'El huracán lo llevamos dentro' (1)
Ana Teresa Toro: Cuando llega María, ¿que me acuerdo de esa noche? Me acuerdo del sonido bestial de aquella cosa que era absolutamente aterrador. Cristales quebrándose. Recuerdo asomarme por la ventana y tuve muchísimo miedo.
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas. Este pasado domingo se cumplieron tres años del devastador paso del huracán María por Puerto Rico, un desastre que aún está muy presente en la infraestructura de la isla y en la memoria de los puertorriqueños…
Ana Teresa Toro: Llueve y uno se asusta. Llueve y uno tiene mucho miedo. Cada vez que se va la luz, porque todavía se va la luz constantemente, uno tiene, eh, no sé. El huracán lo llevamos adentro. O sea, el huracán no se ha terminado.
Eliezer: Cada desastre natural tiene su propio contexto local. Su impacto particular en la economía y cultura del lugar en el que ocurre. Hoy vamos a Puerto Rico con la escritora y periodista Ana Teresa Toro para entender qué pasó hace tres años y qué significa este aniversario ahora, cuando la isla está golpeada por una pandemia y mira con ansias hacia la elección de un nuevo gobernador.
Es 25 de septiembre de 2020.
Eliezer: Ana Teresa, nos puedes contar qué significa para ti este tercer aniversario del huracán María.
Ana Teresa: Ana Teresa: Pues la verdad es la culminación de una trinidad que no es muy santa. Es la culminación de un proceso muy fuerte en el que ha estado inmerso Puerto Rico tras la quiebra del país. En un segundo lugar tenemos el huracán María en septiembre del 2017 y un tercer lugar sería el verano del 2019 que es cuando todo ese sufrimiento, toda esa crisis que se venía arrastrando en los últimos años, diría ya más de una década, agarra un punto de ebullición en las calles y la gente pues manifiesta en una colonia una voluntad democrática impresionante.
Silvia: Entonces, hoy vamos a repasar, en orden, este proceso que menciona Teresa. Pero no podemos entender la primera parte –la quiebra del 2017– sin antes repasar un poco de historia:
Eliezer: Para empezar, Puerto Rico es algo particular en el mundo: uno de los dos estados libres asociados que existen. Si te resulta difícil entender esa frase, “libres asociados”, Ana Teresa lo simplificó para nosotros:
Ana Teresa: Una colonia moderna, una colonia anacrónica pero colonia al fin. Este injerto de un país con dos himnos, con dos idiomas, con dos banderas.
Silvia: Y ser colonia tuvo sus ventajas: Una expansión económica, sobretodo en comparación con otros países caribeños, que duró hasta los 90.
Ana Teresa: Puerto Rico comienza a dar señales de una caída y una caída vertiginosa.
Eliezer: Por un cambio en el código fiscal federal a mediados de los 90, las empresas, sobre todo las farmaceúticas que formaban gran parte de la economía de la isla, se fueron, hundiendo a Puerto Rico cada vez más en un hoyo del que no ha logrado salir. Para mediados de la primera década de los 2000…
Ana Teresa: Comienza a sentirse dura, dura, dura la crisis económica. Entonces Puerto Rico empieza una recesión del 2006 que se sigue acumulando, acumulando, acumulando. Ya en el 2016 explota.
Audio de archivo, noticiero: En quince años, la deuda de Puerto Rico pasó del 60 al 100% del producto interno bruto.
Audio de archivo, noticiero: Para todos es desastroso, este… una quiebra siempre son pérdidas y de ahí se agarrarán para liquidarnos.
Ana Teresa: Y es ese momento dramático en el que la isla fracasa, su economía fracasa. Nos vamos a la quiebra y ese momento marca mucho lo que es esto… esta generación, ya cuando estamos en el piso golpeados…
Silvia: Viene el huracán. O mejor dicho, los huracanes… solo cuatro meses después de que la isla se declarara en quiebra. Primero llega Irma, el 5 de septiembre de 2017…
Audio de archivo, noticiero: La isla de Puerto Rico se prepara para recibir al huracán Irma de categoría 5 que ya ha hecho estragos en las antillas menores en su camino hacia el oeste.
