La realidad del retorno (2)
Muy a pesar de todo, de que no me guste o algo así, yo las respeto.
Silvia: De lo que nos has contado de Orlando, creo que ya todos como que tenemos una idea en nuestra cabeza de cómo es Orlando, pero no sé si Carolina te describió cómo es Orlando ¿Qué piensa ella de él?
Mariana: Bueno, este… Carolina describe a Orlando como una persona soñadora, súper soñadora.
Carolina: Él tiene muchos sueños. Por eso le era tan difícil estar aquí en Venezuela sin poder satisfacer uno solo, sin poder cumplir una sola meta.
Mariana: Una persona impulsiva.
Carolina: Olvidadizo. Bueno, ni hablar, eso es un tema.
Mariana: Dice, y servicial.
Carolina: Por eso era tan preocupante, porque él es muy servicial. El está atento con otras cosas, de otras personas. Es buena persona, es muy buena persona. Tiene que controlar un poco eso.
Eliezer: Mariana Y al final, bueno, Orlando llegó sano y salvo a Venezuela ¿no? ¿Qué sintió Carolina cuando se enteró de que Orlando había llegado?
Mariana: Yo creo que no le cabía en el pecho tanta, tanta emoción.
Carolina: Cuando llegó a Venezuela fue una sensación única. Que creo que todavía la estoy viviendo. Creo que lloré. Llamé a mis hermanas que han sido sido un gran apoyo, mis hermanas, mi familia, en cuanto a superar la ausencia Orlando. Tal vez yo no sea muy expresiva con mis emociones. Pero es emocionante, la verdad que sí, saber que está aquí.
A mí no me importa verlo, te lo juro, yo lo que quiero es sentirlo. Sentir su ser, sentir a mi esposo, abrazarlo, sentir su piel, su calor, su respiración. Eso siempre ha sido y yo siempre le he dicho a Orlando: abrázame, no me importa si estás molesto, si estás… no quiero besos, yo no quiero nada, yo quiero un abrazo tuyo, sentirte. Un abrazo de esos reconfortantes, de los que te hacen saber que estás allí, que estás presente.
Silvia: Ya volvemos
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Mariana: Es él.
Silvia: Estamos de vuelta en El Hilo. En septiembre, dos meses después de su llegada a Venezuela, Mariana fue a conocer a Orlando.
Mariana: Yo fui a conocerlo los primeros días de septiembre. Era domingo, fui en la mañana, y ese día estaba lloviendo en Caracas. Fui en moto y nos tomó a mí y al motorizado como unos cuarenta minutos llegar desde donde yo vivo. Cuando finalmente dimos con la dirección exacta subimos una colina y ahí parado, frente a una casita amarilla, estaba Orlando esperando por nosotros.
Mariana: ¡Hola! Encantada, un placer ¿cómo estás?
Orlando: Bien, bien, bien.
Mariana: Y fue muy emocionante para mí, la verdad, porque es como finalmente conocer a un amigo por correspondencia, a alguien que sientes que conoces pero que en realidad nunca has visto.
Eliezer: Claro ¿Y él era como te lo imaginabas? Me imagino que después de hablar tanto tiempo con él te habrás hecho una idea acerca de cómo puede haber sido, digamos, ¿no?
Mariana: No era tal cual lo imaginaba. A veces uno, cuando ve la foto de WhatsApp de una persona es como que se te graba esa imagen, pero al final las fotos son tomadas en diferentes momentos de la vida y en este momento se ve que Orlando estaba mucho más gordito. Cuando me encontré me encontré con un hombre, un hombre flaco, y la verdad es que es más alto de lo que yo pensaba. De hecho fue una las primeras cosas que le dijo. Yo soy una persona que mide apenas un metro cincuenta y nueve y él debe medir metro noventa.
Silvia: Ese día, Orlando estaba usando una camiseta sin mangas. Y Mariana notó que en su brazo derecho tenía un tatuaje.
Mariana: Y la verdad es que no pensé que él sería la clase de persona que tendría un tatuaje. O sea, yo lo veía muy serio para eso. Y no significa que las personas serias no puedan tener tatuajes. Yo supongo que estas son imágenes erradas o prejuicios que uno se hace de la gente, que al final entran dentro de patrones y clichés. “Es un señor entonces no puede tener tatuajes”, pero sí, estas cositas me, me sorprendieron.
Mariana: ¿Te iba… te iba a preguntar cómo fue el reencuentro? O sea si me puedes como que medio…
Orlando: ¿Con el gato o con Carolina?
Mariana. Con Carolina…. Con los dos.
