A mi aire 174: Santería, religiones, bu (11 de marzo, 2016)
mi aire 174: Santería, religiones, buena suerte (11 de marzo, 2016)
Hola amigos, bienvenidos a este nuevo podcast del 11 de marzo.
Los meses pasan, los días, las horas… ¡ya estamos en marzo! La primavera está a punto de [1] llegar, los días cada vez son más largos, el sol cada vez calienta más, la gente sale más a la calle y quizás por eso he conocido a Arnulfo González. Este hombre es santero de profesión y hoy os lo voy a presentar. ¡Es tan interesante el mundo de la santería! Después hablaré de las diferentes religiones que convivieron en España y terminaré con un par de historias sobre la buena suerte.
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Fue una noche muy especial.
Nosotras éramos tres chicas, ellos eran cuatro tipos. Nosotras éramos de España, ellos eran de Costa Rica, Venezuela, Colombia y Perú. Nosotras conocíamos al costarricense y nos presentó a su amigo peruano. Los otros dos eran amigos de los amigos - El hablar el mismo idioma une, se sea de la Península Ibérica o del continente americano. De repente todos somos hermanos y nos une algo indescriptible [2], las palabras fluyen, nos entendemos sin pensar -. Aquella noche fue muy especial, conocimos a Arnulfo González, un santero, astrólogo, artista, músico, productor…
Sólo con mirarnos el colombiano ya nos dijo un par de cosas.
Resulta que el planeta Plutón ha tenido locos [3] a los sagitario, les ha influenciado mucho, pero ya por fin les ha dejado tranquilos. Según Arnol los años de inseguridad e inestabilidad terminaron el 25 de febrero para todas las personas que tienen este signo del zodiaco. - Pero yo soy cáncer-, le dije. - Y yo géminis-, añadió mi amiga. – Sí, sí, pero a vuestra edad ya es más importante el ascendente - . - ¿A nuestra edad? ¡Pero bueno! No somos tan mayores -. – Entendedme bien, chicas, ya sé que no sois mayores, pero tenéis más de treinta años, ¿no? -. Nosotras afirmamos con la cabeza. – Por eso, vosotras ya no sois ni cáncer, ni géminis, sino sagitario, vuestro ascendente -. ¡Hay que ver! [4], yo no tenía ni idea, así que a partir de los treinta más o menos se es el ascendente… ¿Vosotros sabéis cuál es vuestro ascendente, amigos? Yo me enteré de cuál es el mío aquella noche. La verdad es que ser sagitario me gusta. He oído que son personas viajeras, aventureras, independientes; les gusta la vida al aire libre y filosofar; son personas optimistas. Lo único negativo que tienen es que son impacientes y tienen genio. Esto es verdad, yo cuando me enfado, me enfado de verdad y… no tengo paciencia. Esto también es verdad. Soy impaciente y nerviosa, soy “un rabo de lagartija [5]”, como decía mi madre. En fin.
La conversación empezó con algo que sabe todo el mundo, como veis, pero luego Arnol nos dijo que además de astrólogo era santero.
¡Santero! Uy, eso sí que me interesaba. Yo tengo aquí una amiga cubana que es santera. En su casa tiene un pequeño altar al dios Schangó, que es Santa Bárbara para los cristianos. Schangó es su dios orisha, su dios particular. Cada persona tiene un dios que toma parte [6] activa en la vida cotidiana. Al dios hay que cuidarlo y ofrecerle cosas que le gusten. Mi amiga le ofrece a Schangó tabaco, ron y no sé qué hierbas.
El origen de la santería es muy interesante.
En Nigeria los africanos tenían sus costumbres yorubas y adoraban a sus dioses orishas. A finales del siglo XVIII y principios del XIX hubo guerras internas y ataques externos que llevaron a la esclavización del pueblo yoruba. A muchos nigerianos se los llevaron como esclavos a América, sobre todo a Cuba y Brasil. Estos hombres tenían su religión y de repente se tuvieron que convertir al catolicismo para no tener problemas; por eso los yorubas identificaron a sus dioses con los santos católicos. Así pudieron seguir practicando su religión tranquilamente. Schangó es Santa Bárbara, como os he dicho; Orula, por ejemplo, es San Francisco y Oshún Nuestra Señora de la Caridad. Muy interesante, ¿verdad? Los yorubas ocultaron su religión bajo la católica y al final se fusionó dando lugar [7] a la santería.
Los santeros son los sacerdotes de la santería.
Son los que en una primera ceremonia limpian a los creyentes [8] y les dan un dios. Los santeros cuidan luego de sus fieles: les curan enfermedades, les solucionan problemas o les leen el futuro. Arnulfo González es santero. Él ha estado en Nigeria conociendo las costumbres yorubas y fue nombrado sacerdote allí. Aquí en Suiza le puedes consultar, le puedes preguntar por tu futuro y él te echa los huesos [9] y los interpreta. Te ayuda a resolver problemas. Él mismo no hace nada sin consultar primero con sus huesos, huesos que tira y luego interpreta para él mismo. Realmente es un mundo especial, para mí muy exótico, curioso.
Arnol me dio su número de teléfono.
Todavía no lo he llamado, todavía no sé si lo haré. Lo que sí sé es que aquella noche fue muy especial y me gustó mucho conocer a este colombiano que lleva unos 20 años por aquí.
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¡Cuántas creencias diferentes hay por el mundo!