Audio de archivo, noticiero: Gran cantidad de ramas caídas de los árboles, hojas por todos lados algunas pues pancartas, avisos en el piso…
Audio de archivo, noticiero: También se escucha como un rugido. Hay más de trescientas cincuenta mil personas aquí en Puerto Rico sin electricidad y todavía la noche no ha terminado.
Ana Teresa: Pues mi esposo y yo nos casamos con un fiestón monumental. Dos días después vino Irma. Nosotros teníamos una palmita, en la parte de atrás de la casa, una palmera que cayó completa. Bajo esa palmita hacíamos picnic, hacíamos… nos tirábamos, nos pegábamos la manguera de agua y nos tirábamos a secar ahí. De esas veces que uno dice éramos felices y no lo sabíamos.
Eliezer: Y menos de dos semanas después de Irma…
Audio de archivo, noticiero: El huracán María se ha fortalecido en su camino hacia Puerto Rico y podría convertirse en el primer ciclón categoría 4 en tocar la isla en ochenta y cinco años.
Audio de archivo, noticiero: El huracán María tocó tierra hoy en la costa suroeste de Puerto Rico, con vientos de doscientos cincuenta kilómetros por hora en categoría 4.
Audio de archivo, noticiero: Con estos vientos sostenidos de sesenta millas, el oleaje ha alcanzado de cinco a diez metros de altura y lo que antes era playa en este sector, se ha convertido en mar.
Ana Teresa Toro: Llegó un momento en que uno empieza a decir esta casa es de cemento, pero… no… te da miedo. No nos atrevimos a salir hasta… eso fue de miércoles a jueves, no nos atrevimos a salir hasta viernes. Y cuando sales y miras a tu alrededor, no hay un solo paisaje de tu memoria que te sea familiar, que esté ahí. Estuvimos como doce días, diez o doce días sin luz. Después del huracán, obviamente se canceló la luna de miel. Nuestros primeros días de casados fueron matándonos mosquitos el uno al otro, sudando porque el calor húmedo que hay después de un huracán es insoportable.
Los huracanes cuando pasan, reacomodan no solamente las hojas. No, no queda hoja en árbol, no queda nada en pie, sino que también reorganizan las relaciones. Y muchas de mis relaciones familiares personales se afectaron, cambiaron. La gente se mudó, se reacomodaron esos afectos. Es un cambio de vida muy dramático y lo que pienso es que mientras el país estaba implosionándose y rompiéndose y las ramas de los árboles estaban volando y las raíces se estaban arrancando de la tierra, extrañamente yo estaba apostándole a echar raíces y a apostarle a un amor.
Silvia: Ana Teresa dice que se sentía como que había retrocedido en el tiempo un siglo. Tenía que buscar agua, comida.
Eliezer: Y con la falta de electricidad, también se vivió una completa falta de información. Solo hubo una emisora de radio que no paró de transmitir durante el huracán. La mayoría de los puertorriqueños en la isla solo sabían lo que podían ver con sus ojos, en sus calles, en sus barrios o comunidades.
Ana Teresa: Nosotros no vinimos a saber cuán terrible había sido en toda la isla hasta meses después, porque no podíamos tener acceso a noticias con tanta regularidad. Veíamos un poco aquí, un poco allá, pero los puertorriqueños en los Estados Unidos eran los que nos llamaban y nos decían pero viste en Jayuya, que no hay puente hace no sé cuánto tiempo.
Silvia: Ana Teresa tiene una imagen que se le quedó grabada, en Aibonito, donde ella creció y donde aún vive su padre.
Ana Teresa: La imagen del huracán que a mí más me impactó fue llegar a mi pueblo, ver a lo lejos una montaña, una montaña en la que antes habían muchas casitas, muchas casitas en las montañas. No quedaba nada, ni siquiera los escombros. O sea, el huracán se llevó las casas y fue tan amable que hasta limpió todo. Se lo llevó todo. Se llevó la madera, todo. Pero como eso está empotrado en las tuberías lo único que se veían eran los inodoros. Entonces tú imagínate una montaña con un montón de inodoros Ta, ta, ta, inodoro, inodoro. Y uno dice es que de verdad, cuando pasa algo así, lo único que te queda a la vista es la mierda.
