28 - Como dice Justiniano
Esta semana el episodio de Communio Sanctorum se titula: “Como dice Justiniano”
Durante el 5º siglo, mientras que el Imperio Romano del Occidente caí ante los Godos, el Imperio Oriental centrado en Constantinopla parecía que podría seguir por varios siglos mas. Aunque se identificaba como Romano, los historiadores se refieren a la región Oriental como el Imperio Bizantino y la época Bizantina. Obtiene ese título de Bizancio, el nombre de la ciudad antes de que Constantino la hiciera su nueva capital.
Durante el 5º siglo, todo el imperio, tanto el Oriente como el Occidente estaba en declive. Pero en el siglo 6º, el Emperador Justiniano I dirigio un gran resurgimiento de la civilización Romana. Reinando casi 40 años, Justiniano no sólo provoco un nuevo florecimiento de la cultura en el Oriente, también trató de reafirmar su control sobre esas tierras en el Oeste que habían caído bajo el control de los bárbaros.
Han surgido diversas opiniones sobre Justiniano el Grande. Durante años la manera estándar para verlo era como un inteligente, ambicioso, enérgico, líder sociable, plagado por una enfermiza dosis de vanidad. ¿Me atrevo a decirlo? ¿Por qué no? : Quería hacer a Roma Grande Otra Vez. Mientras que esa ha sido la forma tradicional del entendimiento sobre Justiniano, más recientemente, esa imagen se ha modificado ligeramente, dandole a su esposa, la reina Teodora, un papel más destacado en la alimentar su ambición. Cualquier otra cosa que podríamos decir acerca de este equipo de marido y mujer, ciertamente eran devotos en su fe.
El reinado de Justiniano fue reforzado por las proezas de varios generales que fueron capaces de plasmar su deseo de retomar el Oeste a ser una realidad. El más famoso de estos generales fue Belisario, un genio militar, a la par con Aníbal, César, y Alejandro. Durante el reinado de Justiniano, partes de Italia, el Norte de África y España fueron reconquistados y puestos bajo el dominio Bizantino.
Los emperadores Occidentales en la larga historia de Roma tenían la tendencia de ser más austeros en las manifestaciones de su autoridad, al mantener un vestuario sencillo y una modestia en las costumbres relacionadas con su reino, como correspondía a la idea del Augusto como Prínceps = que significa Primer Ciudadano. Los emperadores Orientales tomaron otro camino y evitaban la humildad a favor de una manera Oriental, o lo que podríamos llamar modelo “Persa” de majestad. Empezó con Constantino quien rompió con la larga tradición Occidental de la modestia Imperial y se vistió a sí mismo como un glorioso Monarca Oriental. Después de Constantino, los emperadores Orientales llevaban túnicas elaboradas, coronas, y adornado sus cortes con ostentosos símbolos de riqueza y poder. Alentado por Teodora, Justiniano creció esta tradicion y su corte se volvió un gran espectáculo de poder. Cuando personas venían ante el Emperador, tenían que postrarse, como ante un dios. La ceremonia de la corte de Justiniano rápidamente fue copiada por la Iglesia de Constantinopla, debido a la vinculación cercana entre la iglesia y el estado en el Oriente.
Fue esta ambición de gloria que movió a Justiniano para embarcarse en una campaña de construcción masiva. Él comisiono la construcción de ciudades enteras, carreteras, puentes, palacios, baños y una infinidad de iglesias y monasterios. Su legado perdurable fue la Iglesia de la Santa Sabiduría, o la Catedral de Santa Sofía, la Iglesia de Constantinopla. La Haga Sofía fue la culminación de un nuevo estilo de arquitectura centrada en su cúpula, la más grande construida hasta ese momento. Los visitantes a la Iglesia se pasaban horas atónitos mirando a la cúpula, incrédulos que algo tan grande podría ser construido por el hombre. A pesar de la rica fachada interior de la iglesia ha sido destruida por años de conflicto, la estructura básica permanece hasta el día de hoy como una de los principales puntos para visitar en Estambul.
Justiniano también fue un teólogo en su propia manera. Como Emperador quería unir a la iglesia bajo un credo y trabajó duro para resolver las disputas principales del día; la brecha entre la fe Ortodoxa expresada en el Concilio de Calcedonia y los Monofisitas.
