09 / 20. HERMANO ORO
LAUDATO SI
El cuidado de la casa común
Alabado seas
Capítulo 9. HERMANO ORO.
FRANCISCO La paz con ustedes que me escuchan. Paz y bendiciones. Soy Francisco de Asís. Amigo de los pobres y enemigo de las riquezas. Yo viví hace mucho tiempo. Hace 800 años. Nací y me crié en Italia. Por entonces, todavía no se conocían las tierras de América. Me contaron que hace 500 años fue un italiano como yo, un tal Colón, el que las descubrió. Y que después vinieron misioneros a evangelizar estas tierras, a bautizar a los indios…
ORO ¡Calla, Francisco!... ¿Qué estás diciendo? Te equivocas completamente.
FRANCISCO ¿Quién me habla, quién me manda a callar?
ORO Yo, Francisco. Te hablo desde el fondo de la montaña. Pero como tú tienes buenos oídos y sabes hablar con las criaturas de Dios, me escucharás.
FRANCISCO Te escucho, pero no sé quién eres…
ORO Soy… oro.
FRANCISCO ¿Oro?
ORO Sí, el oro. Ese metal amarillo y brillante, reluciente… ¡oro!
FRANCISCO Pues, mira, yo nunca había hablado con metales… Y si te soy franco, nunca fui muy amigo tuyo… Pero, dime, ¿por qué me mandaste a callar, hermano Oro? ¿Por qué dices que me equivoco?
ORO Porque ese tal Colón no descubrió nada. Estas tierras que ahora estás pisando estaban descubiertas hace miles de años. Miles de pueblos las habitaban. Los españoles no descubrieron. Conquistaron, invadieron. ¿Sabes a quién buscaban por estos lados del mundo?
FRANCISCO Dímelo tú, hermano Oro.
ORO Me buscaban a mí.
MUJER Era una fiebre de oro. A los indios del Caribe les cambiaron oro por espejitos. En México, parecían puercos furiosos buscando oro. En Perú, destruyeron templos sagrados, todo lo convertían en barras de oro. Lo buscaban en lagunas, en selvas, hasta en el fondo de los volcanes. Se inventaron que había una ciudad de oro y enloquecieron para encontrarla. Ladrones, eso fueron.
FRANCISCO Pero, al menos, con esos ladrones vinieron misioneros a evangelizar a estos pueblos…
ORO No, Francisco, no te vuelvas a equivocar. Sí, no lo niego, algunos fueron buenos. Pero la mayoría les hacían el juego a los invasores… La espada en una mano, la cruz en la otra… Arrasaron los poblados, violaron mujeres, mataron con pólvora…
FRANCISCO Lo que me cuentas me estremece el corazón.
ORO Me han dicho que hay un Papa en Roma, que se llama Francisco como tú, que ha denunciado lo que pasó.
Dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:
Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.
cFRANCISCO Por lo que oigo, también él se ha indignado con esas noticias antiguas.
ORO Te equivocas otra vez, Francisco. No son antiguas, son de ahora, de ahora mismo. Los ladrones solo cambiaron de nombre. Ahora se llaman corporaciones de Canadá, empresas de China, de Estados Unidos…
FRANCISCO ¿Y qué hacen estos nuevos?
ORO Lo mismo. Me buscan a mí, buscan a mi pariente el cobre, a mi pariente el hierro, a mi primo el carbón… ¡Extractivismo! Eso hacen, nos “extraen”, nos sacan de la tierra, saquean estos países. ¿Sabes cómo se llama este lugar en el que estás?
FRANCISCO La verdad que no, hermano Oro…
ORO Se llama Cajamarca, en el norte del Perú. Aquí cerquita está la mina de oro más grande de América. Pero si vas a México, a Argentina, a Brasil, a Colombia, a Chile, a Honduras, a Panamá, a toda Centroamérica, a Ecuador, a Bolivia, al Caribe… Minas de oro y de metales por todas partes…
FRANCISCO ¿Y cómo te sacan de la tierra, hermano Oro, si vives tan escondido?
ORO Ya no es como antes, Francisco, cuando abrían túneles. Ahora remueven montañas enteras, hacen cráteres gigantes, muelen millones de toneladas de tierra… Y luego, para separar el polvo de oro de esa tierra gastan enormes cantidades de agua.
LOCUTORA La mina La Alumbrera, en el norte de Argentina, consume 100 millones de litros diarios de agua, más de lo que bebe toda la población del país en ese día.
LOCUTOR La mina Marlin en Guatemala gasta 250 mil litros de agua por hora, la misma cantidad que necesita una familia campesina en 30 años.
ORO Y esa agua que usan la mezclan con cianuro, con mercurio, con arsénico… El agua queda envenenada y se filtra al suelo. El agua ya no sirve para beber y el suelo ya no sirve para sembrar.
FRANCISCO Pero, dime, hermano Oro… ¿la gente que vive en esos lugares está de acuerdo?
[...]
ORO ¿Cómo van a estar de acuerdo? Pero estas empresas no les consultan a las comunidades. Solo se arreglan con los gobiernos y con los banqueros…
FRANCISCO Compran conciencias…
ORO Los gobernantes de derecha y también los que se llaman progresistas todos hacen lo mismo. Dicen que así se desarrollan nuestros países, que somos mendigos sentados sobre un saco de oro. Pero el oro que sacan las empresas se lo llevan fuera.
FRANCISCO ¿Y al país qué le queda?
ORO Limosnas. Migajas. Niños enfermos, cáncer, violencia, cantinas, prostitución… Eso es lo que les queda a las comunidades que viven junto a esas minas. Las llaman “minas a cielo abierto”.
FRANCISCO A infierno abierto querrás decir. Disculpa, hermano Oro, quiero hacerte una pregunta indiscreta. Tú... ¿tú para qué sirves?
ORO Para nada, Francisco. Para hacer joyas. El agua vale más que yo.
FRANCISCO Es cierto, porque el agua se bebe, pero el oro no se come.
ORO Te cuento un secreto. La mayoría, la inmensa mayoría del oro que sacan de estos agujeros enormes va a parar a otros agujeros. A las bóvedas de los bancos.
FRANCISCO El dios dinero, el estiércol del diablo. ¿Y tú que querrías, hermano Oro?
ORO Quiero que se olviden de mí. Que se adornen con plumas de colores. O con cristales, que también brillan.
FRANCISCO ¡Laudato Si!… ¿Minería…? ¡Minería No!
Dice el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si, Alabado Seas:
Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre… Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente, al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener. (Laudato Si 51)
Y dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:
Se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje. Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba “el estiércol del diablo”. La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ése es el estiércol del diablo.