A mi aire 160: Viajando con palabras, e (17 de julio, 2015)
mi aire 160: Viajando con palabras, el calor de Madrid y un cocodrilo (17 de julio, 2015)
Hola a todos, bienvenidos a "A mi aire".
Estamos a 17 de julio y este es el último podcast de antes de la pausa estival. Yo mañana me voy de vacaciones y ya he tenido una idea de lo que me espera, he podido viajar con las palabras de escritores y poetas sentada en un patio, os voy a empezar hablando de este estupendo evento de lectura que hubo el otro día en Bucheggplatz. Después os recordaré el calor que hace en Madrid y os contaré una historia. Terminaré el podcast con una curiosidad del Pantano [1] de San Juan. *
¿Qué es viajar?
Para mí es hacer la maleta y partir, es salir de la rutina y conocer otros lugares, lugares que empiezan siendo desconocidos y terminan siendo nuestros. El martes pasado viajé con la imaginación escuchando a escritores y poetas. En el centro de Bucheggplatz, en Zúrich, diferentes escritores me transportaron lejos con sus relatos y poesías, me acercaron el olor del mar y el verde de las montañas, me recordaron la necesidad de llevar un sombrero, puntualizaron la ligereza del momento y la delicia [2] de olvidarte del tiempo. Todo válido, todo oro. Las poesías sobre los viajes de Tobias Grimbacher me encantaron.
"Gedichte von Unterwegs", se titulan en alemán, y una de estas poesías se me quedó grabada [3]. Decía algo así: cuando llegamos a nuestro destino, las montañas pasan, las plazas y las calles de los pueblos pasan, a los monumentos los fotografiamos y pasan; el tiempo, en cambio, queda, el tiempo está y permanece porque tenemos días libres por delante. Al final de las vacaciones es al revés, las montañas, los ríos y los pueblos se quedan y el tiempo pasa. Así terminaba la poesía de Tobias Grimbacher. A mí esta poesía me parece una verdad muy grande. Cuando yo llego a un lugar nuevo, voy de un sitio a otro, miro y hago fotos y continúo mi viaje con la sensación de ver infinidad [4] de cosas. No pienso en la hora, como cuando quiero, duermo cuando quiero y me levanto cuando me da la gana [5]. La vida es ligera, no tengo preocupaciones ni estreses, pura vida. El tiempo se alarga, todo pasa despacio con su tic particular. De repente la pregunta: ¿Qué?¿que ya tengo que regresar? ¿mañana tengo que tomar el avión de vuelta? Es entonces cuando la poesía retoma fuerza, ¡ay sí!, el tiempo pasa y pasa rápido, ¡sin darnos cuenta! Sin embargo, los lugares se quedan allí anclados, en su sitio, esperando a los próximos turistas. Nosotros volvemos a nuestra rutina con la maleta llena de buenos momentos y el móvil lleno de recuerdos. Eso es viajar. *
¿A vosotros os gusta el verano?
¿Cómo lo vivís? ¿Os vais de vacaciones? Os pregunto todo esto porque no a todo el mundo [6] le gusta el verano, porque no todo el mundo viaja. El calor y el sol sí que suelen gustar, pero a mí, puf, a mí me agobia [7] un montón el calor fuerte, no me gusta. Estos días de calor aquí en Suiza me recuerdan el calor agobiante y pesado de Madrid, de cuando yo tenía que estudiar para los exámenes de septiembre con 40 grados... ¡qué horror! ¡qué barbaridad! ¡Aquello era insoportable! Madrid en agosto era una ciudad fantasma durante el día, la mayoría de los negocios cerrados, la gente fuera de la capital... Sólo podías salir por la noche, durante el día las calles ardían [8]. El salir por la noche era un lujo pequeño, era una ayuda para coger mejor el sueño, para dormir mejor. Es que realmente sólo por la noche podías darte un paseo, sentarte en una terraza con la poca gente que no se había ido de la ciudad. Ahora, esas noches eran muy especiales, invitaban al delirio y a la confianza. En aquel tiempo conocí a Mario... Lo conocí una noche de agosto súper caliente y pesada, una noche en la que no corría ni una gota [9] de aire por la ciudad. Había estado todo el día estudiando y a eso de las nueve bajé a tomarme una coca-cola al bar de la esquina. Se la pedí a José y me senté en la terraza del bulevar. En la mesa de enfrente un hombre moreno pedía un granizado de limón. Empezar una conversación era fácil: ¡qué calor!, ¿verdad? - me dijo el chico. Yo llevaba todo el día estudiando estadística, los números y probabilidades me salían por las orejas [10]. - Veo sólo números,- le contesté. Él me miró divertido: - ¿Quieres ver otra cosa?-. Uy, mi alarma despertó, ¿otra cosa? Uyuyuy, a ver, ¿qué me iba proponer aquel tipo?, pensé. Era un hombre muy atractivo, le miré fijamente. Tenía unos ojos negros muy vivos y una sonrisa preciosa. Tendría tres años más que yo. El calor nos hace hacer locuras [11], nos anima a lanzarnos a una piscina helada sin pensar. Yo salté a la piscina. Decidí que sí, que el día había sido muy aburrido, muy largo, necesitaba charlar. - A ver, ¿qué?- . - Elige: cine, música, estrellas o agua-. - Agua-, le dije sin pensarlo dos veces. Aunque... ¿agua en Madrid? Ay, Alicia, vaya una elección has hecho, pensé. Las fuentes estaban secas, el río Manzanares llevaba un hilito de agua [12] ridículo, en Madrid no hay playa... - Mario, soy Mario-. - Ah, encantada. Yo Alicia, estudiante, 20 años, soltera y muy, muy bien, sin ganas de compromiso ¿eh?-. Él se rió con ganas. Creo que era la primera vez que alguien se le presentaba así, diciéndole claramente que estaba muy bien como estaba y que no quería líos amorosos de ningún tipo. Mario estaba acostumbrado a conquistar a la primera y a enamorar, de eso me di cuenta enseguida. Pero, bueno, a mí me dio igual. Yo tenía tanto calor, estaba tan harta [13] del verano de Madrid que sólo el pensar en agua me animaba. En mi cabeza ya había sustituido los números y las estadísticas por la palabra agua, ¡a ver qué plan de agua me proponía Mario! En aquel entonces yo no tenía pareja y de verdad que no pensaba mucho en chicos. Ese verano yo me había quedado sola en Madrid para estudiar y realmente el estar sola lo estaba disfrutando. Había conseguido el quedarme sola en Madrid después de mil discusiones con papá, todo un triunfo [14]. Mi familia estaba en la playa. - ¿Agua?