Repasando un poco; los Monofisitas seguían las enseñanzas de Cirilo de Alejandría, que había luchado en contra de Nestóreo sobre la naturaleza de Cristo. Nestóreo enfoco la naturaleza humana de Jesús, mientras que Cirilo enfoco la deidad de Jesús. Los seguidores de ambos llevaron sus doctrinas aun mas lejos, de modo que la Nestorianos que se movieron al Esta hacia Persia tenían la tendencia de disminuir la deidad de Cristo, mientras que los seguidores de Cirilo en su rumbo sur hacia Egipto elevaron de la deidad de Jesús a arriba de su humanidad. Ellos hicieron tanto hincapié en su deidad que se convirtieron en Monofisitas; que significa seguidores de 1 naturaleza.
Justiniano intentó reconciliar la fe Ortodoxa centrada en Constantinopla con los Monofisitas de Egipto al afinar sutilmente las palabras usadas para describir la fe. A pesar de que el Concilio de Calcedonia terminó oficialmente el conflicto, todavía existia una brecha entre la Iglesia de Constantinopla y la de Egipto.
Justiniano intentó aclarar cómo entender las naturalezas de Jesús como Dios y Hombre. ¿Tenía 1 naturaleza o 2? Y si eran 2. ¿Cómo coexistían esas 2 naturalezas en el Hijo de Dios? ¿Fueron separadas y distintas o fusionadas en algo nuevo? Si eran distintas, ¿fue una superior a la otra? Este era el punto de contienda en el debate por el cual el Concilio de Calcedonia había luchado y el enfoque de la contienda entre Cirilo & Nestóreo. Justiniano logro un éxito parcial en que los Monofisitas moderados estuvieran de acuerdo con su teología. Fue ayudado por el trabajo de un monje llamado Leo de Bizancio. Leo propuso que en Cristo, las dos naturalezas estaban tan entremezcladas y unidas que formaban una sola naturaleza, que identificaba como el Logos.
En el año 544 el Emperador Justiniano promulgó un edicto condenando a algunos escritos pro-Nestorianos. Muchos obispos Occidentales pensaron que el edicto era una refutación escandalosa del Credo de Calcedonia. Asumían que Justiniano había salido como Monofisita. El Papa Vigilio condenó el edicto y rompió la comunión con el Patriarca de Constantinopla, porque apoyaba el edicto del Emperador. Poco después, cuando el Papa Vigilio visitó Constantinopla, hizo un cambio abrupto, cuando el añadio su censura a los escritos pro-Nestorianos que habían sido condenados. Pero después, en el año 550, después de que varios obispos criticaron ese cambio, Vigilio cambio de opinión otra vez y dijo que los escritos realmente no eran prohibidos después de todo.
No hay nada como ser un firme pilar para soporte los fundamentos de la iglesia. Bueno Vigilio fue consistente; en que él vacilaba constantemente bajo presión.
Todo esto ha creo tanta controversia que en el año 553 Justiniano convoco el Quinto Concilio ecuménico de Constantinopla. Aunque se suponía que era un concilio de toda la Iglesia, el Papa Vigilio se negó a asistir. Tras la demanda de Justiniano, el Consejo afirmó su edicto original del año 544, y además condenaron a todos los que apoyaban a los escritos pro-Nestorianos. El emperador desterró a Vigilio porque se rehusó a asistir, diciendo que sería restaurado sólo con la condición de su aceptación de la decisión del Consejo.
Adivina lo que hizo Vigilio. Exacto. Al final cedió y endorso la conclusión del Consejo. El resultado de esto fue que el Credo de Calcedonia fue reinterpretado más con el enfoque Monofisita. La deidad de Jesús fue elevada a primer plano mientras que su humanidad fue relegada a una realidad distante. Esto se convirtió en la posición oficial de la Iglesia Ortodoxa Oriental.
