Soy marrón (2)
LATINO USA: Hola, soy María Hinojosa, del programa Latino USA en NPR. ¿Qué les parece? Hay casi 60 millones de latinos y latinas en Estados Unidos. Nosotros documentamos esas historias y esas experiencias. Cada semana. Encuéntranos en NPR One o en donde escuchas tus podcasts.
ALARCÓN: ¿Te acuerdas la primera vez que pensaste que Trump iba a ganar?
M AVILÉS: Me acuerdo en el restaurante, a fines del 2015, cuando estábamos como ya después de la hora de servicio, ya tomando cerveza, vino, todos los cocineros. Pero me acuerdo que un cocinero dijo: “Si Trump gana, me voy a Canadá”. Y lo dijo como broma, sí, todos sí se rieron, sí, ya. Pero creo que en ese momento me di cuenta de que si un gringo estaba diciendo eso, dije: “Oh, wow, quizás hay que prestarle más atención a esta… a esta cosa”, ¿no?
ALARCÓN: Creo que en esa época mucha gente —incluso analistas y periodistas políticos— no tomaban en serio la posibilidad de que Trump pudiera ganar. Yo tampoco. Cuando viajaba a Lima, mis amigos me preguntaban y les aseguraba que no pasaría. Igual Marco.
M AVILÉS: Pensé que era como parte de la cosa…, como algo folclórico en medio de la política… de la política gringa.
ALARCÓN: Annie lo veía diferente. Cuando sus amigos le preguntaban, ella decía:
A AVILÉS: “Pucha, a mi me preocupa, porque yo conozco mucha gente que puedo imaginar a ellos apoyándole, y no lo veo como muy raro”.
ALARCÓN: Y Annie tenía razón. La posibilidad de que saliera Trump se volvía cada vez menos descabellada.
¿Te acuerdas la primera vez… cuando comenzaste a ver estas pancartas? Por Maine.
M AVILÉS: No estoy muy seguro, pero empezaron a brotar, así como las hojas de los árboles, ¿no?, en primavera, en verano y…
ALARCÓN: Y es que para esa época, Marco había dejado el restaurante, y había conseguido un nuevo trabajo en el que tenía que manejar bastante. Entonces…
M AVILÉS: Como yo manejo todo el tiempo, de un pueblo a otro, sí… sí noté que conforme a la campaña iba poniéndose más intensa, iban apareciendo más carteles de apoyo a Trump. Carteles a veces enormes, ¿no?
ALARCÓN: Carteles que Marco sentía casi como una agresión.
Pasó el verano, y en agosto…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
TRUMP: My fellow Americans…. I humbly and gratefully accept your nomination for the presidency of the United States.
ALARCÓN: Marco se acuerda de un cartel en particular que le llamó la atención.
M AVILÉS: Hay una carretera por la que siempre voy, y hay un par de tiendas de armas y de municiones ahí. Y hay una que… que no sé de dónde consiguió una especie de tanque de guerra, y pusieron un cartel enorme arriba que decía algo así como: “Apoya a Trump o apoya a la traidora”. Algo así, ¿no?
ALARCÓN: O sea, en inglés, “Support Trump or support the traitor”, ¿algo así?
M AVILÉS: Sí, algo así. Pero… Pero era enorme. Además la visión del tanque era intimidante.
ALARCÓN: Y, en cambio, los carteles de Hillary…
M AVILÉS: No, de Hillary eran… tres.
ALARCÓN: En esos días, Marco fue a una tienda —que también era un bar— a comprar cualquier cosa. Cuando estacionó se dio cuenta de que había un cartel de Trump en la ventana.
M AVILÉS: Y al ver el cartel dije: “Mejor no entro”, ¿no?
ALARCÓN: La zona del bar estaba llena…
M AVILÉS: Y no sé, me imaginé, así como proyectándome al futuro, que entraba y, no sé, me tiraban cerveza o no sé.
ALARCÓN: O peor.
