WAGNER en UCRANIA ¿Lucha de poder en el FRENTE RUSO? - VisualPolitik - YouTube (1)
Queridos amigos, cuando hablamos del Ejército ruso en Ucrania, en realidad
es como si estuviéramos hablando de un cuerpo con 3 cabezas ¿Y cuales son estas tres cabezas?
Por un lado , tenemos el ejército regular, del que hemos hablado largo y tendido aquí
en VisualPolitik. Por el otro está Kadirov, el líder Checheno, del que también hemos
dado cuenta en VisualPolitik. Un hombre conocido por sus vídeos en redes sociales.
Pero hay una tercera cabeza en la que nos vamos a centrar en el vídeo de hoy:
YEVGENY PRIGOZHIN: el dueño del Grupo Wagner, la empresa de mercenarios más importante de
Rusia. Un oligarca ruso en toda regla… pero muy distinto a los demás. A diferencia de los
silovikis de los que hemos hablado ya, que son gente con formación y perfil tecnócrata,
Prigozhin tiene un pasado mucho más oscuro. Cuando preparamos este vídeo, una de las últimas
apariciones públicas de este oligarca ha sido lanzar este mensaje al presidente Zelensky para
que el Ejército de Ucrania y la población civil abandonen sus posiciones en Bakhmut.
El protagonismo que han adquirido tanto Prigozhin como el grupo Wagner en la guerra es francamente
sorprendente, ya que parecen los únicos capaces de lograr avances en Ucrania. Pero la sensación
que deja es de falta de coordinación; es como si hubiera 3 ejércitos distintos compitiendo
por conquistar Ucrania y ver quién hace más méritos ante los ojos de Putin:
Si las fuerzas regulares de Shoigu, si los kadyrovtsky chechenos de Kadyrov o
el Grupo Wagner, el ejército privado de Prigozhin. Así que la pregunta es:
¿Por qué Rusia necesita un ejército privado? ¿A qué se dedica el Grupo Wagner? ¿Quién
es Prigozhin y cuanto poder tiene en la Rusia de Putin? Hoy en VisualPolitik
vamos a responder a estas preguntas. Pero antes, vamos a ver un poco de historia.
T1(¿QUIÉN QUIERE UN EJÉRCITO PRIVADO?)
La gran pregunta es para qué quiere Rusia un ejército privado si ya tiene el suyo. Además,
normalmente la guerra la libran los Estados, por lo que aparentemente no tiene ningún sentido.
Sin embargo, amigos, Rusia no es el primer país que recurre a los ejércitos privados.
Mercenarios ha habido toda la vida. Ya los había en tiempos de Alejandro Magno. Pero no
vayamos tan lejos. Hablemos de marzo de 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea.
Aquello no tuvo nada que ver con lo que todos asociamos con una invasión. En este territorio
a orillas del mar Negro aparecieron de repente los hombrecitos verdes. Hablamos de soldados
sin insignias ni distintivos que el Kremlin nos quiso hacer creer que eran una especie de
simpatizantes de la causa rusa: civiles que habían tomado las armas para llevar a cabo la anexión.
Obviamente, todos los identificamos como soldados rusos, puesto que servían a los intereses de
Putin. De hecho, la actual guerra en Ucrania ha confirmado estas sospechas. ¿O tal vez no?
(A día de hoy se piensa que los "pequeños hombres verdes" eran una mezcla de algunos
agentes de las Fuerzas de Operaciones Especiales y otras unidades del servicio de inteligencia
militar de las Fuerzas Armadas Rusas junto con personal contratado del Grupo Wagner. No eran,
por tanto, fuerzas regulares de ningún ejército oficial, sino una mezcla de espías y mercenarios.)
Aquí tenéis la principal razón por la que cada vez más países están recurriendo a los
ejércitos privados: la negación verosímil. Es decir, que las autoridades siempre pueden
negar la implicación del Estado en las acciones de estos mercenarios,
especialmente en aquellas de marcado carácter clandestino.
Por ejemplo, en el caso de los hombrecitos verdes,
si aquella operación no hubiera salido bien, el Kremlin hubiera intentado
decirnos que ellos no tenían nada que ver con ellos o que actuaban de forma aislada.
