A mi aire 23: El cumplir 40 años y los (3 de julio de 2009)
mi aire 23: El cumplir 40 años y los cambios del barrio (3 de julio de 2009)
Hola a todos.
Soy Alicia. Bienvenidos a este nuevo podcast de "a mi aire". Hoy es 3 de julio, ¡es mi cumpleaños! Por eso os voy a hablar de lo que es cumplir 40 años y de los cambios del barrio, es que los pequeños comercios están desapareciendo y yo ya casi no conozco mi barrio madrileño. También os hablaré de las aventuras de mi hermana en Cuba y os voy a poner al día de Stieg Larsson y sus libros. Así que, ¡espero que os guste! Siempre me ha gustado el día de mi cumpleaños.
Este día celebro que he vivido un año más y que tengo otro por delante, ¡me encanta! Hoy cumplo 40 años, es una sensación especial. Es un cambio de década, dejo de ser treintañera para ser cuarentona. Es muy fea esta palabra, "cuarentona", la hace a una vieja de golpe [1]. Aún así, me gusta mucho mi edad. Creo que las mujeres que tienen 40 años se sienten más seguras de ellas mismas. La personalidad ya está definida, no hay que demostrar nada a nadie. Simplemente ya vivimos como queremos vivir. Leí una vez una afirmación de Hillary Clinton sobre su secretaria personal. Hillary decía que su secretaria tenía la vitalidad y energía de una veinteañera, el espíritu emprendedor de una mujer de treinta años, la experiencia de una mujer de 40 y el encanto de una de 50. Me parecieron unas palabras muy acertadas para cada edad. No sé cómo será su secretaria personal, pero si tiene todas esas cualidades debe de ser fantástica. Como mi cumpleaños siempre ha sido en verano, nunca lo he celebrado con mis amigos.
En España los niños tienen ya vacaciones. A mediados de junio terminan los colegios y no empiezan de nuevo hasta mediados de septiembre. Por eso ahora me gusta celebrar todos los cumpleaños. Este año he alquilado una sala grande y he organizado una paella para todos mis amigos. Después habrá música y espero bailar y bailar ¡hasta caer rota! Pues si estuviera en España hoy me darían 40 tirones de orejas. Sí, allí tiramos de las orejas cuando uno cumple años. Así que, por ahí [2], tengo suerte de estar aquí en Suiza. Me libro [3] de los tirones, que siempre te dejan las orejas rojas. *
Llevo ya 18 años viviendo en este país.
Prácticamente la mitad de mi vida. Cuando vuelvo a Madrid me doy cuenta de que muchas cosas han cambiado. Por ejemplo han desaparecido todos los pequeños comercios que teníamos en nuestra calle. ¡Es increíble cómo ha cambiado todo! Cuando yo era pequeña teníamos enfrente de casa una lechería. Allí comprábamos leche, yogures y todo tipo de productos lácteos. Un poco más allá estaba la panadería del señor bajito. Teníamos que bajar unas escaleras empinadas [4] para entrar en la tienda y siempre había pan recién hecho y magdalenas. ¡Ay! cómo me gustaba ir allí a por el pan y comerme el currusco [5], ¡la punta! Esta panadería era muy pequeñita y tampoco existe. También me acuerdo de la pollería, que estaba a la vuelta de la esquina. La pollería era una tienda de pollo. Vendía todo tipo de ave y huevos. ¡Qué simpático era el pollero! Siempre nos conseguía entradas para el teatro por dos duros [6]. Para mí era un misterio que siempre tuviera entradas para el teatro, pero me encantaba. Me vi todas las obras de teatro que pude. Quizás de ahí tengo este cariño al teatro. ¡Madre mía, qué tiempos aquellos! El caso es que esa vida de barrio ha cambiado, todo se ha vuelto más impersonal.
A la pollería le ha sustituido un bar, a la panadería una farmacia y en lugar de la lechería hay un buen supermercado. Pero igual que estos pequeños comercios han desaparecido en Madrid, están desapareciendo en las grandes ciudades suizas. El otro día leí en el Tages-Anzeiger un artículo sobre los pequeños comercios que hay en Zúrich. Es muy difícil que sobrevivan las pequeñas tiendas en esta ciudad. ¿Qué puede hacer una pequeña tienda de libros frente a un Orell Füssli? ¿O una pequeña tienda de juguetes frente a un Franz Karl Weber? Poco, pueden hacer poco. La competitividad es demasiado grande. Los dueños de los pequeños comercios suelen ser personas mayores que han dedicado toda su vida a levantar el negocio y ahora se encuentran muy solos. Los dueños trabajan todo el día y tienen muy pocos ingresos. Ellos suelen ser personas mayores de 65 años que no tienen a quien dejar su comercio. A los hijos no les interesa tomar las riendas [7] del negocio de sus padres, prefieren hacer otras cosas. Y es que los pequeños comercios cada vez tienen menos futuro. A mí me da pena. *
Lucía me sigue escribiendo y contándome cosas sobre Cuba por Facebook.