M AVILÉS: O me esclavizaban. O me esclavizaban, ahí, y no me dejaban salir nunca más. [Risas] O me insultaban.
ALARCÓN: Pero esta película que se estaba imaginando no sucedió. No pasó nada. Marco entró, compró lo que tenía que comprar, y es más: lo atendieron muy amablemente.
M AVILÉS: Y luego me fui sintiéndome culpable. “Oh, no debí haber pensado eso de esas personas”, ¿no? Y ahí me di cuenta de que a veces todo estaba ocurriendo en la cabeza, pues…
ALARCÓN: Bueno, quizá en esta ocasión sí, pero es fácil entender por qué Marco se sentía ansioso. Recordemos cómo era la retórica de la campaña de Trump. Retórica que ahora se ha convertido en políticas concretas. En las últimas semanas de la campaña, el lenguaje que usaba el candidato republicano era agresivo, a veces hasta apocalíptico.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
TRUMP: The result will be millions more illegal immigrants,
thousands of more violent horrible crimes and total chaos and lawlessness. That's what's gonna happen.
ALARCÓN: Describía las ciudades de Estados Unidos como campos de batalla. Y los latinos, los inmigrantes, los refugiados, y los musulmanes se convirtieron en enemigos.
Entonces no nos debe sorprender lo que le pasó a Marco a pocas semanas de las elecciones. Estaba caminando por un parque, uno de esos en donde se junta la gente a meterse droga o a emborracharse.
M AVILÉS: Es un parque también un poco como hostil, ¿no? A veces me hace acordar a esos barrios de Lima, como algunas zonas del Callao, donde tú dices: “Oh, por acá no debería caminar, ¿no?”.
ALARCÓN: Y estaba por subirse a su carro. Había un grupo de gente conversando, fumando…
M AVILÉS: Y una mujer me dice: “Hey, you, you— purple shirt”, ¿no? : “Hey, tú, el de camisa púrpura”. Y entonces volteo. Y me dice: “I?”, “¿Eres un latino?”. Yo no le respondí, porque como que me agarró frío, y me dijo: “What are you doing here? Go to your fucking country”.
ALARCÓN: “¿Qué haces acá? Vete a tu puto país”.
Uno siempre se imagina que va estar listo para una confrontación como esta. Que, como en las películas, vas a saber exactamente qué responder. Pero en la vida real no es así. Uno vive desprevenido y tampoco es que ande con un guión en mano.
M AVILÉS: Y me metí al carro, prendí el carro y dije: “Ya, no, pero ahora estoy protegido, ahora estoy en mi carro. Entonces me voy a dar la vuelta, me voy a estacionar, cerca de ellos, y me les voy a responder y les voy a gritar. Y si me quieren atacar, ah, los voy a atropellar”…
ALARCÓN: Pero no hizo nada. Se montó a su carro y se fue a su casa. Y como seguramente nos pasa a muchos, todo el día se quedó pensando en qué hubiera podido contestar…
M AVILÉS: No tenía nada tan claro como decirle: “Oh, vete a la mierda”, o… ¿no? Estaba tratando también de articular: “Con qué derecho me dices tú que vaya a mi país, como o sea, ¿desde cuándo vives tú en este país?, o ¿cuándo llegó tu familia a esta tierra?, ¿no?, ¿quién es más antiguo?”. Una cosa así como un poco rara, pero…
ALARCÓN: Sí, Marco, seguramente una lección sobre la conquista de las Américas les hubiera callado la boca.
En fin. Unas semanas después, el 8 de noviembre del 2016…
(SOUNDBITE DE NOTICIAS)
REPORTERO DE NPR: And we continue our election night coverage. And as I'm sure you've heard by now, Donald Trump is the president-elect of the United States of America, edging out Hillary Clinton in a way that no one really saw coming, as we've been hearing all night...
M AVILÉS: La noche de las elecciones fue un shock para todos acá, ¿no?
ALARCÓN: Entre los amigos de Marco y Annie, en su círculo cercano, ninguno apoyaba a Trump.
