¿Por qué las PETROMONARQUÍAS tienen tantos INMIGRANTES? - VisualPolitik
La inmigración es un tema controvertido en todas partes. Pero ¿Cuál es el país
con la mayor proporción de inmigrantes en su población? ¿Os imagináis un país con un
85% de inmigrantes? Si pensáis que esto es una pregunta teórica… os equivocáis.
Bienvenidos a los Emiratos Árabes Unidos, donde están emiratos tan conocidos como DUBAI o ABU
DHABI. Sólo el 12% de su población ha nacido en el país. Es decir, 7 de cada 8 personas
en este Emiratos son inmigrantes. En Qatar, sólo el 15% de la población son ciudadanos qataríes:
el resto son inmigrantes. Y lo mismo ocurre en todas las demás petromonarquías. Salvo
Omán y Arabia Saudita, todas ellas tienen más inmigrantes que ciudadanos nativos. Y en el caso
de Arabia Saudita, el 30% son inmigrantes, lo cual también es un número muy alto.
Por comparar, Estados Unidos, un país con una larga historia de inmigración,
sólo tiene un 15% de inmigrantes. Y la pregunta es ¿Cómo es posible
que estos países tengan tasas de inmigración tan altas? ¿De repente,
los países Árabes se han convertido en un bastión de tolerancia y apertura? ¿O tal vez,
al ser países tan religiosos, se sienten moralmente obligados a aceptar a todos
los refugiados que vengan? Pues no. La razón por la que estos países acogen a
tantísimos inmigrantes es, simple y llanamente, porque toda su economía depende de ellos. Y
diréis ¿Cómo que dependen de los inmigrantes? Pues veréis, podemos
decir que toda la economía productiva de estos países contrata únicamente a extranjeros. Y sí,
eso incluye las petroleras. Para que os hagáis una idea, a principios de 2020,
sólo el 5% de los empleados en el sector privado de Kuwait eran nativos. En el año 2018,
Emiratos tenía únicamente a 40.000 personas trabajando en el sector privado. Incluso
la mayor parte del consumo doméstico de estos países depende de los extranjeros.
Y ya sé lo que estará pensando alguno: ¡Seguro que en VisualPolitik os parecerá fantástico! En este
canal siempre hemos defendido que los inmigrantes son buenos para la economía. Sin embargo,
cuando toda tu economía depende de inmigrantes… entonces podemos decir que tienes un problema. Y
eso es exactamente lo que ha pasado en este año 2020 con la pandemia del CoronaVirus. Atentos.
Los expats que dejan Dubai traen malas noticias para la economía
Los inmigrantes en el Golfo van y vienen… y esto es una amenaza para
todo su sistema productivo. Así que, si ese es el problema ¿Cuál es la solución?
Las petromonarquías están empezando programas para lo que llamamos “ARABIZACIÓN” de la economía.
En Kuwait lo llaman “Kuwaitización”, en Qatar lo llaman “qatarización” y
sí, en cada uno de estos países tienen algún programa terminado en –ización. Es decir,
quieren que las empresas empiecen a contratar a nativos. Así podrá reducir su dependencia de
todos esos inmigrantes que van y vienen. A estas alturas, ya me puedo imaginar la
cantidad de preguntas que os vendrán a la cabeza ¿Cómo es posible que estos países hayan terminado
con tantos inmigrantes? ¿Y de verdad pueden llegar a “Arabizar” sus mercados de trabajo?
Hoy vamos a responder a estas preguntas pero antes, vamos a ver un poco de historia.
¿ESO NO PUEDE HACERLO OTRO? En lo que a inmigrantes y
recursos naturales se refiere, casi todas las petromonarquías tienen una historia muy parecida.
Así que vamos a usar Qatar como ejemplo. Qatar era un país muy pobre hasta que,
de repente, un día descubrieron que tenían enormes reservas de gas natural.