Creo que ya os dije que ella está viviendo con su profesor de baile. ¡Ay! ¿Cómo se llama su novio? Es un nombre que siempre se me olvida. Creo que se llama Leandro o Leoncio. ¡Ay, no sé! Bueno, el caso es que Lucía y su novio viven en la octava planta de un bloque de 15 pisos y resulta que el ascensor siempre está estropeado. Lleva ya seis meses mal. Parece que por fin se encontró un ascensor de recambio en Rusia y lo llevaron a Cuba, pero este ascensor es incompatible con las piezas viejas del edificio. Es que la técnica ha cambiado. Ahora las viejas piezas soviéticas y las nuevas hacen un ruido enorme con la subida y bajada del ascensor. Además el ascensor sigue sin funcionar un día sí y un día no. De todas formas lo peor es lo de la bicicleta. Lucía tiene que subir la bicicleta hasta el octavo piso todos los días. Es que si no, se la roban. Ella no se atreve [8] a dejar la bici en la calle. Así que con todo esto mi hermanita está haciendo mucho deporte. No, pobrecilla. Me cuenta que es normal en La Habana que no funcione el ascensor. Aunque, para ser sincera, cuando yo era pequeña también tenía que subir muchas veces a pie hasta el séptimo piso. Nuestro ascensor de Madrid muchísimas veces estaba estropeado. La única diferencia es que yo no tenía que cargar con una bicicleta todos los días de arriba para abajo. ¡Ah!
y además Lucía y su novio tienen otro problemilla. De repente se quedan sin luz y pueden estar así un par de días. Sí, hay apagones de luz, se quedan sin electricidad, y a ésto mi hermana no está muy acostumbrada. A veces es difícil imaginarme cómo es la vida cotidiana en La Habana. Lucía me sigue animando a ir a visitarla. A ver qué hago, cada vez me apetece más el ir a Cuba. *
Os tengo que contar una cosa antes de terminar.
¿Sabéis? ¡por fin han publicado el tercer libro de la trilogía Millennium en español! Estos libros del sueco Stieg Larsson los ha leído ya millón y medio de españoles y el jueves 18 de junio se puso por fin el tercero a la venta. ¡Y yo ya lo tengo! Me lo ha traído este fin de semana una amiga de Valencia. Estoy muy contenta. Es que el segundo libro terminaba de forma dramática y yo estaba deseando saber como continuaba la historia. Lo que me da pena es que este tercer libro sea el último. El escritor Stieg Larsson murió de un infarto nada más [9] entregar la tercera novela. El no llegó a vivir el éxito de su trilogía. De este tema ya os hablé en el podcast número 20. ¿Os acordáis? Pues en aquel podcast os decía que la película del primer libro iba a llegar el 29 de mayo al cine, pero lamentablemente sólo ha llegado a las pantallas de cine españolas. Aquí en Suiza no podemos ver la película todavía. Es extraño que tarde tanto tiempo en llegar. Tampoco podemos ver todavía la última película de Almodóvar. ¡Con las ganas que tengo de verla! La peli se llama "Los abrazos rotos" y la protagonista vuelve a ser Penélope Cruz. Ya os diré qué me parece la película cuando la vea. Pues hablando de cine os voy a contar una cosa curiosa.
Ahora en Madrid los mayores de 60 años han podido ir al cine por un euro todos los martes de los meses de mayo y junio. ¿Qué os parece? Podrían promocionar aquí también esa forma el ir al cine. Es que aquí en Suiza el cine es carísimo, ¿no os parece? Bueno, llegamos al final del podcast.
Ya sabéis que me podéis escribir todo lo que queráis en la página web: www.podclub.ch, que me alegro mucho de leer vuestros comentarios. En el próximo podcast os contaré más cositas de la actualidad "a mi aire". Hasta entonces, ¡disfrutad del buen tiempo! [1] de golpe: de repente
[2] por ahí: por esa razón, por ese motivo
[3] me libro: me salvo, evito
[4] empinadas: altas y de gran pendiente
[5] currusco: aquí: el trozo final de una barra de pan
[6] por dos duros: por muy poco dinero
[7] tomar las riendas: tomar y dirigir el negocio
[8] no se atreve: no tiene valor, no se arriesga, tiene miedo
[9] nada más: en cuanto, al