Eliezer: Como si la isla se hubiera quedado desnuda. Se comentó mucho en esos días… Los árboles sin una sola hoja, permitieron… O mejor dicho obligaron, a los puertorriqueños a ver a su isla como nunca la habían visto.
Ana Teresa: urbanizaciones de gente muy rica que no sabía que vivía al lado de barrios muy pobres, porque había algunos arbustos bien chéveres que lo paraban todo. Pues esos arbustos… Ah, mira, es que, es que toda la vida hemos sido pobres y no lo sabíamos… ¡Sorpresa! Entonces ese… ese entendimiento que por la vía del descalabro económico ya estaba ahí, el huracán nos obligó a aceptarlo de forma literal.
Eliezer: Mientras tanto…
Ana Teresa: El gobierno experimentó un colapso total.
Silvia: Por cosas aparentemente sencillas, como por ejemplo, que los alcaldes en diferentes provincias no se podían comunicar con la capital porque no tenían un teléfono satelital y esta falta de capacidad de reacción, costó vidas. Miles de puertorriqueños fueron víctimas, no necesariamente del huracán en sí, sino del colapso que la tormenta trajo con ella.
Las primeras semanas después de María… el gobernador, joven, con poca experiencia y poco tiempo en Fortaleza, Ricardo Roselló…
Ana Teresa: Limitaba el conteo del número de muertos a la gente que murió porque le cayó un golpe de agua, porque le cayó un escombro y lo hizo morir.
Eliezer: Pero no todas las víctimas de María murieron así.
Ana Teresa: Hubo muchísima gente que murió en los hospitales porque no había electricidad para mantener un ventilador, que murió en los hospitales porque nunca llegó el camión del diesel para operar la planta eléctrica del hospital. Gente que murió porque no tuvo acceso a sus medicamentos, porque no había caminos para llegar a la farmacia, gente que murió… Bueno, la lista es larga, hay muchas muertes relacionadas al huracán y hubo mucho problema para poder certificar esas muertes vinculadas directamente al huracán.
Silvia: El colapso fue tal que las autoridades ni siquiera pudieron contar los muertos. La cifra inicial que se reportó fue de dieciséis muertos. Después de varios meses e investigaciones independientes, se llegó a otra cifra muchísimo más alta… cuatro mil seiscientos cuarenta y cinco.
Silvia: ¿Y cómo ha sido el proceso de reconstrucción? ¿Aún se ven los daños del huracán?
Ana Teresa: Sí. A cada rato, cuando llegas en el avión, puedes ver desde arriba los techos azules que son los toldos.
Eliezer: Lonas de plástico que ha puesto la gente encima de sus techos dañados por el huracán.
Ana Teresa: Y uno ve el toldo, pero lo que uno tiene que pensar con el toldo es que un toldo es un pedazo de tela un poquito más fuerte. Y cuando llueve, eso suena que parece que se te va a meter el agua adentro y se te mete. Entonces, ahora mismo que aquí llueve un día sí y el otro también, uno tiene que imaginarse cerrar los ojos y uno imaginarse que está en una casa en la que todavía ese sonido del agua que te va a caer encima está ahí. Entonces, esa es la realidad de muchísimas familias.
Ana Teresa: No tenía que costar tantas vidas, no tenía que morir tanta gente, no tenía que ser tan doloroso. El desastre natural fue lo suficientemente grande como para que entendiéramos. No necesitábamos el desastre político, pero el desastre político vino después.
Silvia: Después de la pausa, el desastre político, la tercera parte de la trinidad no santa que mencionó Ana Teresa al comienzo.
Eliezer: Ya volvemos.
Carolina Guerrero: Hola, soy Carolina Guerrero, directora ejecutiva de El Hilo.