alto, casi gritando
[3] como nunca: como hacía mucho tiempo que no hablaba
[4] de marcha: de fiesta, de juerga
[5] del todo: completamente
[6] chalado: loco (dicho de forma cariñosa)
[7] hogueras: fuegos
[8] pillar: atropellar; pasar violentamente por encima de alguien haciendo mucho daño
[9] corra: vaya, funcione, se propague
[10] de boca en boca: hablando unas personas con las otras
[11] un ole: un aplauso