¿no? En España uno crece con la religión católica sin elegir, aquí según el cantón eres protestante o católico. Además, los ortodoxos y los judíos viven en paz con los otros creyentes. Cuando llegué a Zúrich me sorprendió mucho ver judíos por las calles, a estos hombres con kipás, gorras pequeñas de tela, y tirabuzones [10]. En España no hay judíos desde el 1492. Los Reyes Católicos Isabel y Fernando echaron a todos los judíos y musulmanes. Así se puso punto y final [11] a la Reconquista Española. Imagino que sabéis que los musulmanes estuvieron ocho siglos en la Península Ibérica, ¿no? Estuvieron desde el año 722 hasta finales del siglo XV. Y a mí hay algo que me sigue gustando mucho, me gusta descubrir la historia por las calles de pueblos y ciudades. En Toledo, por ejemplo, es un gusto pasear y sentir que en esa ciudad de ahora 83.226 habitantes convivieron tres culturas diferentes, la católica, la judía y la musulmana durante siglos. En esa ciudad de Castilla-La Mancha se convivió en paz y los unos aprendieron de los otros.
En la escuela secundaria nosotros estudiamos la historia de la Reconquista sesgada, no muy objetivamente, porque nos enseñaron que los Reyes Católicos fueron unos héroes que consiguieron echar a los infieles del país.
Los infieles eran los que no creían en Dios, en Jesucristo Nuestro Señor. Todo lo hicieron por la religión, por unificar España, con altos ideales. La Reconquista había empezado en el año 722 y fijaros cuándo terminó, ¡en el 1492! Claro que sí que es verdad que los Reyes Católicos consiguieron por fin unificar España, pero entre los musulmanes había buena gente, los judíos tenían su casa en la Península y la tuvieron que dejar. Hubo historias pequeñas, tragedias particulares. Solamente por creer en otro dios, los judíos se tuvieron que marchar en el siglo XV y no han vuelto. Esta es una parte de la historia de España un poco triste, me parece a mí. Hay libros preciosos sobre esa época como “A la sombra del granado” escrita por el historiador pakistaní Tariq Ali o “León el africano” de Amin Maalouf. Estos libros me han ayudado a comprender mejor lo que pasó en aquella época. Si os gusta la historia, os aconsejo leer alguno de los dos.
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Pues hablando de creencias me viene a la cabeza algo que me comentó hace poco una compañera de trabajo, algo mucho más banal.
María me dijo: - En Alemania te regalan sal y pan para desear suerte y buena vida en una nueva casa, pero también se puede regalar a una pareja de recién casados [12] para desear felicidad -. ¡Qué curioso es! Nosotros los españoles no regalamos nada de eso… A una pareja de recién casados le tiramos arroz para desearle felicidad, antiguamente se tiraban trocitos de dulce como símbolo de felicidad y fertilidad. Menos mal que eso del dulce era caro y se cambió por el arroz porque era más barato. ¿Os imagináis que os tiren dulces a la salida de la iglesia o del ayuntamiento? El dulce se pegaría en el bonito vestido de la novia. ¡Ay, qué pena! Menos mal que esa tradición de tirar dulces ya ha desaparecido [13].
¡Ah!
Y lo que también es curioso el día de la boda es lo que tiene que llevar la novia para tener suerte en su matrimonio [14]. Mirad, tiene que llevar algo prestado [15], algo nuevo, algo viejo y algo azul. Lo prestado representa el presente, lo nuevo el futuro, lo viejo el pasado y lo azul simboliza la pureza. La novia tiene que llevar estas cuatro cosas para tener buena suerte, como os he dicho. Así que ya veis cada país tiene sus costumbres y tradiciones para tener buena suerte y desear felicidad.
Sé que además de tener oyentes aquí en Suiza, me oís por todo el mundo, por ejemplo, sé que me oís desde Francia, desde Las Canarias, desde Estados Unidos o desde La India.
Así que, ¿por qué no me escribís en la página web www.podclub.ch qué se hace o se regala a los novios el día de la boda para desearles felicidad en vuestros países? Todas las tradiciones y costumbres son bonitas y ¡me gustaría conocerlas!
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Bueno, y así llegamos al final de este podcast.
El próximo día iremos a Honduras, es que Gustavo es de allí y siempre me está contando cosas de su país. Os espero el 24 de marzo en la página web www.podclub.ch o vía app. Mientras tanto podéis practicar con el entrenador de vocabulario para aprender las palabras nuevas. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien.
[1] estar a punto de: dentro de muy poco tiempo va a pasar algo
[2] indescriptible: que no se puede describir
[3] tener loco a alguien: alterar a alguien, ponerle nervioso de tal forma que no puede pensar con claridad
[4] ¡hay que ver!
: ¡Madre mía ! ¡increíble !
[5] ser un rabo de lagartija: ser muy nervioso e inquieto
[6] tomar parte: participar
[7] dar lugar a: ser al final algo; ocasionar algo, motivarlo
[8] (el/la) creyente: fiel, persona que cree en algo
[9] echar los huesos: tirar los huesos para poder después leerlos e interpretarlos
[10] (los) tirabuzones: pelos largos y rizados en espiral
[11] poner punto y final: terminar algo
[12] recién casados: cuando se han casado hace muy poquito tiempo
[13] desaparecer: dejar de existir, no existir más
[14] (el) matrimonio: unión de un hombre y una mujer o de dos personas del mismo sexo para tener una vida común
[15] algo prestado: algo que te han dejado