En pocas décadas, pasaron de ser un país pobre a ser el país más rico del mundo: al menos,
en términos de PIB per capita. Pensadlo así: en el año 1980,
Qatar tenía una población tan pequeña como Islandia: 200.000 habitantes. Sin embargo,
tienen las 3ª reservas de gas natural más grandes del mundo. Es decir, que había muchísimo
dinero potencial y muy pocos para repartir. ¿El problema? El problema es que eran un país pobre,
con universidades pobres y educación pobre. A todo esto hay que sumarle las leyes del
país. Un país tan conservador que incluso todavía hoy tiene leyes contra la brujería.
Ya me diréis cómo encuentras en un país así a ingenieros que puedan trabajar en la industria del
gas. A todo esto hay que sumarle que, en el caso concreto de Qatar, necesitaban una tecnología muy
complicada. Como ya hemos contado en anteriores vídeos de VisualPolitik, para que Qatar pueda
vender su gas natural, primero necesitan licuarlo. Y esa tecnología, la del Gas Natural
Licuado requiere trabajadores MUY cualificados. Sin esos trabajadores, no hay manera de poder
convertir el gas natural en dinero. Punto pelota. Y así es como Qatar empezó a
contratar a extranjeros como si no hubiera mañana. En el año 1980, casi todo el gas
estaba nacionalizado pero, aún así, casi todos sus trabajadores eran occidentales.
Después pasaron a contratar a Asiáticos de países pobres como Bangladesh o la
India para que hicieran el trabajo duro. 20 años más tarde, en el año 2000, la población
de Qatar se había TRIPLICADO. Ahora, en 2020, tienen alrededor de 3 millones de habitantes.
¡Y ya sé lo que estará pensando alguno! ¿No se supone que estos países tienen unas leyes
islámicas muy estrictas? ¿Cómo es posible que tengan tantos inmigrantes no musulmanes? Cómo
es posible que toleren que dos tercios de su población ni siquiera sean Islámicos?
Y aquí es cuando entra el DOBLE RASERO. Es decir, una cosa son las leyes que aplican a
los nacionales y otra muy distinta las leyes que aplican a los extranjeros. Tal cual como lo oís.
Por ejemplo, si eres un Estadounidense en Qatar y quieres tomarte una cerveza, probablemente puedas.
No será barata, eso te lo aseguro. Pero, por poder, puedes encontrarla. Esto es así porque
las leyes anti alcohol sólo se aplican para los locales. Para que os hagáis una idea, incluso
podéis encontrar iglesias cristianas en Qatar, Emiratos o Kuwait. El mismísimo Papa Francisco
hizo una visita a Abu Dhabi en 2019. Por cierto que, los detalles de esa visita los cubrimos ya
aquí en VisualPolitik, en un vídeo que os dejo en la descripción. Básicamente, siempre y cuando los
cristianos no intenten convertir a los musulmanes, tienen libertad para poder profesar su fe.
En realidad, hay espacios cerrados sólo para extranjeros donde las leyes islámicas a duras
penas tiene cabida. Esos expats occidentales pueden mantener sus estilos de vida en zonas
residenciales que tienen de todo: gimnasios, clubes e incluso colegios internacionales.
En otras palabras, que los inmigrantes viven totalmente segregados del resto. Y sí,
sé lo que pensaréis muchos: ¡Suena fatal! Pero, para bien o para mal, así es como han logrado que
convivan sus tradiciones con los extranjeros. Así que, en principio, el sistema funciona.
Los Árabes necesitan inmigrantes y los inmigrantes están encantados de
quedarse con un buen pellizco de petrodólares. Pues sí, este sistema puede parecer fantástico
sobre la superficie. Pero también encierra una cara muy oscura. Y esa cara tiene un nombre: LA
KAFALA ¿Qué es la kafala? Pues podríamos decir que es algo así como la esclavitud moderna. Veréis,
si sois un inmigrante que viene de un país pobre, necesitaréis un patrón que os permita
entrar en el país. Normalmente, este patrón es el empleador que os va a contratar. Este patrón es
el responsable legal del inmigrante. Y, a efectos prácticos, podríamos decir que es como su dueño.