Pero el deseo de Justiniano de fomentar la unidad no fue alcanzado. Los obispos Occidentales se negaron a reconocer la reinterpretación del Credo de Calcedonia por el Consejo de Constantinopla. Y mientras esta nueva interpretación sobre la naturaleza de Jesús fue bien aceptada en el Oriente, los Monofisitas fanáticos de Egipto no cedieron en ningún punto sus creencias. Ellos habían venido a celebrar su teología con una feroz lealtad regional. El aceptar la formulación de Justiniano se considero como ceder bajo presión y lo veían no sólo como herético, sino como antipatriótico. Ellos se negaron rotundamente a venir bajo el control de Constantinopla.
Lo Justiniano fue incapaz de hacer con un acuerdo de encontrar un punto medio teológico y diplomacia, ahora lo intentó por la fuerza. Después de todo, como dicenàla guerra es la diplomacia por otros medios. Y como Justiniano podría decir, “¿Qué hay de bueno en ser rey si no puedes romper cabezas cuando quieras?”
El Emperador también trató de erradicar los últimos vestigios del paganismo en todo el Imperio. Mandó a los funcionarios civiles junto con los líderes de la Iglesia a buscar a todas las prácticas paganas y la filosofía griega pre-Cristiana y ponerle fin a todo lo que encontraran de inmediato. Él cerró las escuelas de Atenas, las última de las instituciones que enseñaban la filosofía Griega. Él permitió que los judíos siguieran su fe, pero trató de regular sus prácticas. Decretó la pena de muerte para los Maniqueos y otros herejes como los Montanistas. Cuando sus duras políticas estimulaban revueltas y rebelión, fue implacable en hacer todo lo que podía para erradicarlas.
Hacia el final de su reinado, las creencias monofisitas de su esposa Teodora influyó que se moviera mas en esa dirección. Él buscó a refundir las conclusiones del 5º Consejo con una nueva formulación que le ganaría mayor apoyo con los Monofisitas. Esta nueva visión se le ha dado el nombre trabalenguas de Ap-tar-to-docetismo.
Según este punto de vista, incluso el cuerpo físico de Jesús era divino, de modo que, desde la concepción hasta la muerte, no cambio. Esto significa que Jesús no sufrió o conocio los deseos y pasiones de los mortales.
Cuando intentó imponer esta doctrina sobre la Iglesia, la inmensa mayoría de los obispos se negaron a cumplir. Así que Justiniano tenia planes de exigir su cumplimiento, pero murió antes de que la campaña pudo comenzar, mucho para el alivio de los obispos.
Justiniano tomó una parte activa en la Iglesia en más áreas que la teología. Promulgo leyes que se relacionaban a los diversos aspectos de la vida de la iglesia. Él nombraba obispos, asignaba a los lideres de los monasterios, ordeno sacerdotes, administro tierras de la iglesia, y supervisó la conducta del clero. Prohibió la práctica de la simonía; que es la venta de oficios de la iglesia. Ser un oficial de la iglesia podía ser muy lucrativo, por lo que la práctica de la simonía era frecuentemente un problema.
El Emperador también le prohibía al clero asistir a carreras de carrozas y al teatro. Esto nos parece muy duro, si pensamos en estos como solo acontecimientos deportivos y culturales. No lo eran. Ambos eventos eran más a menudo escenarios de libertinaje moral donde el comportamiento grosero era muy común. Uno no asistía a una carrera para estar en compañía digna o cortes. Las carreras eran à bueno muy animadas. Y el teatro era un lugar donde las perversiones eran actuadas en el escenario. Que Justiniano les prohibió asistir a estos eventos a los lideres religiosos significa que era común que lo hicieran.
El autorizó a los obispos para que funcionaran como medio servidores-civiles de modo que ellos supervisaban las obras públicas y el cumplimiento de las leyes en contra del vicio. En algunos lugares los obispos sirvieron como gobernadores.
Fue bajo Justiniano que la Iglesia se convirtió en un instrumento del Estado. Ese proceso había iniciado bajo Constantino, pero no fue hasta el 6º siglo bajo Justiniano que llegó a su culminación.
El cristianismo siguió ampliando su influencia a lo largo de las fronteras del Imperio. Con la reconquista del Norte de África, el Arrianismo que había echado raíces allí fue erradicado. La fe se movió arriba por el rio Nilo en lo que hoy conocemos como Sudán. Los Bereberes del Norte de África también fueron convertidos. En Europa, las tribus bárbaras a lo largo del Danubio también fueron alcanzados.
