A mi aire 154: “El cuadro”, epílogo (24 de abril, 2015)
mi aire 154: “El cuadro”, epílogo (24 de abril, 2015)
Hola, queridos amigos, bienvenidos a "A mi aire".
Habéis escuchado la novela completa de "El cuadro", pero nos falta algo por saber. Hoy, 24 de abril, os voy a contar cómo se despidieron Elena, Marc, Arantxa y Paolo y qué fue de ellos, en qué dirección retomaron su vida. Así que, aquí tenéis el epílogo de la novela "El cuadro". ¡Os deseo que disfrutéis con la audición!
*
A veces algo pequeño te cambia la vida, puede ser una casualidad en el tranvía, como a Elena en Zúrich; un paseo haciendo fotografías, como a Arantxa en Roma; o un encuentro fortuito [1] con gente parecida a ti, como a Marc en Zúrich.
¿Puede un cuadro hacerte pensar en tu suerte? Sí, a Elena le pasó. ¿Puede un cuadro emocionar? Sí, a Arantxa le emocionó. ¿Puede un cuadro ayudarte a volver a vivir? Sí, para Marc fue así. En la galería de Zúrich los tres treintañeros [2] hablaron y hablaron, entre ellos, con Paolo y con el señor Steiner, que por cierto, resultó ser un conversador envidiable [3]. En fin, las impresiones que tenían sobre el cuadro fue el elemento unificador [4] que les dio la base de una interesante conversación. A las diez y media de la noche salieron todos de la galería de arte y el señor Steiner se despidió hasta el día siguiente, hasta el viernes por la tarde, día de la inauguración de la exposición.
- Bueno, ¿y qué planes tenéis?- preguntó Paolo pensando en realidad en el futuro. Elena les miró uno a uno y propuso con un guiño [5]: - ¿Tomar la última copa en Idaplatz?- Arantxa y Marc se rieron y se fueron los cuatro encantados para allá. Esa noche comenzó una amistad entre los tres españoles y Paolo que duraría mucho tiempo. Para Elena aquel encuentro fue como una bendición [6].
Realmente se planteó su futuro. - Tengo que integrarme en Suiza o volver a España... La decisión no es fácil, madre mía, ¡puf!... Pero lo que no quiero de ninguna de las maneras [7] es continuar así. Me voy a inscribir en la escuela Klubschule, sí, tengo que aprender el idioma -. Bueno, aquella decisión de Elena fue fundamental. Con una actitud positiva y con ganas la chica retomó las clases de alemán e incluso, un par de meses después, se metió en un curso de suizo-alemán para entender mejor a sus vecinos, a la cajera del supermercado y para entender las conversaciones del tranvía y no sentirse en todo momento una extraña. *
Marc Ripoll volvió a Barcelona.
Retomó sus clases en la universidad de Historia del Arte y gracias a Paolo hizo un año de intercambio en la universidad de Roma. Es que Paolo admiró el cambio de Marc y ayudó a Ripoll en todo lo que pudo. El chico consiguió terminar la carrera [8]. A parte de [9] dedicarse a sus estudios, Marc promocionó el arte de su padre.
Abrió una galería en Cadaqués con las obras de Joan Ripoll y fundó en Barcelona una asociación llamada "Los amigos del arte". Esta asociación se reunía todos los viernes por la tarde en un local del Raval [10] para charlar sobre arte. Allí se presentaban libros, se veían documentales o había discusiones en el podio. La asociación promocionaba a los artistas catalanes sin muchos recursos ecónomicos, dándoles la posibilidad de exhibir bien en el mismo local del Raval, o bien en Cadaqués. Marc fue feliz. *
Arantxa y Paolo.