Orlando: No, bien, bien, muy bien. Claro que ella esperando como desesperada, toda pálida, y yo no sé por qué.
Eliezer: Ese día, Carolina madrugó.
Carolina: Me vestí con a las seis de la mañana, iba a bajar a comprar y él me llama como a las nueve, me voy, nos sacan de aquí ahorita.
Silvia: De un hotel en el centro de Caracas donde a Orlando le tocó hacer una última cuarentena de siete días.
Carolina: Bueno, eran las dos, tres de la tarde y nada, cuatro de la tarde y nada.
Mariana: Al llegar, el autobús no lo dejó en frente de su casa, sino en la estación de metro más cercana. Entonces él llama a Carolina, y Carolina le pide el favor a un vecino si lo podía recoger. Y este vecino fue en moto hasta abajo, porque ellos viven en una colina, a rescatarlo junto a la bendita maleta, como la hace llamar él, que pues cargó por dos países, tres países.
Orlando: Con la maleta esa loca.
Carolina: Aja… Pero si estaba ansiosa, muy ansiosa. Primero porque también sabes que está la norma de que el distanciamiento. Vienes de otro país, por mucho, vienes de otro lado, por mucha cuarentena que hayas hecho estuviste allá abajo, andamos todos paranoicos con él, entonces no sabía si abrazarlo, si saltarle encima, si alejarme… mandarlo a bañar, primero a ducharse. De verdad que uno, y pero no, se me olvidó el coronavirus. Un abrazo, una paz interna que tenía tiempo que no sentía.
Silvia: No se habían visto por casi un año. Según Carolina, ¿Orlando llegó cambiado después de toda esta experiencia?
Mariana: Ella me dice que sí, que bueno, lo primero y lo más impactante siempre es la parte física.
Carolina: Si dices que Físicamente, adelgazó muchísimo, muchísimo. En cuanto a actitud, es duro cuando tu te haces una meta y no la cumples. Es como cuando te raspan una materia en la universidad, se gradúan tus amigos y tú te quedaste como en la reválida. Yo no lo veo así, pero sí se nota. Sí, se nota. Hay una frustración.
Eliezer: Mariana, todos nuestros países han cambiado el último año, pero siempre da la impresión en América Latina de que ningún país cambia tan rápido como Venezuela ¿Te dijo Orlando cómo encontró el país?
Mariana: Orlando dice que se encontró el país peor, mucho peor de lo que estaba. Mucho más caro que cuando él se fue.
Orlando: Vivo sorprendido todos los días, totalmente sorprendido todos los días. Indiferentemente que Carolina siempre me tenía al día con respecto a cómo estaba la situación.
Mariana: Le impresionó mucho el uso del dólar. Cómo la economía se había dolarizado.
Orlando: Me cuesta mucho ver a la gente que cobra en dólares que no tienen ni la más mínima idea de lo que es ganarse un dólar trabajando.
Mariana: Encontró también diferente la situación de sus vecinos y amigos. La encontró como mucho más precaria que, que antes.
Orlando: El año pasado cuando me fui, que no se veía tanta gente vendiendo cosas de su casa. Todo lo están vendiendo, todo. Y abajo lo ves, los repuestos de cocina, venden licuadoras, vendes… Y se ve que están buenas de uso. O sea, no son cosas viejas como las que ves en el mercado de los corotos, pero aquí ves la gente que está vendiendo ropa y todo.
Eliezer: Vendiendo sus cosas para poder sobrevivir.
Silvia: ¿Qué ha estado haciendo Orlando desde que llegó? ¿Cómo son sus días ahora?
Mariana: Orlando dice que se encuentra completamente aburrido en su casa, que se le cae la casa encima, que no encuentra qué hacer. Y yo me imagino que tiene que ver con haber pasado mucho tiempo afuera y, o sea, afuera en el exterior. Y que él está empezando a vivir lo que el resto del mundo vivió hace meses y por meses. Lo que es una cuarentena, lo que es un encierro, lo que es vivir entre las paredes de tu casa.
Orlando: Tu sabes, que eso es lo que digo yo, que extraño. Que en el refugio, aunque no teníamos televisión, ni nada, ni siquiera internet, estabas en movimiento todo el día. Aquí yo tengo Netflix, tengo movistar tv, tengo directv, tengo internet y todavía no hallo qué hacer.
Carolina: No puedes enfrascarse nada más en la casa. Siempre le digo oye, sal por lo menos allá abajo y compras por lo menos un kilo de cambur, no sé, y te despejas porque en la casa también te embotas. Porque los primeros días de cuarentena para mi fue horrible, sola con el gato. Y cuando menos, no sé, es horrible estar solo en la casa encerrado.