Por ejemplo ¿Quieres cambiarte de empresa porque en otro sitio te pagan más? Si tu patrón no te lo
permite, no puedes hacerlo. Tu patrón puede echarte de la empresa o incluso echarte del
país sin apenas avisarte con tiempo. En el peor de los casos, puede llegar a retenerte
el pasaporte y obligarte a sufrir toda clase de abusos ¿Queréis un ejemplo? Pues aquí lo tenéis.
“Desde agosto de 2019 he estado esperando a que me paguen” dice
un ingeniero de 34 años que ha llevado el caso a un tribunal por 7 meses de sueldos
no pagados y que ha tenido que pedir dinero prestado a sus amigos en Qatar”.
Y esto es una realidad no sólo en Qatar sino en casi todos los países del Golfo. Y ya sé
lo que dirá alguno ¡A ver, Fonseca! Tan mal no será ese sistema si tantos inmigrantes
viajan a estos países. Y sí, tenéis razón. Por terrible que sea la kafala,
muchos inmigrantes cobran más en el Golfo que en sus países de origen. De hecho, la estrategia de
la mayoría de inmigrantes es pasar unos años en un país del Golfo, ahorrar y volverse a sus
países de origen. En muchos casos, han ahorrado suficiente dinero como para comprarse una casa.
También tenemos que reconocer que, tras mucha presión internacional, muchos de
estos países están empezando a abolir la kafala. Pero la pregunta que os estaréis haciendo ahora
es… Si los inmigrantes hacen todo el trabajo… ¿Qué hacen los árabes? Pues ahora mismo lo vamos a ver.
UNA UTOPÍA ECONÓMICA Si echamos un vistazo al sector privado
en estos países, nos daremos cuenta de que la población local prácticamente no existe. Parecería
que se ha disuelto desde los años 70 ¿Y qué hacen los locales? Pues trabajar… ¡Como funcionarios!
Es decir, si tu te vas a un banco privado en Emiratos, puedes apostar a que todos los empleados
serán extranjeros. Ahora bien, si te vas a la oficina de Correos, todos los que están al otro
lado de la ventanilla son emiratíes. Puede sonar un poco raro. Pero, en cierto modo, podríamos
decir que los países del Golfo viven en una utopía socialista. Socialismo con caracteres árabes.
¿Qué quiero decir con esto? Veréis: estos países reciben todos sus ingresos del petróleo y el
gas. Después lo redistribuyen, aunque no como una Renta Básica Universal sino con
trabajos públicos. Tal cual como lo oís. Los gobiernos de estos países crean trabajos para
tener una excusa para pagar a sus ciudadanos. No me malinterpretéis: un funcionario Emiratí
tiene trabajo. Pero, seamos honestos, las condiciones son inmejorables. En muchos casos,
ni siquiera tienen que cumplir con horarios estrictos. Tienen muchas más
vacaciones que el resto de trabajadores. Un funcionario en Qatar puede llegar a
cobrar un sueldo base de 9000 dólares al mes. En principio, suena como el paraíso en la tierra
¿Verdad? El trabajo duro lo hacen los inmigrantes mientras los ciudadanos tienen trabajos cómodos y
seguros ¿Qué podría salir más? Pues lo cierto es que este sistema tiene muchos problemas.
El primer problema es que todo este dinero viene del gas y el petróleo. Tan pronto como
el precio de los recursos cae, toda tu economía tiene un serio problema. Ese es el problema que
tiene Arabia Saudita, que lo hemos cubierto en varias ocasiones. Pero otros países como
Kuwait o Bahrain están en situaciones parecidas. En Arabia Saudita ya han llegado a un punto de
saturación en el que, simplemente, no pueden contratar a más funcionarios. Y eso explica que la
tasa de paro juvenil esté cerca del 27%. Por hacer una comparativa, en Reino Unido está en el 12%.