M AVILÉS: Estuve con unos amigos viendo la televisión, y todos tenían así como cara de: “¿qué cosa está pasando?”, ¿no? Como si fuera un sueño.
ALARCÓN: Y esa es la misma pregunta que yo escuché varias veces en los días después de la votación. Mucha gente con la que yo hablé no se lo creía. Quizá hasta hoy hay gente que no termina de asimilarlo.
A veces la política se siente como algo muy lejano. O sea, si no eres especialista, ni periodista, ¿cuántas veces al día puedes o tienes que pensar en tu presidente? Claro, uno puede estar a favor o en contra de una propuesta u otra, uno puede apoyar o detestar a un senador o un alcalde, pero por lo general el día a día te consume. El trabajo, la pareja, la rutina… Muchas veces lo que pasa en la capital, lo que pasa dentro del gobierno, es casi abstracto, ¿no?
Para Marco no. Es decir, él sí siente el impacto. Sí lo ha sentido. A diario. Lo carga a donde va. Y no solo Marco: millones. Latinos, afroamericanos, musulmanes, refugiados, indocumentados, mujeres, gente gay, gente trans…
Según me cuenta Marco, algo ha cambiado. Se siente en el aire…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
TRUMP: This American Carnage stops right here, and stops right now.
ALARCÓN: Entonces, un día, poco después de la posesión de Trump, Marco entró a una gasolinera y compró café.
M AVILÉS: Y habían dos hombres mayores, como de 70 años los dos, conversando.
ALARCÓN: Marco se sentó en una mesa para hacer una llamada.
M AVILÉS: Y de pronto siento que la conversación de ellos empieza a… Sube el volumen: ellos empiezan ya no a hablar, sino como a gritar un poco, ¿no?
ALARCÓN: Y aquí es donde entra esa paranoia. Oyó que estos señores comenzaron a decir cosas como…
M AVILÉS: “Oh, sí, es muy bueno lo que está haciendo Trump. Y el muro, y va a quitar los seguros, porque hay mucha gente que vive del Estado”, ¿no?, y… Y yo sentía que lo decían para que yo escuchara.
ALARCÓN: Pero también le quedaba la duda:
M AVILÉS: “¿Pero de verdad lo están diciendo porque estoy acá, o es que así es como hablan?”, ¿no?
ALARCÓN: Y pues, nunca supo.
M AVILÉS: Digamos que este… Esta manera sentir, un poco, las cosas corrientes ocurre todo el tiempo, ¿no?
ALARCÓN: Y ha vuelto a pasar. Una mujer blanca, de unos 30 años, de cabello castaño, le habló duro un día en el oculista.
M AVILÉS: Y lo que uno espera normalmente es que le digan: “Hola, ¿qué tal?, ¿en qué te puedo atender?”. Y la mujer me miró y me dijo: “What do you want?”, ¿no? “¿Qué quieres?”. Como diciendo: “¿Qué haces acá?”, ¿no?
Como si yo fuera, o sea, alguien que no debía entrar. Y nuevamente eso: “¿De verdad lo está diciendo porque quiere hacerme sentir como incómodo? ¿Quiere, o sea, es una mujer como, no sé, racista o solamente tiene un mal día? ¿O qué?”. No sé.
ALARCÓN: Y eso tiene un costo. Agota. Y quizá uno puede aprender a vivir con estos pequeños actos de hostilidad, pero ya estas cosas no se quedan en palabras. Ha habido un incremento dramático de incidentes violentos inspirados por grupos racistas en este país. Ataques contra mezquitas, sinagogas, una activista atropellada en Charlottesville, los ataques contra la comunidad latina en El Paso. Incluso en esa época, cuando hicimos esta entrevista, ya se sentía los comienzos de una paranoia.
M AVILÉS: Al final, uno termina saliendo con un problema casi matemático en la cabeza, ¿no? Este... ¿Soy yo?, ¿son ellos?, ¿no?, ¿han tenido un mal día?, ¿así habla la gente acá?, ¿no?