Me lo pones difícil, Alicia.- Mario se terminó su granizado. Él ya sabía a donde íbamos. -Venga, Alicia, vamos.- Me cogió de la mano y yo dejé a todos mis números dentro del vaso vacío de coca-cola. La única palabra que tenía en la cabeza era "agua", como os digo, queridos amigos, con aquel calor tan agobiante una no podía pensar más allá. Esa noche Mario me llevó al Pantano de San Juan, al único embalse de la Comunidad de Madrid.
Este embalse tiene 14 kilómetros de playa y los madrileños dicen que allí está su playa. Os digo, es un lugar único y precioso. Nosotros llegamos allí a las once de la noche, nos bañamos, nos reímos y el calor desapareció. Me enteré de que él también era estudiante, de que quería irse a Latinoamércia, de que no quería una vida común, estaba lleno de sueños e ilusiones. Mario era un hombre único, vivo y con ganas de romper las normas. A mí Mario me fascinó y ... me enamoró. Esa noche yo no dormí, solamente soñé al lado de Mario y el resto del verano fue muchísimo más llevadero [15], más agradable. Estuvimos juntos un año, después él hizo su maleta y se fue a Perú. Perdí sus pasos. No volví a saber nada más de él. *
Pues ¿sabéis una cosa ?
En junio de 2003 se vio un cocodrilo en el Pantano de San Juan, sí, sí, habéis oído bien. Yo me acuerdo perfectamente y naturalmente pensé automáticamente en Mario y en aquella noche en el embalse, creo que con o sin cocodrilo nosotros nos hubiéramos bañado de todas formas. El calor es más grande que el miedo. Pues al parecer en el 2003 dos vecinos vieron un cocodrilo en el agua y se lo dijeron a la Guardia Civil. La búsqueda del reptil se hizo por aire y por tierra. 25 guardias civiles buscaron al animal sin ningún éxito. El helicópeto de la guardia civil rastreó [16] varias veces la zona, pero nada, el cocodrilo no se encontró. Ese verano se prohibió el baño y el practicar actividades acuáticas en el pantano. El tener y el abandonar este tipo de animales protegidos tiene una multa de 600 a 60.000 euros; pero, como os he dicho, al final no se encontró ni al dueño ni al animal. Al año siguiente la gente se volvió a bañar sin miedo, aunque... un pescador sacó de agua ¡una piraña! *
Bueno, y así llegamos al final de este podcast.
Os deseo un estupendo tiempo de verano con o sin calor, con o sin viajes, os deseo que lo paséis muy bien y que no os olvidéis de mí. Espero volver a teneros aquí conmigo el 28 de agosto, en la página web www.podclub.ch o vía app. Volveré con más historias y nuevas ideas. Adiós, amigos, ¡cuidaros! [1] (el) pantano: lago artificial, embalse, depósito de agua
[2] (la) delicia: el gusto, la maravilla
[3] quedarse grabado/a: cuando algo nos gusta mucho o nos impresiona, se nos queda grabado en la memoria, en nuestra cabeza, y no se nos olvida [4] infindad: muchísmas cosas, un montón, una cantidad enorme
[5] dar la gana: cuando quiero
[6] todo el mundo: toda la gente, todas las personas
[7] agobiar: cansar, fastidiar, molestar
[8] arder: quemar; hacía tanto calor que parecía que las calles echaban fuego
[9] ni una gota: absolutamente nada
[10] salir por las orejas: es una expresión que utilizamos cuando estamos saturados de algo, cuando tenemos suficiente de algo, cuando es demasiado
[11] hacernos hacer locuras: nos incita a las locuras, nos anima a hacer cosas locas
[12] un hilito de agua: poquísima agua
[13] estar harto/a: estar cansado/a, tener suficiente de algo
[14] todo un triunfo: un éxito, un logro
[15] ser llevadero: poder vivir con algo de forma más agradable, en este caso con el calor de Madrid
[16] rastrear: buscar algo milímetro a milímetro, despacito y con paciencia