Ay, ¿qué fue de Arantxa y Paolo? Arantxa terminó el libro de fotografía sobre los jóvenes europeos y volvió a Bilbao. Se reincorporó [11] a su trabajo con otro espíritu, con una energía diferente. Arantxa olvidó definitivamente a Iñaki. Paolo le ayudó a ver que la vida no termina mañana por una relación. Los dos se escribieron una temporada. Él la fue a visitar a Bilbao. Ella volvió a Roma. En vacaciones todo es bonito, pero una relación a distancia no es fácil, el email y el skype no son suficientes, con más de treinta años uno quiere más... Paolo no estaba dispuesto [12] a dejar su trabajo como profesor en la Universidad de Historia del Arte de Roma y Arantxa no quería dejar su país y su gente. Así que la relación entre ellos se fue distanciando, se fue enfriando [13] y al final murió. Paolo conoció a otra mujer en su ciudad, a una amiga de amigos, y se casó con ella al año. Arantxa, sin embargo, no se casó, pero también empezó otra relación. La vida continuó tranquila para ella. Arantxa, Marc y Elena mantuvieron siempre el contacto.
Las dos mujeres iban al menos una vez al año a ver el cuadro. Los encuentros eran siempre estupendos, se encontraban y empezaban a hablar como si se hubieran visto ayer. Y es que hay amistades que duran realmente toda la vida. *
Os preguntaréis qué fue del cuadro, ¿no?
Pues el cuadro, queridos amigos, continuó viajando de galería en galería. Nunca se vendió. Terminó en la galería de Marc en Cadaqués para poder ser admirado por un público nacional e internacional. Yo estoy deseando ir para allá a verlo. No, no, no, es broma [14], ¡ya me gustaría a mí ver esa obra de arte, esa obra de Joan Ripoll! ¡ya me gustaría!, pero esta histora es inventada [15], me la he inventado yo y el cuadro sólo lo podremos ver en nuestra imaginación. Bueno, ahora sí que ha terminado la historia de "El cuadro".
Espero que os haya gustado y que hayáis cogido a los protagonistas tanto cariño como yo. Ha sido muy interesante escribirla. Tengo que confesar que la novela nació en el tranvía número de tres de Zúrich. Yo estaba sentada en el tranvía e iba para casa; cuando de repente se sentó una mujer morena a mi lado. Era una mujer muy viva y muy simpática que hablaba sin para en inglés con un amigo. Cuando la mujer bajó del tranvía dejó olvidadas sobre el asiento unas hojas boca abajo. Yo pensé : ¿qué hago? ¿las cojo? ¿no las cojo? Entonces las cojí rápidamente al llegar a Albisriederplatz y me fui corriendo. Me sentí una pequeña ladrona por coger aquellas hojas. Solamente sentada ya en un banco les di la vuelta y vi el cuadro en una de ellas. Era un cuadro impactante, negro, con una banda roja en el centro... Me gustó tanto... Ahí nació mi novela, sí, queridos oyentes, ahí, mirando esa hoja, mirando esa obra. Todavía hoy no sé quién es el autor del cuadro. En las hojas no había ningún link, no había ninguna información adicional respecto a la pintura. En la hoja solamente estaba el cuadro impreso, fantástico. ¿Puede un cuadro emocionar? Pues como dice Arantxa: sí, sí que puede. Yo estoy completamente de acuerdo con ella. Lo tengo puesto en mi cocina y lo veo todas las mañanas tomando un café. El cuadro me sigue emocionando. *
Bien, amigos, ya terminamos este podcast.
Fin del epílogo. Os espero en dos semanas en nuestro app o en página web www.podclub.ch. Entonces tendréis de nuevo algo especial: Mi madre estará en el estudio con nosotros para hablar sobre el Valle de Arán, un valle de los Pirineos. Espero teneros a todos una vez más. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien. [1] fortuito: casual, de casualidad, no esperado, no planeado
[2] (el) treintañero: persona en la década de los treinta años
[3] envidiable: estupendo, fantástico
[4] unificador: de unión
[5] (el) guiño: cerrar un ojo en señal de complicidad
[6] unabendición: aquí: un regalo
[7] de ninguna de las maneras: de ningún modo, absolutamente no
[8] (la) carrera: el estudio universitario
[9] a parte de: además de
[10] el Raval: un barrio de Barcelona
[11] reincorporarse: volver a trabajar de nuevo después de una pausa
[12] no estar dispuesto: no querer
[13] irse enfriando: aquí: se dice cuando una relación se vuelve fría, cuando en la pareja no hay atracción [14] ser broma: ser una gracia, como un chiste, algo para hacer reir
[15] ser inventada: no ser real