A mi aire 53: La peseta, el euro, (26 de noviembre de 2010)
mi aire 53: La peseta, el euro, los deseos de los cubanos (26 de noviembre de 2010)
Hola amigos, soy Alicia.
Bienvenidos a un nuevo podcast de "A mi aire". Estamos a 26 de noviembre, las luces ya están preparadas en las calles para iluminar las largas noches del adviento, en unos días va a llegar San Nicolás, ¡qué época tan bonita! Pero hoy todavía no voy a hablar de la Navidad. Hoy voy a hablar de otra cosa completamente diferente. Voy a hacer un homenaje a la peseta, esa moneda que estuvo tantos años en España. Después os hablaré de los cambios que trajo la llegada del euro y terminaré hablando sobre los deseos de los cubanos.
Hoy voy a hacer un homenaje a la peseta porque yo nací y crecí con ella, porque es la moneda con la que me identifico, aunque ya no exista.
Es que veo que los chicos jóvenes ya no se acuerdan de ella y ésto me da pena. La peseta fue la moneda de España desde el año 1868 hasta el 1 de enero de 1999. Bueno, en realidad hasta finales de 2001, que fue cuando la peseta se retiró [1] del mercado. A partir del año 2002 la única moneda que tuvimos en nuestros monederos fue el euro.
La peseta nos ha acompañado a los españoles a lo largo de [2] nuestra historia, a lo largo de 133 años.
Al principio había céntimos de bronce, pesetas de plata y monedas de oro. Es en el año 1876 cuando desaparecen las monedas de oro y empiezan a circular los billetes de papel, pero seguían existiendo las monedas de plata. De hecho existieron hasta el 1937. Mi abuelo tenía un llavero [3] con una moneda de plata y el primer regalo importante que me hizo fue precisamente ése, un llavero con una moneda de plata. Todavía hoy en día llevo ese llavero y me encanta.
La llegada del euro fue muy rara.
De repente había otra moneda y parecía que jugabas al Monopoli con dinero de mentira [4], pero no, no, el dinero era de verdad. Al principio un euro eran unas 166 pesetas, sin embargo lo que costaba 100 pesetas empezó a valer un euro y así, de repente, la vida se hizo más cara. Por ejemplo un café costaba 100 pesetas, con el cambio al euro el café pasó a costar 1 euro, que era más de 100 pesetas. Así se encareció [5] todo mucho. Cuando llegó el euro, yo ya estaba aquí en Suiza. Aquí al principio me costó [6] acostumbrarme al franco suizo. Yo iba al supermercado, miraba cuánto costaban los tomates y la fruta, miraba cuánto costaba la carne y lo pasaba [7] a pesetas. Entonces me asustaba de los precios y salía de la Migros con dos tomates y tres manzanas, sin comprar nada de carne. ¡Qué horror! Me parecía todo carísimo. Mi marido me decía: "Alicia, ¡que tenemos que comer! ¡Compra normal, mujer! ". "La carne la compras tú"- le decía yo- "que me pongo mala [8] solamente de ver los precios". En fin, ésto fue al principio en Suiza, pero con la llegada del euro, mi madre tuvo los mismos problemas que yo aquí. Se pasaba el día haciendo cuentas: "¿Cuánto cuesta ese queso en pesetas?" "Perdone, ¿y el jamón a cuánto está?" En los supermercados tuvieron que poner en cada producto dos carteles, uno con el precio en pesetas y otro con el precio en euros porque si no la gente no se enteraba. El proceso del cambio ha sido muy lento. Todavía hoy en día nosotros hablamos en pesetas cuando hablamos de cantidades grandes de dinero y mis sobrinos nos miran como si fuéramos extraterrestres. En mi familia la que menos problemas tuvo con el cambio de moneda fue mi abuela. Sí, ¡qué mujer! No le costó [9] nada aceptar las cosas. Imagino que para ella el cambio al euro fue simplemente otro cambio más entre todos los que ella ya había vivido.
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La llegada del euro también afectó a nuestro idioma.
¿Cuántas veces he dicho yo "ésto no vale un duro" o "no tengo ni una peseta"? ¡Millones de veces! La primera expresión significa que algo no vale nada, que no tiene valor; la segunda es más internacional. "No tener ni una peseta" significa no tener nada de dinero. Hoy en día intento decir "no tengo ni un euro", pero tengo que concentrarme, la verdad. En fin, a mí me encantan estas expresiones y creo que no van a desaparecer tan fácilmente de nuestro vocabulario, aunque los chavales [10] de 12 años nos miren con los ojos muy abiertos y piensen que estamos pasados de moda.
