¡Soy un gafe! (3)
Vosotros imaginaos que yo, que había venido aquí de vacaciones, buscando descansar un poco, venir aquí, ir a la playa, a la piscina, relajarme, comer bien, dormir... Hacer unos cuantos vídeos para Youtube... En fin, estar unos días aquí relajándome un poco, ¿no? Imaginaos el problema que me encuentro el primer día. La cama rota, tío, la cama rota. No podía dormir... Y me tuve que poner a buscar... En vez de irme a la playa, en vez de irme a la piscina, pues ¿qué tuve que hacer? Tuve que irme a Ikea. Yo, claro, aquí en Tenerife yo no sabía dónde estaba Ikea. Tuve que... Normalmente los almacenes estos de Ikea están en las afueras, ¿no? Están en las afueras de las ciudades, porque son muy grandes, ¿no? Y claro, yo aquí no tenía coche... Además no sé conducir, no sé conducir. Entonces tuve que buscar dónde era, tuve que buscar el autobús, en fin, un follón... Estuve perdiendo todo el día. El día siguiente lo perdí en eso, ¿no? buscando información sobre la cama... Porque claro, yo quería, yo quería comprarle una cama nueva a mi amiga. Claro, vengo aquí... Claro, la tía, la tía pensaría "¡Qué cara, qué cara más dura, ¿no? Qué cara más dura!" Pensaría la tía, ¿no? si yo no le compro la cama. Y entonces, claro, yo... Hombre, claro, me fui a Ikea en autobús. Hacía un calor, hacía un calor increíble.
Tuve que ir a Ikea, pero claro, el autobús no llegaba a Ikea directamente. Los últimos, no sé, quince o veinte minutos tuve que hacerlos a pie, bajo el sol, con un calor espantoso a las dos de la tarde. Horrible, horrible.
Total. Compré la cama en Ikea. Un follón. No, no, no os cuento todos los detalles porque claro tuve que medir, tuve que medir... Tomar medidas, ¿no? Comprar una cama que fuera igual a la que ella tenía. Pero claro, esa cama, esa cama que ella tenía, era tan, tan barata y era de tan poca calidad que ya no la hacen, tío, ya no la hacen. Ahora hacen camas mejores, más resistentes que tienen, que tienen la base de hierro, de metal, ¿no?
La cama de mi amiga era muy débil. Era... Yo qué sé, yo qué sé. Total, le compré la cama, le compré una cama nueva a mi amiga. O sea, todo el dinero que... Todo el dinero que había ahorrado... Así, porque, claro, no tenía que pagar habitación aquí en Tenerife, todo ese dinero lo tuve que gastar en comprarle una cama nueva a mi amiga. Y bueno, y no sólo eso, no solo eso, claro, porque la cama llegó en partes, ¿no? en partes, tres o cuatro días después. Y claro, yo tuve que estar haciendo la cama, construyendo la cama, poniendo todas las partes juntas con los tornillos, ¿no? Los clavos, apretando tornillos, todo eso...
Estuve, pues, dos días y medio, dos días y medio haciendo eso, porque no sé si habéis hecho alguna vez, si habéis construido... Si habéis armado. El verbo que estaba buscando era "armar", ¿vale? armar, armar estos muebles, ¿no? Construir estos muebles de Ikea. No sé si alguna vez lo habéis hecho. Es un... No quiero decir una palabrota, no quiero decir una palabrota. Voy a decir sólo que es un rollo. Es un rollo, es un rollo.
Estuve un montón de horas... En fin, total, al final. Bueno, una vez, una vez ya la tenía casi terminada y tuve que desarmarlo todo, ¿no? Ya la tenía casi armada y tuve que desarmarla toda completamente porque me había equivocado. Había puesto un tornillo en el sitio equivocado y tuve que empezar de nuevo. Un desastre.
Un dolor de cabeza, un dolor de cabeza, chicos. Total, que, en fin, eso fue, eso fue, eso fue terrible, eso fue terrible. Una mala suerte increíble.
Pero ahí no acaba todo. Ahí no acaba todo, chicos, ahí no acaba todo. Es que mi amiga. Mi amiga me llamó por teléfono unos días después. Me llamó por teléfono y me dijo: "¿Juan, sabes lo que me ha pasado? Que me he caído, me he caído y me he roto una pierna".
Chicos, mi amiga, mientras yo estaba aquí, armando su cama, porque se la había roto, ella estaba... No sé dónde estaba. No lo recuerdo. Pero estaba con sus amigos viajando. Se cayó. Se cayó en el campo. Estaba caminando en el campo. Se cayó y se rompió una pierna.