Orlando: En cierto modo estábamos más tranquilos en esos refugios. Y eso lo extraño muchísimo. Te lo juro, de verdad que lo extraño muchísimo. Ya cuando llegas aquí que ves la realidad, ya te despertaste pues, te despertaste aquí.
Silvia: Caminó ¿qué? cientos de kilómetros, ¿no? ¿Tiene secuelas por haber caminado tanto?
Mariana: Sí, en especial una que a mí me pareció como un poco impresionante.
Orlando: Me quedé loco, como que las secuelas de la caminata. Se me están cayendo las uñas de los pies. Y al barbero le pasó, y yo dije ¿ve? ¿será un hongo?, y no. Si tuviera hongos, tuviera hongos en todo el pie. Y ahora a mí.
Eliezer: ¿Ha tenido otras noticias del grupo, se sabe que pasó con ellos después de llegar a Venezuela, más allá de que algunos se le cayeron las uñas también?
Mariana: Me dice que ha estado en constante comunicación con ellos, que siempre tratan de… de hablar.
Orlando: Y te cuento que hoy estaba conversando con el grupo. Con Roselyn, con todos, con el barbero, con toda esa gente.
Mariana: Que también están como enfrentándose con la realidad, pero que muchos están pensando en volver, o sea volver a marcharse.
Orlando: Muchos de ellos se van a devolver.
Mariana: Me comenzó a nombrar a sus compañeros del grupo, y los planes que tenía cada uno.
Orlando: El barbero. Imagínate el barbero.
Mariana: Que también es carnicero, pues le va mejor cortando pelo que vendiendo carne.
Orlando: Roselyn también, y eso que tiene tres motos y todo eso y me dice Orlando nada.
Mariana: Tres motos que podrían dar mucho dinero pero no se han podido ni vender.
Orlando: José Gregorio. Ayer hablé con él.
Mariana: No encuentra trabajo y no sabe qué hacer.
Orlando: Estoy pensando en devolverme, me dijo. Aunque sea para Colombia.
Silvia: Y los planes de Orlando no son tan diferentes… Le dijo a Mariana que su nueva meta es llegar a Estados Unidos.
Mariana: A mí, toda esta conversación con Orlando me ha hecho mucho pensar en esta noticia.
Noticiero: Al menos veinte cadáveres flotando en el mar fueron hallados por las autoridades de Venezuela.
Mariana: Irónicamente, el 6 de diciembre, el día de unas elecciones parlamentarias en que casi nadie participó, habían zarpado dos barcos rumbo a Trinidad y Tobago.
Noticiero: Las víctimas, habían salido de Güiria, estado Sucre, en Venezuela.
Mariana: Y ahora, una semana después es que el mar está escupiendo esos cadáveres descompuestos, hinchados y comidos por la sal. Y es que, para mí la historia de Orlando no acaba aquí. La historia de la migración venezolana no acabó por la pandemia y el número de retornados en realidad es ínfimo si lo comparamos con el número de venezolanos que se fueron alguna vez. Y es que la gente, como seguimos viendo, se sigue yendo.
Eliezer: Y Mariana ¿qué significa entonces una historia como la de Orlando en una época en la que, como tu cuentas, miles de venezolanos siguen arriesgando sus vidas para irse?
Mariana: Pues, la verdad para mí se me hace muy extraño porque es como reportar sobre una, sobre una dualidad. Sobre dos cosas, sobre una persona volviendo a casa cuando al mismo momento, quizás que él entraba, otras seguían saliendo. Orlando regresó para encontrarse con el país que estas personas están dejando. Estas personas que se ahogaron, se ahogaron en el mar pero la verdad es que ya estaban ahogadas de cierta manera y ahogadas por un país que para muchos ya no es digno, o sea no es digno vivir aquí.
Silvia: Antes de cerrar, queremos agradecerles. Este es nuestro último episodio del año… el último de este primer año de El hilo. En estos casi cuarenta episodios, les hemos traído historias de dieciocho países.
Eliezer: A pesar de la extraña y complicada situación de este año, decidimos de todos modos lanzar este proyecto, en el que veníamos trabajando hace más de un año, y estamos sorprendidos y agradecidos de cómo lo han recibido, de lo mucho que nos han acompañado y escuchado.
Eso es gracias a todos ustedes.
Silvia: Entonces, volvemos el 15 de enero. Saludos y que el año que viene sea mucho mejor que este.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Elías González, Desirée Yépez, Paola Alean, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. La música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.
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Yo soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas, gracias por escuchar.