Pero, salió bien y gracias a que la anexión de Crimea no se
vio cómo una agresión armada a Putin prácticamente le salió gratis. ¿Todos
recordáis donde se celebró el Mundial de Fútbol en 2018? ¿Verdad? Pues eso.
La cuestión es que los ejércitos privados están de moda y alguno estará pensando: ¡Oh dios mío,
el neoliberalismo ha llegado al mun do militar! ¡Matones que se venden al mejor postor con la
de tiranos que hay en el mundo! Pues esperad un momento, porque igual que Rusia recurre a Wagner,
Estados Unidos también ha utilizado a los Blackwaters, ahora llamados Academi.
(En la Guerra de Irak, la administración de George Bush utilizó intensamente los
servicios de corporaciones militares privadas como Blackwater para aumentar rápidamente la
presencia militar estadounidense a medida que la situación empeoraba. Claro que, algunas
informaciones sobre supuestos abusos perpetrados por algunas fuerzas armadas de seguridad privada
contribuyeron a que la opinión pública les percibiera como unos mercenarios irresponsables,
lo que abrió un polémico debate sobre su supervisión y su falta de rendición de cuentas.)
Lo que ha hecho Estados Unidos con los Blackwater en Irak o Afganistán habla directamente de otra de
las grandes ventajas que ofrecen estas compañías militares: la flexibilidad. Un ejército privado
lo puedes utilizar en cualquier momento. Si quieres usar tu ejército en cierto país
extranjero, seguramente haya que votarlo en el parlamento, defenderlo ante la opinión pública.
Todo esto tiene un coste político,
la gente puede protestar. Obviamente, esto importa más en una democracia.
Pero incluso aunque un tipo tan autoritario como Putin quisiera ser opaco, para utilizar
al ejército regular ruso en el extranjero, su Gobierno tiene que informar a la Duma. En cambio,
con una empresa privada, Putin no tiene más que coger el teléfono y mandarles para
allá. Así actuaron por ejemplo en Siria, donde el Grupo Wagner estaba peleando con
las fuerzas de Al-Asad en primera línea. Mirad esta noticia de 2018.
(El Kremlin se desmarca de las informaciones sobre muertes de mercenarios en Siria)
En este titular que acabamos de ver se junta todo: flexibilidad, negación verosímil y otra
ventaja muy importante: las bajas no cuentan igual si son del ejército regular o si son de
una empresa privada. Muchos estaréis pensando: a ver Fonseca, los muertos, muertos son. Y sí,
tenéis razón. Pero para la opinión pública no son lo mismo. Porque si cae un Marine,
es la Casa Blanca la que tiene que rendir cuentas; si cae un Blackwater no.
Otro punto a favor de los ejércitos privados es la misma que en cualquier otra colaboración
público-privada: si normalmente las subcontratas buscan ser las más competitivas para llevarse
un contrato público, en el caso de las empresas militares privadas sucede exactamente lo mismo.
(Y también podemos hablar de la experiencia. Antes de la invasión de Ucrania, prácticamente la última
vez que había entrado en combate un soldado del ejército regular de Rusia había sido durante los 5
días que duró el conflicto contra Georgia de hace 15 años. Por su parte, uno de Wagner es posible
que haya estado en los últimos años combatiendo en Siria, Libia, Malí o la República Centroafricana)
De este modo estamos hablando de otra de las ventajas de los ejércitos privados:
que sus miembros tienen más experiencia en primera línea que un soldado regular. De hecho,
muchos de los integrantes del grupo Wagner son antiguos miembros del ejército ruso e incluso
son veteranos de las guerras chechenas. Así que todos estos son los motivos por los que están
floreciendo las empresas militares privadas a lo largo del mundo y especialmente en Rusia.
En ocasiones interesa la negación verosímil,
la falta de rendición de cuentas, la mayor flexibilidad para realizar
misiones semiclandestinas y tener tropas más experimentadas.
Todo esto suena fantástico, ¿verdad? Pues hay un problema: la Constitución rusa
prohíbe la creación de destacamentos armados de carácter privado. Así que la pregunta es:
¿Cómo Putin se ha saltado las leyes rusas? ¿Quién ha sido el tonto útil que lo ha hecho? Veámoslo.