Para mis sobrinos el euro es su moneda. Para ellos es normal hablar de euros en la lotería de Navidad. A ellos no les sorprende que el día del Gordo [11], de este sorteo tan importante en toda España, los premios se canten en euros. ¡Claro que no! Pero para mí... no es lo mismo. ¡Ayayay!, todavía me duelen los oidos cuando escucho a los niños de San Ildefonso cantar el Gordo en euros. Sí, tengo que reconocer que me cuesta aceptar la desaparición de la peseta por estas y por mil otras razones. Creo que España no necesitaba el euro, pero en fin, somos parte de Europa y el euro así lo confirma.
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Es curioso, Rosa quiere abrir una peluquería en la Habana y sus amigos y familiares no quieren que lo haga.
Aquí, en el mundo occidental, se promueve el trabajo autónomo y se cree en él. Aquí te dan subvenciones por un buen proyecto, después con inteligencia y trabajo puedes sacarlo hacia delante. ¿Pero en Cuba? El proyecto de Rosa es muy sencillo: Ella quiere abrir una peluquería, es su sueño. Pero sus amigos y familiares la están desmotivando porque no tienen confianza en la reforma del Estado de la que os hablé en el último podcast, nadie tiene confianza en la reforma que promueve el trabajo autónomo. "Niña"- le dice su vecina- "¿Es que tú estás segura de que quieres abrir una peluquería? ¿ y pagarás la licencia? Mira, que es mucho dinero." Su madre le comenta: "Rosita, hija, ¿y vas a pagar impuestos [12] al Estado? ¡Así no ganarás nada! " Su amiga Lucrecia le pregunta: "¿De dónde vas a sacar los jabones, los tintes, las tijeras y los secadores? ¿Dónde los vas a comprar si no hay en el mercado?" Y más y más preguntas como estas le están haciendo a la pobre. "¿Qué hago? "- le pregunta Rosa a mi hermana Lucía en el chat - "Quiero trabajar para mí, tener mi propia peluquería. ¿Es mucho pedir?" Lucía, que ya ha entendido el problema cubano, le responde: "Empieza a trabajar en el salón de casa, Rosita, pero no hagas oficial la peluquería". ¡Madre mía! No sé, yo estoy muy lejos de esa realidad. Sin embargo leo a la bloguera Yoani Sánchez y entiendo mejor a los cubanos. Entiendo que Rosa quiera abrir su negocio y tener su trabajo independiente, pero que a la vez dude [13] de si va a ser posible realizar su sueño. Yoani Sánchez escribió un artículo a principios de noviembre sobre las ganas que tienen los cubanos de tener algo propio. Como el artículo me gustó mucho, os lo leo adaptado por mí:
< Llevamos cinco décadas de "nosotros", de educación comunista y sin embargo esta mañana -en el parque- un joven afirmaba: "Es que yo quiero tener mi pedacito [14]". Lo dijo como confesando el pecado de desear algo lejano. Parecía expresar un deseo maldito [15] por el que podría recibir un castigo. Mientras hablaba de sus "ambiciones", gesticulaba con las manos y nombraba sus deseos: "un techo [16]", "un salario decente [17]", "permiso para viajar". La colectivización no ha borrado [18] en nosotros ese deseo humano de tener un trozo propio [19] y la forzada [20] igualdad sólo ha aumentado las ganas de diferenciarnos > *
Bueno amigos, ésto es todo por hoy.
Ya sabéis que me podéis seguir escribiendo en la página web www.podclub.ch, que me gusta mucho leer vuestros comentarios. En dos semanas os hablaré sobre la Navidad y sobre Mario Vargas Llosa, que quiero felicitarle en mi podcast por su premio Nobel. Por cierto, también anunciaré el ganador o la ganadora de nuestro sorteo. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien.
[1] retirar: quitar, apartar
[2] a lo largo de: durante
[3] llavero: utensilio en el que se llevan las llaves, normalmente tiene una anilla metálica
[4] de mentira: falso
[5] encarecerse: hacerse más caro; subir o aumentar el precio de algo
[6] costar: aquí: ser difícil
[7] pasar: cambiar
[8] ponerse mala: ponerse enferma
[9] no le costó: no fue difícil para ella
[10] chaval: chico joven
[11] el Gordo o el sorteo del Gordo de Navidad: la Lotería de Navidad y se celebra el día 22 de diciembre
[12] impuesto: tributo obligatorio que se paga al Estado en función de lo que se gana
[13] dudar: no saber con seguridad, desconfiar
[14] pedacito: aquí: parcela, algo pequeño propio
[15] maldito: condenado y castigado por la justicia divina
[16] un techo: aquí: un piso, un apartamento
[17] decente: justo, honesto, correspondiente a lo que se trabaja
[18] borrar: quitar, hacer desaparecer
[19] un trozo propio: una parcela propia; un pedacito
[20] forzada: obligada