ALARCÓN: Lo importante no es que te traten bien o mal en una tienda cualquiera. Lo que pasa es que esas interacciones inocuas son un reflejo de una política nacional que muchos latinos perciben como hostil.
El día que hablamos con Annie hubo redadas contra inmigrantes indocumentados en varias ciudades. Le pregunté a Annie cómo les afectaban noticias como estas, más la tensión cotidiana que vive Marco y me confesó que estaba preocupada. Y me contó que cuando puso el tema con unos amigos gringos le dijeron:
A AVILÉS: “¿Pero Marco va a estar bien?”. Y es como: “Pero esto no es el punto”. ¿No? No importa si nosotros como familia “vamos a estar bien”, entre comillas. No estamos bien. Si no se trata a todos los inmigrantes de una forma digna, nosotros tampoco estamos bien, ¿no?
ALARCÓN: Y sí, han conversado de manera muy hipotética...
M AVILÉS: Qué haríamos si las cosas se ponen peor. O si ya la hostilidad contra los residentes latinos, contra la gente marrón, se pone… es como mucho más como evidente, ¿no? A AVILÉS: No hablamos de irnos ahorita, pero sí, a veces hablamos. Mayormente soy yo la persona que… que quiere tocar el tema. Porque Marco, según Marco, es como muy débil… huirse. M AVILÉS: Porque es como, pues, plantearnos que todo lo que hemos hecho se va a quedar atrás, ¿no? O sea, la casa que estamos construyendo, el trabajo que ambos… los trabajos que ambos tenemos, ¿no? A AVILÉS: Yo digo: pero no es huir, porque no vivíamos acá más que dos años, ¿no? M AVILÉS: Y me pongo a pensar en los amigos que tengo acá y como: “Pucha”. De hecho, me pongo triste, ¿no? A AVILÉS: La pregunta es: ¿realmente podemos seguir viviendo en este país? ALARCÓN: En ese momento, la respuesta para Marco y Annie era sí. Se quedan. Pero ahora, dos años y medio después, se han ido de Maine. Hace unos meses se mudaron a Filadelfia, donde Marco está haciendo un doctorado. Hablé con él sobre lo que ha cambiado y de cómo ve las cosas ahora. M AVILÉS: Yo recuerdo que cuando… cuando conversamos, hablamos de... bueno, mi experiencia era como haber percibido como un poco de hostilidad de la gente, verbal, que me insultaba o que la gente empezaba a hablar cuando... cuando entraba en Maine, en esta zona rural, ¿no? Pero de eso a tener ya matanzas, como donde los latinos son directamente el target, es… es increíble, ¿no? Por ejemplo, ahora creo que esto lo han pasado muchas… muchas personas latinas, ¿no? Que después de la matanza en Texas es imposible ir a un lugar público como el metro o el cine o un mercado sin pensar que quizás en ese momento alguien va a sacar un arma y, ¿no?... y empezar a disparar, ¿no? O sea, ese... ese es el tipo creo que de normalidad que estamos viviendo ahora. ALARCÓN: La escena que a mí me quedó grabada es la que tú estás hablando por teléfono en español y te das cuenta que la gente te está mirando y que un par de… de personas de ahí cerca comienzan a hablar en voz exageradamente alta sobre Trump y sobre la pared, el muro. ¿Tú has sentido eso? Has tenido otros incidentes así donde sientes que te inhibes de hablar español en voz alta o muy alto en lugares públicos o... o no? M AVILÉS: Sí, depende del contexto, ¿no? Por ejemplo, ahora... ahora que estoy acá en… en Filadelfia, que es mucho más como diverso y tengo amigos con los que hablo en español todo el tiempo, ¿no? Y creo que no me importa mucho quién escucha, porque la zona donde vivo es también mucho más diversa. Hay mucha gente de África, mucha gente asiática y muchos latinos, ¿no? Entonces esto es un espacio bastante acogedor y tranquilo, ¿no? Pero el tema es cuando salgo de este espacio, ¿no? Cuando, por ejemplo, la vez pasada en el aeropuerto, con un... con un