Bueno, no se rompió, no se rompió la pierna. No, no, no, no se rompió la pierna. Pero se hizo mucho daño. Se hizo mucho daño y tuvo que volver. Tuvo que volver aquí a su casa, donde yo estaba, ¿vale? Tuvo que volver a su casa.
Entonces le expliqué todo, le explique lo que había pasado, le expliqué lo de la cama. Ella me dijo: "Ay, lo siento, lo siento, es que la cama, sí, era, era muy débil. Era no sé qué... Era... Es mi culpa".
Yo le dijo "No, no es tu culpa, no es tu culpa, no es culpa de nadie. Simplemente, en fin, se ha roto la cama. No pasa nada".
Pero claro, mi amiga estaba fatal, no podía caminar, entonces yo le tenía que... Le tenía que llevar las maletas. Total, un desastre, chicos, porque ella vino a Tenerife porque tenía que ir al médico. Fue al médico y el médico le dijo que se tenía que operar y... Y total que mi amiga dos o tres días después se fue a Barcelona a operarse al hospital. En fin, chicos, no os cuento más detalles, pero un desastre, un desastre.
Yo soy lo que se llama un gafe. ¿Conocéis la palabra "gafe"? Gafe es una persona que tiene mucha mala suerte y que además, además da mala suerte a otras personas, ¿vale? Existen ese tipo de personas. Yo nunca he creído en ese tipo de cosas. Yo nunca he creído en la mala suerte, ni en la buena suerte tampoco y mucho menos en los gafes. Yo, yo, para mí, para mí los gafes no existían. Pero ahora, después de todo lo que me está pasando, después de todo lo que me ha pasado este año, sinceramente, chicos, yo creo que soy un poco gafe, porque no solo es que se ha roto la cama de mi amiga, es que se le ha roto la pierna a ella. Bueno, no se le ha roto, ya digo, no se le ha roto, pero casi, casi se le ha roto la pierna. Y yo creo... Estoy, estoy, me estoy empezando a preocupar.
En fin, chicos, que... No sé. Espero, espero que esto cambie, espero que esto cambie alguna vez, ¿no? Esta racha de mala suerte. Espero que empiece el periodo o la racha, espero que empiece la racha de la buena suerte, ¿no? porque esto, si sigue así, me voy a volver loco.
En fin, ya vamos a dejarlo por hoy. No os quiero amargar más la existencia. Creo que ya...
No voy a hablar más de mi mala suerte. ¿Vale? Este... Este es el tercer episodio de nuestro podcast en el que hablo de mi mala suerte. Solo quería, quería contaros de verdad lo que me está pasando, que no todo es tan bonito como parece en los vídeos o en las fotografías de Instagram. Que penséis... Cuando veáis esos vídeos que yo hago en la playa o no sé, esas fotografías que pongo, tomando el sol o bebiendo cerveza. Vosotros pensad que en el fondo, en el fondo soy una persona con muy mala suerte, que... Todo lo que me está pasando detrás...
En fin, esto no lo puedo poner en los vídeos. Cuando veáis mis vídeos en el Acueducto de Segovia o en la Plaza Mayor de Salamanca o visitando el volcán aquí en Tenerife o dando un paseo por la playa, nadando en la piscina...
Pensad en todo lo que me está pasando. Pensad en mi amiga con la pierna rota. Pensad en mí durmiendo en el suelo. Pensad, en fin, en todas las cosas que me han pasado este verano. Soy un pobrecito desgraciado con muy mala suerte. Un gafe. Soy un gafe, chicos, soy un gafe. Soy un gafe. Atraigo la mala suerte para mí y para los demás. Estoy empezando a sospechar que soy un gafe.
Chicos, no me enrollo más. Nos vemos... No, no nos vemos. No nos vemos. Nos escuchamos la próxima semana. Y ahora que he terminado de grabar este episodio. Voy a abrir la ventana, chicos, voy a abrir la ventana porque aquí hace un calor, de verdad. Con la ventana... Con la ventana cerrada hace mucho calor.
Así... Que entre un poco de aire. De verdad, que me estoy ahogando.
Bueno, chicos, venga, un abrazo. Adiós. Hasta luego.
Hasta aquí el episodio de hoy. Muchísimas gracias por escuchar hasta el final. Si quieres leer la transcripción de este episodio o de los episodios anteriores de nuestro podcast, visita nuestra página web 1001 Reasons To Learn Spanish. Allí encontrarás también ejercicios y muchos recursos para aprender español. ¡Hasta pronto!