T2(EL CHEF DE PUTIN)
A principios de la década pasada, Rusia empezó a mostrar interés por las empresas
militares privadas. La cuestión es que la ley rusa no las permite e incluso
está penado servir como mercenario. Aun así, el propio Putin destacaba sus ventajas para
hacer realidad los intereses del Estado sin su implicación. Y en la pista de lo
que iban a hacer nos puso Dmitry Rogozin, por aquel entonces viceprimer ministro:
(“Estamos pensando si nuestro dinero fluirá para financiar empresas militares de seguridad privada
extranjeras o consideraremos la viabilidad de crear tales empresas dentro de la propia
Rusia y dar un paso en esta dirección. Dmitry Rogozin, Viceprimer ministro de Rusia en 2012.)
La pregunta es ¿Quién estaba dispuesto a hacer algo flagrantemente ilegal en Rusia? Los silovikis
que rodean a Putin no estaban por la labor. Tenían demasiadas cosas que perder. Hacía falta un “tonto
útil”. Alguien con hambre de dinero… y poco miedo a saltarse la ley. Esa persona estaba…
vendiendo perritos calientes en las calles de San Petesburgo. ¡Os presento a… YEVGENY PRIGOZHIN!
(Después de pasar buena parte de los años 80 en la cárcel, un puesto de comida callejera fue el
comienzo de todo un imperio gastronómico. La caída de la URSS y la transición al capitalismo de Rusia
ofreció nuevas oportunidades a Prigozhin, que con el tiempo abrió restaurantes de lujo como
el New Island, que se convirtió rápidamente en el favorito de Vladimir Putin. Su cercanía con
el presidente ruso fue el origen de su fama hasta el punto de ser conocido como el “Chef de Putin”.)
Ahora bien, una cosa es que tu strogonoff esté de muerte y otra muy distinta es que
acabes siendo el jefe de los mercenarios rusos ¿Por qué se fijaron los silovikí en un oligarca
como Prigozhin para montar un ejército privado? La respuesta la encontramos en el grupo Concord.
Concord es una empresa de catering de Prigozhin que disfruta prácticamente de un monopolio en
los comedores escolares de Moscú, así como en hospitales y cuarteles rusos.
Esta fue la vía por la que Prigozhin puso en marcha al grupo Wagner. ¿Cuándo? Desde luego
en 2014 ya estaban en Crimea y en la guerra separatista del Donbass que comenzó después.
Los datos empresariales públicos nos dan muchas pistas:
el volumen de servicios prestados por empresas relacionadas con Prigozhin y
el Ministerio de Defensa ruso pasó de 11 millones de euros en 2014 a
1.000 millones en 2015. Y esto no es porque Prigozhin empezara a darle caviar a la tropa.
Además, el campamento donde se entrena el Grupo Wagner se ubica en una parcela
perteneciente al Ministerio de Defensa en Molkin, cerca de Krasnodar. Por tanto,
los vínculos del Kremlin con Wagner son evidentes: los silovikí acudieron a Prigozhin para financiar
un ejército privado. Y ahora les está generando otro tipo de problemas.
("Como saben, San Petersburgo está dirigido por una pandilla
de personas que se llenan los bolsillos y no cumplen su palabra" Yevgeny Prigozhin.)
Prigozhin se siente libre para decir lo que quiera. Incluso para arremeter
contra los silovikí. Se ha convertido en alguien absolutamente incontrolable.
Al frente de Wagner, Prigozhin infunde miedo. No es para menos viendo el historial de sus
mercenarios por medio mundo. Su especialidad son las torturas salvajes y las ejecuciones
extrajudiciales. Y encima se graban en vídeo para alardear. Os aseguro que a
su lado Quentin Tarantino es Sofia Coppola. Y sí, he dicho en medio mundo porque claro,
cuando tienes un ejército privado, ya no lo utilizas solo para Crimea o el Donbass.
(Mercenarios rusos buscan oro y siembran el caos en África Central)
La República Centroafricana lleva 10 años inmersa en una guerra civil.
Su presidente recurrió al grupo Wagner para instruir a sus tropas y garantizar
su seguridad personal. A cambio les ofreció recursos naturales.
[Sobre la República Centroafricana os hemos hablado, por cierto, hace muy poco tiempo en
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