oficial de migraciones, le entrego el pasaporte y esta persona me lo tira, ¿no? O sea, es una de las razones por las cuales me he mudado también a Filadelfia, porque estaba buscando creo que también este tipo de comodidad, pero cuando salgo a estos espacios, que son mucho más blancos pero también oficiales, ¿no? Es cuando tengo este como temor de qué es lo que va a ocurrir. Las oficinas del Estado, ¿no? Por ejemplo, sí. ALARCÓN: Justamente te iba a preguntar de eso: si esta situación que describimos en el episodio tenía algo que ver con la decisión de mudarse a… a una ciudad. M AVILÉS: Sí, mira, yo he pasado finalmente como cinco años en... en Maine, ¿no? Y Maine es un espacio increíble, muy bonito y muy tranquilo, como creo que describí en ese episodio. Pero yo creo que este gobierno actual ha vuelto, por lo menos para una persona latina como yo, así, ha vuelto esta... esta… esta… el día a día, muy hostil, ¿no? Entonces yo he estado cargando cierto estrés y estresándome, ¿no? O sea, sí, es parte de porque tanto Annie como yo decidimos mudarnos, ¿no? Porque, claro, ambos hemos vivido mucho tiempo en América Latina, entonces sabemos cómo es esto de estas ciudades, como, no sé, Lima. Es mucho más amable en ese... en ese sentido. Creo que estábamos buscando algo así, ¿no? ALARCÓN: Claro. Para terminar, Marco, ¿tú cómo… cómo ves el futuro? Digamos, ¿eres optimista o pesimista o… o más o menos neutral o qué? M AVILÉS: A pesar de que esto puede sonar como una frase hecha es como que... Yo creo que la única manera de pensar en el mundo ahorita es con cierto nivel de optimismo, ¿no?, para poder vivir. Aunque... aunque esto suene contradictorio, ¿no?, cuando estamos viviendo medio esta crisis como climática y todos estos líderes de la ultraderecha saliendo por todos lados, ¿no? Yo creo que... que todavía este… este país, en algún momento, siento que va… va a darse cuenta que integrar a lo latino es la única manera de poder como encarar el futuro, ¿no? O sea, así como en algún momento Estados Unidos se alimentó de estas olas de migrantes europeos, ¿no?, italianos, irlandeses, pensando en el último siglo sobre todo, ¿no? O sea, este país tiene que entender que... que no hay manera de que… de que pueda ser un país moderno si no asume su latinidad, ¿no? Y… y creo… creo que hacia eso vamos. Entonces, estos incidentes de esta gran ola de racismo anti latino, creo que en algún momento va a pasar, ¿no? Si uno se pone pesimista… Y es como un peligro, ¿no? O sea sí, y es una opción o el pesimismo de puta, estamos jodidos y tal. O sea, creo que ése también es como un tobogán hacia abajo. Uno puede resbalar en el pesimismo y no sé, pues, ¿no?, perderse un poco. ALARCÓN: Sí, y eso hace que el día a día sea… sea inmanejable. M AVILÉS: Sí, es como que el pesimismo es un lujo, que no se pueden dar las personas. A veces. ALARCÓN: Esta historia fue escrita por Camila Segura, Silvia Viñas y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri y Rémy Lozano. Gracias a Jorge Just. Gracias a Marco y Annie Avilés por compartir su historia con nosotros. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Árevalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Victoria Estrada, Andrea López Cruzado, Miranda Mazariegos, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Joseph Zárate. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar. En el siguiente episodio de Radio Ambulante. Orlando Gaitán se presentaba como chamán, como líder... ANDREA: No, pues era un dios. Con toda la abnegación que te puedas imaginar. Todo giraba alrededor del taita, todo. ALARCÓN: Hasta que la comunidad se enteró de su secreto. Su historia, la próxima semana.