La división entre los Ortodoxos y Monofisitas que Justiniano había intentado curar siguió afectando a la iglesia hasta el 7º siglo cuando surgió una nueva amenaza; el Islam.
Emperador tras emperador conocía que una iglesia fragmentada significaba que la la sociedad fuera debilitada y que sería una presa fácil para los nuevos invasores. Por eso trabajaron arduamente para lograr la unidad teológica.
Vamos a ver, ¿cómo podemos juntar a los Ortodoxos y a los Monofisitas?
Sergio, el Patriarca de Constantinopla, tuvo una idea. Basado en lo que se pensaba eran los escritos de uno de los primeros Padres de la iglesia llamado Dionisias, Sergio pensó que había encontrado apoyo para una nueva idea que podia conciliar las dos partes. El decia que mientras que Jesús era divino y humano, trabajaba por una sola energía. Esto sonaba genial para el Monofisita de Egipto y durante un tiempo parecía que sería un camino a la unidad. Pero otros obispos protestaron, así que Sergio cambio la jugada y dijo, “Bueno, olviden eso de la energía y que tal esto, Cristo fue al mismo tiempo divino y humano, pero sólo tenía una sola voluntad que era una fusión de las dos naturalezas.” El Papa Honorio puso su sello de aprobación a este punto de vista y ahora con el acuerdo de las 2 iglesias más influyentes, parecía una gran victoria teológica. Así que, en el año 638, el Emperador Heraclio pasa un edicto expresando las opiniones de Sergio y prohibiendo nuevos debates.
El emperador pasó un edicto, ¿entonces eso resuelve todo? » no exactamente.
Cuando el Papa Honorio murió, el próximo papa anunció que Jesús tuvo dos voluntades. Y claro, además, – esa era la verdadera posición de Honorio – que había sido malinterpretada por el Patriarca Sergio. Cada Papa posteriormente afirmó las voluntades humanas y divinas de Jesús como distintas, aunque en armonía una con la otra. Esta visión influyó en el Occidente mientras que la del Patriarca Sergio fue la que se convirtió en la posición del Oriente.
Cuando otra vez en el año 648 la cuestión amenazaba con rasgar nuevamente a la iglesia y al imperio en 2, el Emperador Constans II declaró que todo debate sobre 1 o 2 naturalezas o energías, estaba vetada y no se permitía debatir. Pero como pueden imaginarse cuando llego la noticia de la prohibición a Roma un año más tarde, el Papa Martín I, llamo un Sínodo específicamente para discutir la cuestión; decidió que Jesús tenía dos voluntades, y denunció al Patriarca de Constantinopla. Los obispos también añadieron, “¡Cómo se atreve el Emperador en decirnos lo que podemos o no podemos discutir!”
Constans II decidió mostrarle al Papa cómo se atrevía, y lo mando arrestar y lo transporto hasta la capital, donde fue condenado, torturado y desterrado. Martin murió en el exilio.
Entonces sucedió algo chistoso. Bueno no es gracioso realmente – es trágico. El Norte de África, la región del imperio que había sido tan fastidiosamente dedicada a Monofisismo fue conquistada por el Islam. Y de repente el debate perdió su voz principal. Así que Constantino IV, llamo al 6º Concilio ecuménico, nuevamente en Constantinopla en el año 680. Este consejo declaró oficialmente la idea de una energía y una voluntad de Cristo herético. Jesús tenía dos naturalezas; una divina, la otra humana. El Consejo clamo que sus opiniones coincidían con un consejo similar que se celebró en Roma un año antes bajo los auspicios del Papa Agatón.
La mayoría de los historiadores de la Iglesia, consideran al 6º Consejo como el último en el cual la que la naturaleza de Jesús era la principal consideración teológica. Claro que los Nestorianos seguían extendiéndose hacia el Este y llegaron de esa manera hasta China, y todavía había grupos de monofisismo en Egipto, pero tanto en las regiones Oriental y Occidental del Imperio, la Ortodoxia o lo que se denomina la cristiandad Católica ahora dominaba.