¿Cómo LULA quiere ACABAR con el BRASIL de BOLSONARO? - VisualPolitik (2)
Pra ello planea utilizar el gasto público para estimular el crecimiento, especialmente
en el desarrollo de infraestructuras a imitación del Build Back Better del presidente estadounidense
Biden.
También quiere ampliar los planes sociales, como el programa Bolsa Familia.
Sin embargo amigos, para ello tiene que sortear un importante obstáculo: el tope de gasto
público que introdujo hace 6 años el presidente Temer para frenar la crisis que vivía entonces
el país.
Esto exige una enmienda constitucional que según algunos expertos debe ser aprobada
por el Congreso antes del 10 de diciembre.
De momento Lula ya ha indicado cuánta pasta necesita para hacer realidad sus planes.
(El equipo de Lula busca eximir 32.400 millones de dólares del tope de gasto)
Y ahora sé que muchos estaréis pensando: ya estamos.
¡Se van a gastar lo que no tienen!
Y sí, es verdad, pero es que Bolsonaro fue el primero que se saltó el tope de gasto.
Primero a cuenta de la pandemia, pero luego pensando ya directamente en cómo ganar las
elecciones.
La cuestión ahora es cómo planea Lula pagar el gasto extra que propone, esos 32.000 millones
de dólares.
Lula habla de políticas que impulsen el mercado interno para aumentar la producción y el
consumo.
Para conseguirlo habla de elevar los programas sociales, la inversión pública y apoyar
el desarrollo de infraestructura.
Sostiene que generando unos ingresos más altos, aumentará la recaudación de impuestos.
Pero..
queréis que os diga; es el milagro de los panes y los peces en su versión brasileña.
La subida de la recaudación no será suficiente y todo indica que tirará de deuda pública.
El problema es que las finanzas de Brasil no están igual que cuando Lula dejó la presidencia.
Lula no tendrá mucho margen de actuación.
El 80% del presupuesto se va en sueldos de los empleados públicos y pensiones cuando
en la mayoría de países estas partidas no llegan al 60%.
El gasto público se acerca al 40% del PIB, una proporción similar a la de muchos países
ricos.
Pero la calidad de los servircios que ofrecen a sus ciudadanos está a años-luz de lo que
reciben los brasileños.
El país necesita muchas reformas y la primera de la lista es una reforma fiscal.
En este aspecto la administración de Bolsonaro fracasó en el intento.
Ahora es el turno de Lula, que quiere enfocarse en combatir la desigualdad y mejorar la redistribución
de ingresos.
Todo un reto para Lula, que por fortuna lo tendrá más fácil en otras materias.
(Lula da Silva va a aprovecharse del legado del tándem Bolsonaro-Guedes.
A pesar de que su partido criticó duramente la reforma laboral, en la campaña electoral
no se ha hablado de derogarla sino de modificarla con pequeños retoques.
Lula también criticó las privatizaciones.
Pero volver a nacionalizar Eletrobras tendría un coste político muy superior a los millones
de dólares que necesitaría.
Supondría crear inseguridad jurídica para las inversiones en Brasil, algo que perjudicaría
otros proyectos gubernamentales, como las asociaciones público-privadas para el desarrollo
de infraestructuras.)
A pesar de su discurso de izquierdas, Lula ha sabido moverse hacia el centro, tal y como
demuestra que como vicepresidente haya elegido a Geraldo Alckmin, antiguo líder del centroderecha.
Además, no tiene mayoría parlamentaría y eso complicará y mucho cualquier cambio
radical.
Por eso, todo apunta a que Lula se va a centrar en mejorar los planes sociales y sobre todo
a sacar adelante una agenda verde que, por ejemplo, reactive el Pacto Amazónico para
proteger la selva tropical.
A eso y a desarrollar una agenda exterior mucho más activa en la región.
Lula ha dicho por activa y por pasiva que la integración regional será una de sus
grandes obsesiones.
Pero sea como sea, quizás realmente el principal desafío del nuevo Gobierno brasileño será
explicar cómo pagará sus grandes promesas de gasto.
Seguramente tenga que sustituir el tope de gasto por otro mecanismo más flexible pero
capaz de mantener la confianza de los mercados en la sostenibilidad de la deuda pública.
Claro que con un Congreso en contra eso no parece una tarea nada sencilla.
En todo caso en esto tendrá mucho que decir la persona que Lula elija como su ministro
de Economía.
Parece que ya tiene nombre y apellidos.
(Lula se inclina por el exalcalde Haddad para impulsar la economía de Brasil)
[adache] Haddad es una opción de la izquierda moderada.
Como alcaldewee de São Paulo entre 2013 y 2016, redujo el déficit presupuestario y
aseguró para la ciudad una calificación crediticia de grado de inversión.
No se deja llevar por políticas populistas y eso es una buena noticia en Brasil.
Pero ahora la pregunta es para vosotros.
¿Creéis que un presidente como Lula da Silva es lo que necesita Brasil?
¿O pensáis que Bolsonaro se había ganado tener un segundo mandato para desarrollar
al completo sus políticas?
Podéis dejarme vuestra respuesta en los comentarios.
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Un saludo y hasta la próxima.