Así que la pregunta es ¿Qué soluciones hay sobre la mesa para evitar una calamidad? Pues
ahora mismo lo vamos a ver. TRABAJO PARA LOS DE AQUÍ
¿Recordáis las políticas de Arabización de las que os he hablado antes? Los países
del Golfo están intentando, por todos los medios, que las empresas privadas contraten
a los locales. Y algunas de estas políticas están dando resultados desiguales. Atentos.
Incremento del 101% de los emiratíes contratados en el sector privado este año.
BAHRINIZACIÓN: un progresivo éxito en el sector privado
Todo esto pueden parecer buenas noticias… pero muchos de estos casos son puro
maquillaje. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta ¿Qué están haciendo, exactamente?
La estrategia más común es fijar cuotas para las empresas. Por ejemplo, en Kuwait han llegado a
subvencionar a los negocios para que contraten locales. Como todos estos países tienen impuestos
bajos, casi inexistentes, hay pocas ventajas fiscales que se puedan dar. Así que, a falta
de beneficios fiscales, el Gobierno de Kuwait ha llegado a pagar dinero por cada Kuwaití que
contratabas ¿El resultado? Sobre el papel, esta política está funcionó muy bien. Pero la realidad
es que la mayoría de las empresas contrata a trabajadores fantasma. Es decir, contratan
a un señor, reciben la ayuda del gobierno y después ni siquiera le piden que se pase por la
oficina. Finalmente, Kuwait tuvo que retirar esta medida porque se dieron cuenta de que no servía.
Bahrain probó una estrategia distinta: la del palo y la zanahoria. En este caso, el país ha
fijado unas cuotas claras de trabajadores locales que tienen que estar en una empresa.
Incluso han sacado leyes que prohíben ciertos trabajos para los extranjeros. Por ejemplo,
en los bancos de Bahréin el 50% de los trabajadores tienen que ser locales.
En las tiendas de ropa, un 30%. Pero en la construcción solo se exige un 5%. Y diréis
¿Está funcionando esta política? Pues, en cierto modo, tenemos que decir que sí… aunque
con matices. Estas medidas han bajado mucho las tasas de productividad de todo el país.
Sin embargo, de todos estos países, el que tiene el mayor problema es Arabia Saudita. Aunque sólo
tengan un 30% de trabajadores inmigrantes, ese 30% son los que levantan todo su sector
productivo. En este caso, no sólo hablamos de un problema económico sino también cultural.
La idea de contratar a extranjeros para que hagan el trabajo duro está tan metida en su
cultura que nadie está dispuesto a hacer trabajos manuales. Y respecto a los trabajos cualificados,
el problema es aún mayor. La mayoría de los saudíes son jóvenes y han ido
a la universidad. Pero en lugar de estudiar ingeniería o finanzas,
estudian carreras como teología, cultura islámica o filología árabe. Como os podéis imaginar,
este tipo de estudios no son los más requeridos para trabajar en una startup.
En otras palabras: que la mayoría de los ciudadanos,
tanto en Arabia Saudita como en el resto de los países del Golfo no están dispuestos
a hacer trabajos manuales… y tampoco están cualificados para hacer trabajos de oficina.
Y esto es un problema porque no es una mera cuestión de cambiar leyes o
cambiar la economía: requiere un cambio cultural. Puede parecer un detalle menor pero pensadlo bien:
todos estos países necesitan diversificar sus economías. Pero si las empresas privadas no
pueden contratar locales ¿Cómo podemos esperar que estos mismos locales creen sus propias empresas?
Como podéis ver, este no es un problema cualquiera. Este es EL problema del
Golfo. Y si no lo resuelven pronto, las consecuencias pueden ser desastrosas.
Así que ahora la pregunta es para vosotros ¿Conseguirán los países
del Golfo arabizar sus mercados de trabajo? ¿Podrán transformar sus modelos productivos
para que sean sostenibles en el tiempo? Podéis dejarme vuestras respuestas en los comentarios.
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